GENIO OBSESIVO
El mundo interior de Marie Curie
Barbara Goldsmith
Traducción de Esther Rabasco
Antoni Bosch editor, S.A.U.
Manacor, 3, 08023, Barcelona
Tel. (+34) 93 206 0730
www.antonibosch.com
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Título original de la obra: Obsesive Genius. The Inner WorLd of Marie Curie
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© 2005 Barbara Goldsmith
© de la edición en español: Antoni Bosch editor, S.A.U.
© de la fotografía de la cubierta: Fotos Doce / Contacto
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ISBN: 978-84-95348-19-7
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Diseño de la cubierta: Compañía
Maquetación: JesMart
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A los niños
Evelyn
Gillian
Jack
Jenna
Lillian
Max
y su «espíritu de aventura»
Índice
Introducción
1 Primeras influencias
2 «Siempre he mantenido la cabeza bien alta...»
3 París
4 Pierre
5 Notables casualidades
6 «El tema era totalmente nuevo»
7 «Los mejores velocistas»
8 «Un hermoso color»
9 «¿Cuál es la fuente de energía?»
10 «Démosle ayuda y compañía semejante a él»
11 «El desastre de nuestra vida»
12 «Éramos felices»
13 Metamorfosis
14 «Mis hijas... no pueden hacerme vivir»
15 «La química de lo invisible»
16 Honra y deshonra
17 «Es muy obstinada»
18 «Todas mis fuerzas»
19 La forja de un mito
20 Pasar el testigo
21 El legado de Marie
Agradecimientos
Bibliografía escogida
Notas
Introducción
París, 20 de abril de 1995: la alfombra blanca se extendía, una manzana tras otra, por toda la calle Soufflot hasta terminar delante del Panteón, cubierto de banderas tricolores desde la cúpula hasta el suelo. Los soldados de la Guardia Republicana desfilaban por la superficie blanca a los acordes de «La Marsellesa». Los miles de espectadores que se alineaban a ambos lados de las calles permanecían inusitadamente callados; algunas personas lanzaban flores al paso del cortejo. Tras los profesores del Instituto Curie, iban estudiantes parisienses de secundaria que portaban en alto letras de más de un metro de altas de color azul, blanco y rojo, los símbolos griegos de los rayos alfa, beta y gamma.
Conforme se acercaban al Panteón, se abrían en abanico y miraban fijamente hacia una tribuna situada bajo la magnífica cúpula en la que se encontraban sentadas personalidades como el presidente François Mitterrand. Éste, enfermo de cáncer,1 en las últimas semanas de sus catorce años de presidencia había decidido dedicar su último discurso a las «mujeres de Francia» y, en un espectacular gesto, depositar en el Panteón las cenizas de Madame Curie y de su marido Pierre, convirtiendo así a Marie (Marya Salomee Sklodowska) Curie en la primera mujer enterrada en él por sus méritos propios. Los restos de los Curie, que reposaban en Sceaux, en las afueras de París, habían sido exhumados para enterrarlos junto a franceses inmortales como Honoré-Gabriel Riqueti (Comte de Mirabeau), Jean-Jacques Rousseau, Émile Zola, Victor Hugo, Voltaire (François-Marie Arouet), Jean-Baptiste Perrin y Paul Langevin.
Sentado junto a Mitterrand estaba Lech Walesa, presidente de Polonia, país de origen de Madame Curie. También se encontraban allí las familias de los dos científicos cuyos restos estaban enterrándose: su hija Eve y los hijos de su difunta hi...