África: pensamiento y controversias
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África: pensamiento y controversias

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África: pensamiento y controversias

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Información del libro

La antropología histórica de Mudimbe logra la 'descolonización' del conocimiento académico de África. Este estudio, altamente sofisticado, innovador y provocativo, debe recibir la atención de todos los estudiosos.

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Sí, puedes acceder a África: pensamiento y controversias de V.Y. Mudimbe en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Historia y Historia africana. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2014
ISBN
9786074627077
Categoría
Historia
1. ¿QUÉ ES UNA LÍNEA?
SOBRE LAS PARADOJAS EN TORNO DE LAS ALEGORÍAS DE IDENTIDAD Y ALTERIDAD[1]
El término “lineal” relacionado con ecuaciones, teorías e interacciones físicas, no describe líneas rectas. Significa, más bien, en un sentido amplio, que se pueden adicionar cosas.
GLOSARIO EN S. W. HAWKING, K. S. THORNE, I. NOVIKOV, T. FERRIS, A. LIGHTMAN, R. PRICE, El futuro de la era espacial
La vida se burla de la razón y la razón se burla de la vida. La filosofía escolástica-aristotélica se concibe en el interés por la vida, un sistema teleológico-evolucionista, racional en apariencia, que debe ser el sustento de nuestro deseo vital. Esta filosofía […] era, en su esencia, apenas un truco de la vida para obtener la ayuda de la razón. Pero la razón lo hizo con tal presión que terminó por pulverizarla.
MIGUEL DE UNAMUNO, Del sentimiento trágico de la vida
Que estoy soñando y que quiero
obrar hacer bien, pues no se pierde
el hacer bien aun en sueños.
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA, La vida es sueño
Dedico este texto a mis estudiantes latinoamericanos, que me han enseñado a leer líneas absurdas en economías compactas de signos.
¿Qué es una línea? La pregunta es ingenua para cualquiera, simple y crédulo; no sería necesario buscarla en el diccionario. ¿Acaso la noción de línea no trae a la mente imágenes y representaciones que son transparentes al punto de no necesitar explicación? Cualquier interlocutor sabe que una línea, real o imaginaria, significa un camino, un continuo de puntos, un signo en movimiento. Desde esta percepción, uno podría emplear el término en expresiones que sirven a la vez para designar una realidad y para representarla; por ejemplo: la línea de una montaña, para contornear; la línea de un cuerpo, para darle forma; la línea de agua, para demarcar. Esta metáfora opera en nuestra vida cotidiana con tal eficacia que olvidamos cómo esta simple palabra no sólo organiza nuestra percepción espacial sino que también determina nuestra conceptualización de las relaciones básicas entre adelante y atrás, profundo y superficial, adentro y afuera, cerca y lejos, encendido y apagado, arriba y abajo, presente y pasado, hoy y mañana, etcétera. Considerando este conocimiento, podemos pasar a la direccionalidad que sugiere la línea, a la idea de separación y distinción de partes que crea. Nuestra geografía física, el dominio total de nuestra cultura, que abarca configuraciones mentales y nuestras relaciones con la naturaleza, es una topografía estructurada por líneas.
No es mi intención encaminar esta reflexión hacia los debates dados en el centro del estructuralismo hace algunas décadas, en los que se discutía si las oposiciones binarias, inseparables de la noción de línea que define su distancia, eran o no construcciones sociales. Mi propósito es, a partir de lo común de las líneas como figuras que determinan espacios en la práctica cotidiana, cuestionar lo que éstas suponen e imponen en alegorías que nos inducen al diálogo o nos separan en la confrontación.
Aprovechando mis divagaciones culturales y entendiendo la alegoría, a partir de Walter Benjamin, en el sentido de una actitud cultural (Anschauung) y como una forma de visualizar algo (Anschauungsweise), en otras palabras, un habitus, me gustaría considerar algunas de las paradojas relativas a la identidad y la alteridad en nuestra cultura global contemporánea. De esta manera, sin partir de las grandes teorías sobre el orden de las cosas, pero sí de la experiencia subjetiva de un profesor estadounidense nacido en África –en muchos sentidos una minoría estructural dedicada a tareas que trascienden el tiempo y las geografías–, emprendo la reflexión acerca del verbo intransitivo griego Θαυμάζω (thaunatso), maravillarse, asombrarse, tanto en lo positivo como en lo negativo. El concepto se transmuta en ocasiones en τρημα (trêma), el sustantivo para perforación. Su equivalente en español, trauma, simboliza un choque que produce un daño psicológico duradero, que lleva posiblemente a una neurosis (desde la simplicidad de la semántica de una línea, no hay que preocuparse mucho por interpretar tal proceso).
