El ministerio de mujeres
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El ministerio de mujeres

Para bendecir la iglesia local

Catherine Scheraldi, Catherine Scheraldi

  1. 196 páginas
  2. Spanish
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El ministerio de mujeres

Para bendecir la iglesia local

Catherine Scheraldi, Catherine Scheraldi

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Índice
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Información del libro

Dentro de la iglesia estadounidensede de habla inglesa, existen múltiples modelos sobre cómo iniciar un ministerio de mujeres, pero no es igual para la iglesia de habla hispana.
Aunque todos somos una familia en Cristo y compartimos necesidades comunes, existen diferencias culturales que prescriben diferentes formas de acercarse al ministerio y este concepto se aplica a las mujeres latinas. Lo que se suma a la dificultad de este proceso es que dentro de América Latina hay una multitud de culturas diferentes; por lo tanto, cada iglesia necesitará evaluar sus necesidades y adaptar el ministerio a su congregación.
En este sentido, no se trata de un modelo de ministerio de «copiar y pegar». Lo que cada iglesia necesita hacer es estudiar lo que otros han hecho y luego adaptarlo a sus necesidades. El ministerio de mujeres: Para bendecir la iglesia local, es un recurso útil que puede impulsar a las mujeres a desarrollar los ministerios de mujeres en sus iglesias. Efesios 2: 10 nos asegura que Dios tiene un plan para cada creyente y, por lo tanto, también tiene un plan para cada iglesia, por lo que nuestro papel es descubrirlo.
Como Cristo es la cabeza de la iglesia (Ef. 5: 23), y ha colocado a cada miembro en la iglesia como lo desea (1 Cor. 12: 18), entonces es Él quien está orquestando el trabajo en su iglesia local. Nuestro deber es buscar Su dirección. Within the English-speaking American church, there are multiple models on how to start a women's ministry, but the same is not true for the Spanish-speaking church. Although we are all one family in Christ and share common needs, there are cultural differences that prescribe different ways of approaching ministry and this concept applies to Latina women. What adds to the difficulty of this process is that within Latin America itself there is a multitude of different cultures; therefore, each church will need to assess their needs and adapt the ministry to their congregation.
In this sense, it is not about a "copy and paste" ministry model. What each church needs to do is study what others have done and then adapt it to their needs. Un ministerio para las mujeres: Para bendecir la iglesia local, is a useful resource that can act as a jumpstart to help womwn develop women's ministries in their churches.
Ephesians 2: 10 assures us that God has a plan for each believer and, therefore, He also has a plan for each church, so our role is to discover it. Since Christ is the head of the church (Ephesians 5: 23), and He has placed each member in the church as He wants (1 Corinthians 12: 18), then it is He who is orchestrating the work in your local church. Our duty is to seek His direction.

