Principios positivos de vida para mujeres
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Principios positivos de vida para mujeres

Ocho Secretos para convertir sus retos en posibilidades

  1. 112 páginas
  2. Spanish
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Principios positivos de vida para mujeres

Ocho Secretos para convertir sus retos en posibilidades

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Información del libro

Pocos autores comunicarn un contagioso entusiasmo de las verdades de la Escritura como lo es la autora de éxitos Karol Ladd. Esta utiliza la Biblia para alentar a las mujeres a aprender de las consecuencias de sus malas desiciones y retos, convirtiéndolos en peldaños para el crecimiento, el cambio y la madurez. Principios positivos de vida para mujeres está escrito para el tipo de persona que espera aprender de sus errores y ser más fuerte a pesar de la adversidad...; encontrando esperanza, refrigerio, y la renovación de su "leve imperfecta" vida.

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Información

Año
2014
ISBN
9781621369202
Categoría
Religión
Capítulo cinco
Enfrente sus temores
El valor enfrenta al temor y por eso lo domina. La cobardía reprime al temor y por eso la domina.
Martin Luther King Jr.
Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores.
Salmo 34:4
Tristemente, yo era la principal fuente de entretenimiento en mi clase de francés en la secundaria. Era un rol que no pedí pero sucedió. Imagínese, al ser una chica de cabello rubio y de piel blanca, tenía una cara que se ponía lo más roja que jamás haya visto cuando tenía que hablar delante de los demás estudiantes. La clase de francés me dio muchas oportunidades para estar delante de la clase y recitar pasajes o dar una presentación. Los niños se reían de mí y me llamaban “Roja” mientras caminaba por el pasillo después de la clase. Puede imaginarse que era increíblemente doloroso para mí incluso el pensar en pararme delante de la clase y mucho menos tener que decir nada delante de mis compañeros.
¡Ahora, 40 años después, hablo delante de hombres y mujeres como parte de mi profesión, imagínese! ¿Cómo llegué hasta aquí . . . de ser esa niña temerosa que oraba para que Dios enviara una tormenta de nieve y así no tener que ir a clase (es una fe muy grande orar por una tormenta de nieve cuando se vive en Dallas, Texas) hasta hablar delante de grandes audiencias? Con el tiempo, fue la fe lo que me ayudó a enfrentarme a mis temores y comenzar a hablar en público. Comencé a cambiar mi enfoque y a pensar en el mensaje que Dios me había dado para que compartiera con el público, en vez de preocuparme por lo que él público pensara de mí. Cuando analizamos la lista de temores que las personas tienen comúnmente, el miedo a hablar en público es uno de los primeros de la lista.
Enfrentarse a una audiencia de personas es una cosa, pero arriesgar su vida al enfrentar la audiencia de un rey es otra cosa. Ese es el miedo que la reina Ester tuvo que enfrentar cuando se aproximó al rey (sin ser invitada) para salvar la vida de su pueblo.
Ester nos ofrece una imagen poderosa de una mujer que se enfrentó a sus temores en una forma sabia e intencional. Todos tenemos temores, pero la pregunta es: ¿qué vamos a hacer con ellos? ¿Permitiremos que nuestros temores estén por encima de nuestro pensamiento, nuestras vidas y nuestras relaciones? ¿O los usaremos como una oportunidad para confiar en Dios y avanzar con valor y fuerza? Echemos un vistazo al ejemplo que Ester ofrece de su vida un poco imperfecta.
Un tiempo para el valor
Huérfana a temprana edad, la joven Ester fue criada por su primo Mardoqueo. Vivió en la tierra de Persia aproximadamente en el año 470 a. C. durante el reinado del rey Jerjes. Como judíos en el exilio en una tierra extranjera, el futuro de su pueblo era impredecible.
El rey mismo era un hombre bastante impredecible. Una vez celebró un gran banquete con todos los líderes militares de Persia y Media. Asistieron todos los príncipes y los nobles de las provincias. El evento se prolongó durante casi medio año, con mucha jactancia y bebiendo y celebrando. Una noche, el rey decidió invitar a su esposa, la reina Vasti, a desfilar alrededor de todos para que observaran su belleza. Cuando se negó a venir, el rey se enojó mucho y no tuvo otra opción que destronarla y buscar una nueva reina.
Se realizó un gran concurso de belleza para encontrar a la próxima reina. Presentaron muchas mujeres ante el rey Jerjes, incluyendo a Ester. Dios permitió que Ester capturara el corazón del Rey y pronto se convirtió en la reina Ester. Pero incluso ser reina tenía sus limitaciones. Nadie podía acercarse al trono del rey a menos que hubiera sido convocado por él, ni siquiera la reina.
Mientras tanto, un enemigo de los judíos llamado Amán ganó mucho poder en la corte del rey. En un interesante giro de los acontecimientos, Amán llegó a despreciar a Mardoqueo porque no quiso inclinarse ante él. Como resultado, Amán pidió al rey que los judíos fueran destruidos. Ester había mantenido su herencia judía en secreto hasta ese momento, pero ahora había un decreto que proclamaba que los judíos iban a ser aniquilados.
Mardoqueo envió un mensaje a Ester al palacio alertándola de la situación y diciéndole que fuera ante el rey para pedir clemencia. Es aquí donde empezamos a tener un indicio del temor que estaba a punto de enfrentar. Ella respondió a Mardoqueo: “Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias del reino saben que, para cualquier hombre o mujer que, sin ser invitado por el rey, se acerque a él en el patio interior, hay una sola ley: la pena de muerte. La única excepción es que el rey, extendiendo su cetro de oro, le perdone la vida. En cuanto a mí, hace ya treinta días que el rey no me ha pedido presentarme ante él”.1
Mardoqueo le recordó: “No te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que escape con vida de entre todos los judíos. Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como éste!”.2 Mardoqueo confiaba en Dios y sabía que el tiempo de Dios estaba perfectamente diseñado. Ester estaba en el palacio con un propósito. Ester respondió valientemente: “Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca!”.3
“¡Y si perezco, que perezca!”. Ahora tenemos a una mujer que estaba dispuesta a enfrentarse a sus temores. Pero fíjese, ella no llevó adelante un plan hasta haber buscado la dirección y la ayuda del Señor. No sólo pidió a todos que oraran, ella también ayunó y oró diligentemente.
Ánimo con sabiduría
Ester ideó un plan muy sabio. No corrió y se enfrentó a la situación peligrosa al azar. No, se preparó cuidadosamente. Tiendo a creer que cuando presentó su petición al Señor, Él le concedió sabiduría para cómo proceder ante este asunto delicado.
Aquí tenemos una gran lección para todas nosotras. Al enfrentar situaciones aterradoras, podemos acudir a nuestro maravilloso y generoso Padre celestial y buscar su consejo y asesoramiento. Él nos da no solo consuelo y valor, sino que también nos da sabiduría. Me acuerdo de lo que leemos en Santiago:

