El arte de la gestión de Confucio
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El arte de la gestión de Confucio

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El arte de la gestión de Confucio

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Occidente y Oriente, dos lados del planeta con planteamientos tan diferentes, están ahora más cerca que nunca. La cultura de la prisa y el mundo de la armonía se dan la mano ¿cómo combinarlos? A través de las enseñanzas de Confucio, el profesor Yan pone entre la espada y la pared las creencias más arraigadas de un grupo de directivos de una empresa, que asisten atónitos al desmontaje de su forma de pensar. Este es el punto desde el cual Enrique Benito se aproxima a una óptica en la que ante el enfrentamiento, la ruptura, el conflicto o el extremo, característicos de la forma de trabajar de nuestras organizaciones, se abre paso la escucha, la integración, la solución y la complementariedad. Un nuevo cristal para ver el mundo.

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Información

Editorial
LID Editorial
Año
2007
ISBN
9788483563427

1 Un asistente inesperado

En invierno de 2006 Juan, nuestro consejero delegado, convocó a todos los directores generales del grupo en las oficinas centrales de Madrid.
Nuestro ejercicio fiscal estaba terminando, así que supusimos que el propósito de su llamada era anticiparnos el resultado consolidado y presentarnos el presupuesto aprobado.
En la sala de juntas de la central nos fuimos sentando después de compartir cafés, comentarios y, sobre todo, especulaciones. Por prudencia y costumbre dejamos libre el asiento de la cabecera y dos a cada lado.
Unos minutos después apareció el consejero delegado acompañado por Luis y Óscar, los directores generales de Recursos Humanos y de Desarrollo, y, sorprendentemente, por un desconocido de aspecto oriental.
No sabría decir qué nos sorprendió más, si el contenido de la reunión o la persona que acompañaba al consejero. Pero de lo que no me cabe la menor duda es de que aquella reunión o, mejor dicho, lo que se derivó de ella, iba a marcar nuestra manera de entender nuestro futuro como directores y la forma de afrontar el liderazgo y la gestión de equipos en la empresa.
El desconocido aparentaba una edad indefinida y vestía un sencillo traje oscuro, camisa blanca y una corbata de seda azul muy discreta. En una de sus solapas llevaba una insignia con la bandera de la República Popular China.
Juan nos saludó a todos, hizo las retóricas preguntas de rigor sobre nuestro estado de ánimo y pasó, como era su costumbre, directamente al desarrollo de la sesión.
­-Señores, esta reunión durará una hora y vamos a explicar nuestros planes de expansión en China, los objetivos, las necesidades que el plan implica y los medios que el grupo va a poner a su disposición para cumplir estos objetivos.
Nuestras caras reflejaban asombro e incredulidad. Todos habíamos oído hablar de los planes de expansión en Asia pero no pensamos en ningún momento que fuesen tan inminentes ni que nos pudieran afectar de forma directa.
Siempre habíamos creído que eso era asunto exclusivo de Juan, el director de Desarrollo.
­-De manera general, y especialmente en el mundo empresarial, es evidente el creciente interés por China y otros países asiáticos. Cada vez existe una mayor relación comercial entre ellos y Occidente y el Tercer Mundo. Primero, porque son grandes fabricantes de productos de bajo coste que nos llegan de forma muy competitiva y cada vez con mejor tecnología y calidad. Segundo, porque están estableciendo contratos de suministro a largo plazo de materias primas con muchos países, especialmente de África y América Latina y con su enorme demanda son los responsables de la escalada de precios en productos como el petróleo o el acero. Tercero, porque están empezando a ser grandes compradores de productos de lujo, de última tecnología y de servicios sofisticados. Y eso implica que hay que abrir fábricas allí para darles un mejor servicio, no sólo para exportar. En China hay una enorme masa de campesinos que son una reserva de fuerza de trabajo barata, pero también es el país con más millonarios en dólares. Y, finalmente, porque son los inversores fuera de su país que más están creciendo. Compran desde grandes empresas como la parte de fabricación de IBM, hoy Lenovo, hasta empresas de lujo como la cadena francesa de perfumerías Marionnaud. Compiten con nosotros desde nuestros propios países, y ya no sólo por el bajo coste sino porque fabrican y comercializan con éxito una gama de productos cada vez más similares a los nuestros. Cada día más occidentales tienen un propietario y un jefe chino. Y ellos traen su cultura, sus costumbres y su forma de trabajar.
Las caras de los directores dejaban transparentar mayor sorpresa todavía y, no sé si era yo el único, un cierto respeto, quizá incluso algo de miedo. Nos preguntábamos a dónde querría llegar Juan con este análisis tan simple como esclarecedor.
­-Para ayudarnos a entender la mentalidad que ha hecho posible este cambio y ver qué podemos aprender sobre sus métodos de gestión y, en general, cómo podemos relacionarnos con ellos, durante las próximas semanas vamos a contar con la ayuda del profesor Yan. Con él podréis familiarizaros con el pensamiento oriental y su aplicación al mundo de la empresa. Antes de pasar la palabra a Luis y a Óscar quiero dejar constancia de que en este proyecto de expansión hacia Oriente nuestra compañía se juega su futuro. Si las cosas salen según lo planificado nos incorporaremos al motor del crecimiento de la economía mundial que hoy es China, lo que nos va a permitir crecer en todo el sudeste asiático y en el resto del mundo.
El consejero delegado continuó:
­-Éste es nuestro primer salto en esa región, o mejor dicho, en ese continente, y, dada la importancia del proyecto, el consejo de administración está involucrado hasta en el último de sus miembros en el mismo. Formáis el equipo de dirección de este grupo, dirigís sociedades filiales y áreas funcionales de suficiente entidad como para calificarlas de direcciones generales. Por ello pensamos que nuestro hombre o mujer en China, en quien vamos a depositar nuestra confianza para llevar a buen fin este proyecto estratégico, tiene que salir de este grupo de líderes. La elección sería relativamente fácil si la nueva compañía fuese a radicarse en algún país occidental, pero en el caso de China la prudencia aconseja admitir nuestro profundo desconocimiento del entorno cultural y empresarial, los sistemas de relaciones, valores, etc. Así que, a pesar de la gran valía de este grupo, el consejo ha decidido aplicar sistemas de valoración especiales en este proceso de selección. Para decidir cuál de vosotros va a ser el consejero delegado en China vamos a iniciar un proceso de formación en el que el señor Yan va a ser vuestro maestro y conductor. Vais a descubrir que el profesor reúne los conocimientos del liderazgo y la gestión del mundo occidental y otros, francamente útiles, extraídos de la milenaria tradición de las enseñanzas de Confucio. Al final del proceso, de acuerdo con su evaluación, nombraremos a nuestro líder en China. A continuación intervendrán Luis y Óscar.
La intervención de Óscar, director de Desarrollo, incidió sobre proyecciones de negocio, objetivos, datos técnicos y plazos.
La de Luis, el director de Recursos Humanos, se centró en explicar los requisitos del puesto de expatriado, las condiciones del mismo, los plazos de ida y vuelta, las condiciones de recolocación al regreso en las estructuras del grupo, etc.
Eran unas magníficas condiciones y todos pensamos que merecía la pena someterse a ese proceso de formación y selección para alcanzar el puesto.
Efectivamente, mereció la pena el esfuerzo de vencer nuestra desconfianza y el empeño en ser elegido pero hoy puedo decir que lo realmente valioso fueron las enseñanzas de Yan y el descubrimiento de Confucio como maestro en liderazgo y dirección de equipos.
Las semanas siguientes fueron intensas y todos dimos lo mejor de cada uno. He de decir que no llegué a ser el hombre de la compañía en China y que continúo en el mismo grupo como responsable de formación y desarrollo, pero, eso sí, desde entonces trato de formar a nuestros directivos siguiendo lo que nos ayudó a descubrir el profesor Yan.

