Cuerpos en tiempos fluidos en cuerpo y alma: Una historia descarnada

Debate y contribuciones históricas, culturales y políticas sobre el cuerpo y sus mutaciones

Sergio Fernández

• Editorial: Imaginante editorial
• Año: 2021
• ISBN:
  9789878447575
• Edición: 1
• Categoría: Filosofía
• Categoría: Mente y cuerpo en filosofía

Este es un ensayo sobre el cuerpo.Tomando a Spinoza nos preguntamos ¿Qué es lo que puede un cuerpo?Podemos decir que la historia de la modernidad es la historia del disciplinamiento de los cuerpos. En los tiempos industriales las instituciones modernas y los dispositivos fueron construidos para someter al cuerpo a las máquinas de producción de la sociedad. Los tiempos industriales involucraron los cuerpos, los músculos, su inteligencia, su potencia animada. Con el agotamiento de la modernidad se produjeron resistencias, luchas, revueltas contra el poder represivo de la explotación industrial, esto produjo una revitalización de los cuerpos. Rebeldía, acción política, lucha, deseos de emancipación.Este escrito fue realizado en los tiempos de pandemia, en los raros días de cuerpos encerrados, temerosos, enfermos, plagados de incertidumbre.Estos son tiempos de pensar nuevos sentidos y nuevas estrategias para asomarnos a la posibilidad de cuerpos liberados, emancipados, humanos.

Cuerpos y poder

“El poder inteligente podría llegar a detectar incluso patrones en el inconsciente colectivo, otorgando a la psicopolítica un poder ilimitado. ¿Cómo escapar de este oscuro futuro? La respuesta es sencilla: volvamos nuestra mirada hacia lo inservible, lo singular, lo no cuantificable…”.

Byung-Chul Han

“Digamos que al capitalista le interesaba, en la etapa industrial, la vida del obrero, su cuerpo, solo por un motivo indirecto, ese cuerpo, esa vida contiene la facultad, su potencia la dynamis que permite la explotación del poder. El cuerpo viviente se convierte en objeto a gobernar La vida se coloca en el centro de la política en la medida en que lo que está en juego es la fuerza de trabajo inmaterial Esto es la biopolítica El cuerpo viviente del cual se ocupan los aparatos administrativos del Estado, es la señal tangible de una fuerza todavía, no realizada el simulacro del trabajo no objetivado, al decir de Marx, trabajo como ‘subjetividad’”.

Paolo Virno

El poder tiene distintas formas de manifestarse. La más directa e inmediata se muestra como negación a la libertad. Esta capacita a los poderosos a manifestar e imponer su voluntad. También puede ser por medio de la violencia contra la voluntad de los sometidos al poder.

El poder no es un sistema de dominación de un grupo social sobre otro. La soberanía del Estado, la ley o la dominación son formas terminales de las relaciones de poder que atraviesan la sociedad. Todo poder se construye a partir de poderes. El poder no es una institución, una estructura, una posesión que algunos tienen y otros no. El poder está en todas partes porque viene de todas partes. No está en un punto concentrado, en un foco único.

El poder consiste, en principio, en la multiplicidad heterogénea y desigual de relaciones de fuerza en el campo social, en las transformaciones que se suceden a través de luchas y conflictos, en el modo en el que las relaciones se ligan o separan, y en las estrategias que pueden culminar en formas y estructuras del Estado, en espacios empresariales y monopólicos, en la enunciación de la ley o la dominación política.

El poder es racional y explícito en los puntos locales, tácticos, pero, una vez que se encadenan y expanden, carecen de una coordinación global.

El poder no es lineal; mutó a rizomático y a la fluidez en nuestro presente.

No son los sujetos los que instituyen relaciones de poder, sino estas las que producen sujetos y subjetividades.

El poder no se limita, no obstante, a quebrar la resistencia y a forzar la obediencia: no siempre adquiere la forma de coacción. El poder que depende de la violencia no representa el poder supremo. El hecho de que una voluntad surja y se oponga al poderoso da testimonio de la debilidad del poder. El poder está donde no es tematizado. Cuanto mayor es el poder, más silenciosamente actúa. El poder puede mostrarse como violencia o represión, pero no descansa sobre estas, es más, se desgasta con estas.

