Un naufragio en la costa de Yucatán: La civilización maya a principios del siglo XVI
eBook - ePub

Un naufragio en la costa de Yucatán: La civilización maya a principios del siglo XVI

  1. 100 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Un naufragio en la costa de Yucatán: La civilización maya a principios del siglo XVI

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

A principios del siglo XVI, los restos de un navío español y algunos de sus tripulantes arribaron a la costa oriental de Yucatán, donde fueron capturados por sus pobladores, estos últimos pertenecientes a una de las civilizaciones más destacadas de Mesoamérica: la cultura maya. Dos sobrevivientes de ese naufragio, Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, desempeñaron un papel fundamental en la ambiciosa empresa de conquista emprendida por la Corona española, uno como aliado de los europeos y el otro combatiendo al lado del pueblo maya. Esta obra presenta algunos de los aspectos más relevantes de la vida de ambos personajes y describe las características principales de la civilización maya, desde sus orígenes hasta principios del siglo XVI, cuando fue "descubierta" por los españoles.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Un naufragio en la costa de Yucatán: La civilización maya a principios del siglo XVI de María Elena Vega Villalobos en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de History y Latin American & Caribbean History. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

La civilización maya a principios del siglo xvi

uando la embarcación comandada por Juan de Valdivia y Francisco Niño se hundió y su tripulación fue arrastrada a una zona desconocida, en las costas de Yucatán habitaban comunidades pertenecientes a la cultura que hoy denominamos maya. Las sociedades asentadas en diversas ciudades que controlaron las provincias de la península de Yucatán constituían una de las ramas tardías de la civilización maya, que había vivido su época de mayor esplendor ocho siglos antes, entre 400 y 900 d. C. No obstante, los ha­bitantes que conocieron Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero tenían una organización social, cultural y política sumamente compleja, heredera de una tradición ancestral gestada a lo largo de los siglos.
Todas las civilizaciones tienen un origen que marca su evolución histórica. Conocer la génesis de las civilizaciones es importante, pues a partir de ella los historiadores pueden explicar su desarrollo y comprender los momentos clave de su florecimiento, decadencia y colapso. Por tanto, para entender el universo cultural de la sociedad que acogió a los náufragos españoles a principios del siglo xvi, es necesario retroceder en el tiempo a un pasado lejano que dio forma a la civilización maya. Buena parte de este recuento se basa en un estudio cuyos resultados publiqué en coautoría con Erik Velásquez García, a quien le agradezco su autorización para utilizar algunos de los materiales en este libro.
El territorio en el que se originó y desarrolló la civilización maya se ubica en el área cultural llamada Mesoamérica, compuesta por una vasta región geográfica que abarca los actuales estados mexicanos de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, así como los países centroamericanos de Guatemala y Belice, y las áreas occidentales de Honduras y El Salvador (véase figura 1). Esta extensa zona, que integra un territorio de alrededor de 360 000 km2, presenta tres regiones con climas, orografía y recursos naturales muy característicos y distintivos, los cuales definieron, en buena medida, los rasgos socioculturales que han sido detectados en la cultura maya.
Dada la heterogeneidad de este territorio, que incluye tanto sabanas como volcanes nevados y extensas superficies de bosque tropical, los especialistas lo dividen en tres grandes regiones. La primera de éstas comprende la denominada Área Sur, un área de tierras altas ubicada a 300 metros sobre el nivel del mar, repleta de volcanes extintos y activos que forman una enorme cordillera que se inicia en la porción sureste de Chiapas y llega hasta la parte baja de Centroamérica. Aquí hay montañas, barrancos y numerosos valles, que desde épocas muy antiguas han sido el foco de importantes establecimientos humanos.
