Enfermería y ciencias sociales: posibilidades para la formación profesional
eBook - ePub

Enfermería y ciencias sociales: posibilidades para la formación profesional

  1. 106 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Enfermería y ciencias sociales: posibilidades para la formación profesional

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Enfermería y ciencias sociales: posibilidades para la formación profesional condensa buena parte de la experiencia de su autora durante más de veinte años como docente de asignaturas de las ciencias sociales para la formación en enfermería y como investigadora de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia. En este libro, María Victoria López comparte con generosidad y rigurosidad sus aprendizajes, reflexiones y preguntas sobre las relaciones entre la enfermería y las ciencias sociales, ubicadas en el ámbito de la formación profesional, como una manera de reciprocidad, de contribuir al avance del conocimiento y de generar nuevas inquietudes, no solo a enfermeros y enfermeras, sino también a profesionales y estudiosos de las ciencias sociales, y al público interesado en el cuidado y en la enseñanza de la enfermería.María Eumelia Galeano Marín

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Enfermería y ciencias sociales: posibilidades para la formación profesional de María Victoria López López en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Medicina y Enfermería. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2021
ISBN
9789585010314
Categoría
Medicina
Categoría
Enfermería
1
Acotaciones teórico-metodológicas
Referentes para la lectura de las ciencias sociales
Las ciencias sociales configuran un campo en el que confluyen distintos saberes disciplinares que se ocupan de la construcción de la vida en lo individual y lo colectivo, a la vez que comparten el estudio e intervención de problemas y respuestas que emergen en este proceso. Ello permite formular nuevas hipótesis o explicaciones, identificar escenarios, recoger distintas propuestas metodológicas y proponer conceptos que se retoman y se incorporan a la experiencia y al lenguaje cotidiano (Puga, 2009).
Desde una perspectiva crítico-social, se entiende que las ciencias sociales son expresiones formalizadas de acercamiento a realidades complejas, a la materialización de condiciones interconectadas como los procesos de individuación y socialización, y a las distintas formas, colectivas e individuales, de crear la vida, a lo largo del tiempo o desde lo cotidiano, con reconocimiento de determinadas regularidades y, a su vez, de incertidumbres y caos (Berger y Luckmann, 2008). Lo anterior lleva entonces a pensar las ciencias sociales como un espacio que se renueva a partir de relaciones dinámicas que suponen no solo cambios en los paradigmas explicativos de los que se sirve y en el papel de los sujetos, sino también el reconocimiento de una realidad siempre cambiante e incierta frente a la cual no suele haber salidas o explicaciones inmediatas.
El objeto de las ciencias sociales es comprender la realidad social en su carácter sociohistórico y cultural, razón por lo cual los sujetos se tornan en protagonistas del análisis, en cuanto constructores de distintos modos de vida y como seres que se forman en la interrelación con los demás y con los entornos económicos, ambientales, políticos e ideológicos, entre otros. Es precisamente en esta tarea interpretativa en la que los cientistas sociales enfrentan retos teórico-metodológicos para dar cuenta de cómo se construyen los datos de los criterios con los que se estructuran las preguntas y de cómo se interpreta la realidad. Al respecto Zemelman (2010) señala:
El primer desafío se traduce en tener que problematizar lo que se entiende por realidad socio-histórica […]. No es posible pensar en ningún tipo de estructura social, económica o política, como tampoco cultural, si no es como resultado de la presencia de sujetos en complejas relaciones recíprocas en cuanto a tiempos y espacios; lo que implica tener que enfocar los procesos como construcciones que se van dando al compás de la capacidad de despliegue de los sujetos, los cuales establecen entre sí relaciones de dependencia recíproca según el contexto histórico concreto (p. 356).
Esta claridad para las ciencias sociales, según Jaime Osorio (2012), abre dos caminos necesarios. En primer lugar, reconocer que toda observación y lectura que se haga de la realidad social estará cargada de teoría y de intencionalidades. Los datos son construcciones, razón por la cual es necesario dar cuenta de por qué se privilegian determinadas realidades, de los horizontes de visibilidad y los que quedan ocultos, así como de las posibles consecuencias que se generen por las rutas asumidas. En segundo lugar, posibilita encontrarle sentido a la transdisciplinariedad, pues, al margen del origen disciplinar, se requiere fortalecer diálogos académicos que, en la dimensión teórico-epistemológica y metodológica, rebasen las fronteras de los saberes para orientar a nuevas y, posiblemente, más complejas interpretaciones y acciones.
