Tiempo de Mirar
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Tiempo de Mirar

  1. 164 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Detalles del libro
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Índice
Citas

Información del libro

Wendy Ann Greenhalgh reflexiona aquí sobre cómo el dibujo es capaz de crear una conexión profunda con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, y cómo puede ser algo tan natural como respirar. También nos revela cómo los artistas pueden redescubrir el placer lúdico del dibujo y cómo incluso aquellos que solo hacen garabatos pueden experimentar con ello un gran bienestar.

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Sí, puedes acceder a Tiempo de Mirar de Wendy Ann Greenhalgh, Eva Cruz, Eva Cruz en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Art y Art Techniques. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Siruela
Año
2018
ISBN
9788417308735
Edición
1
Categoría
Art
Categoría
Art Techniques
CAPÍTULO 1
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SOLO DIBUJAR

Lo maravilloso del camino del dibujo con atención plena es que es un camino completamente práctico. Ya seas joven o mayor, rico o pobre, al margen de tu cultura o de tu género, todos podemos experimentar esta práctica de atención plena activa y creativa. Es un proceso dinámico que nos invita a relacionarnos con conciencia no solo con nuestras mentes, sino también con nuestros cuerpos, con todo nuestro ser. Lo único que hay que hacer es dibujar, sencillamente, y todo lo demás vendrá solo.
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SOLO DIBUJAR
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Entonces, ¿cómo iniciar este sendero del dibujo con atención plena? La verdad es que probablemente hayamos dado ya con él a través de los garabatos, pues en esta práctica tan fácil se contienen muchas de las verdades profundas de la atención plena y el dibujo.
Sin embargo, la palabra «garabatear» hace que todo suene un poco desechable, ¿no? Tal vez no te suene igual la expresión «solo garabatear» que «solo dibujar». A lo mejor te parece algo menos zen, un poco más mundano. Pero no subestimes el garabatear solo por el nombre. Vayamos, en cambio, al corazón del potencial del garabateo haciéndole la misma pregunta que le hacíamos al dibujo. ¿Qué sucede cuando garabateamos? ¿Qué está pasando? La respuesta es que garabatear es dibujar sin ningún objeto concreto en mente, sin objetivo, sin aspiraciones. Es una especie de producción de trazos completamente instintiva, y como tal tiene algunas ventajas singulares, y mucho que enseñarnos acerca de la atención plena.
EJERCICIO DE DIBUJO
GARABATEAR CON ATENCIÓN PLENA
*
Probemos con un sencillo ejercicio de dibujo. Te sugiero que empieces a hacerlo durante unos cinco o diez minutos.
• Coge un papel de tamaño A4 y un lápiz o un rotulador. Siéntate cómodamente, sosteniendo el lápiz como harías de normal. Mantén la punta apoyada en el papel y cierra los ojos.
• Tómate unos momentos para centrarte en la sensación del lápiz entre los dedos. Esto es algo que hacemos casi todos los días: escribimos, apuntamos cosas, firmamos, pero muy rara vez prestamos atención a la sensación del lápiz entre los dedos.
• Prueba a ver si notas los diferentes lugares en los que el lápiz se apoya contra tu piel. ¿Descansa sobre un nudillo o sobre las almohadillas blandas de tus dedos? ¿Su superficie es áspera o suave? ¿Qué sensación te produce? Experimenta con el modo en que coges el lápiz. ¿Estás apretando, o lo sostienes de forma suelta y relajada? ¿Puedes aflojar o apretar el agarre para sentir que sigue bien apoyado pero aún así relajado?
• Empieza a hacer algunas formas simples en el papel, todavía con los ojos cerrados. Haz formas tan solo porque es agradable hacerlas. Tal vez sean círculos continuos o espirales, zigzags, líneas rectas, líneas curvas, formas geométricas, cualquier cosa está bien, ya sea una sola o una combinación de varias.
• Mantén los ojos cerrados y resiste la tentación de mirar. No intentes dibujar nada en particular: no estás dibujando a partir de la realidad ni a partir de tu imaginación, sino que solo estás haciendo garabatos, dejando trazos que te salen de forma instintiva y disfrutando.
• Cuando sientas que te estás cansando o aburriendo de dibujar de una manera, cambia y empieza a hacer algo diferente. Vuelve constantemente a la sensación de tu mano dibujando, rozándose con el papel, sosteniendo el lápiz. Sigue dibujando, sigue garabateando solo lo que te haga sentir bien, esas formas que de manera instintiva te salen.
Fuera de la cabeza y dentro del cuerpo
