La imaginación metodológica

Coordenadas, rutas y apuestas para estudio de la cultura digital

Dorismilda Flores-Márquez, Rodrigo González Reyes, Raúl Trejo Delarbre, César Augusto Rodríguez Cano, Gabriela Elisa Sued Palmeiro, Claudia Benassini, Lidia García-González, María Rebeca Padilla de la Torre, Ana Isabel Zermeño Flores

• Editorial: Tintable
• Año: 2021
• ISBN:
  9786078346578
• Edición: 1
• Categoría: Ciencias sociales
• Categoría: Estudios de medios

"Los autores congregados en este libro hacen venturosas contribuciones para examinar la cultura digital. Desde diversas perspectivas, describen e incluso construyen metodologías propicias para la investigación en este campo […] Las aleccionadoras indagaciones y las cimentadas certezas metodológicas que describen los ocho autores de este libro, la destreza con la que toman y reelaboran conceptos e instrumentos, la demostración de que los estudios de esta índole requieren de enfoques multidisciplinarios, la apuesta a la búsqueda, antes que a certezas circunstanciales, actualiza para la investigación digital aquella inquietud de Wright Mills" para desarrollar la imaginación metodológica.

Exploración sobre la construcción del conocimiento sobre la Covid-19 en un mundo social a través de la etnografía onlife

Claudia Benassini Félix

Introducción

El objetivo principal de este trabajo es presentar los primeros resultados de una etnografía digital realizada entre el 21 de marzo y el 26 de junio de 2020 en el grupo de Facebook “Noticias Covid-19”, a propósito de la construcción del conocimiento sobre la Covid-19. El desarrollo del protocolo y la selección del grupo estuvieron orientadas por la pregunta: ¿qué repercusiones tiene la información en las percepciones de los usuarios de Facebook?, considerando la presencia del tema en agendas mediáticas, académicas y científicas durante el último año. Cabe adelantar que, aunque buena parte de los usuarios de las redes sociodigitales habían tenido la experiencia previa del virus AH1N1, la complejidad, duración y repercusiones del SARS-COV-2 ha superado las expectativas en las agendas señaladas y ha repercutido en la construcción social del conocimiento, es decir, en las maneras en que los sujetos sociales interiorizan el tema a través de diversas fuentes, incluida la comunicación de boca-en-boca, y lo socializan en distintos grupos de referencia dentro y fuera de línea, dando lugar a la experiencia onlife y, con ello, a diferentes tipos de sociabilidades.

Observación participante: método central en la antropología digital

Durante las últimas tres décadas, la etnografía digital ha sido utilizada por una diversidad de campos derivados de las ciencias sociales, ligada al estudio de las prácticas comunicacionales y los mundos sociales. Si bien se le reconoce como un método de investigación cuya paternidad obra en las ciencias sociales, una parte de sus aportaciones deriva de la antropología digital. Una de las mayores virtudes de esta vinculación es el uso de la observación participante como columna vertebral de la etnografía. Quienes la han practicado deben adaptarse a las modalidades del trabajo de campo durante periodos indefinidos de tiempo, así como a la inmersión en las comunidades de estudio.

La observación participante sobre los mundos sociales y las sociabilidades en línea también demanda rigor y legitimación de una teoría para el análisis e interpretación de los datos. De aquí la opción, en este trabajo, de vincular el método etnográfico digital con la antropología digital, tanto por su interés en el estudio de las comunidades y su cultura como por su sustento en una base material de tres maneras: la materialidad de la infraestructura y la tecnología digital, desde la computadora de escritorio hasta los medios de comunicación móvil, pasando por el cableado que permite el intercambio simbólico; la materialidad del contenido digital que se crea, reproduce y trasmite, y la materialidad del contexto digital vinculada a los ambientes fuera de línea (Pertierra, 2018; Boellstorff, 2012; Horst y Miller, 2012; Miller, 2011).

Desde la óptica hasta aquí descrita, una amenaza para el rigor y la legitimación de la etnografía es que una parte de quienes la practican en realidad han hecho análisis de algunos textos inmersos en blogs, redes sociodigitales y sitios web, emparejados con entrevistas aisladas a quienes han participado en los procesos de su interés (Boellstorff, 2012). En estricto sentido, para estructurar el trabajo de campo, el antropólogo digital parte de la observación participante para hacer etnografía en línea, buscando una descripción más cabal de la cultura seleccionada, alternando con el grupo seleccionado, problematizando sobre su quehacer y recopilando datos para la realización de entrevistas y otros análisis textuales que orienten la investigación sobre las prácticas comunicacionales y la construcción de significados que de ellas se desprenden.

Metodológicamente, la observación participante proporciona al etnógrafo el conocimiento de las prácticas, valores y significados conforme se despliegan. También permite la obtención de datos como las conversaciones, actividades, movimientos y ambientes construidos, además del acercamiento a prácticas y creencias culturales desconocidas durante el desarrollo del protocolo de investigación. En suma, y como se verá en su momento, este tipo de datos no podría conseguirse por entrevistas u otros métodos de colaboración, aunque su información es relevante para efectos del trabajo etnográfico (Hine, 2004; Pertierra, 2018; Boellstorff, 2012).

De la etnografía online a la etnografía onlife

La etnografía digital ha pasado por un proceso de adecuación que ha implicado también el traslado de su objeto de estudio al ambiente digital, con la consecuente construcción de tal objeto de estudio y sus implicaciones en diversos campos, así como al reconocimiento de la materialidad de las prácticas y la construcción de mundos sociales en Internet. Este proceso ha supuesto la exploración y selección de ambientes digitales en tanto prácticas culturales y mundos sociales en construcción: redes sociales, blogs, foros, sitios webs, sitios de citas, juegos, etc., susceptibles de estudiarse mediante diferentes versiones de lo que es una “etnografía” (Bárcenas y Preza, 2019; Varis, 2016; Hine, 2014).

