La Primera Guerra Mundial
eBook - ePub

La Primera Guerra Mundial

El Sacrificio De Una Generación

History Nerds, Aleksa Vučković, Mariano Bas

  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

La Primera Guerra Mundial

El Sacrificio De Una Generación

History Nerds, Aleksa Vučković, Mariano Bas

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Una historia breve de la Primera Guerra Mundial. La Primera Guerra Mundial fue llamada «la guerra para acabar con todas las guerras»... No lo fue. En este relato conciso de la Primera Guerra Mundial echamos un vistazo a las razones de esta, las reacciones y en definitiva a la muerte de quienes efectuaron el sacrificio supremo. Aunque oímos a menudo hablar del gran sacrificio de las guerras posteriores, la historia de la Primera Guerra Mundial tiene mucho que decirnos sobre las bases de la Segunda Guerra Mundial. Si la Primera Guerra Mundial hubiera concluido con una rendición más concluyente, tal vez no se hubiera producido la Segunda Guerra Mundial. Muchos alemanes sintieron que el káiser había traicionado al país al rendirse. ¿Por qué se rindió? ¿A qué dificultades se enfrentaba Alemania? Mientras la guerra encontraba nuevas maneras de derramar sangre y la humanidad luchaba por resistir, el sacrificio que se hizo en nombre de la paz no debería olvidarse.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a La Primera Guerra Mundial de History Nerds, Aleksa Vučković, Mariano Bas en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Geschichte y Erster Weltkrieg. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Tektime
Año
2021
ISBN
9788835426448
Categoría
Geschichte


