Proceso a Sarmiento
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Proceso a Sarmiento

  1. 129 páginas
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Proceso a Sarmiento

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Información del libro

Lo que llamamos "Proceso a Sarmiento" son apuntes escritos en diferentes momentos de un Alberdi exiliado. Fue su sobrino Francisco Cruz, quien incluyó este texto en las obras póstumas, con el título de Facundo y su Biógrafo. Exageraciones aparte, aquí se leen algunas de las más autenticas verdades sobre un Sarmiento desmandado, genial y vanidoso. La crítica al sanjuanino es áspera e inmisericorde.

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Información

Año
2021
ISBN
9789874465696

XXV

El sistema económico y rentístico de Rosas delatado por Sarmiento en 1845, en el Facundo, siendo opositor liberal de Buenos Aires

RÍOS: “De todos estos ríos que debieron llevar la civi­lización, el poder y la riqueza hasta las profundidades más recónditas del continente y hacer de Santa Fe, En­tre Ríos, Corrientes, Córdoba, Salta, Tucumán y Jujuy otros tantos pueblos nadando en riquezas y rebosando po­blación y cultura, solo hay uno que es fecundo en bene­ficios para los que moran sus riberas, el Plata, que los resume a todos juntos.
”En su embocadura están situadas dos ciudades, Mon­tevideo y Buenos Aires, cosechando hoy alternativamente las ventajas de su envidiable posición. Buenos Aires es llamada a ser un día la ciudad más gigantesca de ambas Américas. Bajo un clima benigno, señora de la navegación de cien ríos que afluyen a sus pies, reclinada muellemente sobre un inmenso territorio y con trece provincias interiores, que no conocen otra salida para sus productos, fuera ya la Babilonia americana, si el espíritu de la Pampa no hubiese soplado sobre ella y si no ahogase en sus fuentes el tributo de riqueza que los ríos y las provincias tienen que llevarla siempre”.
* * *
BUENOS AIRES:Ella sola en la vasta extensión ar­gentina está en contacto con las naciones europeas; ella sola explota las ventajas del comercio extranjero; ella sola tiene poder y rentas. En vano le han pedido las provin­cias que les deje pasar un poco de civilización, de industria y de población europea: una política estúpida y colonial se hizo sorda a estos clamores.
”Pero las provincias se vengaron mandándole en Rosas mucho y demasiado de la barbarie que a ellas les sobra. Harto caro la han pagado los que decían: ‘La República Argentina acaba en el Arroyo del Medio’. Ahora llega desde los Andes hasta el mar: la barbarie y la violencia bajaron a Buenos Aires, más allá del nivel de las provincias. No hay que quejarse de Buenos Aires que es grande y lo será más, porque así le cupo en suerte. Debiéramos quejarnos antes de la Providencia y pedirle que rectifique la configuración de la tierra. No siendo esto posible, demos por bien hecho lo que de mano de maestro está hecho. Quejémonos de la ignorancia de este poder brutal que esteriliza para sí y para las provincias los dones que natura prodigó al pueblo que extravía. Buenos Aires en lugar de mandar ahora luces, riqueza y prosperidad al interior, mándale solo cadenas, hordas exterminadoras y tiranuelos subalternos. También se venga del mal que las provincias le hicieron con prepa­rarle a Rosas”.
* * *
“He señalado esta circunstancia de la posición mono­polizadora de Buenos Aires, para mostrar que hay una organización del suelo tan central y unitaria en aquel país, que aunque Rosas hubiera gritado de buena fe: federación o muerte, habría concluido por el sistema unitario que hoy ha establecido”.
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“Lo que ahora interesa conocer, es que los progresos de la civilización se acumulaban en Buenos Aires solo: la Pampa es un malísimo conductor para llevarla y dis­tribuirla en las provincias, y, ya veremos lo que de aquí resulta” –págs. 3 y 4 del Facundo–.
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“La República Argentina es una e indivisible” pág. 5–.
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“La República Argentina está, geográficamente, cons­tituida de tal manera, que ha de ser unitaria siempre, aunque el rótulo de la botella diga lo contrario. Su llanura continua –el malísimo conductor, sus ríos confinantes a un puerto único, la hacen fatalmente una e indi­visible. Rivadavia más conocedor de las necesidades del país, aconsejaba a los pueblos que se unieran bajo una Constitución común, haciendo nacional el puerto de Buenos Aires. Agüero, su eco en el Congreso, decía a los por­teños con acento magistral: demos voluntariamente a los pueblos lo que más tarde nos reclamarán con las armas en la mano” –pág. 86–.
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“Pero Buenos Aires se quedó con la barbarie y el puerto, que solo a Rosas ha servido y no a las provincias. De manera que Buenos Aires, y las provincias se han hecho el mal mutuamente sin reportar ninguna ventaja” –pág. 87–.