De esta manera, una condición esencial que direcciona el análisis y la contribución a la transformación de lo social, desde las ciencias sociales, es el reconocimiento del carácter dinámico de la realidad, de lo incierto, lo aún no dado, y del papel que tienen los sujetos como artífices de la construcción de relaciones susceptibles de transformaciones sociopolíticas, las cuales también generan impactos en distintas dimensiones de lo individual y lo colectivo. Tal como lo señala Edgar Morin (1984), contrario a lo que indica la ciencia formal y pese a las certezas innumerables, enfrentamos un proceso de conocimiento que se caracteriza por su complejidad, lo que trae consigo relaciones de incertidumbre y riesgos de error en su ejercicio.
En relación con la interdisciplinariedad, más allá de la aceptación de diálogo entre campos de saber, es importante insistir en la pertinencia de abogar por un “razonamiento de umbral” que lleve a abrir la mirada disciplinar y que dé la posibilidad de formular nuevas preguntas que trasciendan lo establecido por las disciplinas específicas. Romper esos esquemas hace posible reconocer nuevas realidades y construir conocimiento que no se limite a los ámbitos de sentido definidos originalmente en las disciplinas (León, 1995).
Asimismo, desde el paradigma crítico se concibe que la realidad va más allá de lo que existe y que es preciso avanzar en la reflexión sobre posibilidades y limitaciones de las ciencias sociales, de modo que se enfrente la rigidez con la que en ocasiones se produce conocimiento:
La realidad, como quiera que se la conciba, es considerada por la teoría crítica como un campo de posibilidades, siendo precisamente la tarea de la teoría crítica definir y ponderar el grado de variación que existe más allá de lo empíricamente dado. El análisis crítico de lo que existe reposa sobre el presupuesto de que los hechos de la realidad no agotan las posibilidades de la existencia y que, por lo tanto, también hay alternativas capaces de superar aquello que resulta criticable en lo que existe. El malestar, la indignación y el inconformismo frente a lo que existe sirven de fuente de inspiración para teorizar sobre el modo de superar tal estado de cosas. Las situaciones o condiciones que provocan en nosotros malestar, indignación e inconformismo parecen no ser excepcionales en el mundo actual (Santos, 2006, p. 16).
Según Santos (2006), se requiere que las ciencias sociales ayuden a comprender la realidad no como asunto externo a los sujetos, sino como parte de estos y como constructoras de sentidos en ámbitos posibles. De esta manera, dicho autor sugiere la creación de nuevos modos de producción de conocimiento en los que se pase de la teoría de la visibilidad a una práctica social en la que se valore la importancia epistemológica que tiene una construcción del conocimiento frente a las circunstancias histórico-sociales. Se trata de buscar aproximarnos a una epistemología amplia e incluyente que dé cuenta de posibilidades de ampliación de la ciencia. Esta puede surgir en lo regional o en lo local, aunque es en el contexto global donde la ruptura de las fronteras, con el intercambio de subjetividades e información, opera de forma más nítida tanto en lo económico como en la manifestación de lo sociocultural y en lo humano.
En tal sentido, Torres y Torres (2017) destacan, a la luz de las nuevas perspectivas en los procesos de construcción de conocimiento y en la dinámica histórica de la construcción de la realidad social, el papel activo de los sujetos y la importancia de la subjetividad. Este planteamiento reafirma la tensión entre lo objetivo y lo subjetivo como constituyente de la realidad social, circunstancia que debe recuperarse para el estudio del cuidado enfermero y su contextualización en función de los grupos poblacionales a los cuales se dirige, de sus características culturales y del objetivo de cuidar, recuperar y mantener la salud de los seres humanos.
El cuidado a la salud requiere de un acercamiento diagnóstico que tenga presentes tanto las características objetivas de salud o enfermedad como las características específicas, subjetivas y culturales, de los lugares en los cuales se realiza el cuidado y de los grupos a los que pertenecen las personas que reciben cuidados. No se trata solo de lo estructural relativo al cuidado y a la salud, sino de interpretar y comprender a los sujetos sociales en su interacción, en su contexto, como algo en el presente, en el devenir, en el momento de la interacción. Esto implica recuperar, además de las orientaciones de la ciencia, su interacción con el pasado y el presente de los sujetos sociales, los cuales se adscriben a grupos poblacionales específicos, a la otredad.