La segunda zona del territorio maya es el Área Central, o Tierras Bajas del Sur, caracterizada por tierras bajas y bosque tropical húmedo que ofrece un contraste notable con el entorno natural del Área Sur. Formada por una gigantesca plataforma de piedra caliza, la topografía del Área Central se distingue porque sobresalen unas colinas. Fue en esta región donde se desarrollaron las ciudades más importantes del Clásico (Tikal, Palenque, Yaxchilán, Bonampak y Uaxactún, entre otras), un periodo de auge cultural que va de 250 a 900 d. C., cuando florecieron a gran escala las artes, la política, la religión y la escritura jeroglífica.
La tercera y última región es el Área Norte, que los investigadores nombran asimismo Tierras Bajas del Norte; ésta comprende la península de Yucatán, una zona seca, de áridas planicies carentes de ríos, lagos y lagunas superficiales. Hace más de 60 millones de años, en el sector suroeste de la península cayó un meteoro que provocó cambios drásticos de alcance mundial, entre ellos la extinción de los dinosaurios. El cráter que ocasionó el meteoro se llama Chicxulub, y todos sus bordes o márgenes presentan numerosos sumideros.
Las características geológicas de esta área, producidas por el meteoro, ocasionaron en un tiempo muy remoto el colapso de las cuevas, con la consiguiente formación de cenotes, sumideros circulares (figura 2). Según estudios recientes, dichas depresiones subterráneas se formaron hace 125 mil años, cuando el nivel del mar se encontraba 60 metros por debajo de su nivel actual. Los cambios climá­ticos que experimentó el planeta Tierra en el Holoceno, caracterizados por un aumento de la temperatura que derritió las numerosas capas de hielo continentales —razón por la cual el Holoceno es denominado periodo posglacial—, provocaron que las cuevas y cenotes de la península de Yucatán se inundaran, de tal suerte que hoy día sólo pueden explorarlos buzos experimentados.
Éste es, a grandes rasgos, el vasto territorio donde se desarrolló la civilización maya, una de las que conforman el complejo mosaico cultural de Mesoamérica, que con el tiempo pasó de la vida nómada a la formación de centros urbanos.
Figura 2. Cueva de Bolonchén. Litografía de Frederick Catherwood, 1844. Tomado de Fabio Bourbon, Las ciudades perdidas de los mayas: vida, obra y descu­brimientos de Frederick Catherwood, traducción de Clara Lozano Alberu, México, Artes de México, Gobierno del Estado de Yucatán, 1999.
Las ciudades repartidas por todo el territorio maya, y que constituyen uno de los legados arquitectónicos más destacados de las culturas indígenas de América, no aparecieron en un sólo lugar ni en un momento específico. Más bien fueron el resultado de un largo proceso de adaptación al medio ambiente que duró alrededor de 30 mil años, desde que diversos grupos humanos procedentes del noroeste y del sur de Asia e Indonesia cruzaron el estrecho de Bering.
Los escasos restos materiales que los arqueólogos y paleontólogos han desenterrado en muchas partes de Mesoamérica, que constan sobre todo de herramientas de piedra, han permitido definir los periodos y horizontes cronológicos del desarrollo de los primeros habitantes de América.
El horizonte más antiguo conocido hasta ahora es la Etapa Lítica, un periodo que abarca alrededor de 28 mil años. Dado que durante ésta se experimen­taron cambios significativos en las comunidades humanas, ha sido subdividida, a su vez, en tres grandes periodos: el Arqueolítico, que va de 33000 a 12000 a. C.; el Cenolítico Temprano, de 12000 a 7000 a. C., y por último, el Cenolítico Tardío, un periodo que abarca de 7000 a 5000 a. C.
Como los restos materiales procedentes de todos los periodos que comprende la Etapa Lítica son escasos, los investigadores sólo deducen los modos de vida de aquellas antiguas comunidades humanas asumiendo que pudieron estar organizadas en grupos nómadas dispersos, dedicados a la recolección de vegetales, insectos y larvas, así como a la caza de animales y a la captura de mariscos. Las condiciones de vida eran muy desfavorables para los habitantes arcaicos, quienes se instalaron principalmente en campamentos improvisados al aire libre y en abrigos naturales, como cuevas, para protegerse de la lluvia y el frío en ciertas épocas del año.