Hay dos cosas en especial que suceden cuando hacemos garabatos, que, en combinación, conforman una práctica de atención plena.
En primer lugar, liberada de la exigencia de que nuestro dibujo parezca algo concreto, e inmersa en la realización de algo agradable y natural, la voz que tenemos en nuestra cabeza, que podría empezar a hablar, diciéndonos que no sabemos dibujar, o que lo que estamos haciendo no está nada bien, resulta eficazmente silenciada. No hay nada a lo que nuestro crítico interior pueda agarrarse, porque el garabato tiene que ver con el proceso de trazar líneas, no con el resultado final. Nadie levantó nuestros garabatos en clase y declaro: «¡caramba, esto sí que no vale para nada!».
Así pues, como no hay ninguna manera irrefutable de juzgar ese tipo de imágenes abstractas, es mucho menos probable que nuestra cabeza, nuestra mente que piensa, se involucre en el proceso. De todas formas, puede que sí intente meter baza, con pequeños susurros del tipo de: «No lo estás haciendo bien». Si esto ocurre, lo mejor es que nos percatemos de esa vocecita que nos cuenta historias y le asintamos mentalmente a modo de reconocimiento: «Sí, ya te estoy oyendo, pero solo estoy garabateando, así que no tienes por qué meterte en esto ahora». Y luego puedes volver a tus garabatos.
La segunda cosa que garabatear hace por nosotros es traernos directamente de vuelta a la acción física de dibujar; después de todo, no hay nada más que esté ocurriendo. No estamos mirando nada en particular. No estamos copiando nada ni transportándolo al papel. Solo estamos trazando líneas. En el ejercicio anterior, te sugerí que prestaras especial atención a las sensaciones que tienes en la mano; claro que, si estás al teléfono, garabateando en los márgenes de una factura de electricidad, tal vez no seas consciente de esto de la misma manera. Pero lo cierto es que nuestra mano sigue dándole información a nuestro cerebro incluso cuando no somos conscientes de ello, y yo creo que muchas de las formas que hacemos cuando garabateamos de modo inconsciente son el resultado de nuestro disfrute subliminal del proceso físico de hacerlo.
Cuando practicamos la atención plena del dibujo, sin embargo, nuestro objetivo es hacernos más conscientes, estar más vivos ante la experiencia de trazar líneas y ante cómo nos afecta. Así que centrarnos en concreto en las manos puede resultar muy útil, y es algo a lo que volveremos una y otra vez a lo largo de este libro. Cada vez que dibujemos, ya sea porque estemos siguiendo un ejercicio, o solo porque hayamos salido a dar una vuelta con nuestro cuaderno de bocetos, nos beneficiaremos de tomarnos unos momentos de atención plena, tanto antes como durante el dibujo, para conectar con nuestra mano. Esto nos recuerda que dibujar implica el cuerpo entero, incluso la respiración, y no solo los ojos y las manos.
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Un dibujo no es más que una línea que ha salido a pasear.
Paul Klee (1879-1940)
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Tiempo perfecto
Con algunos de estos ejercicios de dibujo puede resultar útil ponerse un cronómetro. Si programamos una alarma no hará falta que estemos pendientes del reloj; puedes dejarte absorber por la actividad. Sin la alarma muchas veces podemos andar preocupados por el tiempo. ¿Hemos realizado la actividad durante suficiente tiempo? Parecen cinco minutos, pero cuando abrimos los ojos y escudriñamos el reloj ¡descubrimos que solo ha pasado un minuto! Y al preguntárnoslo y mirar, perdemos ese fluir, esa absorción en la actividad que es lo que perseguíamos.
Utilizar un temporizador reproduce también la experiencia de estar en un taller, y nos permite abrirnos a hacer las cosas de diferente manera, probando a realizarlas durante más o menos tiempo del que normalmente emplearíamos. Tal vez sintamos que nunca podríamos estar dibujando la misma cosa durante diez minutos, por ejemplo, pero luego nos sorprendemos (cuando suena la alarma) al ver que sí podemos, y no solo eso, sino que desearíamos haber tenido más tiempo. Asimismo, tal vez consideremos imposible dibujar el rostro de alguien en cinco minutos, ¡y luego descubramos que no lo hemos hecho nada mal!
Hay muchos temporizadores de atención plena gratuitos y Apps en internet, que podemos descargarnos en nuestro ordenador o teléfono. O podrías ponerte una alarma. ¿Por qué no intentarlo?
Despertar al cuerpo
Cr...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Créditos
  4. ÍNDICE
  5. Agradecimientos
  6. INTRODUCCIÓN
  7. CAPÍTULO 1. SOLO DIBUJAR
  8. CAPÍTULO 2. NATURALEZA MUERTA
  9. CAPÍTULO 3. PAISAJES Y PAISAJES URBANOS
  10. CAPÍTULO 4. RETRATOS Y DIBUJOS DEL NATURAL
  11. CAPÍTULO 5. CERRAR EL CÍRCULO
  12. NOTAS