España S.L.
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¿Qué es un directivo público? ¿Se pueden aplicar herramientas de management en el sector público? ¿Cuáles son los retos de la nueva gestión pública en el entorno postcrisis? ¿Qué pueden aprender los directivos de las empresas privadas y las organizaciones sociales de los líderes públicos? A estas y otras preguntas, tan esenciales en el momento actual, responde España S. L., un libro de obligada lectura y con el que se da respuesta a todas estas cuestiones a través de casos prácticos de éxito en el ámbito de las Administraciones Públicas como la Agencia Tributaria, la Policía de Nueva York o Correos. Su autor, además de mostrar el método más poderoso para la formación de directivos –utilizado por las mejores escuelas de negocio y de gobierno del mundo–, añade actualidad al incluir las evaluaciones y las últimas reformas llevadas a cabo en la Administración Pública. Además, contiene entrevistas a personas relevantes como Jaime Pérez Renovales, subsecretario de la Presidencia del Gobierno; Marcelino Oreja, consejero delegado de Enagas; Jordi Sevilla, exministro de Administraciones Públicas con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero; Santiago Menéndez, director general de la Agencia Tributaria o José Ramón Pin, profesor del IESE, que ofrecen reflexiones muy interesantes de cada situación planteada.

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Información

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El equipo directivo de España S. L.
Actualmente el equipo directivo de España S. L. lo componen un total de 23.000 personas. Ministros y secretarios de Estado constituyen los cargos políticos «puros», mientras que subsecretarios, secretarios generales, secretarios generales técnicos, directores generales y subdirectores generales integran los órganos directivos como tal, según se especifica en la Ley 6/1997, de Organización y Funcionamiento en la Administración General del Estado (LOFAGE).
Todos ellos son los artífices de que la organización España prospere. De su contribución depende que el país supere cualquier tipo de dificultad y alcance los objetivos previstos. Su ingenio, creatividad, acertada planificación y ejecución marcan la diferencia entre los estados.
¿Pero realmente puede este colectivo compararse con el ejecutivo privado? ¿Dispone de las mismas herramientas que la alta dirección de una compañía para adoptar decisiones de gran calado? ¿Cuenta ciertamente con el mismo margen de maniobra?
Antes de realizar cualquier recomendación sobre la gestión de este grupo es preciso comparar sus características con las que posee la alta dirección del sector privado para identificar sus peculiaridades. En este capítulo intentaremos resolver estas cuestiones echando la vista atrás a los estudios más importantes que se han realizado a finales del siglo XX y principios del siglo XXI sobre este particular, para posteriormente analizar las funciones del directivo público desde la perspectiva de la descripción de los puestos y de su entorno.
1. Diferencias con la cúpula directiva del Ibex 35
Si existe una característica que iguala a todas las compañías que integran el selectivo índice bursátil Ibex 35 es la libertad que tienen sus directivos a la hora de adoptar decisiones. Ellos son los motores del cambio y la materia gris de unas empresas que se han convertido en ejemplo de gestión en todo el mundo. ¿Pero pueden hacer lo mismo los directivos públicos? Diversos estudios atribuyen un limitado margen de maniobra al directivo público, así como una capacidad mayor para la gestión que para el liderazgo y una orientación altruista, enfocada al bienestar general.
1.1. Limitada capacidad de decidir
Uno de los análisis más interesantes que existen sobre las características del directivo del sector público y privado es el publicado por Allison, G. T. en 1983 con el título Public and private management: are they fundamentally in all unimportant respects? En él concluye que las diferencias entre estas dos direcciones no residen tanto en sus funciones, que suelen ser las mismas, sino en la capacidad de decisión de cada una de ellas.
En este sentido, señala que mientras que el directivo de una compañía suele asumir todo el control de las decisiones estratégicas una vez conseguido el presupuesto para su proyecto y la aprobación del mismo por parte del consejo de administración, el directivo público tiene limitada esta competencia como consecuencia de que la estrategia le viene determinada por otros poderes superiores como el legislativo o el político.
Desde este punto de vista, tampoco el directivo público cuenta con plena libertad respecto al personal, control y organización a su cargo. Generalmente el diseño de la estructura de su departamento, la política de personal y las medidas para ejercer el control le son impuestos, algo que no ocurre en el sector privado.
Por último, otra de las grandes diferencias entre uno y otro residen en las relaciones con el exterior. Igual que en el directivo público pesa mucho la opinión de organizaciones independientes, medios de comunicación, lobbies y empresas del sector, y opinión pública a la hora de gestionar, en la cúpula directiva de las sociedades privadas este tipo de factores pueden llegar a influir mucho menos.
1.2. Menos liderazgo, más gestión