1.1 - La carrera por el poder

La principal potencia en la llamada «Revolución Industrial» de mediados del siglo XIX fue Gran Bretaña, que ascendió hasta convertirse en el mayor gigante industrial del mundo, llamado a menudo «el taller del mundo». Sin embargo, otras potencias europeas empezaron pronto a pisarle los talones, creando una cierta carrera por el poder y la riqueza. En la década de 1870, Alemania expandió rápidamente su industria y se convirtió en el principal productor de carbón, acero y hierro y para 1913 había sustituido a Gran Bretaña en su puesto de dominio industrial. Fuera de Europa, Estados Unidos tenía el título de mayor potencia industrial del planeta, sin discusión.
Sin embargo, se había creado un gran desequilibrio en Europa. Naciones más pequeñas luchaban por competir e igualar el rápido crecimiento de Alemania y este desequilibrio entre niveles de potencias iba a ser pronto demasiado grande como para enmendarse. Y fue esta enorme diferencia en los niveles de poder la que tendría posteriormente implicaciones muy graves y palpables.
El nacionalismo también creció en las últimas etapas del siglo XIX y posteriormente. Para los gobiernos de las principales potencias, esta era una manera segura de ganarse a los ciudadanos, asegurarse sus votos y guiar a las clases trabajadoras en una dirección patriótica. También era una manera segura de suavizar la creciente diferencia entre clases: una diferencia que estaba apareciendo en buena parte de Europa. Relacionaba eficientemente a todas las clases y las aunaba si la seguridad de su nación se ponía en peligro. Imperialismo, nacionalismo y patriotismo eran herramientas eficientes que aseguraban que incluso las clases más empobrecidas compartían los mismos intereses que la nación.
Durante buena parte del final del siglo XIX, las principales naciones de Europa lucharon por mantener un frágil equilibrio entre ellas. La lucha llevó a la creación de complejas y numerosas alianzas militares y acuerdos comerciales. El anciano canciller alemán, Otto von Bismarck, encabezando a la principal potencia, buscó mantener la paz manteniendo este equilibrio. También lo hizo controlando a todas las potencias en competencia: arbitró los acuerdos entre Rusia y Austria-Hungría y mantuvo aislada diplomáticamente a Francia, sin aliados importantes. Fue el creador de varios tratados y alianzas muy importantes e inteligentes, que beneficiaban tanto a Europa como a Alemania. Uno de ellos fue el Tratado de Reaseguro, en vigor desde 1887 a 1890, un acuerdo diplomático entre Rusia y Alemania, que garantizaba su neutralidad en caso de que alguna de ellas entrara en guerra con una gran potencia. El tratado fue tristemente una de las últimas garantías de paz en Europa: tan pronto como Bismarck dimitió de su cargo en 1890 sus políticas y obras desparecieron enseguida.
Se permitió casi inmediatamente que expirara el Tratado de Reaseguro y se convirtiera en superfluo y fue reemplazado por la Doble Alianza, un tratado defensivo entre Alemania y Austria-Hungría. Poco después, la alianza se expandió aún más y se incluyó a Italia en el tratado. Todo esto fue obra del inexperto sucesor de Bismarck, el nuevo canciller Leo von Caprivi, al que le faltaba la pericia diplomática y de dirección de la nación de su predecesor.
La verdad era que las potencias de Europa confiaban todas en una red de aliados, cuya alianza actuaba entonces como cierta «garantía» contra la guerra. Este hecho daba a Rusia la iniciativa para buscar un nuevo aliado, después de que Alemania optara por la nueva Triple Alianza. Esto generó la Alianza Franco-Rusa que duraría de 1891 a 1914. Esta alianza incluiría luego también a Gran Bretaña, formando la Triple Entente. Así se crearon todos bloques opuestos de alianzas, con aliados que se veían obligados a proporcionarse ayuda entre sí en caso de guerra. Y esa fue una de las mayores contribuciones a la guerra que estaba a punto de estallar.
Desde los últimos años del siglo XIX y llegando hasta el XX, la rivalidad entre Alemania y Gran Bretaña fue aumentando. La escalada en la carrera por el poder en Europa y el consiguiente deterioro de las relaciones bilaterales causó una carrera armamentística entre estas dos potencias. Esta carrera armamentística pronto se centró en su aspecto naval: En 1897, el almirante alemán Alfred von Tirpitz inició la carrera naval anglo-alemana con su plan para crear una formidable fuerza naval que desafiaría a Gran Bretaña y le obligaría a realizar concesiones diplomáticas. Pero en realidad esta armada alemana sería una «flota en espera», lo que significaba que era una flota para ejercer una influencia controladora solo mientras estaba en el puerto. La verdad que una flota así no podía estar segura de la victoria en caso de conflicto naval.
Tirpitz, el secretario de la armada del káiser Guillermo II, estaba convencido de que el dominio naval era la manera segura de poder ganar influencia sobre Gran Bretaña en la esfera política. Entusiasta de la expansión alemana ultramarina y el poder naval, el káiser aprobó el plan de Tirpitz y lo puso en marcha.
La Oficina de la Armada del Imperio Alemán empezó a aplicar un proceso a largo plazo de expandir la flota alemana, con el objetivo final de tener no menos de 60 grandes navíos de guerra. La nueva era de la guerra naval necesitaba una aproximación distinta hacia el conflicto marítimo: se daba énfasis al tonelaje, el tamaño y el armamento de gran calibre. La rapidez y los abordajes ya no eran importantes: por el contrario, se trataba de corpulencia y tamaño y de la capacidad de soportar el fuego enemigo tanto tiempo como fuera posible. En todo caso, no demasiado sorprendentemente, el nuevo programa de expansión naval generó mucha tensión sobre la economía y las infraestructuras de Alemania. En 1908, el parlamento alemán aprobó una cuarta ley naval, que aumentaba el ritmo de producción a cuatro navíos de guerra al año. Pero, tras el estallido de la crisis bosnia ese mismo año, la mayoría de los fondos alemanes se reasignaron al ejército. El canciller alemán, Bernhard von Bülow, llegó a la conclusión de que la nación podía tener al tiempo el mayor ejército de Europa y la mayor armada. Esto ponía en cuestión el plan original de Tirpitz.
Entretanto, el gobierno británico había ignorado en buena parte la construcción naval en Alemania, pero se iba advirtiendo cada vez más la amenaza potencial en los círculos internos políticos. Las tensiones crecían gradualmente y la expansión naval alemana llegó a la opinión pública, tras el informe de 1908 del agregado naval británico en Berlín que trataba el aumento del ritmo de construcción de navíos de guerra en Alemania. Esto acabó generando una amplia reclamación de construcción de más acorazados para la marina británica, tanto por la opinión pública como por parte del estado. Llegó hasta el punto de que, desde 1909, el primer ministro británico, Herbert Henry Asquith, propuso un acuerdo mediante el cual el año siguiente se iniciaría la construcción de cuatro acorazados anuales. La financiación de estos barcos acabó aprobándose con el llamado Presupuesto Popular, en 1910.
A largo plazo, la carrera armamentística no fue un éxito para Alemania y en 1914 aún se encontraba en inferioridad de tonelaje total en los barcos, disponiendo solo de 1.019.000 toneladas y 17 acorazados, comparados con los 29 navíos y 2.205.000 toneladas de Gran Bretaña.

