Primera parte
Una definición de emigrar, inmigrar y migrar
El diccionario define lo que se entiende por emigrar y por inmigrar. “Emigrar es dejar una persona, familia o habitante de un país su propia patria con el ánimo de domiciliarse en otro país y por inmigrar se entiende llegar a un país para establecerse en él los que estaban domiciliados en otro”. Migrar involucra ambos términos.
Umberto Eco sostiene que
“hay que distinguir el concepto de ‘inmigración’ del de ‘migración’. Tenemos ‘inmigración’ cuando algunos individuos (muchos incluso, pero en medida estadísticamente insignificante con respecto a la cepa de origen) se transfieren de un país a otro (como los italianos o los irlandeses a América, o los turcos hoy a Alemania). Los fenómenos de inmigración pueden controlarse políticamente, limitarse, impulsarse, programarse o aceptarse.”
En cambio, considera que se produce migración cuando “todo un pueblo poco a poco se desplaza de un territorio a otro y no tiene importancia cuántos permanecen en el territorio original sino en qué medida los migrantes cambian radicalmente la cultura del territorio al que han migrado.”
Menciona migraciones que han cambiado la cultura y la herencia biológica de los indígenas y otras que fundaron una nueva civilización “a la cual incluso los indígenas (los que sobrevivieron) se adaptaron.”
También incluye dentro de las migraciones las interrumpidas (las de los árabes a la península ibérica) y formas de migración programada y parcial (las de los europeos hacia el Este y hacia el Sur) en las cuales los migrantes cambiaron la cultura de los habitantes del lugar.
Establece, entonces, una clara diferenciación entre las migraciones y las inmigraciones. Estas últimas, según el autor, son aceptadas políticamente y son las que se adaptan a las costumbres del nuevo país, mientras que los migrantes son aquellos que modifican “radicalmente” la cultura del nuevo territorio. Para él los actuales movimientos de personas del Tercer Mundo a Europa son migraciones, porque dentro de un tiempo, quizás largo, la cultura será modificada y el continente será “coloreado”. Son migraciones no aceptadas políticamente pero que poco a poco modificarán a los habitantes del lugar.
Algo más interesante opina Eco con respecto a los racistas que, a medida que pasa el tiempo “deberían ser (en teoría) una raza en extinción”. Y más interesante aun cuando toca el fenómeno de la intolerancia: la “intolerancia más peligrosa es precisamente aquella que surge en ausencia de cualquier doctrina, como resultado de pulsiones elementales.
Deseo hacer un pasaje por algunos estudios realizados con diferentes autores que permiten ver la importancia de la cultura en la observación y la comprensión de este fenómeno. A través de estudios europeos se verá cómo es entendida la migración y las consecuencias que tiene, en diversos campos, para quienes la atraviesan. Estos autores piensan las migraciones desde la óptica de la etnopsiquiatría.
En las Actas del V Congreso Anual de la Sección de la Suiza Italiana de la Societá Svizzera di Psichiatria Sociale del Canton Ticino (Suiza) los autores de las investigaciones realizadas sostienen que la migración no es más considerada como un evento que puede desencadenar síntomas psicopatológicos sino que es vista como un factor estresante que puede provocar síntomas de adaptación, curables en breve tiempo.
Los autores de estos estudios llevaron a cabo una investigación que pone en evidencia el resultado de los riesgos de las migraciones internas en relación con las internacionales.
Las conclusiones a las que arribaron fueron:
- una mayor incidencia de problemas psiquiátricos en personas provenientes de lugares culturalmente más distantes;
- se pronuncian por la hipótesis de un “polideterminismo convergente” (De Martis y Montanini) en cuanto a que, además, la emigración debida a motivos de carácter económico está caracterizada por eventos diversos, recorridos existenciales diferentes y elementos personales que también tendrían incidencia en la patología psiquiátrica que forma la base de la mayor frecuencia de las internaciones psiquiátricas;
- puede tener incidencia sobre los familiares de los que emigran.
Los resultados de este estudio destacaron que cuanto más arraigada es la cultura de un lugar son menores las posibilidades de adaptarse a ella, ya que quita de alguna manera posibilidad a la capacidad de respuesta integradora y a la tolerancia al cambio del mundo.
