Banquete de imágenes en el centenario de José Lezama Lima
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Banquete de imágenes en el centenario de José Lezama Lima

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Información del libro

En 2010 se cumplieron cien años del nacimiento de una de las figuras centrales de la literatura hispanoamericana del siglo XX: José Lezama Lima. Como parte de las celebraciones del aniversario, El Colegio de México, la UNAM y la UAM realizaron en ese entonces un Coloquio Internacional con la participación de distintos especialistas. El libro que el lector tiene en sus manos reúne las ponencias presentadas en ocasión de aquel homenaje. En ellas, se podrá encontrar con una gama muy variada de nuevas aproximaciones a la obra del escritor cubano. Este libro, en fin, aspira a legar una visión múltiple y diversa, un "banquete de imágenes" sobre los universos literarios del poeta de La Habana.

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Información

Año
2015
ISBN
9786074628036
Categoría
Littérature
Categoría
Poésie
LA EXPRESIÓN TRANSARCHIPIÉLICA: JOSÉ LEZAMA LIMA
Ottmar Ette
Universidad de Potsdam
Édouard Glissant o la isla magnética
En el escrito en prosa, La terre magnétique. Les errances de Rapa Nui, l’île de Pâques, publicado por primera vez en noviembre de 2007 en la serie “Peuples de l’Eau” editada por el mismo autor, el poeta, estudioso de la cultura y filósofo martiniqués Édouard Glissant diseñó la imagen literaria de una isla que, como lo pone de relieve el encabezado, en muchos y distintos niveles se encuentra en movimiento. Estas “errancias” de la Isla de Pascua, situada (desde la perspectiva americana) a gran distancia de tierra firme en el Pacífico y a la que rodea una inmensa superficie marítima, siempre se encuentran bajo el signo de las dimensiones universales de un sistema de coordenadas que abarca todo el planeta, dentro del que la isla se convierte en más de un sentido en el foco “desplazado/des-localizado” e incluso en el punto de referencia de todo el globo terráqueo:
Les oiseaux migrateurs apportent ici l’oeuf, dont le premier capté (qui contient le monde), aprés qu’on a dominé les courants de mer et le vertige de l’air, garantit le pouvoir pour l’année en cours. De même, la pierre ronde sacrée dite le nombril du monde prend la forme approximative d’un oeuf, elle est polie et faite d’une matière qu’on ne trouve pas ailleurs dans l’île, et elle se trouve au bord de la mer et non pas au centre de la terre. Elle est au confluent des vents et des courants[1].
Este “ombligo del mundo”, del que desde el principio nos enteramos que es punto de encuentro y veneración de peregrinos japoneses[2] y que se ha originado en una posición descentrada entre las corrientes aéreas y marítimas, constituye la encrucijada de todas las confluencias de agua, aire y tierra, y enfardela el entramado de relaciones de los cuatro elementos a nivel planetario al margen de la tierra imantada de la Isla de Pascua. Guarda asimismo reminiscencias de un viejo mito, según el cual las aves migratorias habían llevado hasta allá, hasta esa isla, el huevo que contenía al mundo. El texto fragmentario y lleno de lirismo desde el inicio no da lugar a dudas: dicha tierra está íntimamente unida con todo el mundo, con todo el globo terráqueo.
La forma oval, evocada en repetidas ocasiones —en la que probablemente se está incluyendo el famoso huevo de Colón y con ello la redondez planetaria de la tierra y el dominio sobre el globo terráqueo— vincula la formación de la piedra con la forma de lo orgánico y, por antonomasia, de la vida que recubre cual red la totalidad; porque nos enteramos en otro momento, que esta is-la (Ei-land ) guarda en sí un (y de ninguna manera el ) ombligo del mundo, “un des nombrils du monde: des endroits de mort et de naissance”[3]. Muerte y nacimiento: el huevo encarna, como la is-la (Ei-land ), al mundo, aquello que se gesta en él, en ella, y entraña asimismo la muerte, incluida en toda vida y que nunca es extrínseca a ésta.
