Freud: breve historia de su pensamiento
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Freud: breve historia de su pensamiento

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Freud: breve historia de su pensamiento

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Información del libro

"En el momento en que fue escrito este libro significó una vuelta a Freud, ya que, como Ricardo Avenburg cuenta en escritos ulteriores, Freud era considerado 'antiguo'. El libro, en esta vuelta, no solamente revela al lector el pensamiento del maestro Freud, sino también el de su discípulo Ricardo Avenburg, devenido, también él maestro, luego de haber sido psicoanalista y agregando el fruto de la reflexión filosófica. ¿Se justifica volver a publicar esta obra que data de 1989?, ¿sigue teniendo vigencia lo que aquí se expone? Creo que retornar al examen del pensamiento de Freud es una tarea que va más allá de cualquier época y que lo mismo vale para el pensamiento de Ricardo. Las cuestiones que aquí se plantean, tanto las técnicas como las teóricas, merecen seguir siendo examinadas, incluso muchas de esas cuestiones merecen que se las comience a examinar pues pareciera que fueron pasadas por alto muy rápidamente, tal vez porque nuestra cultura justamente está en una etapa que valoriza la premura en atender a los resultados y olvidó que el conocimiento implica conocer inicio, desarrollo y también el resultado que integrándose al inicio genera un nuevo desarrollo que contiene todos los desarrollos anteriores. Freud y Ricardo Avenburg deben leerse sin atender a consideraciones de índole temporal" (Jorge Garbarino).

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Información

Año
2021
ISBN
9789878362427
Edición
1
Categoría
Psychology
Categoría
Psychoanalysis

VI

Para la prehistoria del psicoanálisis.
De la localización, pasando por la función, para llegar a la psicología.

Síntesis del texto de Freud “Sobre las afasias”

Introducción

Este no es un trabajo original; como lo indica el título, no es más que una síntesis y la mayoría de las veces una reproducción directa del texto7. El motivo por el que lo hice, es que el de las “afasias” es un texto esencialmente neurológico, de lectura difícil y pesada para quien no se dedica a la neurología y está interesado en el psicoanálisis. Pero pienso que vale la pena conocerlo, por muchos motivos: ante todo se puede ver con claridad cómo considera Freud el tema de la relación entre los fenómenos psíquicos y su soporte en el sistema nervioso; ya se intuye la necesidad de abrir ese nuevo espacio virtual que es el aparato psíquico; a través del análisis del fenómeno del lenguaje se introduce en el tema de los diferentes niveles de representación psíquica (representaciones de objeto, representaciones de palabra) con un detalle que no encontramos en sus obras posteriores.
Eso como temas centrales. Además, primeras referencias a los actos fallidos, la aparición de ciertas metáforas que tomará en obras ulteriores (aunque aplicándolas con un sentido diferente), una de las pocas referencias al tema de la atención, etcétera. Pero más allá de cada uno de estos puntos, sigue siendo un factor de enriquecimiento personal el ir siguiendo el modo de pensamiento que despliega Freud aquí, como en sus otras obras.
No he podido disponer del texto en alemán; esta síntesis la realicé a partir de la traducción inglesa de E. Stengel (London, Imago Publishing Co. Ltd., 1953), lo que hace que cuando no hay una precisa correspondencia entre los términos usados acá por Freud con los usados en otra parte de su obra, no se pueda saber si se debe a Freud mismo, o es un problema de traducción.
Espero, de todos modos, que la utilidad que pueda tener este resumen, supere con mucho los errores involuntarios o las inevitables parcialidades de toda síntesis.
Al final agrego un apéndice en el que trato de mostrar cómo se fue constituyendo en Freud el primer esquema topográfico del aparato psíquico a partir de su esquema del aparato del lenguaje.

