- 168 páginas
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Déjate llevar por la calma
Información del libro
Detestamos el aburrimiento, odiamos las esperas y nos encanta apretar el ritmo. Pero quienes se fustigan sometiéndose a la tiranía de los plazos viven de espaldas a las posibilidades que la vida les brinda. El tiempo es vida, y no solo es precioso, sino también diverso y variopinto. El tiempo es de quienes abjuran de la máxima que lo subordina todo en la vida al beneficio económico. La calma es un anhelo. Y la lentitud, una invitación. Karlheinz A. Geißler, el "estudioso del tiempo más famoso de Europa", muestra que las personas serenas disfrutan más de la vida. Pueden contemplar lo singular, el detalle. En cambio, cuando la vida es una autopista se pasa de largo la felicidad. Por eso: ¡mucha calma! Date tiempo. La vida es demasiado corta… y muy hermosa para ir con prisas.
Preguntas frecuentes
Información
Notas
Índice
- Cubierta
- Portada
- Créditos
- Dedicatoria
- Prólogo. Calma celestial, felicidad terrenal
- Bach en el metro
- Cuando las prisas eran un disparate
- Cómo nos sometimos al ajetreo y las prisas
- El mundo: un coliseo de la velocidad
- Pequeñas escapadas: viajar, no correr
- Cada cosa a su tiempo
- Solo el paciente es sabio
- Cuando frenar es preciso
- «Desapresurarse»: evitar el exceso de velocidad
- El arte de esperar y estar a la espera
- No hemos venido al mundo a ahorrar tiempo
- Por suerte, hay pausas
- Sobre abejorros, tortugas y otros bichos
- La solución de la vía indirecta
- Sobre saborear y disfrutar
- Tiempo para el amor, tiempo para la amistad
- Time is honey
- La guerra es rápida; la paz, lenta
- Fraternidad y misericordia
- Domingo: la traviesa que la vista atraviesa
- ¡Despacito!
- Tener tiempo
- Una humilde utopía
- Imagina que no ocurre nada
- El sofá de la autopista
- Los días de «intermedio»: tiempos suspendidos
- ¡Basta ya! El encanto de terminar
- Notas
- Colofón