Tampoco el liderazgo que ejercen uno y otro es el mismo. Basándose en las funciones del directivo definidas por Mintzberg, dos autores –Stewart en 1980 y Dargie en 1998– coincidieron en señalar que, si para el directivo privado lo esencial era la toma de decisiones, para el alto funcionariado resultaba ser la gestión de la información.
Dentro de esta gestión de información se incluía el rol de monitor o búsqueda de información relevante dentro y fuera de la organización; el rol de difusor o transmisor de información dentro de la organización; y el rol de portavoz o comunicador al exterior.
Como consecuencia del entorno político pueden aparecer asuntos sobre los cuales los directivos públicos esperan ser cuestionados por varios grupos: la prensa, los políticos, la opinión pública, miembros de la dirección y de otras organizaciones del sector público. En este contexto, el directivo público está obligado a comprender el lenguaje especializado y convertirse, sin ser necesariamente el principal portavoz, en difusor y monitor de temas específicos a grupos particulares.
Por el contario, las características propias de la toma de decisiones –los roles de representante, líder, gestor de anomalías, empresario, negociador y facilitador de recursos– corresponden más al directivo privado. Los directivos públicos, según el estudio de Dargie, no se perciben a sí mismos como líderes, sino como mandos burocráticos que cumplen las reglas y las directrices de la autoridad y que, además, evitan entrometerse en el territorio del líder, que suele ser el político.
1.3. Orientados al interés general
El interés general, por el contrario, se convierte en un rasgo inherente en el directivo público y que no siempre lo posee el máximo responsable de una sociedad mercantil. Un estudio elaborado por la École Nationale d´Administration francesa (ENA), encargado por la Comisión Europea en 2003 a Yves-Thibault de Silguy para identificar la esencia de este colectivo, concluye que la ética, el rigor, la disponibilidad y la conciencia a la hora de manejar recursos públicos marcan los objetivos a largo plazo de este tipo de dirección.
También cita la capacidad de anticipación. El directivo público tiene que saber adelantarse a las necesidades que le reclama la sociedad y mostrar aptitud en la gestión tradicional, que incluye la gestión de equipos, la movilización de energía y el talento, así como la capacidad para tomar decisiones frente a la oposición teniendo en cuenta el impacto en la sociedad o la estrategia política. Por último, el directivo público debe mostrar una buena disposición a la hora de promover y gestionar el cambio y saber evaluar los efectos de los mismos.
2. Características del directivo público según el puesto
El directivo público suele ocupar una posición difícil. Su puesto reside en el escalón inferior del ámbito político y el nivel superior administrativo. La relación entre ambas dimensiones parece estar siempre en permanente tensión y en raras ocasiones es posible trazar una línea de separación clara. Esta posición también le dota de unos rasgos distintos al directivo de una empresa privada, que muy bien definió el profesor Losada (1995):
1. Múltiples actores frente a un único consejo de administración: Losada cita como ejemplo la seguridad viaria, donde además de los conductores el directivo público tiene que tener en cuenta las distintas policías, los servicios de asistencia en carretera, los responsables de la construcción, el mantenimiento de la red viaria, las autoescuelas y la Dirección General de Tráfico.
2. Compleja interacción entre los actores: no sólo por la multiplicidad de agentes sino también porque las competencias de los mismos se solapan en múltiples ocasiones.
3. Pluralidad de objetivos, a veces irreconciliables: mientras que en un consejo de administración, las decisiones se adoptan por votación, en el caso del directivo público la gestión tiende a consensuar posiciones.
4. Perspectiva al corto plazo: el sistema democrático imprime un tiempo político que no tiene por qué coincidir con los planes estratégicos.
5. Preponderancia de los valores de equidad y distribución.
6. Reglamentación: no existen leyes de mercado, de oferta y demanda, sino que el directivo público debe someterse a una elevada regulación, que puede limitar mucho su actuación.
7. Visibilidad pública: la gestión del directivo público está sometida de manera constante a la crítica de los medios de comunicación, lo que provoca que en ocasiones rijan más los criterios de racionalidad política que los económicos o de gestión.
8. Falta de indicadores sintéticos de gestión que permitan medir si ...

Índice

  1. ESPAÑA S.L.
  2. PORTADA
  3. PORTADA INTERIOR
  4. ELOGIOS
  5. CRÉDITOS
  6. DEDICATORIA
  7. Índice
  8. Prólogo
  9. Presentación al autor
  10. Agradecimientos
  11. Introducción
  12. 1. El equipo directivo de España S. L.
  13. 2. La sede de España S. L.: la Administración Pública
  14. 3. El plan estratégico de España S. L.
  15. 4. La plantilla de España S. L.
  16. 5. Las funciones del directivo público
  17. 6. Las diferencias entre la dirección pública y privada
  18. 7. Las herramientas privadas de gestión toman el mando en la Administración Pública
  19. 8. El decálogo de la gestión por pasión: ¿qué puede aprender un directivo privado del liderazgo público?
  20. 9. Los modelos de formación para el directivo público
  21. Epílogo
  22. Bibliografía
  23. Antonio Núñez
  24. Contraportada