(Nótese que Sarmiento confundía la geografía polí­tica, de que no tenía idea en 1845, con la geografía física de su país. Atribuye a la providencia la configuración que el suelo recibió de la ley colonial española, cuando hizo a Buenos Aires puerto único, lo que Sarmiento con­sidera “irremediable”.)
Sostiene que la unidad indivisible de la República Argentina, está escrita en el modo de ser de su territorio, unido y dotado de un puerto único, lo cual no es verdad, pues él mismo dice que la Pampa es malísima conductora de civilización.
Pero si en su opinión la República Argentina es irre­mediablemente una e indivisible, ¿por qué pretende darle la Constitución federal de los Estados Unidos?
“La administración Dorrego no había resuelto nin­guna de las cuestiones que tenían dividida la república, mostrando, por el contrario, toda la impotencia del fe­deralismo.
“Dorrego era porteño ante todo. ¿Qué le importaba el interior? El ocuparse de sus intereses habría sido mani­festarse unitario, es decir, nacional Dorrego había prometido a los caudillos y pueblos, todo cuanto podía afian­zar la perpetuidad de los unos y favorecer los intereses de los otros; elevado, empero, al Gobierno, ¿qué nos im­porta, decía allá en sus círculos, que los tiranuelos des­poticen a esos pueblos?” –pág. 102, 103, Facundo.
* * *
“Rivadavia había puesto en la carpeta de su bufete, como asunto vital, la navegación interna de los ríos (...) Rosas, oponiéndose tenazmente a la libre navegación de los ríos, pretextando temores de instrucción europea, hos­tilizando a las ciudades del interior y abandonándolas a sus propias fuerzas, no obedece simplemente a las preo­cupaciones godas –coloniales– contra los extranjeros, no cede solamente a las sugestiones del porteño ignorante, que posee el puerto y la aduana general de la república, sin cuidarse de desenvolver la civilización y la riqueza de toda esa nación, para que su puerto esté lleno de bu­ques cargados de productos del interior y su aduana de mercaderías, sino que principalmente sigue sus instintos de gaucho de la Pampa (...) ¿Qué le va en fomen­tar el interior, a él, que vive en medio de las riquezas y posee una aduana que sin nada de eso le da millones de fuertes anuales?” –pág. 150–.
* * *
“La república marcha visiblemente a la unidad del gobierno; a que su superficie llana, su puerto único la condena. Se ha dicho que es federal, llámesele Confe­deración Argentina, pero todo va encaminándose a la unidad más absoluta; desde 1831 viene fundándose desde en interior en formas, prácticas e influencias” –pág. 183–.
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CHILE: “Todavía en estos últimos años las consecuen­cias de sus tropelías –de Rosas– le han servido para consumar su obra unitaria. El gobierno de Chile despre­ciado en sus reclamaciones, sobre males inferidos a sus súbditos, creyó oportuno cortar las relaciones comerciales con las provincias de Cuyo. Rosas aplaudió la medida y se calló la boca. Chile le proporcionaba lo que él no se había atrevido a intentar, que era cerrar todas las vías de comercio que no dependiesen de Buenos Aires. Men­doza y San Juan, La Rioja y Tucumán, que proveían de ganados, harina, jabón y otros ramos valiosos a las pro­vincias del norte de Chile, han abandonado este tráfico. Un enviado ha venido a Chile, que esperó seis meses en Mendoza hasta que se cerrase la cordillera, y que hasta aquí hace tres meses que no ha hablado una palabra hasta ahora de abrir el comercio” –pág. 189–.
* * *
“La República Argentina está organizada hoy en una máquina de guerra que no puede dejar de obrar, sin aumentar el poder que ha absorbido todos los intereses sociales. Concluida en el interior la guerra, ha salido ya al exterior (...) El Paraguay no se imaginaba ahora cinco años, que él tuviese que habérselas con Rosas... pero ello vendrá por la naturaleza de las cosas, porque esto no depende de la voluntad de los pueblos ni de los gobiernos, sino de las condiciones inherentes a toda faz social. Los que esperan que el mismo hombre ha de ser primero el azote de su pueblo y el reparador de sus males después, conocen muy poco la historia” –pág. 207–.
* * *
“¿No quiere Rosas que se navegue en los ríos? Pues bien, el Paraguay toma las armas para que se le permita navegarlos libremente; se asocia a los enemigos de Rosas, al Uruguay, a Inglaterra y a Francia –1845–, que todos desean que se deje el tránsito libre, para que se exploten las inmensas riquezas del corazón de la América. Bolivia se asociará, qu...

Índice

  1. Sobre este libro
  2. Prólogo
  3. Proceso a Sarmiento
  4. Notas para servir a un estudio con el título que precede
  5. II
  6. III
  7. IV
  8. V
  9. VI
  10. VII
  11. VIII
  12. IX
  13. X
  14. XI
  15. XII
  16. XIX
  17. XX
  18. XXI
  19. XXII
  20. XXIII
  21. XXIV
  22. XXV
  23. XXVI
  24. XXVII