Las condiciones climáticas del planeta comenzaron a cambiar a partir del Arqueolítico, de modo que ya se pudo hacer una explotación más produc­tiva de los recursos naturales. Según la evidencia material recuperada de esa etapa, las variadas herramientas de piedra, como raspadores, raederas y perforadores, dan cuenta de una división básica del trabajo.
En la década reciente, el conocimiento sobre los antiguos pobladores de Mesoamérica se ha enriquecido a partir del descubrimiento de restos humanos y herramientas utilitarias en algunas cuevas sumergidas de Quintana Roo; por ejemplo, las conocidas como la Mujer de Hoyo Negro, la “Eva” de Naharon, la Mujer de Las Palmas, el Hombre de El Templo y el Joven de Hol Chan. El hecho de encontrar los restos del Joven de Hol Chan de forma articulada, sugiere a los investigadores que éste fue colocado de manera deliberada en la cueva. Dado que entre los años 13500 y 8000 a. C. el nivel del mar Caribe se ubicada alrededor de 20 metros por debajo de su nivel actual, las cuevas hoy sumergidas estaban secas en la antigüedad y fueron habitadas, como lo demuestra el hallazgo de hogares, herramientas de piedra y restos de fauna, por ejemplo, de gonfoterio —perteneciente a la familia de los proboscídeos, emparentada con los elefantes actuales—, una especie extinta del Pleistoceno.
La mejoría sostenida del clima a finales del Arqueolítico y principios del Cenolítico Temprano favoreció las condiciones de la vida humana. Los arqueólogos han descubierto puntas de proyectil acanaladas, las puntas Clovis, que indican actividades de cacería más sofisticadas, dirigidas a la caza de animales grandes. Otro avance tecnológico significativo ocurrió a partir de 8000 a. C., al iniciarse la domesticación de las plantas. Los hallazgos más antiguos se han localizado al sur de Mitla, en Oaxaca, donde se sembró calabaza.
El calentamiento de la Tierra también provocó la extinción de la megafauna pleistocénica, conformada por camélidos, mamuts y bisontes. La desapa­rición de estos animales, según el consenso casi unánime de los investigadores, debió impactar mucho a los humanos, quienes se vieron obligados a recurrir a otras fuentes de alimentación. Aunque en esa etapa las comunidades aún conservaban un modo de vida nómada, sembraban de forma ocasional en las márgenes de ríos, lagos y lagunas.
Poco a poco, a medida que los humanos desarrollaban actividades relacionadas con la producción y administración de alimentos, surgieron algunos elementos que nos hablan de un incipiente desarrollo de las jerarquías sociales entre esas antiguas comunidades. Durante el Cenolítico Tardío se empiezan a manufacturar objetos suntuarios y de ornato, y aumenta significativamente la elaboración de herramientas utilitarias como las fabricadas en piedra y hueso, así como de cestería, cordelería y redes. También comenzó a extenderse el arte rupestre y petrográfico, en tanto se domesticaba la calabaza, el amaranto y el maíz silvestre.
Las innovaciones técnicas y culturales sugieren periodos mayores de residencia en lugares específicos; es decir, asentamientos más estables que permitieron a los seres humanos perfeccionar los métodos de siembra, ubicados en el periodo denominado Protoneolítico (de 5000 a 2500 a. C.). En Tabasco, cerca de La Venta, cuna de la cultura olmeca, se han recolectado muestras de maíz doméstico que los investigadores han datado alrededor del año 5000 a. C., así como yuca, en 4600 a. C., y algodón, en 2500 a. C.). La molienda de semillas permitió una alimentación más adecuada y redundó en el aumento poblacional, pues la dieta basada en la cacería y la recolec...

Índice

  1. México 500 Presentación
  2. Introducción
  3. El naufragio
  4. La civilización maya a principios del siglo xvi
  5. El universo cultural maya del siglo xvi
  6. Viviendo entre los mayas
  7. Conclusión
  8. Bibliografía
  9. AVISO LEGAL
  10. Colección México 500
  11. Contraportada