Históricas y políticas
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Históricas y políticas

  1. 322 páginas
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Históricas y políticas

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Información del libro

"Históricas y políticas" (1930) es una recopilación de reflexiones históricas y políticas de José María Vargas Vila. Algunos de los apartados que componen esta obra son "Los divinos y los humanos", "La República romana", "Los césares de la decadencia", "En Venezuela" o "La muerte del cóndor".-

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Información

Editorial
SAGA Egmont
Año
2021
ISBN
9788726680607
Categoría
History
Categoría
World History

POLÍTICAS

VERBO DE ADMONICIÓN Y DE COMBATE

*
No deshonremos con la bajeza el duelo de la Libertad;
si no podemos salvarla, permanezcamos dignos de servirla;
sepamos llevar con majestal el duelo del Derecho asesinado;
no coronemos con las flores del Silencio la frente del delito vencedor;
en esta apostasía colectiva de los pueblos contra la Libertad;
en el espanto doloroso de las sociedades vencidas;
en el derrumbamiento de tantas cosas sagradas que parecían eternas, pongámonos de pie, acariciando las imágenes que surgen de esas ruinas al lado de las cosas inmutables, y vueltos los ojos a las tormentas futuras, agitemos en las tinieblas la llama que no se extingue, y arrojemos el Verbo de la Esperanza a la tierra que gime bajo los escombros...
una marea angustiosa, una marea de infamia, sube con silencios de muerte al horizonte;
grandes cimas han desaparecido ya, y las que quedan de pie, tiemblan bajo el crepúsculo;
las últimas cumbres melancólicas, se ven aún perfilarse en agonía, bajo la tristeza infinita de los cielos;
todo desaparece, todo se hunde, en la bruma siniestra del naufragio;
y, el sol del vencimiento, alumbra con palideces vesperales, esa decoración de catástrofe;
un huracán de devastación, pasa por sobre los campos del Ideal, talados por hoces invisibles, y lleva los hombres y los hechos en un turbión de ráfaga otoñal, hacia abismos muy hondos, muy remotos...
es la hora del espanto indescifrable;
y, es necesario hablar al horror de esa hora, en ese limbo de miseria, donde grita el desastre...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
el oprobio vence, y es necesario luchar contra el oprobio;
si los dioses y los hombres decretan el silencio y la quietud, es necesario removerse aún en el fondo del sepulcro, rebeldes a los hombres y a los dioses;
es bello el gesto del vencido, que abofetea a dos manos la Victoria;
la Victoria no es la Gloria;
el Crimen vencedor, es siempre: el Crimen;
el Triunfo, no transfigura el Monstruo;
no se está definitivamente vencido, sino cuando se acepta cobardemente la derrota;
alcémonos contra el Crimen;
combatamos contra él;
y, si los dioses están del lado del Crimen, combatamos también contra los dioses...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Tal es el deber de la hora actual;
resucitar en plena derrota un pasado de victorias;
contar en la esterilidad vergonzosa de este instante de oprobio, la fecundidad prodigiosa de las virtudes antiguas;
revivir en la declinación rápida de la Raza, el culto de las grandezas extintas y de las glorias olvidadas;
atizar la hoguera de la Ilusión, en las negras horas de la desesperanza;
fabricar con el prodigio del Verbo, el edificio del porvenir, sobre los campos de la devastación y de la ruina;
gritar la vitalidad indestructible de las ideas, en el momento de las derrotas definitivas;
cantar las epopeyas del Derecho salvador, ante la lanza brutal del Hecho violador;
hacer del polvo de los vencimientos inmerecidos, la columna de fuego que conduzca las nuevas generaciones a los heroicos triunfos presentidos;
marcar rumbos al Espíritu Nuevo, sobre ese mismo terreno removido por las catástrofes recientes;
prender con las últimas tablas del naufragio, una hoguera en la playa desierta, bajo la noche impenetrable, para orientar a los que van aún perdidos, en el horror de la tormenta cercana;
no deja lugar al desaliento, a la inercia, a la desesperanza...
gritar a todos los tiempos y en todas las horas, que la Libertad es intangible, y la América es indivisible;
que si somos ingobernables, somos también inconquistables;
que preferimos morir en el Desorden, a perecer en la Conquista;
y, resistir a la Opresión y a la Invasión;
denunciar los despotismos que nos deshonran, y los protectorados que nos acechan;
romper los sables que nos asesinan dentro, y no temblar ante los cañones que nos amenazan fuera;
ser los sagitarios terribles, con el arco tendido siempre, denunciando el vuelo de las águilas siniestras;
despertar el alma de la Raza amenazada;
proclamar la Unión, como único remedio a la Invasión;
unirnos para combatir, si escrito está que combatamos, y abrazarnos para morir, si decretado está que desaparezcamos;
pero, morir de pie, morir como pueblos y no como rebaños: morir matando...
nos agitamos entre la Conquista Pacífica y la Conquista Bélica, entre la Absorción y la Agresión; entre los que quieren fundirnos y los que quieren hundirnos;
todo tiende a nuestra Desaparición;
negarlo, es añadir la maldad a la ceguedad;
silenciarlo, es añadir la impotencia a la inconsciencia;
decir lo contrario es añadir la Imbecilidad a la Debilidad;
es el derecho de los ciegos, negar la luz, y es acaso su consuelo;
el derecho de Conquista y el de las nacionalidades se disputan el Mundo;
esa lucha es nuestro peligro, y puede ser ¡ay! nuestra muerte;
¡es tiempo de revivir la Nacionalidad!
es hora de reaccionar contra la Debilidad;
las tiranías han educado nuestros pueblos para el yugo;
la Tiranía precede a la Conquista;
el Despotismo es el heraldo de la Invasión:
los dictadores han abierto el campo a los invasores;
ellos, haciendo perder a los pueblos el sentido de la Libertad, mataron en los corazones el sentimiento de la Independencia;
pueblo esclavo, pueblo apto a la Conquista;
los Dictadores llaman a los Conquistadores;
ellos atraen las águilas terribles;
reaccionar contra su Dominación, es reaccionar contra la Invasión;
defender la Libertad, para conservar la Nacionalidad;
combatir por la Libertad de los pueblos, para defender la Independencia de América;
combatir por la Libertad, no es ser libre, pero es mostrarse digno de serlo;
tal es el destino de los pueblos heroicos;
pactar con el Despotismo, es la agonía de un pueblo;
pactar con la Conquista, es su muerte;
denunciarlos ambos es el deber del hombre libre;
el deber no se discute: se cumple.

