Un Muerto Corazón, el Mío
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Un Muerto Corazón, el Mío

  1. 118 páginas
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Información del libro

El Muerto Corazón (Depósito legal julio de 2008) era un libro clandestino vendido bajo el manto a la salida de prestaciones en el bajo mundo parisino y bordelés hasta 2010. Esta es una reedición final de este libro raro y agotado (coleccionista) donde el desgarro y revuelta se confundían. Por lo tanto, este opus se basa en otro publicado por autor de manera clandestina en 2008.

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Información

Editorial
Le Satellite
Año
2021
ISBN
9781071591680
Categoría
Literatura
Categoría
Poesía
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¡K va a ver a momo quien no lo ve!

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Es el verano, K como todo precario moderno, sabe que se quedará en esta bella ciudad de Bordeaos. Él aprendió a amarla y ahora ella lo recompensa bien.
Vive en un ático, bajo el techo con un amor que sueña sea verdadero y eterno.
Tiene un lado poético maldito, este K. Él se ejercita más ya que no ejerce una profesión: improvisa las palabras, la música y practica otras actividades que existen desde que el hombre se aburre.
Inútil de describírtelo en detalle porque estoy seguro que tú lo conoces, lector. Y no deseo entregártelo como una curiosidad que no es.
Vive en una ciudad que los extranjeros nos envidian. Esta ciudad que, dentro de poco, será patrimonio mundial por la UNESCO.
Ciudad sinónimo de vinos finos y de comercio triangular...
Vive bajo las tejas, cubierto. Ahí, ¡donde hace frio en invierno y calor en verano!
No se encuentra casado con su sensación ingenua de vivir del aire del tiempo.
Sensación, muy a menudo demasiado rápida disipada por la necesidad, mas tierra a la tierra y menos meteorológico, de hacer hervir la olla. ¿Optimista descarado o inconsciente porquería?
Esa no es la cuestión. Tiene mala suerte, buen corazón. Sus ingresos son rápidos. De vez en cuando toca subsidios, no es tan rico, tío Remi. Pertenece a esta familia cuyos detractores dicen que viven agarrados de la subvención pública. Esta familia milenaria de vagos, ¡buenos para nada! Es la misma que considera, las condiciones de su supervivencia como un derecho y no como una caridad.
Sin embargo, K trabaja: de periodista independiente. Hace cosas, así mismo que el vulgum pecus, incrustados en su confort de convención, habrían juzgado de imposible de hacer.
Su proyecto: una poesía cantada, una prosa musical. De la canción popular...
Necesita comprender y saber. No es por lo tanto, el tipo que cree en cualquier cosa inexplicable, porque él busca con tenacidad una explicación.
No un slogan, una dogma, o un orden. Solo una pista un elemento de la respuesta.
Sentado en su sofá reciclado, que le hace pensar en el sillón de Emanuel, en la mezcla del aire continuo de la turbina del Airbus de su ventilador, de su camión basurero. K se pregunta, desvanecido como las burbujas de su cerveza caliente y fuerte. ¡La temporada veraniega le recuerda la grasa brillante escondida bajo el aceite bronceador y la vanidad del camping!
K se contempla en su televisor apagado. Se encuentra exótico así. ¡Un espejo podría bastar para satisfacer su paisaje!
¿Qué impulsa a los turistas a viajes industriales, organizados por amables organizadores mal pagados?
¡Todo viaje, para K, es personal y sobre todo interior!
En el fondo, tal vez la misma cosa, que lo que impulsa a la gente a mirar películas como los Visitantes. ¡La llegada de dos medievales en el siglo XX que ha muerto y eso es bueno!
