1. La función de interconexión entre espacios económicos
La concepción del desarrollo en un territorio de frontera interior no incorporado, o incorporado de manera marginal, a los circuitos económicos centrales de los mercados, debía hacer frente a dos problemas: la adecuación del espacio económico, sobre todo el de su integración a otros espacios ya existentes, y el de la utilización de los recursos disponibles. La solución a estos dos problemas está en el origen de esta trayectoria de desarrollo territorial en esta parte del piedemonte llanero.
¿Cómo se presentaba la cuestión del espacio económico? Situémonos en este territorio en 1970. El piedemonte llanero entre Villavicencio (capital del departamento del Meta) y Yopal (capital de la por entonces intendencia de Casanare), se extiende en línea recta unos doscientos veinte kilómetros. Para la época había solo dos vías habilitadas para el tránsito automotor que conectaban los quinientos metros promedio de altitud del piedemonte con el interior del país hasta los 2500 metros de altitud del altiplano cundiboyacense, en la región andina de la cordillera Oriental: la vía Bogotá–Villavicencio, carretera ondulante y estrecha de doble circulación por entre laderas de montañas de suelos derrumbables y grandes precipicios en sus márgenes; y la vía Sogamoso–Yopal, de trazado semejante sin pavimentar y solo apta para vehículos livianos y de bajo tonelaje de carga. De hecho, una parte del transporte de personas y de carga desde el interior del país y entre los mismos llanos se realizaba por el sistema, llamado jocosamente, de “aerotaxi”, entre pistas acondicionadas por los mismos pilotos o improvisadas para un aterrizaje. La circulación por carretera entre Villavicencio y Yopal no existía. Solo un tramo de dos kilómetros desde aquella hasta Restrepo, y los últimos treinta kilómetros entre Aguazul y Yopal, por una trocha que atravesaba el lecho de los ríos en verano y se trasbordaba en bestias en la temporada de lluvias. La carretera, que se llamaría posteriormente “vía alterna al Llano”, partiendo del Sisga, pasando por Guateque y el embalse de Chivor, solo llegaba hasta San Luis de Gaceno, distante unos 25 kilómetros de Aguaclara, localidad que daba acogida a los Llanos orientales por el valle de Tenza, en el oriente de Boyacá.
En términos de interconexión vial, lo que existía en esta zona correspondía a unos carreteables trazados por compañías petroleras por las mismas sendas que utilizaban los vaqueros llaneros para los arreos periódicos del ganado recogido en las “sacas” del trabajo de llano con destino al mercado de Villavicencio. En la zona exacta que llegaría a ser el epicentro de este desarrollo territorial, a partir de la transformación productiva del hato La Libertad, estos carreteables conectaban al municipio de Monterrey con Barranca de Upía y las zonas bajas del río Túa, por donde se trasladaba el ganado con destino a Villavicencio. Había un proyecto, o más bien una utopía de proyecto, uno de esos sueños de gobierno en voz alta expresado en lenguaje diplomático y protocolo de intenciones: la idea de una vía suramericana que conectara por el piedemonte andino a los países bolivarianos desde Caracas hasta La Paz, integrando de este modo a cinco países. Pero era solo la declaración de un propósito que dependía de la voluntad y la capacidad de los gobiernos de cada país. Aun así, era la formulación concreta de una vía posible de integración de los países bolivarianos a través de una interconexión terrestre.
En este aspecto aparece la ubicación estratégica de Villavicencio como epicentro del desarrollo regional de los Llanos orientales, al principio en el sentido paralelo a la cordillera Oriental, en lo que conoce la geografía como la zona del piedemonte, y luego en el eje hacia el oriente, Llano adentro hacia las sabanas. El área más desarrollada en interconexión con la ciudad se abría hacia el sur con Acacías, y más allá hacia Granada. La interconexión con el oriente y el norte era aún precaria y su interconexión principal en todos los aspectos seguía siendo con Bogotá. Para que los Llanos se desarrollaran, era necesaria la interconexión de Villavicencio, su centro económico nuclear, con otro centro poblado que pudiese alcanzar la talla suficiente para impulsar el intercambio y la circulación de bienes entre los dos. Villavicencio era por entonces en la Orinoquía la única ciudad capital de un territorio definido desde un punto de vista administrativo en la categoría de departamento. Las demás capitales e...