1. Lo fantástico como reacción ante la inmediatez: Clarice Lispector / Julio Cortázar
Juliane Vargas Welter y Karina de Castilhos Lucena
Definir criterios para incluir o excluir autores en/de una historia literaria es un desafío que ocupa a investigadores del campo desde siempre, aunque a partir de mediados del siglo xx esa definición se haya revestido de aparatos cada vez más críticos, en especial porque acompañó el debate que dentro de la historia disparó la Escuela de los Anales. Desde entonces, tanto la historia como la historia de la literatura han revisado sus métodos y se han apartado cada vez más del modelo enciclopedista, nacionalista, de los grandes hechos/autores (el controvertido canon) encaminándose a una perspectiva amplia, orientada por un problema y atenta a los innumerables silenciamientos del otro modelo: la presencia femenina, el discurso de negros e indígenas, la importancia de la oralidad, entre tantos problemas centrales para quien piensa la historiografía en la actualidad.
El propósito de este capítulo es comparar a dos autores hoy canónicos en las literaturas argentina y brasileña: Julio Cortázar (1914-1984) y Clarice Lispector (1920-1977). Se intenta entender el recorrido de cada uno de ellos hasta ese lugar protagónico en las literaturas de sus respectivos países, atendiendo a lo que los aproxima, sin olvidar lo que los distingue. Para comprender la trayectoria de cada uno, resulta pertinente un brevísimo recorrido por las biografías de Cortázar y Clarice, también para volver al tema de los criterios de la historiografía literaria. Finalmente, ¿qué hacen un belga y una ucraniana (fijándose en sus respectivos lugares de nacimiento) en la historia de la literatura argentina y brasileña?
La pregunta parece provocativa pero revela cuánta arbitrariedad puede haber en la escritura de una historia literaria. Si hoy nadie recurriría a sus ciudades de origen para excluirlos de los panoramas de los países de recepción, no cuesta imaginar que un compilador del siglo xix estuviera tentado a dejarlos fuera por entender que el lugar de nacimiento es factor determinante. Otros elementos, como la lengua en que escriben, la formación escolar en territorio argentino o brasileño, el compromiso que tuvieron con los agentes de los campos literarios de acogida, relativizan la condición de extranjeros de ambos escritores, aunque ese dato no sea descartable.
Ambos llegan a América del Sur en las décadas iniciales del siglo xx más por imposición que por elección, ya que la Primera Guerra Mundial imposibilitaba la vida en Europa en diferentes niveles. En el caso de Cortázar, la inviabilidad es ante todo financiera: la familia ve naufragar los planes de establecerse en Bélgica, adonde se había instalado en 1913 para administrar una filial de la empresa de importación de muebles de lujo del abuelo del futuro escritor. Con la guerra, el negocio fracasa y la familia, de origen argentino, emprende el regreso en un recorrido que va a comenzar en Bruselas, pasando por Zurich y Barcelona, hasta llegar a Banfield, en el conurbano bonaerense.
Con Clarice la situación es más complicada. La familia judía llega a Brasil en pésimas condiciones financieras, obviamente, pero sobre todo como víctima de violencias de todo tipo en medio de la contienda civil que se instala en la región tras la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Se trata especialmente de los pogroms y la violación de la madre, que la lleva a contraer sífilis, causa de su muerte años después ya en Brasil. El mismo nacimiento de la escritora ocurre en medio de la fuga, en la gélida ciudad de Tcheltchelnik; la nombran Chaya Pinkhasovna Lispector, quien al llegar a Brasil gana el nombre de Clarice en un intento de inserción en la nueva comunidad.
La formación escolar y las primeras actividades profesionales de Cortázar se darán lejos de la gran metrópoli en que se había transformado Buenos Aires en la primera mitad del siglo xx (Sarlo, 2010). Esa información no es irrelevante, ya que agrega a la condición de extranjero la de provinciano, rasgo distintivo importante en un escenario marcado por tensiones de clase. Desde Banfield, Cortázar pasa por Bolívar (ciudad del interior de la provincia de Buenos Aires) y por Chivilcoy (mucho más próxima a la Capital Federal), formándose primero en educación básica y magisterio para luego ejercer la docencia. Parece existir un plan de aproximación a la vida cultural del país que solo se concretará en 1946, cuando Cortázar comienza a trabajar en la Cámara Argentina del Libro. Previamente registra un breve paso por Mendoza como profesor de la Universidad Nacional de Cuyo.
El año 1946 es la fecha de radicación en Buenos Aires, pero principalmente es el año de publicación de “Casa tomada”, tal vez todavía hoy el cuento más comentado del autor. Se incluye en la revista Los Anales de Buenos Aires, dirigida por Jorge Luis Borges. Quedaba así sellado el ingreso de Cortázar en las letras argentinas. A partir de entonces, las publicaciones se volvieron frecuentes, incluyendo otras narraciones –primero en revistas, luego reunidas en su libro inicial de relatos, Bestiario (1951)– y el poema dramático Los reyes (1949).
Clarice también hará un movimiento de margen hacia el centro del país. La familia llega a Maceió, después pasa por Recife, para fijar residencia finalmente en Rio de Janeiro en 1935. Amarrada al movimiento constante de migración de la familia, de por sí traumático dadas las condiciones, está la pérdida de la madre todavía en Recife, la muerte posterior del padre en Rio y la eminente pobreza que asolaba a la familia. La ida para Rio, el casamiento de la hermana Tânia y el ingreso de la hermana Elisa al servicio público proveen a Clarice, la menor, mejores condiciones de vida.
Así ingresa en la carrera de Derecho de la Universidad de Brasil (actual Universidad Federal de Rio de Janeiro), en la que se forma, aunque sin ejercer la actividad. Será como periodista que ingresará al mundo laboral y también al mundo de las letras, frecuentando los círculos intelectuales de la época. Trabajará inclusive para la Agencia Nacional del entonces presidente Getúlio Vargas, ya en medio del Estado Novo varguista con su política de censura y represión. Es en ese contexto que publica su primer cuento, “Triunfo”, en 1940 en la revista Pan. Es también en este momento cuando decide naturalizarse brasileña y casarse con su antiguo colega de curso, Maury Gurgel Valente, recién asumido como diplomático. Poco tiempo antes del casamiento y de la mudanza para Belém, primer hogar del matrimonio, publica su novela inicial, Perto do Coração Selvagem [Cerca del corazón salvaje], muy bien recibida por la crítica de la época. El casamiento apartará a Clarice del trabajo periodístico llevándola a retomar la saga migrante, ahora en ...