El etnocentrismo, dicen los autores, lleva a accionar de acuerdo con los prejuicios y precondicionamientos y opinan que la dificultad del migrante para entrar en el mundo nuevo puede provocarle desde un comienzo una respuesta paranoide. Esta reacción recae también sobre aquellas personas que los ayudan a integrarse. Opinan, pues, que es necesario formar a los agentes que operan en ese sector a fin de que esto no suceda. Y concluyen que la historia humana es la historia de las migraciones y de sus encuentros; por lo tanto, migración es igual a intercambio y contacto cultural es igual a encuentros.
En otro estudio europeo, Ilario Rossi, su autor, menciona el hecho de que hablar de pluralismo cultural significa también hablar de pluralismo médico pero que la problemática migratoria obliga a comprender mejor las consecuencias que provoca en el mundo de la cura e incentiva a los profesionales involucrados a elaborar una medicina transcultural. Sostiene, además, que actualmente las sociedades deben enfrentarse a rápidos cambios sin ningún precedente en la historia de la humanidad.
Entre estos cambios están las migraciones en masa, que provocan intercambios culturales nuevos. En el caso particular del psicoanálisis, la comprensión psicológica de los migrantes interroga constantemente los conocimientos teóricos y también la práctica. El encuentro entre terapeutas y migrantes conlleva contenidos muy especiales que revelan detalles culturales que implican diferencias, sea en la concepción del cuerpo, en la salud y en la enfermedad, así como en los sistemas de representación de la vida y de la muerte. Esto lleva, dice el autor, a una confrontación entre valores existenciales basados sobre presupuestos distintos, que obligan a relativizar el acercamiento a la enfermedad mental.
De hecho, el encuentro entre el análisis de los funcionamientos psíquicos y la dimensión cultural del desorden mental induce a un nuevo diálogo entre antropología y psiquiatría para encontrar una progresiva elaboración intercultural de nuevos contenidos en la comprensión de los procesos de las relaciones entre los seres humanos y de los procesos psicopatológicos. Como así también de metodologías innovadoras en el ámbito de los procesos terapéuticos.
Además, postula que la etnopsiquiatría puede ser una posible vía de encuentro. Ella, dice el autor, presta su atención de igual manera al funcionamiento psíquico y a los contenidos culturales y basa su trabajo sobre lo que se convino en llamar “la homologación estructural entre psique y cultura”. Desde este lugar la experiencia vivencial puede ser interpretada como una forma de cristalización de las representaciones de la cultura y esta última como una proyección de las expresiones de la psique, lo que lleva a la elaboración de nuevos instrumentos de acercamiento y comprensión. La disciplina estará preocupada en no confundir el malestar mental con la diversidad cultural. A esto seguramente se añadirán nuevas formas de psicopatología, desconocidas en estas latitudes, pero permitirá tomar en cuenta la separación, la mutación y la aculturación de las resistencias culturales que conlleva cada trayectoria migratoria.
En otro trabajo, la Dra. Helia Carenzio y la Dra. Pia Pagani postulan que el migrante vive situaciones de ruptura en su continuum existencial y que para entenderlo es necesario considerar que desemboca en una profunda crisis de identidad. Esta crisis será expresada según el contexto grupal de origen, que varía de cultura en cultura en su modalidad expresiva, pero de todos modos siempre se encuentran ansiedades paranoides, depresivas y confusionales con relación a lo nuevo, a lo que se deja y a lo que hace a la integración entre lo que se ha dejado y lo nuevo. Al mismo tiempo alertan sobre la necesidad de tener presente que, si bien la cultura es importante, no se debe perder de vista que debajo del “sombrero” de la cultura –y mirando el fenómeno solamente desde ese lugar– se corre el riesgo de confundir lo “típico” con lo individual (“subjetivo”) de cada individuo.
