Realidad
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Realidad

  1. 60 páginas
  2. Spanish
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Índice
Citas

Información del libro

Realidad es una obra de teatro de Benito Pérez Galdós. Trata de los amoríos de una dama noble y de alto estatus social con un soltero vividor y astuto, que alterna entre la dama y una refinada prostituta. Realidad hace dúo con la novela La Incógnita, enfocando la misma situación desde dos ópticas divergentes.-

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Información

Editorial
SAGA Egmont
Año
2020
ISBN
9788726495355
Categoría
Literature

Acto III

La misma decoración del acto primero. Es de día.

Escena I

OROZCO; VILLALONGA.
OROZCO.- ¿Qué me cuentas?... ¿Pero cuándo ha sido eso?
VILLALONGA.- Anoche o ayer tarde... No estoy bien enterado de la hora. Lo que sí sé es que Clotildita, harta ya de la tiranía de su hermano, y queriendo arrollar los obstáculos tradicionales que la separaban de su horterita, alzó bandera revolucionaria y abandonó la casa de Federico, llevando su ropita en un lío colgado del brazo.
OROZCO.- Me gusta el pronunciamiento.
VILLALONGA.- Y viva la democracia.
OROZCO.- ¿Y a donde fue a parar con su cuerpo?
VILLALONGA.- Pues se fue solita, por su pie, a casa de Infante, poniéndose bajo el amparo tutelar de Manolo, y de su tía Carlota. De modo que la tienes de vecina.
OROZCO.- ¿Y Federico... intransigente... furioso...?
VILLALONGA.- Atroz...
OROZCO.- Pero si mil veces le hemos dicho mi mujer y yo: «tráenos acá a tu hermana, y no te cuides más de ella». Pero su orgullo consideraba sin duda nuestra protección como una limosna humillante, y ya ves... —60— ¡Bien merecido le está! Tanto quijotismo viene a parar en que al fin hay que casar a la descendiente de los Vieras de Acuña con ese... ¿cómo se llama?
VILLALONGA.- Santanita... Pues ten por cierto que nuestro amigo no transige.
OROZCO.- Claro: pretendía sin duda que, viviendo su hermana como vive, le hubiera pedido su mano un Hohenzolleru5 o un Hapsburgo6. ¿De modo que cuando llegue el papá...?
VILLALONGA.- Pero si ha llegado esta mañana... en el express... y al entrar en su casa se encontró sin la angelical criatura.
OROZCO.- ¡Valiente cuidado le dará! ¿Has visto a Joaquín?

Escena II

Los mismos; INFANTE que entra precipitadamente.
INFANTE.- Le he visto yo.
OROZCO.- (Con jovialidad.) ¿Y qué cariz trae?
INFANTE.- Tan meloso, tan sutil, tan insinuante y seductor de palabra como siempre. (A OROZCO.) Me ha encargado que te anuncie su visita para hoy. Viene de Inglaterra con la máxima de que el tiempo es dinero. A las cinco.
OROZCO.- Ya tenemos el cometa en el horizonte.
VILLALONGA.- ¡Bienaventurados los pobres, porque no tenemos la influencia maléfica de esas estrellas con rabo!
INFANTE.- ¡Farsante igual! Estuvo en casa no hace dos horas, a ver a su hija. ¡Oh, qué escena tan conmovedora! Lloraron.
VILLALONGA.- ¡También él!
OROZCO.- Joaquín imita el llanto de las personas con una perfección —61— que causa maravilla... (A INFANTE.) Pero dime, Manolo, ¿estás contento con la lotería que te ha caído?
INFANTE.- Pues mira, cuando la vimos entrar anoche... estábamos comiendo... con su lío en el brazo, y detrás un mozo de cuerda con el baúl, la primera impresión mía fue muy desagradable. Con cuatro palabras ingenuas, sencillas, dichas con alma, nos explicó su situación. Mi tía Carlota, única persona de viso que la trataba y solía visitarla, por haber sido muy amiga de su madre, la acogió del modo más cordial, y por mi parte no tardé en simpatizar con ella. A estas horas, tanto mi tía como yo le hemos tomado cariño, y abrazamos resueltamente su causa.
OROZCO.- Es simpática como su hermano, y ninguno de los dos se parece al papá.
INFANTE.- ¿Simpática has dicho? Es un ángel.
VILLALONGA.- ¡Eh!, poco a poco. Si le habrá salido un rival a Santanita...
OROZCO.- ¿Amor, Manolo?
INFANTE.- Ea, se acabaron las bromitas, y vamos a las veras... (A OROZCO.) Yo vengo aquí con una pretensión...
OROZCO.- (Vivamente.) ¡Ay, ay! Ya me duele... Me lo temía. ¡Pretensiones a mí!...
INFANTE.- Pero, hombre, si no me has dejado hablar...
OROZCO.- Si te veo venir. Lo de siempre. Esos mocosos quieren caer sobre mí como la langosta.
VILLALONGA.- Inconvenientes de la fama, Tomás. Esos tórtolos inocentes te piden protección.
OROZCO.- ¿A mí? ¿Pero qué protección he de darles yo?... Están frescos... ¡Pero este Manolo...!
INFANTE.- Me dejas hablar, ¿sí o no?
OROZCO.- No; más vale que te calles. Como que el inocente —62— ese pedirá un destinito para poder casarse. Pues ¿quién mejor que tú?...
INFANTE.- No se trata de eso... todavía.
OROZCO.- ¿Pues de qué?
INFANTE.- Quiero hablar con Augusta. Me entenderé mejor con ella. ¿Ha salido? OROZCO.- Creo que no.
INFANTE.- Que venga... Augusta. (Dirigiéndose a la primera puerta de la derecha.)
OROZCO.- Ya viene.