En efecto, ¿no pertenece la neurosis a la banalidad de nuestra existencia diaria, precisamente al manejo de nuestra actividad y el estrés que esto produce cuando se correlaciona con alineaciones saludables? Existen en principio, al alcance de todos, habilidades y técnicas para manejar las exigencias de la vida contemporánea. Por ejemplo, las terapias de relajación de las bellas artes y el monitoreo del estrés mental se han vuelto disciplinas populares para “atraer y crear armonía e integridad en un mundo caótico”. De hecho, la última frase se transplantó del subtítulo de Living in Balance,[2] un libro de autoayuda de Joel Levey y Michael Levey, dos reconocidos especialistas en el tema del “equilibrio entre la vida y el trabajo”, y fundadores de la empresa Inner Work Technologies Inc., en Seattle. Este libro, dignificado por la autoridad moral del Dalai Lama, autor del prólogo, prescribe una agenda esbozada en tres ejes principales: primero, una aproximación desde el interior hacia el exterior al equilibrio y la integridad; segundo, la armonía de mente-cuerpo-espíritu entre la energía y el espíritu; tercero, las maneras de expandir el círculo de equilibrio y abarcar la totalidad, desde nuestro hogar hasta el mundo, por medio del juego y el trabajo. Desde luego, la perspectiva de esta “investigación de punta sobre el desempeño humano” da mucho que pensar; en todo caso, estimula la orientación lineal que he resaltado hasta el momento, cambiando levemente la medida de una línea como un continuo de puntos con dirección recta, al destacar su aspecto algunas veces circular y curvo, ya aludido a propósito de su contigüidad con la idea de forma. Con referencia a este valor, una línea puede representar una desviación de la rectitud, una inclinación suave, un ángulo que desvía un plano y reorganiza de esta manera la morfología de una figura.
Las prescripciones en todos los campos, particularmente en el de las líneas culturales, son siempre intimidantes. Por otro lado, a favor o en contra del tipo de programas que inventan y promueven líneas para identidades saludables en nuestro tiempo, ¿tendría sentido, retomando su conferencia en Viena de 1935, reformular las dudas de Husserl en torno de las líneas de “nuestro mundo circundante, que es una estructura espiritual en nosotros y en nuestra vida histórica”? En pocas palabras, ¿cómo aprehenderlas con profundo respeto por la validez subjetiva de lo particular, en su conjunción con lo incondicionalmente universal? Y desde dicho marco de referencia, ¿cómo evaluar líneas de narrativas que separan y conectan las figuras de una praxis en su doble dimensión, una negación de una negación, y una apertura a lo desconocido? Para mí, estas figuras despliegan, a su manera, los compromisos que se viven a diario en la traducción a través de tres códigos lingüísticos: inglés, francés y español. De cierta manera, estos códigos realizan el mundo imaginario que habito y que está limitado por tres preguntas, todas dinámicas, pero básicamente inestables en su identificación con la confusa idea de línea: en la comunicación, ¿qué significa modificar una serie de afirmaciones, o una serie de imágenes, como mi línea de expresión, de mi visualización? En el trabajo, ¿qué sentido tiene modificar mis intervenciones desde la línea de mi actividad? En un juicio, ¿qué significa modificar una orientación desde mi línea de creencias?
Todos los argumentos fundamentales, los paradigmas morales positivos y sus alternativas, las elecciones culturales y sus estrategias, en nuestros mundos construidos con restricciones naturales y sociales, están relacionados con una línea fundamental, aquella articulada por un pecado original. Jean-Paul Sartre bien lo expresó en El ser y la nada.[3] Existimos en un mundo en el que, individual o colectivamente, somos superfluos y en el que alienamos a otros al posicionarnos como sujetos y, a cambio, estos otros no pueden sino alienarnos, ya que son sujetos por derecho propio. Y el filósofo francés añade “es el sentido de la famosa línea de las Escrituras: ‘Supieron que estaban desnudos’ […]. Así, el pecado original es mi surgimiento en un mundo donde está el otro y, cualesquiera que fueren mis relaciones ulteriores con el otro, no serán sino variaciones sobre el tema original de mi culpabilidad”.[4] Éste es el lugar desde donde se puede tematizar una identidad social. Es un autoconcepto que sobrelleva una sensación creciente de pertenecer a unos grupos incluyentes ya construidos (una raza, un género, una religión), y que accede gradualmente a su ser, como una libertad. Una identidad social, al afirmarse en el “nos” y de cara a los grupos exteriores, supera su génesis, se afirma en un proyecto que, en las relaciones concretas con los otros y en referencia a sí mismo, se identifica con su propia capacidad (y la de otros) en la labor de volverse una trascendencia. Esta visión utópica resarce el pecado original, pero no lo borra, ni siquiera puede negarlo. Culpable, está bien, lo soy y, al mismo tiempo, estoy seguro de que esta forma de culpa no puede limitarse a nadie individualmente. Con Jürgen Habermas y Jacques Derrida, en su diálogo sobre el terror (entrevistados por Giovanna Borradori en Philosophy in a Time of Terror),[5] yo creo también que la razón principal reside en una evidencia transparente; es decir, que nuestras identidades están tan entretejidas y son tan interdependientes que, en la multiplicidad incalculable de sus narrativas, superan todos nuestros límites (género, raza, sistemas de creencias, etcétera) y nos obligan a vivir simultáneamente, una y otra vez, en múltiples territorios. Es más: hoy en día, cada uno de nosotros, por este mismo hecho, se fracciona en muchos trozos de experiencias, al punto que debemos admitir que cada uno es, en reali...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLAS Y PÁGINA LEGAL
  3. ÍNDICE
  4. DEDICATORIA
  5. AGRADECIMIENTOS
  6. PRÓLOGO
  7. 1. ¿QUÉ ES UNA LÍNEA?
  8. 2. ÉXODO COMO ALEGORÍA
  9. 3. EN NOMBRE DE LA SIMILITUD
  10. 4. EL HORIZONTE DEL CONOCIMIENTO
  11. 5. PACIENCIA DE LA FILOSOFÍA
  12. 6. QUAM METUENDUS EST LOCUS ISTE
  13. 7. UNA PRÁCTICA FILOSÓFICA AFRICANA: UN TESTIMONIO PERSONAL
  14. SOBRE EL AUTOR
  15. COLOFÓN
  16. CONTRAPORTADA