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Información

Editorial
B&H Español
Año
2020
ISBN
9781087722726
Capítulo 1
¿QUÉ ES EL MINISTERIO DE MUJERES Y POR QUÉ ES NECESARIO?
Engrandeced al SEÑOR conmigo, y exaltemos a una su nombre.
—Salmo 34:3
Dios creó a Adán y Eva a Su imagen (Génesis 1:27), y aunque les dio roles diferentes, el propósito de cada uno era representar a Dios en la tierra. Nuestro Dios es infinito, pero nosotros, no. Él tiene todas las virtudes de ambos sexos, masculino y femenino, y como nosotros no somos capaces de reflejar todo lo que Él es, Dios creó dos sexos diferentes, cada uno con diferentes características Suyas; y cuando nos complementamos el uno al otro, el mundo tiene una imagen más completa de Él.
Sin embargo, con la entrada del pecado, algo que era natural antes de la caída —representarlo—, se volvió no solamente difícil, sino imposible, porque el corazón pasó de estar sano a volverse engañoso y la mente se entenebreció, produciendo así una distorsión tal en nuestra manera de pensar, que reflejar a Dios resulta contrario a nuestra naturaleza. Desde entonces, los seres humanos tenemos la necesidad de aprender cómo glorificarlo. Debido a que ahora nos resulta imposible, Dios nos regaló Su Espíritu Santo para morar en nosotros (1 Cor. 3:16) y así darnos la mente de Cristo (1 Cor. 2:16).
Aunque los principios bíblicos son iguales para cada sexo, debido a que somos tan diferentes, la forma de llegar al corazón de las mujeres es distinta a la de alcanzar a los hombres, por lo que el ministerio de mujeres puede ayudarlas en su proceso de santificación en formas más efectivas que las reuniones mixtas. Esto complementará y completará lo que aprendemos en los servicios de adoración del domingo. No estoy minimizando el servicio dominical, sino explicando que nuestro ministerio puede ayudar a las mujeres a poner en práctica justamente la doctrina predicada cada domingo.
Como mujeres, nuestra esencia es la conexión. El Salmo 144:12 nos enseña: «Sean […] nuestras hijas como columnas de esquinas labradas como las de un palacio». La palabra hebrea para columnas es zavít que significa «conectadora». Dios nos creó como «Ezer»; es decir, ayuda idónea, y obviamente esto es algo que no puede ser realizado en aislamiento. Por tanto, si limitamos nuestra participación al servicio dominical, nos privamos a nosotras mismas y a la iglesia de bendiciones que Dios quiere otorgar a través de los dones que Él ha puesto en nosotras y por medio del fruto del Espíritu que Él desarrolla en cada uno de Sus hijos.
Entendemos que la cantidad de participación de cada mujer en la vida de la iglesia dependerá mucho de la etapa en que se encuentra y del desarrollo de su familia. Por ejemplo, mujeres con niños pequeños o enfermos, o con miembros de la familia en una etapa donde dependen mucho de nosotras, el tiempo para participar puede ser limitado; pero, primero, no debemos sentirnos culpables por esto; y, segundo, no debemos alejarnos totalmente, porque la necesidad de koinonía y la ayuda que las hermanas pueden proveer hace la vida más productiva y placentera. Al igual que los hombres, las mujeres necesitan aprender la sana doctrina y al mismo tiempo saber aplicarla a sus vidas (Tito 2:3-5). Nosotras somos «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa» (1 Ped. 2:9) y por esto necesitamos aprender a vivir «de una manera digna de la vocación» con que hemos sido llamadas (Ef. 4:1). Aunque Dios es omnipresente, una de las formas como Él se manifiesta es a través de Su pueblo, y el contacto con las hermanas enriquece nuestra vida cristiana (Heb. 10:23-25).
¿Cuál será la mejor manera de compartir unas con otras mientras aprendemos a vivir para Cristo? ¡Un ministerio de mujeres! Pues nos da una oportunidad de compartir como hermanas en la fe, fundamentadas en nuestra relación común con Cristo y con el propósito de fortalecer la relación con Él y con cada una, mientras pasamos nuestro legado a la próxima generación (Tito 2:3-5).
Si la misión de la iglesia es glorificar a Cristo a través de evangelizar, discipular, ayudar a santificar y animar o estimular a los creyentes para «pelear la buena batalla» y ser fieles hasta el final, entonces necesitamos oportunidades donde podamos cumplir estas funciones. Con una vista panorámica aun superficial, es obvio que cada sexo hace las mismas tareas pero en diferentes formas, por lo cual, proveer oportunidades a cada sexo para hacerlo fortalecerá la iglesia. Las mujeres necesitan tener oportunidades de aprender las Escrituras, donde puedan hacer preguntas, compartir las dudas, confesar y pedir ayuda, y luego aplicar lo que han aprendido. Como cristianas que creen en la complementariedad, las mujeres no solamente pueden, sino que deben contribuir al cumplimiento de la visión de la iglesia en formas en que los hombres no lo harían. Mujeres con doctrina sana y sólida pueden ayudar a los líderes aportando una perspectiva femenina a las diferentes situaciones donde se encuentran.
La palabra griega utilizada para ministerio es diakonéo y significa «servir». Así, el ministerio de mujeres es un lugar donde las líderes sirven a las mujeres y, al mismo tiempo, enseñan a otras a servir de una forma bíblica. Aunque tengamos tiempos de entretenimiento, no se trata de un club social, sino de un lugar donde aprendemos a hacer todo para la gloria de Dios (1 Cor. 10:31). Cada una de nosotras aprende a través de leer y estudiar la Palabra, y también por oír las Escrituras en prédicas y conversaciones, pero cuando vemos en acción todo lo que hemos leído y oído, lo que aprendimos se solidifica en la mente y en el corazón. Es cierto que, en muchos casos, las acciones hablan más que las palabras.
El ministerio de mujeres debe crear lugares seguros donde las mujeres heridas puedan encontrar sanidad, aceptación y consejo. Lugares donde las mujeres confundidas o con problemas encuentren a otras que las escuchen, les adviertan, las aconsejen, las fortalezcan, oren por ellas (Sant. 5:16) y caminen junto a ellas atravesando las tribulaciones de la vida (Gál. 6:2). Lugares donde puedan crecer y florecer amistades profundas, vinculándolas para glorificar a Dios (Prov. 18:24). Lugares donde las mujeres puedan identificar sus dones y habilidades y ser equipadas y animadas para usarlos (1 Cor. 12:7). Y finalmente, el ministerio de mujeres debe crear un lugar donde aprender las Escrituras. El ministerio no es un fin, sino una herramienta para ayudar a las mujeres a cumplir el llamado que Cristo tiene para cada una (1 Cor. 12:12).