El anacronismo, he aquí la palabra. No es el clima que se busca pero si el tiempo que pasa. Nueva York, es mañana Uagadugú, ¡es antes!
La idea de que cada persona tenga un pasado, un presente y un futuro, autónomos en comparación a nuestras representaciones. ¡Es una perogrullada que no se supera fácilmente! ¿Por qué investigar un anacronismo que puedes encontrarlo en la piel?
¿Por qué esta investigación de los supuestos países atrasados?
Etnocentrismo, tal vez, no se trata de una distancia temporal y geográfica pero si de una distancia cultural, no interpretada como tal.
¡No olvides jamás, turista, que tu abuelo era un paisano de Monvandiau, sometido en la superstición de su segundo siglo, cuando Averroes enseñaba al califato de Cordu! K, cuando terminó de hacer sus muecas delante de la pantalla apagada de su tele, se levanta para abrir a su gato.
Una hermosa Félix, negro y blanco, de ojos color ámbar, perfumado de curiosidad, esperando sobre una escalera encontrada en alguna parte, que la mano benevolente de K empuja hacia el tragaluz que la separa de su territorio exterior, el techo.
K pasa su mano en el pelaje bicolor del felino, el suave, esponjoso, indiferente y el ronroneo satisfactorio de la gatita, le emociona.
El sol en cenit cubre el pelaje del animal de reflejos muarés, en la oscuridad y acentúa la pureza del blanco de su frente.
En los rayos solares, este gato se transforma en una imagen mágica. La mínima de impaciencia. K se levanta del cerrojo y sin prisa la suelta hacia su libertad relativa; donde ella aterrorizará a las palomas para vengarse del terror ocasionado por la noche, por esta nocturna lechuza asustadiza, que encontró refugio a algunos aleteos de ahí, en un granero probablemente.
K busca la inspiración, decide hacer como el gato y salir a visitar a su amigo Momo. ¡Para disertar sobre nada, y para la misma ocasión sobre todo!
K desciende a la velocidad inversa del limón, esta escalera forzosamente en espiral y de piedra tallada. Se queda sobre el paso de la puerta de abajo.
Después de tres pisos, intercalados de un número igual de escalones, salvo si se cuenta la planta baja. Hay que atravesar dos puertas, más un intercomunicador y subir la escalera eléctrica, para esperar ingresar a su casa. Es decir, ¡si está escondido! Definitivamente tiene algo que esconder.
¡Finalmente pasamos!
Ya camina frotando su nariz contra los vidrios.
¡Vamos por el!
¡Nos espera! Abruptamente se detiene delante de un anticuario. Contempla esos bellos objetos del pasado. La mirada del alma atraída por una caja musical con preciosas incrustaciones, que tiene el mérito de no ser pretenciosa.
¡No obstante, las otras maravillas de madera o de metales raros y antiguos!
Haciendo caso omiso de la cristalería, loza, pedrería, seda y otros engaños para deslumbrar la galería.
K ya sabe que no podrá, en ningún caso, permitirse ese juguete. Entonces, pega su cono de vibración auditivo Eutache, sobre la superficie plana y vertical de la ventana de cristal de doble grosor.
Intenta con el oído descifrar le secreto encerrado en esa caja.
Siempre la curiosidad: este magnífico defecto, esta necesidad compulsiva de una chispa de verdad oculta, de melodía olvidada, de palabra perdida.
El gerente de la caverna de arrogancia rompe el encanto.
La vendedora del anticuario llama la atención de nuestro amigo, de una voz grotesca, porque ella sale directamente de la gruta, y de un ojo fanático de murciélago, que regresó de los caminos de Damasco.
-¡No es el fin de su circo! Le dijo ese plantígrado con cabeza de Batman.
Todos los días, te detienes pegado a las vitrinas. Te conocemos. ¡Y no soy el único que está harto! Solo váyase, o al menos, sigue su camino. ¡Pero no se quede plantado aquí, como indigente delante de una vitrina de fauchon!