2 La primera clase de Yan

Yan nos esperaba en el aula que iba a ser nuestro lugar de aprendizaje. Vestía de la misma forma austera del día de la presentación.
Sobre la mesa había algunos libros y un portátil de última generación con el proyector, no menos moderno, correspondiente.
Parecía contradictoria la mezcla de última tecnología con las enseñanzas milenarias que se nos habían anunciado. Y de eso se trataba.
El ejecutivo chino se presentó como un funcionario más del Partido Comunista, sin embargo, era algo más. Mucho más.
Nos explicó los principales conceptos de la nueva China y no ahorró ni escondió contradicciones: la pasión por el lujo de las nuevas clases emergentes, que se transluce en las mejores y mayores tiendas de Armani, Versace, Cartier y el resto de la plétora de marcas paradigmáticas del lujo occidental; y la pobreza del campesinado y de los evadidos a la ciudad que, en la clandestinidad, luchan por ganar unos yuanes en el paraíso urbano de Shangái, Pekín y otras grandes ciudades chinas.
Él en sí mismo era una contradicción: militante del Partido del Pueblo, el partido comunista para entendernos, funcionario brillante, cuadro de mando, con tres idiomas además del chino mandarín y cantonés, formado en Princeton y máster en dirección de empresas en Harvard. Y, sobre todo, experto en Confucio.
Nos explicó que, durante décadas, el confucionismo fue perseguido en la China de Mao y de la revolución cultural.
Aunque Confucio no fue un pensador religioso, sí preconizó el respeto a los ancianos y los antepasados y e...

Índice

  1. Presentación
  2. 1 Un asistente inesperado
  3. 2 La primera clase de Yan
  4. 3 La práctica de la virtud
  5. 4 Transparencia en la acción
  6. 5 Compromiso de desarrollo
  7. 6 El lugar de la honradez
  8. 7 Cuidado con las opiniones
  9. 8 El logro de objetivos concretos
  10. 9 Dignidad y méritos
  11. 10 La suma final
  12. Epílogo