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Última función
Información del libro
En este libro decantado y sugerente, Marcelo Uribe ofrece al lector un esclarecedor encuentro con poemas profundos y enigmáticos. Última función es un libro poblado de talismanes que convocan la inmersión en espacios reales hasta que algo de los transforma en mundos oníricos que continúan sin ninguna transición. Breves parcelas de experiencia sobreviven, no en sus vestigios, sino en la ausencia que producen: el vacío de los objetos es en cierta forma su reverso, y la ausencia es también una forma delicada de la inmediatez táctil. A partir de cuadros de Mark Rothko y Edward Hopper, entre muchos otros, del encuentro con elementos de la naturaleza y del mundo que nos rodea, de la arquitectura metafísica de las casas que habitamos, Uribe fija un amplio dictado, antes que por la memoria, por la fragilidad de algún recuerdo capaz de borrar los colores. Así, el poeta nos señala el telón de olvido y de contundente presencia que cae tras la última función; el espacio de silencio en que el poema aspira a decirse.
Preguntas frecuentes
Información
El silencio del horizonte
Eco
la música es el desorden del silencio
que bebe sus notas destiladas,
la música es un viento sin labios
que se refugia en el silencio,
la música es el tiempo del silencio.
se habrá ido la música.
El silencio, como la música,
es repetición
y fuga,
pérdida en sucesión
en las plazas y calles.
En el eco dialogan y languidecen
el deseo del silencio y el deseo de la música.
El eco es la seducción del silencio.
Día de muertos San Antonino, Oaxaca
finamente pulida
que adorna las tumbas
se encajan pétalos brillantes
–quebradizos–
de siemprevivas.
Minuciosos enjambres de colores
para celebrar cada muerte.
Las velas dejan escapar
hilos negros de humo
hacia la noche.
Muchos bailan
la claridad plena del mezcal.
Desde el espejo hueco
de la luna entera
tus ojos cerrados me bañan
con su polvo de luz.
la gente sigue bailando,
los niños corren entre las flores.
A lo lejos,
en la cima apenas adivinada
de Monte Albán
los dioses hablan
cubiertos de joyas
de jade, de turquesas,
oro y huesos de jaguar
que cuentan historias
delicadas.
Eterno retorno
donde siempre te estaré
escuchando por primera vez.
Historia de las desapariciones
que desaparece de la luz.
El peso justo de un ademán
que se demora
en una respiración reconocible
que se adormecen,
de la noche que susurra.
y sin cesar se irá por el cielo que pierdes
hacia el horizonte invisible.
en el centro de los cuerpos.
Al final de la noche
un mínimo reguero
de apagadas piedras preciosas
al final de la noche,
los velos de su oscuridad.
Fantasma negro
que no termina y merodea
las voces apenas delineadas.
Una mano borra su rumor
al pasar, los ojos callan.
Había sólo luces adivinadas,
que corrían como un filo
sobre el cuerpo.
de la luna recorre
la noche que huye.
que vuelve
en este roce insomne de voces.
Nadie, nadie hasta lavar todo
vestigio en manantiales
de ciega agua.
Tiempo transcurrido
hay una fotografía colgada
que mira al infinito
donde todo se desvanece,
todo se desmorona.
Anoche Sobre la voz de Tom Waits
soñé que soñaba
a través de la ventana
al otro lado del parque.
La tierra bebe el goteo de
una llave lenta.
Una ventana se empapa
del calor del verano
moviéndose en la luz neón
de un cuarto que se enciende,
se extingue, no está.
Una puerta se abre
y salta un gato hacia el pasillo.
Una orquídea lavanda sobre el pecho
donde escucho tu sonrisa de champaña
–un banjo toca tango.
Te pierdo mientras desapareces
a la hora de la pesadilla y media.
Tres dobles oblicuos
cada uno es su doble.
Alguien quedó atrás.
Un viaje teñido de azul
como una huida.
Índice
- Cubierta
- Créditos
- Portadilla
- Portada
- I. Guía de sala
- II. La sombra roja
- III. El silencio del horizonte
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