Zemelman (1992a) diferencia, precisamente, tres momentos de análisis, no lineales, que se refieren a las formas de constitución del sujeto y que pueden ayudar a reconocerlo y a realizar adecuadamente el diagnóstico del que se habla. En primer lugar, está el momento de lo individual, de lo familiar, de lo cotidiano; en segundo lugar, el de lo colectivo, de la identidad, del horizonte histórico compartido, pero no como un agregado de individuos, sino como un espacio de reconocimiento común, y, en tercer lugar, el de la fuerza del proyecto con capacidad de desplegar prácticas dotadas de poder.
Identificar lo anterior supone considerar los aportes de las ciencias sociales, humanas y del comportamiento, así como propender por construcciones interdisciplinarias y transdisciplinarias para orientar una relación de diálogo en ejes problemáticos que rebasen lo disciplinar y conduzcan a soluciones más pertinentes, contextualizadas en función de la cultura y de vivencias que ayuden a precisar a quienes, como individuos, requieren de atención.
Todo esto hace que para los profesionales de las ciencias sociales sea una tarea central el “reencantar el mundo”, es decir, acercar los seres humanos a la naturaleza y comprender que ambos son parte de un mismo universo en el que se expresan discontinuidades, ires y venires, diversas formas de tiempo más allá de la sucesión de eventos; lo que hace necesario también “reinsertar el tiempo y el espacio como variables constitutivas internas en nuestros análisis y no meramente como realidades físicas invariables dentro de las cuales existe el universo social” (Wallerstein, 1996, pp. 81-82), de manera que las formas de crear conocimiento y de interactuar con él cuenten con estos elementos como contexto.
Ahora bien, hasta este punto se ha remarcado la importancia de reflexionar sobre la posición del sujeto cognoscente ante la construcción de conocimiento, lo que Zemelman (2001) denomina el sentido preteórico y que hace referencia a que el individuo se dé cuenta de las circunstancias, se ubique en ellas y asuma su postura frente a un horizonte de conocimientos que le es posible construir a partir de lo que vive. Sin embargo, no es menos importante en este análisis la posibilidad de cuestionar la relación que se ha construido con la ciencia, pues, como lo plantea Morin (1984), “la ciencia comienza hoy a desvelar sus verdaderos rostros […], no es ni diosa ni ídolo; tiende a confundirse cada vez más con la aventura humana de la que ha surgido” (p. 17). De manera que debemos descentralizarla para reconocer no solo sus aportes, sino también sus ocultamientos.
Avanzar en este campo es una tarea en la cual se debe profundizar, pues romper con el culto exacerbado a la construcción de la ciencia ha sido el camino que ha permitido aceptar otras racionalidades, visibilizar y probar rutas distintas a la de la modernidad y la ciencia objetiva y reconocer el sujeto y la fuerza creadora de los grupos sociales como actores. Esta labor es pertinente tanto en las ciencias sociales como en otros campos, como la salud y, particularmente, la enfermería, desde donde se construyen realidades en medio de adversidades y esperanzas.
Un referente epistemológico a tener en cuenta sobre la relación entre la enfermería y las ciencias sociales que permite, a su vez, cuestionarla, se encuentra en lo que sugieren Jarillo y Arroyave (1995). Para estos autores, la definición de las ciencias sociales, al igual que la de otras áreas del conocimiento, no es disciplinaria, sino que se trata de procesos cambiantes y del reconocimiento de que, aunque la fortaleza de la definición de las disciplinas y su coherencia interna son necesarias, no son suficientes, pues ellas se validan en la aplicación y definición de los objetos que actúan. En este sentido, es preciso decir que la salud no es originariamente del dominio de las ciencias sociales, sino que es una construcción que se asume en la búsqueda de explicaciones relacionadas con la naturaleza y las características del objeto de estudio; es por ello que, para estos autores, lo central en la reflexión sobre la relación entre las ciencias sociales y la salud es el objeto, el cual, como se señaló, rebasa el alcance de las disciplinas, que si bien contribuyen a su comprensión, no abarcan plenamente el problema.
En este orden de ideas, para adentrarse en el análisis del objeto es necesario comprender que este se deconstruye y reconstruye, y que tiene singularidades enmarcadas en un contexto. Por ello, se precisa identificar los procesos que lo explican en su condición de único y, a través de las distintas disciplinas, contribuir con explicaciones que den cuenta de su complejidad y alcance. Es en esta búsqueda que cobra sentido e importancia reconocer la relación entre saberes.
Lo señalado lleva a considerar que las relaciones entre las ciencias sociales y la salud dependen del tejido que se arma entre los saberes a la luz del paradigma dominante y los subordinados. Así pues, cuando se piensa, por ejemplo, en salud, y se actúa según ella, en el caso de necesitar evidenciar una enfermed...

Índice

  1. Agradecimientos
  2. Prólogo
  3. Introducción
  4. 1
  5. 2
  6. 3
  7. A manera de conclusión: tensiones, complementariedades y confluencias entre los campos de la enfermería y las ciencias sociales
  8. Referencias bibliográficas