Poemas II
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Poemas II

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Claudiano, griego alejandrino nacido a finales del siglo IV d.C., es considerado el último poeta clásico de Roma.Claudio Claudiano es el último gran poeta latino de la tradición clásica. Nacido en Alejandría a finales del siglo IV d.C., se trasladó a Italia y pasó a componer en latín. Pronto cosecharía gran éxito como poeta de corte: un poeta profesional y oficial laureado, que hacía panegíricos sobre acontecimientos públicos. Labró su posición con piezas en honor del emperador Honorio y de sus ministros, así como un célebre panegírico del general y regente Estilicón. Cabe mencionar también, en su producción, ataques contra los enemigos de Honorio. Aunque la corte del emperador era cristiana, la poesía de Claudiano está adherida a la antigua religión pagana. No era un pensador político original, ni sus mecenas esperaban que lo fuera, pero sabía elegir bien en el bagaje de la tradición literaria latina aquello que más convenía para realzar cada pasaje.Claudiano hace gala de una sentida admiración por el Imperio Romano, expresada con maestría retórica, gran manejo de la oratoria y un empleo excelente del lenguaje tradicional de la épica latina. En sus panegíricos e invectivas abundan las alegorías y las referencias mitológicas. Aportó nuevo vigor a la poesía latina con su propia brillantez y los nuevos planteamientos que llevó del mundo griego.