Sobre las afasias

I

La lesión en la 3ª circunvolución frontal izquierda provoca una pérdida de la posibilidad de emitir el lenguaje articulado, conservándose por otro lado las demás funciones del lenguaje. Esto fue descrito por Broca, en 1861. A su vez, Wernicke, en 1874, describió una pérdida en la capacidad de comprensión del lenguaje escuchado por lesión de la 1º circunvolución temporal izquierda. Estos descubrimientos llevaron a relacionar ciertas funciones vinculadas al lenguaje con determinadas zonas del cerebro. La zona descubierta por Broca pasó a ser considerada como el centro de lenguaje articulado (centro de Broca), y la descubierta por Wernicke, el centro para la comprensión del lenguaje (centro de Wernicke). Estos hallazgos despertaron la esperanza de que algún día sería posible referir las diversas disociaciones de la facultad del lenguaje observadas en la práctica clínica a lesiones cerebrales bien definidas. De ahí que se vislumbrase el camino para el desarrollo de una fisiología del lenguaje. Éste era pensado por Wernicke como un arco reflejo: los sonidos llegan al lóbulo temporal (centro de Wernicke) a través del nervio auditivo; en el centro de Wernicke se encuentran las imágenes sensoriales de la palabra oída, desde donde se transmite la excitación al centro motor del lenguaje (área de Broca), donde se encuentran almacenadas las imágenes de los movimientos vinculados al lenguaje, y desde donde se transmite la excitación a los nervios motores.
A y M constituyen los centros cuya lesión determina las afasias de comprensión (sensorial) y motriz respectivamente; son las afasias centrales. Una lesión que afecte el tracto A – M, que une ambos centros, constituirá la afasia de conducción.
Freud se opone desde un principio a diferenciar las afasias en centrales y de conducción.
¿Cómo estarían contenidas en los centros las impresiones tanto sensoriales (de las palabras escuchadas) o kinestésicas (de los movimientos que hacen a la articulación de la palabra)? Decía Wernicke que sólo las funciones psíquicas más elementales podían ser contenidas en los centros: una percepción visual podía encontrarse en la terminación cerebral del nervio óptico, una percepción acústica en el área cortical correspondiente al nervio acústico, etcétera. Las funciones más complejas, como la integración de diferentes representaciones en conceptos, dependería de sistemas de asociaciones que relacionasen diferentes partes del cerebro. Los estímulos sensoriales, en cambio, al llegar a la corteza, dejarían impresiones duraderas que quedarían almacenadas en las diferentes neuronas. La corteza cerebral con sus 600 millones de células, según Meynert, ofrece un número suficientemente grande de lugares de almacenamiento en los que las innumerables impresiones sensoriales provistas por el mundo externo pueden almacenarse una por una, sin interferencia. La corteza cerebral está poblada por tales residuos de estímulos pasados que proponemos llamar “imágenes mnémicas” (cita de Wernicke). Al destruirse los centros, se destruyen también las imágenes mnémicas de las percepciones de los sonidos escuchados y de los propios movimientos realizados.
Pero el esquema de Wernicke da cuenta solamente de la posibilidad de repetición de la palabra oída, o sea la respuesta a un estímulo externo, pero no del lenguaje espontáneo, para lo que se requiere una representación más compleja del aparato del lenguaje. Para ello otro autor, Lichtheim, introduce un nuevo centro para el lenguaje espontáneo, de modo que se completa el esquema de Wernicke de la manera siguiente:
B corresponde al centro para la palabra espontánea. Según el lugar en que se produzca la lesión, aparecería una afasia de distinto tipo (antes de A, entre A y M, entre A y B, entre B y M, o después de M, además de las centrales). Dice Freud al respecto que el punto B, a diferencia de A y M, que corresponden a zonas perfectamente localizables en el cerebro, no es sino una representación esquemática de los diferentes lugares desde donde el aparato del lenguaje puede ser estimulado; es un esquema construido por deducción. Por otra parte, cuando se trata de adecuar una determinada perturbación del lenguaje con este esquema, surgen dificultades porque uno encuentra cada una de las funciones del lenguaje perturbadas en grados diferentes, en lugar de encontrar que se pierde una función permaneciendo otras intactas.