Como dijimos en la introducción, cada iglesia es diferente, por lo que el ministerio lucirá distinto en cada una. Pueden tener grupos pequeños, retiros, estudios bíblicos, tiempos de oración en grupos grandes o pequeños y diferentes equipos de servicio, como en la escuela dominical, en evangelización, en misiones, cárceles, consejería, cuidado de niños, ministerios para adolescentes, a las personas de la tercera edad, a los enfermos, actos de misericordia, parejas con hijos pequeños, mujeres recién casadas o parturientas, manualidades, etc. La lista es interminable y dependerá de las oportunidades de servicio que el Señor haya presentado en cada iglesia.
Para resumir, el ministerio debe incluir a todas las edades, sin importar la nacionalidad o estatus económico, brindar oportunidades para aprender la Palabra de Dios (2 Tim. 2:15) y aplicar lo aprendido mediante el servicio (1 Ped. 4:10), el apoyo mutuo (Ecl. 4:10), tiempo para socializar y crear amistades piadosas con otras hermanas (Heb. 10:25), pasar el legado bíblico a la próxima generación (Tito 2:3-5) y evangelizar (Mat. 28:19-20).
Nuestra meta con el ministerio y también de manera personal debe ser glorificar a Dios en todo, ministrando y equipando a otras para glorificarlo a Él, y al hacerlo, estaremos haciendo lo que leemos en el Salmo 86:12: «Te daré gracias, Señor mi Dios, con todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre».
Capítulo 2
LA TEOLOGÍA DETRÁS DEL MINISTERIO DE MUJERES
LA TEOLOGÍA
Comenzaremos por establecer a qué nos referimos cuando usamos el termino teología. La teología es el estudio de la naturaleza de Dios. Cuando mencionamos la teología detrás del ministerio de mujeres, nos referimos específicamente a articular la unidad de todos los textos bíblicos que nos dan base para desarrollar en nuestras iglesias un ministerio de mujeres. Y para esto, necesitamos dominar lo que nos enseña la Biblia sobre el rol de la mujer en la iglesia y en medio de la comunidad en general.
Hoy en día, vemos cómo incluso los cristianos han tergiversado el rol de la mujer. Por un lado, algunas iglesias le dan a la mujer atribuciones que Dios no le ha asignado, como por ejemplo el pastorado de una iglesia. Por otro lado, hay otras congregaciones que relegan el rol de la mujer a uno de pasividad en su participación en la iglesia.
El llamado a formar la iglesia y a hacer vida de iglesia es tanto para el hombre como para la mujer cristiana. Y si bien no hay ningún capitulo o versículo en la Biblia que nos hable específicamente de la formación de un ministerio de mujeres (así como tampoco lo hay para la escuela dominical, consejería, bodas, etc.), sí encontramos en la Biblia múltiples mandatos de Dios para todos los cristianos —hombres y mujeres— de discipular, ministrar y compartir el evangelio. ¡Nuestro servicio a Su cuerpo se traduce en adoración a nuestro Dios!
La iglesia es el cuerpo unido de Cristo, constituida por todos los creyentes nacidos de nuevo, todos con dones y talentos diferentes para dar a la iglesia una diversidad necesaria para la ejecución de Su obra en la tierra (Rom. 12:6-8; 1 Cor. 12:12-31). Esto lo podemos ver también en Efesios 4:11-12: «Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo». Y Romanos 12:6 nos instruye a que «teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos».
Y aun cuando con estos versículos buscamos reforzar que el llamado a evangelizar, discipular y ejecutar Su obra en la tierra es dado tanto a hombres como mujeres, no significa que con este impulso a que las mujeres participen en Su obra estemos desplazando el liderazgo masculino. Simplemente, estamos reforzando algo que ya vemos que se practicaba en la iglesia primitiva. Por ejemplo, en Filipenses 4:3, cuando Pablo se refiere a dos mujeres que trabajaron junto a él proclamando el evangelio. Otros pasajes del Nuevo Testamento afirman lo mismo.
Defendemos el llamado que Dios le dio al hombre para liderar en el hogar y en la iglesia y a la mujer a someterse a dicho liderazgo (Gén. 3, Ef. 5, 1 Cor. 11). Lo que planteamos aquí es que todos los mandatos de Dios de que todos Sus hijos se involucren en Su obra nos sirven para sustentar los beneficios de la formación de un ministerio de mujeres.
Aunque claro está, el pasaje que mejor sustenta la creación de un ministerio de mujeres es Tito 2:4-5, cuando Pablo exhorta específicamente a las mujeres mayores a enseñar a las más jóvenes a vivir su femineidad según el diseño de Dios. Anima a que aquellas mujeres de maduras convicciones cristianas puedan alentar a otras más jóvenes en la fe, a desarrollarse en la importante profesión de esposa, madre y administradora del hogar según los lineamientos bíblicos.
Sin faltar el respeto a la autoridad del hombre ni desobedecer los lineamientos dados por Dios para el funcionamiento de la iglesia (1 Tim. 2:11-12), hay diferentes funciones y niveles de liderazgo en los cuales la mujer puede y debe involucrarse, tanto en la casa como en la iglesia. Entre otras, algunas áreas de enseñanza, organización, administración, servicio y oración. El liderazgo bíblico del hombre da espacio a que la mujer pueda involucrarse en la ejecución de las diferentes funciones, sobre todo en lo concerniente al discipulado y la enseñanza de mujeres.
En Proverbios 31:10-31, donde encontramos la descripción de la mujer virtuosa, vemos que ella tenía a su cargo muchas responsabilidades aparte de sus trabajos domésticos. También realizaba tareas en el campo, elaboraba tejidos, confeccionaba ropa y tenía un rol muy importante como maestra y orientadora de sus hijos (Prov. 1:8). Igualmente podemos hacer referencia al rol protagónico de otras mujeres, como la reina Ester y la profetisa Débora en el Antiguo Testamento, así como de la discípula Dorcas (Hech. 9:36) y la diaconisa Febe (Rom. 16:1-2).
Es decir, dentro de la vida de iglesia hay un espacio de servicio y de enseñanza idóneo para ser llenado por la mujer; en especial, instruir en la sana doctrina a otras mujeres para que aprendan sobre la femineidad bíblica, su rol como mujer según el diseño de Dios. Por supuesto, siempre promovien...