Tomando al pensador Byung-Chul Han, podemos decir que el poder en la actualidad está obligado a ser inteligente. Tiende a la empatía, no opera de frente contra la voluntad de los sujetos sometidos, sino que dirige esa voluntad a su favor. El poder es más afirmativo que negador, más seductor que represor. Se esfuerza en generar emociones positivas y en explotarlas. Seduce en lugar de prohibir; no se enfrenta al sujeto, le da facilidades. Este poder “amable” nos pide compartir, participar, comunicar nuestras opiniones, necesidades y deseos. Este poder nos conoce, porque nos construye. Este poder amable es más poderoso que el poder represivo porque escapa a toda visibilidad. Quizás, lo más importante: este poder no niega o somete la libertad, la explota.⁴⁰

Este poder elimina la decisión libre en favor de la libre elección entre distintas ofertas. Estimula y seduce, es más efectivo que el poder que amenaza, prescribe y clasifica. Este poder amable e inteligente lee y evalúa nuestros pensamientos conscientes e inconscientes. Apuesta a la organización y optimización voluntarias. De esta forma, no enfrentará resistencias ni desgastes.

Esta dominación no requiere de esfuerzos, solo sucede. Domina agradando y generando dependencias. Este poder te lleva a decirle “protégeme y protege lo que quiero”. Es empático, optimista, gentil.

El poder en tiempos posindustriales no se apodera del individuo directamente, se ocupa de que el sujeto actúe de tal modo que reproduzca por sí mismo el entramado de dominación que es interpretado por él como libertad.

Lo importante para el poder es que coincidan la propia optimización con el sometimiento y la libertad con la explotación. El poder en la sociedad del consumo posindustrial no es prohibitorio o represivo, sino que es permisivo, prospectivo y proyectivo. El poder motiva el consumo, lo maximiza. El poder actual intenta no generar escasez, sino abundancia y exceso de positividad. Su eficiencia reside en que es amable. En el poder amable e inteligente la libertad es sentida, es esa libertad que estaba ausente en el poder anterior, en el disciplinario. El poder disciplinario se organizaba como un “cuerpo” en la búsqueda de un régimen biopolítico. Ahora, la carne desaparece.

En la estructura social de matriz posindustrial el poder se comporta como “alma”.

El poder que se violenta es viejo, estúpido y tiende a desaparecer.

Los cuerpos y las mutaciones contemporáneas en el mundo del trabajo

“A partir de determinado momento de la historia de la producción social, todo ha empezado a girar en torno a la mente, a las actividades cognoscitivas, al intercambio de signos entre mentes distantes, a la cooperación entre mentes en el trabajo”

Franco Berardi Bifo

“El capitalismo actual está determinado por formas de producción inmaterial e incorpórea. No se producen objetos físicos, sino objetos no-físicos como informaciones y programas (…). Para incrementar la productividad no se superan resistencias corporales, sino que se optimizan procesos psíquicos y mentales. El disciplinamiento corporal cede ante la optimización mental”.

Byung-Chul Chan

La mutación profunda del mundo del trabajo es claramente una tendencia a nivel mundial. La diferencia radica entre los llamados países “desarrollados” (antigua palabra de la modernidad industrial) y los llamados países “dependientes”, “agrarios” o “medianamente industrializados”, como la Argentina, donde se produjo una modernidad nacional tardía y una industrialización inconclusa.

Tomando a nuestro país y al peronismo como el intento de modernidad nacional independiente (1946), después de la modernidad dependiente de 1880, agroexportadora, todo este proceso llevó a la Argentina a realizar una integración moderna en el siglo XX, de carácter muy diferente a la europea, con un fuerte protagonismo del Estado y basada en su origen en una alianza entre el ejército y el movimiento obrero, en un país carente de burguesía nacional.

Recordemos que, en nuestra primera modernidad, ante falta de burguesía, la elite devino a oligarquía terrateniente.

Este proceso, clásico en los gobiernos llamados populismos latinoamericanos del siglo XX, construyeron sistemas democráticos, nacionales y populares, con un Estado fuerte, constructor de procesos económicos, mercado-internistas y constructor de burguesías nacionales.