La tierra imantada no es una tierra segura, firme: su existencia siempre está en peligro y es precaria. No en balde se intercala la imagen de que toda la isla se está deslizando sobre un nivel de agua dulce y que sigue el trayecto de las placas tectónicas. La isla es “un bateau errant, dont seuls les oiseaux migrateurs connaissent la course”[4]. Aparece inmediatamente la imagen de un barco, con el que se encuentra vinculada de las más diversas maneras —ya sea en la larga tradición de las islas flotantes, ya sea en la cadena de procesos de transferencia, que apenas configuran cada isla o archipiélago. En esta doble proyección de isla y barco, de la isla como barco, se le resta todo estatismo a lo insular: la isla no se encuentra encadenada como roca a las profundidades geológicas, sino que navega y se pierde en el elemento móvil del mar.
Las rutas de esta isla en su condición de barco errante le son sólo develadas a las aves de paso y no a los seres humanos, y le confieren a ella un carácter asimismo duradero y efímero, perdurable y fugaz: “L’île est éphémere, et perdure”[5]. En esta perdurabilidad fugaz, que es también aquella de la literatura y del escribir, se inscriben los movimientos de la isla impulsados por la tectónica de las placas y también los de las fantasías e imaginaciones de sus habitantes:
L’île se déplace, de combien de centimètres par an, nul ne le sait, alors peut-être connaîtra-t-elle la destinée des terres archipéliques, engouffrées, un jour que nul ne sait non plus, dans les frottements inévitables des plaques des fonds, et l’imaginaire des Pascuans navigue dans l’espace du Pacifique et sous la lune du grand triangle, en quête de la parole perdue. C’est presque vrai[6].
Lo cuasi-cierto, este presque vrai de la literatura recoge los movimientos de la isla y de sus habitantes y les devuelve a ambos su “habla perdida”, sin importar dónde o cuándo desaparezca la isla para siempre en el mar. Su forma triangular contiene la forma triangular de todo el archipiélago polinesio y constituye así el patrón o molde fractal de una isla que también es una isla de islas: “triangle ouvert, c’est le triangle polynésien, qui marque à l’un de ses angles cet autre triangle, le plus éloigné et le plus solitaire, qui tient fermée la boucle, qui soutient toute cette surface, et qui est la terre magnétique”[7]. En esta forma triangular, que en la iconografía cristiana simboliza lo divino y asimismo el triángulo en el centro del cuerpo humano, se objetiva un paisaje de la teoría [8] y, como se podrá ver conforme se desarrollan estas reflexiones, será una teoría a escala mundial. No hay que olvidar que el paisaje es para Édouard Glissant a la vez naturaleza y cultura —y por eso algo vivo; así dice en Le discours antillais : “(Notre paysage est son propre monument: la trace qu’il signifie est repérable par-dessous. C’est tout histoire)”[9].
El triángulo (vivo) de la isla Rapa Nui en el triángulo del archipiélago polinesio[10] constituye la configuración fractal del paisaje isleño del Pacífico y contiene en su forma oval de aquel huevo traído y engendrado por las aves de paso el ombligo del mundo, desde el que se ha concebido la redondez de la tierra y que puede ser reconsiderado en sus dimensiones mundiales. Esto significa que la Isla de Pascua es en extremo una isla-mundo, que representa un mundo cerrado con su propio espacio, su propio tiempo y, por ende, sus propios patrones de movimiento. No hay otra isla en este planeta que se ubique a tal distancia y por tanto esté tan a-isla-da[11] de los litorales de tierra firme como ella —algo en lo que se hace hincapié desde el principio del libro. Sale a relucir asimismo en el génesis del texto, porque el poeta, a causa de su avanzada edad, ya no podía efectuar viajes tan largos y fatigantes. Así, en lugar de Édouard Glissant fue Sylvie Séma, su compañera de vida, la que debió realizar el viaje y reunir la información por medio de bocetos y notas, testimonios y dibujos, para que el autor de este relato tan lírico del viaje, recluido en casa, pudiera verterla en una escritura que no se apoyara en el testimonio ocular y la autenticación, y pudiera ensamblar literariamente este mundo desde otro lugar de la escritura. Une île peut en cacher une autre.