Frente a esta invitación vehemente, K asiente con la cabeza entrando a la oficina.
-¿Qué es lo que le gusta tanto? ¿La copa elegante? Pregunta el arrogante de manera muy descortés
-No, responde K, la caja musical.
-¿Cuál?
Sobre eso. La anticuaria gira en dirección contraria al objeto deseado. Señala con el índice nudoso, un paralelepípedo de ébano. Colocado sobre un tocador caoba, al lado de una muñeca de porcelana mimosa, en vista que dice mucho, sobre sus condiciones de detención.
-¿Esto?
-¡No, aquella!
Un resplandor pálido pasa por las órbitas huecas del vendedor. ¡Un poco de risa sarcástica que enmascara un trauma profundo! Es verdad que con tu ojo entrenado como de comprador experto en tiempos modernos, lector, el lugar de dicha caja musical, en la disposición de la tienda te hubiera parecido indudablemente incongruente. ¡Ni siquiera es apropiada!
¡Tendrías razón! Una vez no siendo costumbre...
Esta supuesta caja musical que atraía la devoción de nuestro aventurero de bajos barrios, se encontraba, de hecho, cerca de las jarras de servicios de cristalería y otros utensilios, para calentar a los friolentos en invierno y embriagar a los sedientos en verano.
El gran velludo de la tienda de antigüedades había puesto todo su trabajo en la composición del lugar.
¡Tanto que era preciso entrar en su tienda inhospitalaria para darse cuenta!
Visto desde el exterior, solo subsistía la fantasía, tan poco propicia a las compras compulsivas.
El sirviente del valet falta que se asfixie. Se dirige a un paso tambaleante hacia el objeto de duda. Levanta con una mano temblorosa la tapa con incrustaciones de nácar.
A manera de música, ¡los vidrios tintinean! Parcialmente tranquilo, presenta en el interior al saber y a la vista del inoportuno K. Adentro, no hay una pequeña bailarina girando, entre las notas de una sonata infantil. Pero una botella y un montón de pequeños frascos de alcohol fuerte.
-¡Un bar portable! Dice el vulgar destructor de sueños.
K, tema de desprecio, detalla con insistencia el objeto de desprecio, exhibido cínicamente por este grizzli mutante en su tienda de porcelana.
Como explicar a este apático individuo, que es un recipiente que contiene otros recipientes, y que el contenido es dejado, a la libre apreciación del propietario, en resumen del comprador.
El vanidoso levanta la pseuda caja musical, fanfarroneando de manera bulliciosa.
-¡Ves bien, verdad, un bar portable de lujo!
En su insidioso y enfermizo júbilo, Baly Baloo, todo a la exacerbación de su voluntad de poder, retorna a él de un sobresalto, cuando el timbre de la puerta de la tienda resuena para anunciar la llegada de un cliente potencial.
¡cataplum, ring ring!
En su espasmo cas...

Índice

  1. Título
  2. Derechos de Autor
  3. Un Muerto Corazón, el Mío
  4. Prefacio
  5. ¡K va  a ver a momo quien no lo ve!
  6. Exploradores de lo cotidiano
  7. Jacadi
  8. El Cuasimodo
  9. Madame Saugrenue
  10. Jane
  11. Marina
  12. ELLA ES FILOSOFA A SUS HORAS
  13. EL PREMIO NOBEL
  14. El fantasma del Staline Palace
  15. El mendigo y su violín
  16. El verano indio
  17. La aparición
  18. La guerra de bares
  19. El hombre de Java
  20. La Estación Saint Jean
  21. Felinos para el otro
  22. ¡Guau Guau!
  23. Ausentismo Escolar
  24. La introducción Regulus
  25. El año de todos los peligros
  26. Las confesiones de un niño de ningún siglo
  27. ¿Qué pasó con nuestros adolescentes rebeldes? | ¡O los realitys shows y la experiencia de Milgram!
  28. ¡Basura en el verano!
  29. ¡Eres bella cuando comes!
  30. Desolación
  31. Epílogo y conclusión