II

Wernicke adjudicó a la destrucción de la vía A – M la aparición de un fenómeno particular: “la parafasia”. Pero, dice Freud, si seguimos al pie de la letra el esquema de Wernicke modificado por Lichtheim, dicha lesión hubiera debido producir la imposibilidad de repetir la palabra escuchada sin que se afecten ni la comprensión de la palabra oída, ni la producción del lenguaje espontáneo; pero esto no se ha visto jamás ni se puede esperar que llegue a darse. La facultad de repetir no se pierde jamás en tanto permanezcan intactos el hablar y el comprender8. Y sigue diciendo Freud que la parafasia observada en pacientes afásicos no se diferencia del uso incorrecto y la distorsión de palabras que la persona sana puede observar en sí misma en estado de fatiga o de atención dividida o bajo la influencia de afectos perturbadores, cosa que sucede frecuentemente en los oradores y causa en el público una sensación penosamente embarazosa. Es tentador considerar la parafasia, en el más amplio sentido, como un síntoma puramente funcional, un signo de una reducción de la eficacia del aparato de asociaciones del lenguaje.
La parafasia le sirve a Freud para introducirse en un nuevo nivel de hechos: aquellos en los que se altera una función sin que haya un daño orgánico visible que la explique y que exige otro nivel de explicación que el del daño directamente observable. Aquí cita a Watterville: “no debemos buscar el sustrato fisiológico de la actividad mental en tal o tal otra parte del cerebro, sino que debemos enfocarlo como el resultado de procesos ampliamente diseminados por el cerebro”.

III

Freud critica el esquema de Lichtheim, en el sentido de rechazar la existencia de un centro (B en el esquema) para el lenguaje espontáneo. Se basa en dos argumentos:
1) El ya mencionado que, de existir una vía independiente B – M, podría darse el caso de que se destruyese el tracto A – M, perdiendo el paciente la capacidad de repetir la palabra oída y conservando el lenguaje espontáneo, hecho o que no se da en la clínica.
2) El aprendizaje del lenguaje se hizo a través de la repetición de la palabra oída, o sea por la vía A – M
Wernicke supuso que luego de que el hablar a través de dicha vía fue suficientemente practicado, empezó a ser usada otra vía más directa que no tuviera conexión con las imágenes de sonido. Pero es imposible comprender cómo la práctica en el uso de un sistema de fibras, haya dado por resultado el que sea abandonado para elegir otro. La práctica llevará a una economía de las vías y una elección de una vía más directa pero dentro de las previamente ensayadas. No se requiere, por lo tanto, para el uso más sofisticado del lenguaje, la creación de un nuevo centro B independiente de la vía A – M.
Dice Freud que la parafasia es un trastorno del lenguaje en el cual la palabra adecuada es reemplazada por una que lo es menos, la cual sin embargo mantiene una cierta relación con la palabra correcta. Esta cierta relación puede estar dada por el contenido, o porque estén fuertemente asociadas entre sí, o por sonar de un modo semejante. También se habla de parafasia cuando dos palabras se fusionan en una, como “Vutter”, que une “Vater” (padre) y “Mutter” (madre). También cuando un sustantivo específico es reemplazado por uno muy general, por ejemplo “cosa”. Sin embargo, en la afasia la perturbación puede ser más seria y llegar a la jargonafasia, en que las palabras pierden su significado específico, con abundancia de partículas, interjecciones y otros accesorios gramaticales, así como frecuente repetición de sustantivos y verbos.
Más allá de cualquier localización y enfatizando el nivel funcional, otro autor, Bastian, distingue tres estadios de reducción de la excitabilidad de un centro:
1) Cuando el centro no reacciona frente a estímulos voluntarios (lenguaje espontáneo) pero sí lo hace estimulado por asociación con otro centro (ver el objeto que se ha de nombrar) o por estímulo directo (repetición de la palabra escuchada).
2) Cuando reacciona sólo ante la estimulación directa.
3) Cuando no reacciona ante estímulo alguno.
Por lo tanto, ciertos tipos de perturbaciones del lenguaje dependen de una alteración funcional del aparato del lenguaje; por ejemplo, de la reducción de la excitabilidad de un centro, más que de una interrupción localizada de la vía. Un gran número de lesiones orgánicas se manifiesta por perturbaciones funcionales difusas y no necesariamente localizadas. Dice Freud que se espera que una lesión destruya completamente un cierto número de unidades del sistema nervioso y que deje el resto intacto; sin embargo este hecho se da en contados casos. La mayoría de las lesiones tienen un efecto perturbador en un número de unidades nerviosas mucho mayor que aquellos inmediatamente involucrados. De este modo, ha de tenerse en cuenta el impacto de una lesión sólo parcialmente destructiva en la totalidad del aparato. De hecho, pueden darse dos casos: o bien que sólo dejen de funcionar ciertas partes del aparato manteniéndose el resto intacto, o bien que la totalidad del aparato reaccione ante la lesión como un todo unitario, con un descenso en su funcionamiento en general. Puede responder a una lesión parcial con una perturbación de la función que también podría haber sido causada sin que haya habido daño estructural.
El aparato motor central para las extremidades superiores muestra ambos tipos de reacción, ya que una pequeña lesión en la zona correspondiente puede causar una parálisis aislada de los músculos del pulgar, aunque lo habitual es que provoque una ligera paresia de todo el brazo. El aparato del lenguaje muestra este último tipo de reacción ante lesiones parciales. Por ejemplo, una pequeña lesión en el área motora del lenguaje nunca provocaría la pérdida de 100 palabras, cuyo tipo dependería del sitio de la lesión, sino que se produce un descenso general de la actividad funcional de dicho centro.

