El desafío de la felicidad

Álvarez de Mon, Ignacio

• Editorial: LID Editorial
• Año: 2013
• ISBN:
  9788483565582
• Categoría: Desarrollo personal
• Categoría: Superación personal

En este libro, Ignacio Álvarez de Mon explica por qué la felicidad es un edificio en permanente construcción y ofrece las claves que hacen que el proceso sea lo más satisfactorio posible, a partir de tres ideas básicas: la felicidad existe y podemos aspirar a ella; a menudo la hallamos en su búsqueda, y consiste más en cómo hacemos las cosas y cómo nos las tomamos, que en las cosas en sí. La exploración intelectual de los fundamentos teóricos y conceptuales de la idea de felicidad, con aportaciones de ensayistas, filósofos y pensadores de todos los tiempos, no hace al autor renunciar a su aplicabilidad en situaciones cotidianas, lo que convierte a esta obra en un moderno y sencillo manual sobre la posibilidad real de ser felices.

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Felicidad e identidad: todo empieza por estar bien con uno mismo

¿Cuál es la relación entre felicidad e identidad? Toda.

Cómo somos, nos vemos y nos relacionamos con nosotros mismos influye determinantemente en cuán felices podemos llegar a ser. Según Rojas, el equilibrio personal deriva de conocerse uno mismo, aceptarse y vivir conforme a ideas sencillas y objetivos claros que sean acordes con nuestra verdadera personalidad1. Por tanto, la puerta de entrada a nuestra felicidad pasa, indefectiblemente, por conocer y gestionar nuestra identidad.

Construir adecuadamente nuestra identidad implica reconocer y valorar nuestra individualidad, a la que nos debemos como individuos que somos. Asentar nuestra dimensión individual enriquece nuestra posibilidad de aportar a lo colectivo. «Cada persona, cuanto más desarrolla su individualidad, más valiosa se hace a sus propios ojos y, en consecuencia, más valiosa se hará a los ojos de los demás»2.

La sociedad, ayer, hoy y siempre, se hace fuerte si cada individuo lo es. Dice Stuart Mill:

«Gana más la sociedad con los errores de un hombre que después de estudio y preparación piensa por sí mismo que con las opiniones justas de los que las profesan solamente porque no se permiten el lujo de pensar»3.

Puestos a pensar, empecemos por nuestra realidad más cercana y lejana a la vez: nosotros mismos.

¿Quién soy yo? ¿Cómo me veo? ¿Qué tareas y funciones me asigno en la vida? ¿Qué da sentido o se lo quita a mi existencia? ¿Marido o mujer, soltero, casado o divorciado, padre o madre, abuelo o abuela, hermano o hermana, hijo o hija, arquitecto, ingeniero, músico, pintor o abogado, director, subdirector, presidente o conserje, amigo de mis amigos?

Lo que nos define nos identifica, hace de nosotros lo que somos, tal como nos vemos y creemos que nos ven los demás. El desempeño adecuado de la función que nos hemos asignado nos asienta, respalda y catapulta; si, en cambio, es inadecuado, nos hunde y nos limita.

¿Qué soy yo? ¿Lo que pienso, lo que siento, lo que veo, lo que observo, lo que aprecio, lo que creo, lo que hablo, lo que callo, lo que hago, lo que omito?

Todo eso habla de nosotros, de cómo somos. También lo contrario, por oposición, nos define.

1. La personalidad y sus componentes: ¿por qué somos como somos?

Según Antonio Blay, nuestra personalidad es la resultante de la continua interacción de los siguientes factores:

1. Herencia biológica.

2. Ambiente.

3. Nivel de conciencia o madurez psicológica4.

1.1. La herencia biológica

Nos viene dada desde el nacimiento. Podemos estar naturalmente preparados para una determinada actividad y ser absolutamente negados para otra. Si nos fijamos en los niños practicando deporte, desde que son pequeñitos, los vemos mejor y peor dotados para la práctica de ese deporte. El mismo trabajo cunde y luce más en unos niños que en otros. Esa dotación natural no la podemos cuestionar ni negociar, solo apreciar y, en su caso, aprovechar y potenciar.

¿Qué nos queda por hacer, entonces, en cuanto a herencia se refiere?

Observar, identificar, analizar y diagnosticar de forma adecuada dónde pueden estar nuestros talentos naturales y tratar de que buena parte de nuestra actividad vital gire en torno a ellos. Quien encuentra una actividad importante en su vida que coincide con aquello que le gusta y que naturalmente sabe hacer, tiene buena parte del camino de la felicidad recorrido.

1.2. El ambiente

Es un factor clave de acompañamiento, asentamiento, refuerzo y propulsión de lo hereditario. Si el ambiente es el adecuado, lo que naturalmente está se refuerza, brilla. Si, por el contrario, el ambiente es nocivo, los talentos naturales se enquistan, retraen o incluso pasan desapercibidos.

El drama de muchos padres consiste en esperar de sus hijos algo diferente de lo que naturalmente están mejor predispuestos a dar. El drama de muchos hijos es tener que someterse a las expectativas irreales de sus padres, basadas en un deseo irracional de que sean de una determinada manera, aun a costa de ignorar los talentos que la naturaleza, terca e impasible, ha preestablecido para ellos.

¿Qué hacer, entonces, en cuanto al ambiente?

Facilitar, propiciar, provocar, incitar, expandir, liberar las mayores y mejores posibilidades de aquellos que dependen de nosotros. Si damos con la tecla adecuada, cualquier esfuerzo que hagamos de inicio se verá, tarde o temprano, recompensado.