1.2 – La crisis bosnia y el camino hacia la guerra

El siguiente acontecimiento turbulento de la crisis ya presente en Europa fue la llamada crisis bosnia de 1908. Las tensiones étnicas y el aumento de las tendencias patrióticas nacionalistas ya estaban expandiéndose por todo el continente y eran particularmente visibles en los Balcanes, una zona con un trasfondo multiétnico y multirreligioso desde hacía siglos. Así que no resultó sorprendente que las tensiones repuntaran cuando Austria-Hungría decidió anexionarse unilateralmente Bosnia-Herzegovina, un territorio previamente ocupado por el Imperio Otomano.
La zona sufría una fuerte influencia austrohúngara ya desde 1878, tras el conflicto ruso con los otomanos y una serie de levantamientos contra su gobierno en los Balcanes. Austria-Hungría basaba sus reclamaciones sobre Bosnia en las llamadas Convenciones de Budapest de 1877, un acuerdo secreto entre Rusia y Austria-Hungría, que buscaba la división de territorios y poder en los Balcanes y el este de Europa.
La anexión que se produjo en 1908 se ajustó perfecta e intencionadamente con la declaración de independencia de Bulgaria del Imperio Otomano, que también se produjo en octubre de 1908. El acontecimiento provocó grandes protestas de todas las grandes potencias y especialmente de Serbia y Montenegro, vecinos de Austria-Hungría. La anexión tensionó enormemente las relaciones entre Austria y sus aliados y enfrió inmediatamente la relación con Serbia y otras etnias eslavas, especialmente las de la ocupada Bosnia. Rusia, constante protectora y aliada de su hermana nación ortodoxa y eslava que era Serbia, también enfureció. Así los Balcanes se ganaron rápidamente el epíteto del «polvorín de Europa».
Antes de esto, el gobierno otomano en los Balcanes, que duró sin oposición durante unos cinco siglos, se vio gravemente sacudido después de una serie de rebeliones y por el auge del nacionalismo. Los más importantes de estos conflictos fueron las guerras serbio-turcas de 1876-1878, también conocidas como las Guerras Serbias de Independencia. Las guerras se vieron precedidas por un levantamiento serbio en 1875 en Herzegovina, una chispa que se convirtió en un incendio de revueltas cristianas por todos los Balcanes. A esto le siguió una declaración de guerra de Serbia al Imperio Otomano en 28 de junio de 1876. Las primeras acciones se centraron en lo que hoy es el sur de Serbia y se caracterizaron por una serie de derrotas y retiradas por el bando serbio. Tras estas pérdidas iniciales, el gobierno serbio pidió a las grandes potencias europeas su mediación para una solución diplomática del conflicto. Esto ocasionó solo un mes de tregua, después del cual la guerra continuó. De todos modos, Serbia de nuevo siguió sin avanzar ante los atrincherados turcos. Su mala situación ocasionó la intervención de Rusia, que amenazó con entrar en la guerra contra los otomanos si estos no firmaban una tregua. Este ultimátum acabó en la práctica con la primera guerra serbio-turca.
Poco después, Rusia dio grandes ayudas financieras y militares a Serbia y esta última reanudó el conflicto en 1877, llevándolo a una segunda fase, conocida como la segunda guerra. Duró aproximadamente dos meses y esta segunda fase culminó con una victoria serbia decisiva, con ella liberaron buena parte de las tierras meridionales y expulsaron a muchos turcos y otros habitantes musulmanes de estas regiones. Después de la guerra, su resultado vino dictado por el Congreso de Berlín de 1878 liderado por el canciller alemán Otto von Bismarck, a través del cual Serbia consiguió una expansión territorial y un reconocimiento europeo como estado independiente. Sin embargo, el congreso no produjo ninguna solución duradera. Las tensiones entre Rusia y Austria-Hungría no hicieron más que aumentar aún más y llevaron a la inestabilidad europea general en vísperas de la Gran Guerra.
 