“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace”.4

Ester no se apresuró y pidió que los judíos fueran salvos. Las tontas se apresuran, pero las mujeres sabias y valientes llevan a cabo un plan de acción. Ester se preparó. Después de tres días de oración, se puso las vestiduras reales y se quedó en el patio interior del palacio frente a la sala del rey. El rey estaba sentado en su trono real en la sala frente a la entrada y cuando sus ojos se posaron en la reina él se sintió complacido y extendió su cetro de oro. También le ofreció la mitad de su reino.
Aquí es donde yo habría saltado y dicho: “¡Por favor, salva a mi pueblo! Estamos a punto de ser asesinados”. Sin embargo, en su paciente y reservada sabiduría, Ester se limitó a pedir al rey que él y Amán asistieran a un banquete. El rey disfrutó tanto del banquete que volvió a ofrecerle la mitad del reino, pero ella gentilmente y con paciencia los invitó a otro banquete. Note la paciencia que tuvo en medio de un tiempo tan tenso. Le había entregado sus preocupaciones a Dios y sabía que Él estaba en control. Su fe estaba en Él y por consiguiente, su paciencia aumentó.
La historia de Ester es para mí una de las más grandes en el crecimiento de la fe en la Biblia, porque aquí vemos que Dios está en los detalles. David nos recuerda que Dios se deleita en los detalles de nuestra vida y esta verdad se convierte en algo muy obvio en el libro de Ester. Quiero animarle a que lea este libro de la Biblia si no lo ha hecho. Su corazón será conmovido por la orquestación perfecta de Dios sobre el tiempo y los eventos. Si algo puede calmar nuestros temores, reconocer la soberanía de Dios seguramente traerá una hermosa paz a su corazón ansioso. Él se movió poderosamente en el corazón de Jerjes y las cosas cambiaron para que finalmente Amán fuera colgado en la horca que él había preparado para Mardoqueo. También se les permitió a los judíos que se defendieran. Y todos vivieron felices para siempre . . . a excepción de Amán y su familia.
Ester sabía que había mucho en juego, así que oró, planificó y se preparó cuidadosamente para hacer frente a su difícil situación. Su paciencia y su gracia demostraron que, en medio del miedo, la fe en Dios prevalece. La vida un poco imperfecta de la reina Ester nos da la oportunidad de aprender a enfrentar nuestros temores con sabiduría y fuerza. Los temores pueden aparecer en nuestras cabezas y en nuestras vidas de las maneras más sorprendentes e implacables, pero no tenemos que ser esclavas de nuestros temores. Podemos pedir al Señor que nos de valor en cada paso del camino.
Me acuerdo de lo que dijo Bethany Hamilton sobre el valor. “El valor no significa que usted no tiene miedo, significa que no dejará que el miedo le detenga”. Quizás usted recuerde que Bethany es la surfista adolescente que fue atacada por un tiburón en Hawái y que perdió un brazo, sin embargo, fue a competir en eventos internacionales de surf. Enfrentó sus temores en lugar de dejar que la dominaran. Al igual que Ester, avanzó a pesar de sus temores.
Nuestro alentador
Dios está en el negocio de dar valor. A lo largo de la Biblia escuchamos el llamado una y otra vez: “No temas, porque yo estoy contigo”. El mensaje de Dios es de fe y valor, no de temor y temblor. Desde Abraham hasta Josué, María y los pastores en el campo en la noche del nacimiento de Jesús, Dios ha estado proclamando a las generaciones: “No tengan miedo”. En los salmos se nos recuerda: “Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan”.5 Hay fortaleza en saber que no estamos solos, que Dios está junto a nosotras durante nuestras dificultades. Qué consuelo viene cuando recordamos su voz diciendo: “Yo estoy con vosotros”.
Me recuerda el aliento que Dios le dio a Josué al tomar el liderazgo de los hijos de Israel:

“Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas”.6

Dios quería que Josué meditara continuamente en sus mandamientos y que caminara con valor. El líder de Israel tuvo que enfrentar muchas batallas difíciles, pero Dios le dio lo que necesitaba para cada una. Dios no quiere que vivamos en el desaliento del miedo, sino más bien en el valor de saber que está con nosotras.
Los temores no saludables
Ciertos tipos de miedo sirven como una protección. Por ejemplo, cerramos nuestras puertas por temor a que alguien pueda romperlas y robarnos. Utilizamos sistemas de copia de seguridad para nuestras computadoras por temor a un virus o a que se rompa la computadora, lo que nos dejaría sin nuestros documentos e información. Compramos un seguro de vida por temor a que nuestras familias se enfrenten a graves pérdidas económicas si algo llegara a sucedernos. Ciertamente los temores saludables nos ayudan a alejarnos de la destrucción. De hecho Salomón dijo: “El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor”.7
Pero un miedo no saludable de lo que podría pasarnos en la vida puede atraparnos y llenarnos de ansiedad y preocupación y puede ser improductivo y destructivo en nuestras vidas. Las angustias incesantes pueden llevar a todo tipo de trastornos físicos, sin mencionar los problemas en nuestras relaciones. Muchas de las discusiones y disputas que tenemos con otros se basan en algún tipo de temor a lo que podría suceder. A veces los temores malsanos nos pueden impedir que demos pasos positivos hacia adelante y avanzar hacia nuestros sueños.
En el mundo de la literatura hay muchas personas a quienes les encantaría publicar un libro alguna vez, pero nunca han enviado la propuesta de su libro a un editor. ¿Por qué? El miedo al rechazo. Miedo que a alguien no le guste su trabajo. Este miedo las mantiene encerradas en una caja y atrapadas en las cadenas de no vivir sus sueños.
Los temores pueden sacudir nuestra manera de pensar y controlar nuestras vidas si se lo permitimos. ¿De qué tiene miedo? ¿Es el miedo a algo que puede suceder en el futuro? ¿Está excesivamente preoc...

Índice

  1. Portada
  2. Título de la Página
  3. Copyright Página
  4. Contenido
  5. Introducción: Lecciones de vida de personas ligeramente imperfectas
  6. Capítulo uno: Escuche las voces correctas
  7. Capítulo dos: Busque las oportunidades
  8. Capítulo tres: Evite las comparaciones
  9. Capítulo cuatro: Dedíquese a animar, no a desanimar
  10. Capítulo cinco: Enfrente sus temores
  11. Capítulo seis: Ayude a otros
  12. Capítulo siete: Sea proactiva en vez de reactiva
  13. Capítulo ocho: Crea en grande
  14. Ocho verdades transformadoras que pueden cambiar su vida
  15. Notas
  16. Acerca de la autora