El Dr. Michele Mattia se ocupa de verificar la hipótesis de una correlación entre el desarraigo sociocultural y el surgimiento de las perturbaciones mentales del migrante. Las conclusiones fueron que el desarraigo psicosocial corresponde preferentemente a los sujetos no profesionales (amas de casa, desocupados, jubilados) y a aquellos que desarrollan tareas manuales (obreros, albañiles, camareros, etcétera). De estos estudios surge una hipótesis: los sujetos de bajo nivel técnico y cultural están menos preparados psicológicamente al nuevo contexto y son más susceptibles, por lo tanto, de sufrir una enfermedad mental de origen psicosocial. Los diagnósticos más frecuentes fueron: trastornos del estado de ánimo, dependencia del alcohol y de drogas, y esquizofrenia.
La pregunta más elemental que considera importante es la siguiente: ante un evento psicopatológico surgido en coincidencia con la migración, ¿dicho evento se habría verificado igualmente por fuera de esta particular situación (o sea, en el lugar de origen) o bien debería atribuirse a las nuevas y cambiantes condiciones? ¿Existe una correlación entre el desarraigo sociocultural y el surgimiento de la enfermedad mental en el migrante?
Los factores psicosociales desfavorables tienen la responsabilidad del estallido y del mantenimiento del trastorno psíquico, entre los cuales tienen mayor incidencia el desarraigo, la dificultad de comprensión psicológica de la nueva idiosincrasia en lo que se refiere a lo laboral, social, relacional y la falta de instituciones de soporte para el migrante. La falta de un rol social bien definido impulsa al migrante a vivir en una condición anómica, que lo hace sentir como expulsado de su país de origen e integrado en el nuevo país en una “categoría inferior”. Concluyen que los individuos más “fuertes”, flexibles y con mayores posibilidades de someterse a una aculturación social, laboral y relacional se integran al nuevo ambiente, contribuyendo a la creación de riqueza económica y cultural, mientras que los más “débiles” y frágiles son repelidos y sufren trastornos psicosociales de distinta índole.
También respecto de las migraciones africanas a Europa se buscan causas sociales, políticas y económicas. Actualmente el interés general se cifra sobre todo en la integración del migrante a la comunidad. Si los migrados poseen suficientes oportunidades de participación en la nueva sociedad pueden producirse contactos espontáneos entre los miembros de los diversos grupos en el lugar de trabajo, en el colegio, durante el tiempo libre, etcétera. Al mismo tiempo, si se produce, se verifica la sospecha de que el contacto entre las etnias dé lugar a una competencia entre ellas, con aumento de las tensiones sociales. Sin embargo, existe la posibilidad de que no sea esta una causa para privar a los migrados de las oportunidades de integración, ya que se convertirían en una clase étnica inferior y marginada, lo cual conduciría a problemas aún mayores.
Por su parte, Raimondo Cagiano de Azevedo ha escrito sobre las migraciones internacionales e incluye el concepto de democracia social, que dice que pasa por la integración entre la economía y lo social. Es así que hay países que en las migraciones priorizan solamente la parte económica, otros la social y esto representa en sí un problema para las migraciones. Piensa que sabemos cómo mirar lo económico, pero no todavía cómo acomodar lo social. Menciona también algún tipo de migraciones ampliando más el radio de cómo se las considera comúnmente. Escribe sobre:
- migraciones micro: son aquellas que se establecen en el seno de una familia, para poder emigrar con un proyecto y estar luego en condiciones de enviar fondos al país de origen. El problema que tiene este tipo de migración es que el migrante, al llegar al país de destino, se encuentra con una respuesta “macro”, donde entra el Estado, las relaciones entre los distintos Estados involucrados, las políticas sociales, de orden público, etcétera, que obstaculizan las decisiones racionales tomadas por los miembros de las familias que quieren migrar. Dificultad que cae dentro del proyecto de enviar dinero al país de origen. De todas maneras, pareciera que una de las alternativas sería la que considera que el país de destino retiene aquellos que son trabajadores válidos o que los necesita y otra es la de sustituir aquellos que no resultan tan funcionales. Si bien estos conceptos deben ser aún estudiados en profundidad, ya hay países que los están poniendo en práctica.
- migraciones en tránsito: parecería que las categorías de “países de destino” y “países de origen” han sido superadas: hay países que pueden ser considerados de destino, de origen y de tránsito. Esta última es la migrac...