Escena III

Los mismos; AUGUSTA.
AUGUSTA.- Ya, ya estoy enterada... Mi enhorabuena, Manolo, protector de los amantes finos, amparo de la inocencia.
OROZCO.- Sí, pero nos quiere endosar a los tórtolos para que nosotros...
AUGUSTA.- Les protejamos. Excelente idea. Yo me alegro, y tú también, Tomás.
OROZCO.- Siga el jubileo en mi casa. En fin, Manolo, explícate.
INFANTE.- La joven... repito que es el mismo candor... Desde que entró en casa, no ha cesado de pedirme con verdadero afán que la traiga acá.
OROZCO.- (A AUGUSTA.) ¿Ves?
AUGUSTA.- Siempre hemos deseado traerla.
INFANTE.- Pero de visita... No; en mi casa vivirá hasta el día del bodorrio.
VILLALONGA.- (A OROZCO.) No puedes, no puedes librarte...
INFANTE.- Hoy, casi con lágrimas en los ojos, me ha repetido la súplica: «Lléveme usted, lléveme usted por Dios, a ver al Sr. de Orozco. Tengo que pedirle un favor». — 63— No he querido decirle que sí ni que no hasta no consultaros... ¿La traigo, o no la traigo?
AUGUSTA.- Sí, sí, queremos verla.
OROZCO.- Como has de reventar si no la traes... tráela.
INFANTE.- Vuelvo al instante. Dentro de diez minutos estamos aquí. (Vase y vuelve.) Y si está el novio en casa, ¿le traigo también?
OROZCO.- No, hombre, guárdatele.
VILLALONGA.- Sí, que lo traiga... (Vase INFANTE.)
AUGUSTA.- Les protegeremos, sí. Lo primerito es casarles.
VILLALONGA.- Sí, creo que es lo más urgente. Después, éste les señalará una pensión...
OROZCO.- ¿Yo? No puede ser; y lo siento, de veras lo siento.
VILLALONGA.- ¡Hombre sin entrañas!
AUGUSTA.- Hijo, en este caso has de desmentir tu fiereza, tu crueldad y tu tacañería. ¿Cómo vamos a dejar a esos pobres chicos...?
OROZCO.- Tú, tú...
AUGUSTA.- Pues yo, yo...
OROZCO.- Adiós, Jacinto. Tengo que prepararme para recibir al cometa. (Vase por el despacho.)

Escena IV

AUGUSTA; VILLALONGA.
AUGUSTA.- ¿Pero usted se ha creído que no haría nada por ellos?
VILLALONGA.- ¿Qué he de creer yo tal cosa? Conozco a Tomás aún mejor que usted... por lo menos, antes que usted.
AUGUSTA.- ¡Pobres chicos! ¡Mire usted que enamorarse de balcón a balcón...! ¡Y aficionarse los dos al matrimonio, y no parar hasta realizarlo! ¡Qué honradez y — 64— qué nobleza de ideas...! Nada, Jacinto, reconozca usted que el verdadero amor, el sentimiento primordial que mueve el mundo, no existe ya en toda su pureza más que en la clase de dependientes de comercio.
VILLALONGA.- Por de contado, crea usted que Federico llevará muy a mal que ustedes favorezcan ese matrimonio.
AUGUSTA.- ¿Lo cree usted? No... eso sería ya un fanatismo imperdonable. Se guardará muy bien...
VILLALONGA.- Sermonéele usted...
CRIADO.- (Anunciando.) El señor de Malibrán.

Escena V

Los mismos; MALIBRÁN.
MALIBRÁN. - Señora y amiga...
AUGUSTA.- ¡Qué sorpresa! No le esperaba. Viene usted como llovido del cielo. MALIBRÁN.- No vengo del cielo, sino que entro en él, pues entro donde usted está. AUGUSTA.- ¡Ay, Dios mío, cuanta finura!
VILLALONGA.- Don Cornelio... (Saludándole.)
MALIBRÁN.- Don Jacinto... Creí encontrar aquí a Joaquín Viera.
AUGUSTA.- ¿Ha llegado? Presumo que es amigo de usted.
MALIBRÁN.- Vivimos juntos algunos meses en Londres. Pues estuvo a verme esta mañana. Y a propósito, ¿es cierto que Clotildita...? Y Federico, ¿qué hace...?
VILLALONGA.- Sí; de él hablábamos.
MALIBRÁN.- Le compadezco... por eso, y por otras muchas cosas. Es un desequilibrado, un cerebral, una contradicción viva, una antítesis...
AUGUSTA.- ¡Vaya, que no trae usted hoy poca sabiduría...!
VILLALONGA.-...

Índice

  1. Cover
  2. Realidad
  3. Copyright
  4. PERSONAJES ACTORES
  5. Acto I
  6. Acto II
  7. Acto III
  8. Acto IV
  9. Acto V
  10. Sobre Realidad