Días de cambio
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Días de cambio

Habana 1933

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Días de cambio

Habana 1933

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Información del libro

Martín Estévez, un joven secretario del presidente Gerardo Machado, se enfrenta a la desesperanza luego de los días que siguieron al 12 de agosto de 1933, cuando su jefe renuncia y abandona abruptamente el país, dejando atrás un traumático y violento cambio de gobierno.

Alejado del caos y en medio de una natural incertidumbre conoce a Dora, una estudiante de medicina miembro del Directorio Estudiantil Universitario. Juntos viven el tornado político que arrastró a estudiantes y soldados durante la inesperada revolución del 4 de septiembre.

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Información

Editorial
ibukku, LLC
Año
2020
ISBN
9781640866898
SEPTIEMBRE 1933
Estudiantes y Soldados
Quién toca a esta hora y de esa manera —gritó “Tina”, que bajaba las escaleras enfurecida mientras alguien insistía, retumbando el portón de la entrada de la casa de huésped.
¿Quién es? —volvió a gritar la italiana
Soy yo… Rafael
¿Qué Rafael? —reclamó “Tina” desde el otro lado de la puerta.
“El Poeta”, ¡Ábreme! —protestó el impetuoso visitador
Es “El Poeta” —advirtió Dora, que había seguido a su “Nana” escaleras abajo y de una vez adelantándose, dejaba pasar al reclamante que persistía alocado en golpear la puerta.
Que maneras son esa de tocar, son casi las diez de la noche —protestó “Tina” malhumorada.
Deje un paquete en mi cuarto y lo necesito —farfulló el descuidado joven, que impulsivo devoraba a grandes zancadas la escalera camino a los cuartos; la italiana por su parte maldecía al intruso, recordándole a gritos que su irrespeto tendría consecuencias.
¿Qué está pasando? —cuestionó Dora, que llegaba a duras penas tras su amigo.
Son copias del Manifiesto Político del “Directorio”, los guarde aquí la semana pasada… Las necesitamos —terminó diciendo, mientras trataba de ordenar su propio reguero.
Pero… ¿Qué está pasando? —insistió la joven, esta vez demandante ante la actitud poco comunicativa de su compañero.
¿Quieres venir?
¿A dónde?
A “Columbia”
¿Qué está pasando?
Si vienes en el camino te lo explico… Apúrate, “Justico” me está esperando abajo.
Dora, se puso algo de ropa y salió como un bólido, despidiéndose apresuradamente para no dar tiempo a los regaños de su protectora, que en un abrir y cerrar de ojos la veía escabullirse junto a sus dos secuaces en un descapotable europeo.
Cuando los tres jóvenes llegaron al Campamento Militar de Columbia un poco antes de la media noche, un grupo de sargentos que lideraban un movimiento de clases y soldados, eran increpados por fervorosos y persuasivos jóvenes que aprovechaban el agitado momento para incitar a la tropa a sumarse a un plan para derrocar el gobierno provisional de Carlos Manuel de Céspedes. Rubio Padilla a nombre del Directorio Estudiantil Universitario y el sargento Pablo Rodríguez uno de los principales cabecillas del ajetreo cuartelero, entraron a la sala del teatro, donde distribuyeron copias del manifiesto político del grupo Estudiantil publicado y distribuido desde hacía semanas.
Luego de unas palabras emotivas de Padilla, la propuesta política del “Directorio” era acogida con vítores y aplausos por todos los presentes en su mayoría soldados. Inesperadamente y manipulados por el ingenio e insensata osadía de jóvenes estudiantes, El campamento militar más importante del país se convertía esa noche en un foco de rebeldía política.
Dora, un poco cansada después que “El Poeta” y “Justico” la dejaran por más de una hora a la entrada del teatro, aflojaba las correas del aparato que usaba en ocasiones para dar un mayor sostén a la escuálida parte inferior de su endeble pierna.
¿Estás bien?
Sí —contesto Dora sorprendida, al ver a Santiago su compañero de aula —No sabía que estabas por aquí —comento la joven feliz.
Vine con Rubén de León
¿Qué está pasando?
Ahora fueron a las oficinas… Los sargentos van a apoyar la cosa, y se fueron a comunicar con todos los demás distritos militares del país.
¿Qué cosa?
Estableceremos un nuevo gobierno.
¿Pero y los oficiales?
No hay Oficiales, están en sus casas… Si los tres distritos de la Habana y los del interior nos apoyan, tendremos toda la tropa incluyendo a la Marina de Guerra, que ya nos dio el sí.
¿Tú crees que salga bien? —preguntó preocupada la joven.
Claro… Ya salimos de lo más malo, fue fácil convencerlos.
Santiago vestía un sweater rojo de atleta universitario con su “H” en la espalda, prenda que había ganado en sus triunfantes lides deportivas. Ella lo amaba desde su primer encuentro en el “Patio de los Laureles”, justo a la salida de las clases de latín. Así sin más, se había convertido en su mejor amiga y confidente; por él se había sumado a las filas del “Directorio” donde disfrutaba aún más su cercanía.
Esa noche charlaron por un rato, ella insegura ante el intrépido paso de los acontecimientos, y él, como siempre, radiante, inteligente, asegurándole entre sonrisas que todo saldría a pedir de boca.
“Dorita”, tenemos que irnos —advirtió “El Poeta” que aparecía de improviso, alertando a Santiago que Rubén de León lo necesitaba en las oficinas de inmediato.
¿A dónde vamos “Poeta”? —Pregunto la joven al apresurado que la impulsaba tomándola del brazo, mientras ella desencantada se despedía a duras penas de su querido compañero de clases.
Te explico en la “Maquina”… Vamos
Dora se marchó finalmente con añoranzas, sabía que con suerte volvería a ver a Santiago en semanas, pues la escue...

Índice

  1. AGOSTO 1933
  2. SEPTIEMBRE 1933
  3. OCTUBRE 1933
  4. NOVIEMBRE 1933
  5. DICIEMBRE 1933
  6. ENERO 1934