Esta premisa, que se ha fraguado desde los primeros trabajos, ha propiciado la discusión sobre la mediación ejercida por la tecnología, abarcando lo digital y lo no digital, manteniendo el compromiso con el conocimiento desde la mirada holística: a partir de la comunidad seleccionada para seguir conexiones entre otras en línea y fuera de línea. En este escenario se han generado nuevas formas de acercamiento al estudio de las sociabilidades en línea, producto de la inmersión en los medios que ha desembocado en la experiencia onlife: la extensión del mundo digital hacia la realidad (Boellstorff, 2012; Deuze, 2012; Floridi, 2014). Vivir onlife forma parte del proceso de mediatización que supone una interdependencia de los medios tradicionales y digitales cuyas lógicas se entretejen en los mundos sociales construidos en los ambientes digitales. Esta nueva ecología trae consigo cambios en las maneras en que los usuarios se relacionan entre sí, con los contenidos mediáticos y de otras fuentes, así como en la forma de acercarse al conocimiento de fenómenos directamente vinculados a su entorno.

Facebook: sociabilidades onlife

Iniciar el trabajo de campo previo a la observación participante supone la consulta de información actualizada y confiable que acompañe los primeros recorridos por los sitios que podrían seleccionarse de acuerdo con el objeto de estudio. Es importante tener presente que la decisión de optar por Facebook obedece a la facilidad con que pueden abrirse grupos para la conversación y discusión sobre temas particulares, en los que participan usuarios interesados en un asunto específico.¹ Estos espacios constituyen una importante modalidad para el estudio de los mundos sociales:

Por mundos sociales entendemos aquellos ámbitos de la vida social relativamente cerrados pero nunca herméticos. Para sumergirse en ellos los etnógrafos suelen pasar largos periodos con los participantes en su estudio. La potencial variación en estos mundos es tan vasta como la diversidad sociocultural humana (Pink et al., 2019: 169).

Para los autores, un elemento clave de los mundos sociales es que no están separados de otros. De hecho, suelen cruzarse sin límites fijos y poco claro para quienes conviven en ellos y para quienes los ven desde fuera. La gente entra y sale de los mundos sociales, de forma que su composición es dinámica y se modifica con el paso del tiempo cuantitativa y cualitativamente hablando. A reserva de volver al tema en las conclusiones, cabe adelantar que también sugieren que el trabajo etnográfico puede acompañarse, entre otras opciones, por el estudio de las sociabilidades onlife: un concepto abierto que se refiere a las cualidades de las relaciones sociales y sus interacciones con las tecnologías digitales. En tanto mundo social que propicia distintas formas de sociabilidad, Facebook ya no se ve como una abstracción, sino como un constructo ideológico moldeado por la forma en que los usuarios lo utilizan para relacionarse con otros medios y otras personas (Pink et al., 2019; Varis, 2016; Miller, 2011).

Entendiendo Facebook como mundo social en el que se manifiestan las sociabilidades en línea, las estadísticas se visualizan desde una dimensión diferente. A nivel global, Facebook es el tercer sitio más visitado de Internet después de Google y YouTube.² Además de la actualización de estado, los usos más importantes de esta red social son la consulta de noticias, compras y participación en grupos: se estima que hay 10 000 000 de grupos y que 1 400 000 000 de personas participan en ellos a nivel global. Asimismo, se estima que el 65 por ciento de los usuarios son menores de 35 y que el 96 por ciento se conecta mediante dispositivos móviles o tabletas; mientras que el 4 por ciento restante lo hace vía computadoras de escritorio (Newberry, 2020; Mexía, 2020). Asimismo, Facebook es la red social más utilizada en México: se estima que 79 000 000 tienen una cuenta que consultan sobre todo a través de su teléfono móvil,³ y más del 30 por ciento navega por más de dos horas. Un 61 por ciento actualiza su estado y publica información; un 20.69 por ciento afirma pertenecer a 10 o más grupos. Para Bárcenas y Preza (2019), estos datos también dan cuenta de la intersección en líneafuera de línea, es decir, lo onlife.

Este es el hilo conductor que orientó la elaboración de este artículo, que parte del trabajo de campo realizado entre el 21 de marzo y el 26 de junio de 2020, con el propósito central de indagar la forma en que un mundo socia...

Índice

• Cubierta
• Portadilla
• Portada
• Créditos
• Índice
• PRÓLOGO Para indagar y comprender la cultura digital
• INTRODUCCIÓN En busca de coordenadas metodológicas para estudiar la cultura digital
• Minería de datos y análisis de redes sociales: malabarismos de una experiencia de investigación
• Métodos digitales para estudiar la cultura y la vida digital: fotografías mexicanas en Instagram
• Etnografía digital y sus reconfiguraciones permanentes
• Prediseño de un proceso etnográfico en ambientes digitales. Algunas estrategias metodológicas
• Exploración sobre la construcción del conocimiento sobre la covid-19 en un mundo social a través de la etnografía onlife
• Métodos en línea para el estudio de movimientos sociales a partir de entrevista, observación no participante y análisis de comentarios de los usuarios
• Estrategias metodológicas participativas en el estudio de las prácticas digitales
• El enfoque del marco lógico en la investigación-acción participativa: el método del método
• Los autores