Capítulo II
La chispa que encendió la llama: El atentado de Sarajevo

2.1 – La guerra en los Balcanes

El auge del nacionalismo eslavo en los Balcanes fue una gran carga para Austria-Hungría, que generó muchos problemas a tratar. El disgusto era más evidente en las considerables poblaciones de serbios en regiones ocupadas fuera de la propia Serbia, que sufrieron siglos de ocupación. Los siervos llevaban siglos viviendo en estas zonas: Montenegro, Dalmacia, la Frontera Militar Croata, las montañas Žumberak y Bosnia. Suyas eran las voces más altas de descontento, impulsadas por otras etnias eslavas sureñas más pequeñas. La región de los Balcanes sufrió aún más desestabilización después de 1908, con el inicio de la Primera Guerra Balcánica de 1912-1913, que hizo que las naciones balcánicas aliadas en la Liga Balcánica lucharan contra el debilitado y fragmentado Imperio Otomano.
Las guerras balcánicas fueron un desastre colosal para los otomanos, que ya se habían debilitado en las décadas anteriores y a los que se les llamaba popularmente «el enfermo de Europa» y no podían soñar con mantener su poder y la estabilidad en la región. La llamada Liga Balcánica incluía a Serbia, Bulgaria, Grecia y Montenegro, que estaban apoyados por Rusia y algunos voluntarios italianos. Por otro lado, el Imperio Otomano estaba apoyado por Austria-Hungría.
La frágil Liga Balcánica estaba interconectada solo por la promesa de expansión territorial de todos los estados implicados en ella y poco más. Las grandes potencias europeas trataron sin éxito de evitar este conflicto y estabilizar la región y en septiembre los ejércitos de ambos bandos se habían movilizado. Durando de octubre de 1912 a mayo de 1913, esta primera guerra se caracterizó por unos éxitos rápidos y arrasadores de la Liga Balcánica. Aunque numéricamente inferior al principio, la liga tenía importantes ventajas sobre los otomanos. Aunque costosa en bajas para todas las partes implicadas, la Guerra fue de todos modos una victoria complete de la Liga Balcánica y un fracaso completo para los otomanos en Europa. Estos últimos perdieron un increíble 83% de sus territorios en Europa y más de la mitad de su población europea.
Inmediatamente después se produjo al Segunda Guerra Balcánica, en 1913 y duró solo 33 días. Estalló después de que Bulgaria (insatisfecha con sus ganancias territoriales) se enfrentara a sus antiguos aliados, Serbia y Grecia, y declarara la guerra. La región de Macedonia fue la mayor fuente de insatisfacción, estando la mitad bajo influencia búlgara y la otra mitad siendo la región de la Antigua Serbia. Además, la creación de una Albania independiente tras la primera guerra era una gran amenaza y un problema para los serbios. Los búlgaros empezaron la segunda guerra el 29 de junio de 1913 lanzando una ofensiva a gran escala contra Grecia y Serbia. Luego Rumanía entró en el conflicto contra Bulgaria, después de varias disputas territoriales. Después de un breve conflicto y una serie de derrotas, Bulgaria perdió la guerra y varios de los territorios previamente ganados. La segunda guerra desestabilizó todavía más la región y creó el escenario para una guerra aun mayor que pudo consumir a toda Europa.

2.2 – Un grito de libertad

Al año siguiente, se produjo un acontecimiento crucial que fue la gota que colmó el vaso: el asesinato del archiduque Francisco Fernando. El heredero del Imperio Austrohúngaro, junto con su esposa Sofía, la duquesa de Hohenberg, visitaban la capital de Bosnia: Sarajevo. Esto se produjo el 28 de junio de 1914, una fecha de gran importancia nacional y religiosa para el pueblo serbio.
Un grupo de seis revolucionarios conspiraba para asesinar al archiduque en esta fecha tan señalada. Eran: Gavrilo Princip (Гаврило Принцип), Cvjetko Popović (Цветко Поповић), Trifko Grabež (Трифко Грабеж ), Muhamed Mehmedbašić (Мухамед Мехмедбашић), N...

Índice

  1. La Primera Guerra Mundial
  2. Introducción
  3. Capítulo IPreparando el escenario para la guerra: El trasfondo
  4. 1.1 - La carrera por el poder
  5. 1.2 – La crisis bosnia y el camino hacia la guerra
  6. Capítulo IILa chispa que encendió la llama: El atentado de Sarajevo
  7. 2.2 – Un grito de libertad
  8. Capítulo IIIEmpieza la Gran Guerra
  9. 3.2 – La entrada en guerra
  10. 3.3 – La Campaña Serbia
  11. Capítulo IVEl Frente Occidental
  12. 4.2 – La brutalidad de la guerra
  13. 4.3 – El aumento del desgaste: La Batalla de Verdún
  14. Capítulo VEn las montañas: El Frente Italiano
  15. Capítulo VILa guerra de movimientos: El Frente Oriental
  16. 6.2 – Cambian las tornas
  17. 6.3 – Brusilov da un paso adelante
  18. Capítulo VIITecnologías bélicas pioneras
  19. 7.1 – El auge de la aviación
  20. 7.2 – Los caballeros torpes: Guerra de blindados
  21. Capítulo VIIILa guerra de trincheras y la guerra de desgaste
  22. Capítulo IXEl Pacífico y Asia – La lucha por el dominio naval
  23. 9.1 – Imponiendo el dominio
  24. Capítulo XDerrotando al león de Áfrika: Las campañas africanas
  25. 10.2 – El león sigue resistiendo
  26. Capítulo XIEl Imperio Otomano en la Gran Guerra
  27. Capítulo XIIProvocando el conflicto: Estados Unidos entra en guerra
  28. 12.1 – La reconfiguración del Frente Occidental
  29. Capítulo XIIILa quiebra: Armisticios y capitulación
  30. Capítulo XIVLejos de estar acabado: Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial
  31. 14.2 – Libertad con un gusto amargo
  32. Capítulo XVBajas
  33. Conclusión