IV

Grashey describió una forma de afasia que llamó “afasia amnésica”, que se caracteriza por la incapacidad del paciente de usar sustantivos en el lenguaje espontáneo así como de nombrar objetos, aunque éstos son reconocidos. Grashey la interpretó como una incapacidad de retener por cierto tiempo las imágenes de objetos, imágenes de sonido y símbolos a consecuencia de una perturbación general de la percepción. Para Freud debe existir una lesión y la amnesia se explica por el 2º nivel de disminución de excitabilidad de Bastian: el centro no responde al estímulo espontáneo, pero aún reacciona a la asociación y al estímulo sensorial.
Acá se lleva más allá el análisis del proceso del lenguaje, al incluirse un centro de imágenes de objeto diferente del de las imágenes acústicas y de un centro para los símbolos. Expresado en forma simplificada, el esquema de Grashey podría representarse así:
Para que se produzca el lenguaje se requiere que la actividad de un centro sea ayudada por la actividad de otro asociado a él. Las afasias reproducen un estado que existía en el curso normal del aprendizaje del habla; al aprender a leer el niño trata de asegurarse la imagen visual de la palabra, evocando todas las otras imágenes (acústicas, kinestésicas) asociadas a ella; así como al aprender a escribir, el niño se asegura las imágenes visuales de las letras, además de las acústicas y kinestésicas de las palabras correspondientes. La diferencia que se da entre el proceso de aprendizaje y las afasias, es que en el primer caso los puntos de apoyo están dados por la jerarquía de los diferentes centros que comienzan a funcionar en tiempos diferentes: primero, el sensorial acústico de la palabra escuchada; luego, el motor de la palabra hablada; luego, el visual de la palabra leída y, por último, el motor de la escritura. En cambio en las afasias el proceso del lenguaje tiende a apoyarse en aquel centro que ha sufrido menos.

V

Reconsidera y sintetiza la concepción de Wernicke. Hay áreas definidas en la corteza, los llamados centros de Broca y Wernicke, cuyas células nerviosas contienen las imágenes (impresi...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Agradecimientos
  4. Entre los difusos límites de la luz
  5. Nota introductoria, por Jorge Garbarino
  6. Freud, breve historia de su pensamiento
  7. I. Introducción al estudio de la obra de Freud: desarrollo de los conceptos fundamentales que culminan en “La interpretación de los sueños” (1900)
  8. II. Visión panorámica de las ideas de Freud desde 1900 a 1920
  9. III. Visión panorámica de las ideas de Freud a partir de 1920
  10. IV. La evolución del concepto de Yo en la obra de Freud
  11. V. Significación actual de Sigmund Freud
  12. VI. Para la prehistoria del psicoanálisis. De la localización, pasando por la función, para llegar a la psicología
  13. Sobre este libro
  14. Sobre el autor
  15. Índice
  16. Créditos