Las galas del difunto. Esperpento.
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Las galas del difunto. Esperpento.

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Las galas del difunto. Esperpento.

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Información del libro

Como su propio título indica, Las gaflas del difunto es una obra de teatro firmemente adscrita al subgénero del esperpento cuyo máximo exponente es Ramón María del Valle-Inclán. Siguiendo la máxima del esperpento de presentar los aspectos trágicos del realismo de un modo hiperbólico y satírico, esta obra de teatro trata sobre Daifa, una prostituta a quien el astuto Juanito Ventolera ha dejado embarazada. Cuando Daifa escribe a su padre pidiéndole ayuda, la sorpresa y el horror de la deshonra harán que el hombre muera. Será Juanito quien, ignorante de la identidad del padre de Daifa, intente expoliar su tumba.-

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Información

Editorial
SAGA Egmont
Año
2020
ISBN
9788726485615
Categoría
Literatura

ESCENA PRIMERA

(LA CASA DEL PECADO, EN UN ENREDO DE CALLEJONES, CERCA DEL MUELLE VIEJO PRIMA NOCHE. LUCES DE LA MARINA. CANTOS REMOTOS EN UN CAFETIN. Guiños de las estrellas. Pisadas de zuecos. Brilla la luna en las losas mojadas de la acera: Tapadillo de la Carmelitana: Sala baja con papel floreado: Dos puertas azules, entornadas sobre dos alcobas: En el fondo, las camas tendidas con majas colchas portuguesas: En el reflejo del quinqué, la daifa pelinegra, con un lazo detonante en el moño, cierra el sobre de una carta: Luce en la mejilla el rizo de un lunar. A la bruja que se recose el zancajo en el fondo mal alumbrado de una escalerilla, hizo seña [14] mostrando la carta. La coima muerde la hebra, y se prende la aguja en el pecho)
LA BRUJA.- ¡Vamos a ese fin del mundo! ¡Si siquiera de tantas idas se sacase algún provecho!...
LA DAIFA.- La carta va puesta como para conmover una peña.
LA BRUJA.- ¡Ay, qué viejo renegado! ¡Cuándo se lo llevará Satanás!...
LA DAIFA.- Es muy contraria mi suerte.
LA BRUJA.- ¡Sí que lo es! ¡El padre acaudalado y la hija arrastrada!
LA DAIFA.- ¡Y tener que desearle la muerte para mejorar de conducta!
LA BRUJA.- ¡Si te vieras con capitales, era el ponerte de ama y dorarte de monedas, que el negocio lo [15] puede! ¡Y no ser ingrata con una vida que te dió refugio en tu desgracia!
LA DAIFA.- ¡No habrá una peste negra que se lo lleve!
LA BRUJA.- Tú llámale por la muerte, que mucho puede el deseo, y más si lo acompañas encendiéndole una vela a Patillas.
LA DAIFA.- ¡Renegado pensamiento! ¡Dejémosle vivir, que al fin es mi padre!
LA BRUJA.- Para ti ha sido un verdugo.
LA DAIFA.- ¡Se le puso una venda de sangre considerando la deshonra de sus canas!
LA BRUJA.- Pudo cubrirla, si tanto no le representase aflojar la mosca, pero la avaricia se lo come. ¿Espero respuesta de la carta?
LA DAIFA.- Si te la da la tomas. Tienes que correr para no hallar la puerta cerrada.
[16]
LA BRUJA.- Volaré.
(LA BRUJA encaperuzó el manto sobre las sienes y voló convertida en corneja. La daifa de la bata celeste y el lazo escarlata sale a la puerta haciendo la jarra, y permanece en el umbral mirando a la calle. Por la otra acera, un sorche repatriado, al que dicen Juanito Ventolera)
LA DAIFA.- ¡Chis!... ¡Chis!...
JUANITO VENTOLERA.- ¿Es para mí ese reclamo, paloma?
LA DAIFA.- ¿No te gusto?
