Como he escrito antes, Dios es nuestro Padre-Madre, y como todo padre, nos ha transmitido sus "genes", tanto espirituales como materiales. Son tan perfectos como el mismo Dios y hay una perfecta armonía entre ellos. Un genetista americano Dean Hamer [13] ha construido una teoría que formula la hipótesis de un gen de Dios VMAT2 que predispone a los seres humanos a experiencias místicas y espirituales [14] . Su pensamiento es muy lógico según la lógica y la sabiduría de la Biblia. El hombre creado por Dios dentro de sí mismo tiene una predisposición o inclinación natural hacia Dios. Estar con Dios es algo natural del hombre. Después del pecado esta tendencia ha sido infectada por el mal, por el virus de la serpiente. El ADN de la naturaleza primitiva del hombre ha sido modificado o más bien falsificado por los "genes" del diablo. A partir de este momento el hombre lucha por entrar en relación con Dios Creador y, comprender el significado de la verdadera naturaleza y distinguir entre lo verdadero y lo falso. Según la Biblia el hombre es creado por Dios y para Dios y sólo en esta relación puede vivir plenamente en armonía espiritual y material.
Dios quiere la felicidad del hombre. Esto se nos muestra en la Biblia a través del Paraíso Terrenal, que es ante todo la felicidad corporal y espiritual preparada por Dios a los hombres. El segundo "lugar" es el cielo, que es el último, definitivo y eterno estado de la felicidad plena del hombre. Estos dos lugares (estados), demuestran las condiciones del hombre libre del mal en plena armonía con Dios, con él mismo, con los demás y con toda la naturaleza. La Biblia nos dice que el hombre en el Jardín del Edén, para preservar la felicidad, tenía que cumplir el mandamiento: "[16] El Señor Dios dio este mandamiento al hombre: Puedes comer de todos los árboles del jardín, [17] pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no debes comer, porque cuando comas, ciertamente morirás" (Gn 2:16-17). En este mandamiento se esconde el potencial de vida o muerte espiritual y material. Este potencial de cambiar o preservar el destino que el hombre ha recibido de Dios en la posibilidad de elegir, en su libre albedrío. Seguir la Ley Natural o dañarla. Seguir a Dios significaba para el hombre preservar los "genes" de Dios en sí mismo, en cambio, desobedecer a Dios significaba para el hombre modificar o manipular los "genes" de Dios en sí mismo, introduciendo los "genes" del mal que cambiarían su naturaleza espiritual y material insertando la enfermedad espiritual y material en la genética de Dios.
La Biblia nos testifica que desafortunadamente el hombre desobedeció a Dios y su traición tuvo un enorme impacto en el cambio de la vida del hombre. Basta con mirar la vida del hombre antes y después del pecado original. Creo que no es difícil notar la diferencia entre dos situaciones [15] , lo experimentamos personalmente todos los días en nuestra vida personal o al observar lo que sucede en el mundo.
Desde el momento del pecado original el hombre se siente dividido interiormente. Tiene dos tendencias:
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hacia el bien,
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y hacia el mal.
Como señala el Papa Francisco: "La línea entre el bien y el mal atraviesa el corazón de cada persona (...) En este mundo el bien y el mal están tan entrelazados que es imposible separarlos y extirpar todo el mal. Así que lo único que hay que hacer es llevar a cabo el difícil ejercicio de discernimiento entre el bien y el mal" [16] .
Espero que no nos sorprenda que el hombre esté enfermo espiritual y físicamente. La respuesta a la causa de su enfermedad es simple: la causa es el pecado original de Adán y Eva en el Paraíso. Ahí está la fuente de todo nuestro malestar que se expande de diferentes maneras en la tierra y en la vida de cada hombre. El mal del mundo es la enfermedad "genética" heredada a través de los siglos de los primeros hombres de la tierra. El pecado original ha modificado el ADN original de Dios. Por encima del ADN de Dios se ha sobrescrito el ADN del mal, que con sus consecuencias toca a todas las generaciones humanas hasta la segunda venida de Jesús para juzgar a vivos y muertos.
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Sucesión de la creación
Esta sucesión se divide en dos partes: antes y después del pecado original. En el centro de estas dos partes se encuentra el pecado original de Adán y Eva. La primera parte contiene el misterio de la creación (cfr. Gn 1,2) y el estado del hombre en el Paraíso antes del pecado, mientras que la segunda contiene el estado del hombre después del pecado y fuera del Paraíso (cfr. Gn 3 - Ap 22). Para entender este segundo estado propongo leer toda la Biblia.
En primer lugar, es muy evidente en esta sucesión que todas las cosas creadas por Dios son buenas (cf...