El Verbo es Vida...

La amarga desesperanza, que los problemas insolutos de la política tormentosa y servil de nuestros pueblos, deja en las almas apasionadas y altivas;
la tristeza insondable, que la crueldad de la vida arroja sobre los espíritus luchadores, que han visto sus quimeras de libertad plegarse en el crepúsculo de sus sueños, como estandartes heroicos, desgarrados, que desaparecen sin rendirse, dejando solitaria el asta en que flamearon;
el espanto que el bramido bestial de la multitud estulta, causa en el sagrado pudor de las ideas;
el asombro probado ante el contacto de la vileza humana, que hace diluir en desprecio las cimas ríspidas de la más alta ambición;
el asco que inspira la lucha inevitable con la Envidia anafrodita, inconsolable y soberbia ante la fecundidad prodigiosa del Genio;
la desilusión colérica de quien ha creído en el apostolado de la Palabra, en el sacerdocio del Pensamiento, y ve de súbito la Histrionía tribunicia profanando la cátedra, y el ara y el santuario mancillados;
el desencanto de las almas que han visto la esterilidad de su vida, la inanidad de sus sacrificios, la torpeza de su adhesión al culto de ideales pisoteados por la multitud irresponsable y trágica, — a un mismo tiempo augusta y vil — y que han sorprendido en la faz de ese monstruo, poliforme y rumoroso, la expresión de desdén estúpido que le inspiran los hombres superiores, porque ella no ama sino la mediocridad sumisa, que mira y no fascina, lame y no muerde, gime y no ruge, acaricia y no desgarra... ¡tiene miedo a la zarpa del león!
el desaliento invasor, la suprema desconfianza, que caen sobre el ánimo a la interrogación del porvenir, de la Quimera formidable, que se esboza en el fondo del Misterio;
la resignación al vencimiento, la nostalgia del ideal, todo eso que sume el alma en una quietud augusta y cineraria, y la envuelve en un halo melancólico de tristeza infinita, como la de las naves y los soles que se pierden en las lontananzas maravillosas de los horizontes marinos;
¡todo eso arroja el alma asombrada y vencida, en el reino inmutable del Silencio!...
pero, el Silencio, no es la Vida;
el Silencio, es el sello de la Muerte:
la Muerte, no combate;
sólo la Palabra siembra la Vida;
ella crea, ella vivifica, y ella salva;
el Verbo, es Vida;
he ahí por qué callar es un Oprobio;
las esterilidades del Silencio, asfixian a aquel que vive en ellas;
el Silencio, no reina sino sobre la Muerte y la Desolación... es el sol de Pompeya y de Herculano; la brisa que agita las olas bituminosas del Mar Muerto;
es a causa del Silencio, que muere nuestro corazón, y que los pueblos mueren;
es a la sombra del Silencio, que prospera el Mal;
el Verbo es germen, y el alma humana es surco abierto ante nosotros;
sembremos en él el germen de la Verdad y de la Vida;
el sembrador tiene el deber de la Siembra;
sembrador que devora el grano y no lo siembra, mutila la Humanidad y defrauda la herencia de los hombres;
la maravilla de la Palabra, es hecha como las auroras de los cielos, para esplender sobre la Vida;
la Tiranía, se llama Silencio;
la Libertad, se llama Verbo;
el Verbo, es el rayo de Divinidad que brota de los labios del hombre, para herir la Iniquidad;
el Verbo es el águila triunfal, que lleva la tempestad bajo las alas, y desflora y rompe con su vuelo todas las soledades del Silencio;
¡dejémosla volar!...
las cimas y los valles expectantes, esc...

Índice

  1. Históricas y políticas
  2. Copyright
  3. PREFACIO
  4. HISTÓRICAS
  5. POLÍTICAS
  6. Sobre Históricas y políticas
  7. Notes