JUANITO VENTOLERA.- ¡Un pasmo! ¿No me ve usted, niña, con las patas colgando?
LA DAIFA.- Pues atorníllate, pelmazo.
JUANITO VENTOLERA.- ¿Quiere usted sacarme para fuera la llave de tuercas?
LA DAIFA.- Ese timo es habanero.
JUANITO VENTOLERA.- ¿Conoce usted aquel país?
LA DAIFA.- No lo conozco, pero tiene usted todo el hablar de los repatriados. ¡La propia pinta! ¿No lo es usted?
JUANITO VENTOLERA.- No más hace que tres horas. A las seis tocamos puerto.
LA DAIFA.- ¿En qué Regimiento estaba usted?
JUANITO VENTOLERA.- Segunda Compañía de Lucena.
LA DAIFA.- ¡Segunda de Lucena! ¿Y usted, por un casual, habrá conocido a un punto practicante que llamaban Aureliano Iglesias.
JUANITO VENTOLERA.- Buen punto estaba ése.
[18]
LA DAIFA.- ¿Le ha conocido usted, por un acaso? ¿No es una trola? ¿Le ha conocido?
JUANITO VENTOLERA.- Bastante. Simpatizamos.
LA DAIFA.- Era mi novio. Estábamos para casar.
JUANITO VENTOLERA.- Pues aquí tiene usted su consuelo.
LA DAIFA.- ¿De verdad has conocido tú a Aureliano Iglesias?
JUANITO VENTOLERA.- Y tanta verdad.
LA DAIFA.- ¿Sabes cómo murió?
JUANITO VENTOLERA.- Como un valiente.
LA DAIFA.- ¡A los redaños que tenía, algunos mambises habrá tumbado!
[19]
JUANITO VENTOLERA.- Muchos no habrán sido... Siempre se tira de lejos.
LA DAIFA.- Pero alguno doblaría.
JUANITO VENTOLERA.- Pudiera...
LA DAIFA.- ¿Tú no crees?...
JUANITO VENTOLERA.- Allí solamente se busca el gasto de municiones. Es una cochina vergüenza aquella guerra. El soldado, si supiese su obligación y no fuese un paria, debería tirar sobre sus jefes.
LA DAIFA.- Todos volvéis con la misma polka, pero ello es que os llevan y os traen como a borregos. Y si fueseis solos a pasar las penalidades, os estaría muy bien puesto. Pero las consecuencias alcanzan a los más inocentes, y un hijo que hoy estaría criándose a mi lado, lo tengo en la Maternidad. Esta vida en que me ves, se [20] la debo a esa maldita guerra que no sabéis acabar.
JUANITO VENTOLERA.- Porque no se quiere. La guerra es un negocio de los galones. El soldado sólo sabe morir.
LA DAIFA.- ¡Como el mío! ¿Oye, tú, le envolverían en la bandera?
JUANITO VENTOLERA.- No era para tanto. ¡La bandera! Pues no dice nada la gachí. La bandera es la oreja. ¡Esos honores se quedan para los jefes!
LA DAIFA.- ¿Y por eso tenéis todos tan mala voluntad a los galones?
JUANITO VENTOLERA.- De esas camamas, al soldado poco se le da. ¡No robaran ellos como roban en el rancho y en el haber!...
LA DAIFA.- Pues a tumbar galones. Pero todos lo dicen y ninguno lo hace.
[21]
JUANITO VENTOLERA.- Alguno hay que lo hizo.
LA DAIFA.- ¿Tú, por ventura?
JUANITO VENTOLERA.- Otro de mi cara.
LA DAIFA.- Mírame en este ojo. Tú te has aguantado las bofetadas igual que todos. ¿De verdad has conocido a Aureliano Iglesias?
JUANITO VENTOLERA.- ¡ De verdad!
LA DAIFA.- ¿Y le has visto caer propiamente?
JUANITO VENTOLERA.- Propiamente.
LA DAIFA.- ¿En el campo?
JUANITO VENTOLERA.- A mi lado, en la misma trinchera.
LA DAIFA.- ¿Con redaños?
JUANITO VENTOLERA.- Cuando no queda otro remedio, todo quisque saca los redaños.
LA DAIFA.- Se fué dejándome embarazada de cinco meses. Pasado un poco...

Índice

  1. Las galas del difunto. Esperpento.
  2. Copyright
  3. DRAMATIS PERSONAE
  4. ESCENA PRIMERA
  5. ESCENA SEGUNDA
  6. ESCENA TERCERA
  7. ESCENA CUARTA
  8. ESCENA QUINTA
  9. ESCENA SEXTA
  10. ESCENA SEPTIMA
  11. Om Las galas del difunto. Esperpento.