En todo esto, el movimiento obrero tuvo un fuerte protagonismo al dejar de lado sus intereses inmediatos de clase y al tener la decisión política de sostener capitalismos nacionales y populares. Debemos tener en cuenta que estos sistemas permitieron un rápido ascenso social de los trabajadores. Desde esta mirada, podemos decir que el peronismo fue nuestra revolución burguesa (modernidad nacional independiente).

Los movimientos policlasistas nacionales que rompieron con las ortodoxas estructuras e idearios de clase, como el peronismo, permitieron estos nuevos, originales y laberínticos procesos políticos que, para algunos pensadores críticos del peronismo muy cercanos a las construcciones políticas europeas, pusieron a la Argentina en el callejón.⁴¹

El cambio social comenzó a sentir el paso mundial del mundo industrial al posindustrial con los primeros embriones neoliberales a fines de los 70 y, en especial, con el fuerte impacto social de los 90.

Podemos decir, desde el vertiginoso presente, que el conflicto reside en el complejo desacople entre la demanda del sistema que necesita trabajadores con más capacitación y más flexibles a los cambios. Esta es la fuerte mutación a la que nos enfrentamos. Vivimos en una dinámica permanente y en una aceleración poshumana.

Un rápido razonamiento nos lleva a la conclusión de que se debe pensar en una formación continua para una más “eficiente” competitividad, sin ignorar el cambio estructural en el mundo del trabajo.

Podemos observar que se proyecta, desde los espacios dominantes hacia los trabajadores, una supuesta “culpa” por su falta de capacitación, es decir, si los trabajadores se quedan sin trabajo o los despiden, es “su culpa” por su “ignorancia” e incapacidad. Podemos decir que la perversión del proceso social desnuda el núcleo central del neoliberalismo.

En todo este complejo proceso debemos comprender que el principal valor no reside en la posesión de lo material, sino en la información como el verdadero capital contemporáneo. Dicho proceso signado por la inmaterialidad permite que, en el posindustrialismo, el logos sea el centro, mucho más que el objeto producido en las fábricas o industrias; la información manda.

Está de más recordar que, en los últimos años, el eje del capital ganó mucho más terreno que el eje del trabajo. Recordemos que, en nuestra modernidad nacional, desde lo simbólico, el trabajo dignificaba al hombre. Esto, en el neoliberalismo, claramente, dejó de ser.

Autoexplotación de los cuerpos, depresión y suicidio

“¿Deprimido yo? ¡Ni lo menciones! Me siento bien: soy perfectamente eficiente, feliz, dinámico, enérgico y, sobre todo, competitivo. Voy a correr todas las mañanas, y siempre estoy disponible para trabajar horas extras (…) La causa más probable de la oleada de suicidios, y en particular de los suicidios homicidas, es la transformación de la vida en sociedad en una fábrica de infelicidad de la cual parece imposible escapar. Es el mandato de convertirse en un ganador, contrastado con la conciencia de que ganar es imposible o, más bien, de que la única forma de ganar (al menos provisionalmente) es destruyendo las vidas de los otros para suicidarse después”.

Franco Berardi Bifo

“El neoliberalismo es un sistema muy eficiente, incluso inteligente, para explotar la libertad. Se explota todo aquello que pertenece a prácticas y formas de libertad, como la emoción, el juego y la comunicación (…) Aquí no se tortura, sino que se tuitea o postea. Aquí no hay ningún misterioso “Ministerio de la Verdad”. La transparencia y la información sustituyen a la verdad. (…) En lugar de confesiones obtenidas con tortura, tiene lugar un desnudamiento voluntario. El smartphone sustituye a la cámara de tortura. El Big Brother tiene un aspecto amable. La eficiencia de su vigilancia reside en su amabilidad”.

Byung-Chul Chan

El cuidado del cuerpo y la salud, la búsqueda constante de optimización, los pensamientos positivos de autosuperación personal y el horror al vacío y al aburrimiento son expresiones de una época dominada po...

Índice

• Cubierta
• Portada
• Sobre este libro
• Créditos
• Epígrafe
• Cuerpos
• En cuerpo y alma. Una historia descarnada
• Cuerpos escolares
• Cuerpos y poder
• Cuerpo de mujer
• El sueño de trascender
• Cuerpos y crisis política / Panoptismo e ingenuidad contemporánea
• Cuerpos en pandemia / Terror biológico, inteligencia artificial y neoliberalismo semiótico
• Algunas conclusiones
• Conclusiones