Y, por eso, esta isla-mundo, extremadamente aislada desde el punto de vista geográfico, que conforma un mundo propio es asimismo un mundo de islas, en tanto se superpone y enfardela en ella todo un mundo de islas. Así, en esta pequeña Rapa Nui con sus volcanes, los cuatro elementos de fuego y tierra, aire y agua logran crearse en las corrientes marítimas y aéreas, y en los movimientos de las placas tectónicas de la tierra y del ardiente magma vinculado con el anillo de fuego del pacífico, un espacio de movimiento de las más diversas confluencias planetarias, en el que se reconfigura una y otra vez un universo de islas. En este sentido, Rapa Nui se convierte en una islaisla [12] por ser ella la multiplicación fractal de lo insular, en la que no solamente se entrecruzan y traslapan las islas de Polinesia, sino que se multiplica el ya de por sí variado “haber-sido-originado” de esta (poli)isla por otras islas, por el hecho de que esta ínsula, recorrida por la compañera del narrador, ha sido descrita por el autor desde otras islas —ya sea desde las Antillas o la Ile de France— y con ello la ha enhebrado con el mundo entero. El mundo entero es una isla, que es el mundo entero.
No deberíamos caer en la tentación de adjudicarle a la mujer-viajera el hallazgo y la vivencia de la Isla de Pascua, mientras que al escritor (masculino), en su rol de creador y demiurgo, le asignemos el privilegio del invento del objeto y su compenetración. Porque en nuestro caso, tanto en la figura del viajero como en la figura del que se quedó en casa, son igualmente relevantes el hallar, el inventar y el vivenciar, y su interactuación en una intensa reciprocidad. Este modelo ya no corresponde a la división epistemológica predominante hasta finales del siglo XVIII que distinguía entre voyageur y philosophe, entre el viajero que colecciona sin plan y al azar, y el filósofo, ubicado en el centro del saber, cuya labor era dotar a este tipo de colecciones de un sistema, de un orden claro y meditado. ¿No había diseñado Juan de la Cosa el primer mapa del archipiélago del Caribe en el año 1500 de tal manera que las islas del Nuevo Mundo emergían en los portulanos de la Edad Media y se hallaban de pronto al lado de los viejos mitos del Asia en un mapamundi, en el que se entrelazaban con gran precisión y enorme fantasía lo hallado, lo vivenciado y lo inventado?
La compleja relacionalidad del génesis del texto es de gran importancia para La terre magnétique, por lo que la primera frase del íncipit de este volumen escrito en prosa, de una longitud mayor, está dedicada a esta relación semántica y vital con el mundo:
Nous étion...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLAS Y PÁGINA LEGAL
  3. ÍNDICE
  4. INTRODUCCIÓN. Luzelena Gutiérrez de Velasco y Sergio Ugalde Quintana
  5. LEZAMA LIMA: TRES O CUATRO IMÁGENES. David Huerta
  6. LEZAMA Y LOS CASTILLOS. Rafael Rojas
  7. LEZAMA LIMA Y MANUEL ALTOLAGUIRRE: NOTAS SOBRE UNA AMISTAD LITERARIA. James Valender
  8. ZAMBRANO, LEZAMA Y VALENTE: MÍSTICA Y RACIONALISMO. Tatiana Aguilar-Álvarez Bay
  9. GONGORISMOS DE LEZAMA. Juan Coronado
  10. LA EXPRESIÓN TRANSARCHIPIÉLICA: JOSÉ LEZAMA LIMA. Ottmar Ette
  11. JOSÉ LEZAMA LIMA: SACRIFICIO, PLACER Y EXPRESIÓN. Josu Landa
  12. EL JOVEN LEZAMA, CASAL Y LA CRÍTICA LITERARIA. Sergio Ugalde Quintana
  13. DE BUENOS AIRES A LA HABANA: DOS TEXTOS CONTRA ORÍGENES. Francy Liliana Moreno H.
  14. LA FIESTA EN LEZAMA. Roberto González Echevarría
  15. COLOFÓN
  16. CONTRAPORTADA