Índice

  1. Introducción
  2. Capítulo 1: ¿Qué es el ministerio de mujeres y por qué es necesario?
  3. Capítulo 2: La teología detrás del ministerio
  4. Capítulo 3: El ministerio de mujeres: cómo ayuda al pastor y a la iglesia
  5. Capítulo 4: ¿Cómo lo hago? La logística en un ministerio de mujeres
  6. Capítulo 5: La necesidad de la oración
  7. Capítulo 6: Identifiquemos el liderazgo
  8. Capítulo 7: La mentoría: Tito 2
  9. Capítulo 8: La importancia de los grupos pequeños
  10. Capítulo 9: Cómo ministrar a las jóvenes a través de un ministerio juvenil
  11. Capítulo 10: El ministerio de consejería bíblica: una herramienta que reta al crecimiento
  12. Capítulo 11: Solteras, divorciadas y el ministerio de mujeres
  13. Capítulo 12: Cómo incluir evangelización y discipulado en el ministerio de mujeres
  14. Capítulo 13: La bendición de las redes sociales
Estilos de citas para El ministerio de mujeres

APA 6 Citation

[author missing]. (2020). El ministerio de mujeres ([edition unavailable]). B&H Publishing Group. Retrieved from https://www.perlego.com/book/2693755/el-ministerio-de-mujeres-para-bendecir-la-iglesia-local-pdf (Original work published 2020)

Chicago Citation

[author missing]. (2020) 2020. El Ministerio de Mujeres. [Edition unavailable]. B&H Publishing Group. https://www.perlego.com/book/2693755/el-ministerio-de-mujeres-para-bendecir-la-iglesia-local-pdf.

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[author missing] (2020) El ministerio de mujeres. [edition unavailable]. B&H Publishing Group. Available at: https://www.perlego.com/book/2693755/el-ministerio-de-mujeres-para-bendecir-la-iglesia-local-pdf (Accessed: 15 October 2022).

MLA 7 Citation

[author missing]. El Ministerio de Mujeres. [edition unavailable]. B&H Publishing Group, 2020. Web. 15 Oct. 2022.