¿Cómo saber si estamos acertando?

Mirando, observando, comprobando que los intentos de la persona por superarse, por hacerlo cada vez mejor, van de la mano de la satisfacción y del disfrute. Trabajo, esfuerzo, sacrificio, dedicación, empeño y tesón por supuesto son importantísimos, pero han de ir acompañados de una compensación, una gratificación, casi diaria.

Otros autores5 hablan de la experiencia como factor clave determinante de la personalidad. Aquello que experimentamos, que vivimos en primera persona, deja una huella en nosotros, nos moldea, de alguna manera nos hace como somos.

Una personalidad sana, es decir, equilibrada se construye sobre una sucesión de experiencias saludables y enriquecedoras, sobre todo a temprana edad; una personalidad viciada, todo lo contrario.

1.3. Nivel de conciencia o madurez psicológica

Es la capacidad de selección deliberada de motivaciones, es decir, de decidir qué es lo que más nos interesa y dedicarnos a ello en cuerpo y alma.

Lo increíble del ser humano es que por marcada que haya sido su herencia biológica o por acusada que haya sido la influencia de un determinado ambiente, por ejemplo familiar, siempre le queda la posibilidad de alterar su aparentemente irrefutable destino.

¿Cómo?

Para empezar, asumiendo esta facultad de cambiar las cosas y, a partir de ahí, cuestionar, indagar, explorar, experimentar, descubrir que hay alternativas. En esto consiste la elevación de nuestro nivel de consciencia, es decir, de nuestra capacidad de darnos cuenta de lo que pasa y, sobre todo, de lo que nos pasa. Esta madurez psicológica nos ayuda a conocernos mejor y a saber gestionar más eficazmente nuestras necesidades, motivaciones y prioridades en la vida.

Otros estudiosos de la personalidad distinguen tres aspectos fundamentales en el modo de ser de una persona muy conectados con los anteriores:

1. Temperamento.

2. Carácter.

3. Personalidad propiamente dicha6.

Temperamento

Está muy relacionado con lo que antes hemos denominado herencia biológica. Es nuestra dimensión psicológica más primaria, la vertiente psicológica de la constitución física. Es lo que traemos de fábrica, lo heredado, y tiene una raíz neurobiológica. Refleja la manera natural que cada individuo tiene de interactuar con su entorno.

Hay cuatro tipos básicos de temperamento y sus rasgos característicos se corresponderían con un determinado tipo de persona:

1. Melancólico

Pertenece a una persona rica interiormente, analítica, tierna, reflexiva, original, espiritual, sufrida, introspectiva, tendente a la preocupación, sacrificada, constante, perfeccionista, crítica.

2. Flemático

Propio de una persona confiable, equilibrada, de buen carácter, fácil de congeniar, apacible, con sentido del humor, pesimista, temerosa, falta de confianza, pasiva, acomodaticia, indiferente, carente de entu-siasmo.

3. Colérico

Es el tipo de una persona segura, firme, voluntariosa, tenaz, optimista, audaz, valiente, violenta, terca, testaruda, insensible, animosa, líder, poco compasiva, cruel, cortante, dominante.

4. Sanguíneo

Pertenece a una persona cálida, alegre, vivaz, tierna, comunicativa, despreocupada, emocionalmente imprevisible, desasosegada, amistosa, acogedora, optimista, agradable, habladora, con poca voluntad, dependiente.

El temperamento es nuestra estructura psicológica básica, la menos modificable, la que nos viene dada de nacimiento y sobre la que se asientan el resto de dimensiones de nuestra identidad personal.

Carácter

Muy relacionado con lo que antes hemos descrito como ambiente. Es el temperamento sumado a nuestros hábitos, es decir, a lo que hacemos día a día. Es el modo peculiar de ser de cada persona, lo que la distingue de todas las demás. Es la resultante del temperamento, el ambiente, la educación, las experiencias vividas.

Para Rojas, es la parte innata sumada a la adquirida de la personalidad, que se ha ido fraguando merced a las influencias psicológicas, sociales y culturales7.

Personalidad

Tiene mucho que ver con lo que anteriormente hemos denominado conciencia o madurez psicológica. Es el carácter sumado a nuestros intereses personales o, si se prefiere, nuestro temperamento más nuestros hábitos e intereses personales.

¿Qué entendemos por intereses personales?

Lo que nos gusta, ilusiona, conmueve, moviliza, motiva, en definitiva, aquello que nos interesa.

Cada ser humano sería, pues, el resultado de su temperamento, sus hábitos y sus intereses personales. Es importante resaltar que de estos tres grandes componentes, dos son modificables a lo largo del tiempo: hábitos e intereses personales.

Por tanto, ¿es posible cambiar nuestra personalidad?

Sí.

¿Resulta fácil hacerlo?

No, especialmente en asuntos importantes y con un cierto grado de profundidad. No obstante, la respuesta la tiene cada uno en el ámbito de su responsabilidad y c...

Índice

• El desafío de la felicidad
• Portada
• Portada interior
• Créditos
• Carta de presentación
• Índice
• Prólogo
• Agradecimientos
• Introducción
• 01. ¿En qué consiste la felicidad?
• 02. La felicidad como proceso
• 03. Felicidad e identidad: todo empieza por estar bien con uno mismo
• 04. Felicidad y potencial: la ilusión de un proyecto personal
• 05. Complicidad: felicidad con los demás
• Conclusión
• Notas
• Bibliografía