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Información

Editorial
Gredos
Año
2016
ISBN
9788424932138
POEMAS MENORES
1
A ESTILICÓN 1
Estilicón, ciñe con una corona flexible
tu cabellera acostumbrada a resplandecer con el casco.
Que dejen de sonar los clarines y al fiero
Marte póngalo lejos la dichosa antorcha nupcial.
Que la sangre salida de palacio vuelva de nuevo [5]
al palacio. En tu función de padre, une a tus hijos con tu diestra poderosa.
Antes habías sido yerno de un emperador,
suegro de un emperador serás ahora, por contra.
[10] ¿Cuál será ya la locura de los celos?
¿O qué excusa se dará para la envidia?
Estilicón es el suegro, el padre es Estilicón.
2
DESCRIPCIÓN DEL PUERTO DE ESMIRNA
A nuestros ojos la ciudad cubre la cima de una montaña situada delante del mar tranquilo. Los dos cuernos de tierra que forman el puerto protegen de los Aquilones las sosegadas aguas. Aquí el mar está cerrado, desprovisto de [5] sus armas por la tierra que lo rodea y aprende a conservar una apacible quietud.
3
A ETERNAL 2
Todo lo que exhala Apolo desde la fuente Castalia, todo lo que su trípode hace resonar en el profético santuario, todo eso son poemas, y las Musas desechan el lenguaje vulgar. Yo sólo hablo en verso: así me inspira mi señor Apolo.
4
DESCRIPCIÓN DE UN REBAÑO
Rebaños de tal esplendor no produjo la tierra en otro tiempo cuando estuvo sometida al triple Gerión 3 . No son tales, oh Clitumno 4 , los toros que bañas en tu corriente, los que votos piadosos ofrecen a Júpiter Tarpeyo 5 . Se dice que no era de tal hermosura el novillo que esparció las [5] arenas tirias cuando transportó la anhelada carga 6 . Ni los campos de Creta, ni Cnosos, conocedora de un toro amado 7 , ni el Ida alimentaron animales semejantes. Incluso el mismo muchacho cretense que, unido prodigiosamente a unos miembros diferentes, reveló con su extraña figura [10] el delito de su madre, no hubiese podido mostrar una belleza tal aunque sus fieros miembros hubiesen reproducido totalmente a su padre.
5
HAY EN UN LEJANO PARAJE APARTADO UN LUGAR
Hay a lo lejos en un inmenso paraje retirado un lugar apartado en el que una isla, con su flanco extendido a lo largo, fuerza a las aguas a sosegarse tranquilas y a través de las olas rotas sus escarpados brazos se curvan formando un puerto apacible.
6
LA CÓLERA PROPORCIONA ARMAS A QUIEN LAS BUSCA
La insensatez convierte en arma arrojadiza todo lo que alcanza. La rabia se arma con todo. Todo vuela en calidad de dardo de hierro mientras una mano enojada se encoleriza para herir. Se tiene por dardo todo lo que la ira proporciona.
7
ACERCA DE UNA CUADRIGA DE MÁRMOL
¿Quién labró de un solo bloque de mármol estas innumerables figuras? El tiro se levanta hacia el auriga y concordes son refrenados los caballos con los mismos frenos. Sus figuras los han separado, pero un material común los [5] une sin distinción alguna. El auriga es de una pieza con el carro; del eje salen los caballos; cada uno surge a partir del otro. ¿Qué poder fue tan grande? Un solo bloque agrupa tantos cuerpos y obedeciendo al cincel el mármol se transforma, modelado con arte, en variadas figuras.
8
SOBRE POLICASTE Y PERDIZ 8
¿A qué no empuja el cruel Amor con el poder de sus llamas? Esta madre teme amar por el sentimiento de los lazos de sangre. Mientras como nodriza solícita sostiene al desdichado niño en su níveo pecho, su madre misma acaricia una pasión ilícita. Deja por fin, Cupido, a un lado [5] tu carcaj vengador. Consulta ya a Venus: tal vez también ella misma sienta una aflicción semejante.
9
EL PUERCO ESPÍN
Había oído yo, memorable Estinfalo 9 , que tus aves habían arrojado antaño dardos en su mortífero vuelo; y durante largo tiempo no me pareció creíble esta historia de alas provistas de hierro. Pero he aquí que se me da fe de ello y el conocido puerco espín confirma la existencia [5] de las aves de Hércules.
Su hocico bastante alargado lo asemeja al puerco. En lo alto de su testuz se erizan cerdas que semejan cuernos. Un ardor ígneo enrojece en sus ojos. Bajo su lomo encrespado tiene pequeñas patas de perrezno. Sin embargo la [10] naturaleza juzgó conveniente proteger a esta pequeña fiera con admirables defensas. Por todo su cuerpo se levanta una selva amenazadora y, erizándose para el combate, le crece matizada de colores una mies de dardos. Su raíz, clavada en la dura piel, se hunde blanca en ella; teñida de una serie alternante de colores con espacios negros entre [15] los blancos, sale a manera de una sólida flecha y, adelgazada imperceptiblemente, se prolonga lisa hasta la punta final.
Pero esta armadura no permanece fija como la del erizo silvestre. Lucha en su defensa con numerosos lanzamientos de sus púas lejos de sí, protege a larga distancia [20] su cuerpo y desde su espalda sacudida vuelan sus dardos naturales lanzados a través de los aires. Unas veces, a la manera de los partos, hiere en su huida al enemigo que lo persigue 10 ; otras, como si estuviera en un campamento dispuesto en orden, sacude sus espantosas puntas en densas oleadas y eriza sus flancos con los dardos que él mismo [25] produce. Combate todo el cuerpo de la fiera y sus espaldas, tras ser sacudidas, resuenan con un ronco fragor. Creerías que ejércitos excitados por la señal de las trompetas entrechocan con sus estandartes opuestos: tan gran estrépito se enfurece en este pequeño animal. Se añade a estas armas la astucia, la moderación de su furor y la ira, que [30] nunca prodiga los dardos, contenta prudentemente con amenazar y con no consumir lanzamientos, a no ser para salvar su vida. No hay error; su destreza dirige el golpe certero, sin que el espacio lo engañe nada en las distancias; el movimiento de su piel conserva la velocidad continua y regula los esfuerzos de sus sabias acometidas.
¿Qué cosa tan grande obtiene el esfuerzo humano con [35] su sagaz razón? Le quita el hombre los cuernos a las cabras salvajes de Gortina 11 ; los fuerza a ablandarse tras haberlos colocado al fuego; con las entrañas de los toros les tiende la cuerda a los arcos; dispone una caña con plumas y la provee de hierro. Pero he aquí una pequeña bestia [40] que se protege con sus propios dardos y que no busca medios fuera de sí. Todo lo lleva consigo; él se utiliza a sí mismo como carcaj, como flecha, como arco. Un animal solo posee todos los recursos de la guerra.
Pero si todas las habilidades de nuestra vida han dimanado poco a poco de los ejemplos, pienso que de esta fiera [45] fue adquirido todo lo que alcanza de lejos al enemigo, que de aquí sacaron los cidones 12 su manera de guerrear y los partos aprendieron a herir en su huida, siguiendo el modelo primero de este animal armado de dardos.
10
SOBRE UN CAPOTE DE CASTOR
Sólo queda la sombra de su antiguo nombre. Pues, aunque Cástor 13 lo jure, no puedo llamarlo capote de castor. ¡Lo compré por seis monedas! Ya podéis saber qué es. Si no me creéis, creed al menos al precio.
11
A LA TUMBA DE UNA HERMOSA
La ley de las Parcas no permite a la belleza durar largo tiempo. Lo grande se derrumba de repente; lo sublime cae súbitamente. Aquí yace una hermosa que obtuvo la figura de Venus por la suerte del destino y su insigne hermosura le granjeó el odio.
12
SOBRE LOS BAÑOS DE QUINCIO, SITUADOS EN MEDIO DEL CAMINO
Viajero, descansa un poco en estas límpidas fuentes y, tras reparar tus fuerzas, prosigue tu marcha. Admirarás muchísimo, oh extranjero, al propietario de las aguas, que colocó estos baños en medio de las durezas del camino.
13
CONTRA UN GOTOSO QUE DECÍA QUE LOS VERSOS DEL POETA NO SE SOSTENÍAN DE PIE
¿Qué sabes tú de pies? ¿Por qué censuras mis poemas? ¿Tú, que no sabes medirlos, criticas mis versillos? «Este verso cojea,» dices, «esta sílaba es dudosa». Y piensas, gotoso, que nada puede estar completamente de pie.
14
A MÁXIMO
Tú, Máximo, siempre me envías dulces regalos y todo lo que me envías conviene considerarlo miel.
15
SOBRE UN AMANTE POBRE
Me dominan la cruel pobreza y el temible Cupido: pero puedo soportar el hambre, no puedo soportar el amor.
16
SOBRE LO MISMO
A mí, pobre hambriento, me abrasan los dardos del amor. Entre ambos males, prefiero la pobreza.
17
SOBRE LAS ESTATUAS DE DOS PIADOSOS HERMANOS EN CATINA 14
Mira a estos dos hermanos sudando bajo su carga venerable, merecedores de ser honrados siempre con honores divinos; a ellos les cedió el paso el justo respeto de las llamas impetuosas y el Etna retuvo admirándose su errante [5] lava. Abrazando con sus manos a los padres apoyados en sus cuellos, levantan los rostros y apresuran sus pasos. Los ancianos son llevados en alto por sus dos muchachos y embarazaron la huida a sus hijos con un retraso querido por éstos. ¿No ves cómo el anciano señala las crueles llamas, [10] cómo la madre invoca a los dioses con boca temblorosa? El espanto erizó sus cabelleras y en el atónito bronce palideció un estremecimiento derramado por todo el metal. En el cuerpo de los jóvenes se contempla un vívido horror, igualmente temeroso por la carga que sin miedo [15] alguno por sí mismos. El viento echó hacia atrás sus clámides. Uno muestra su mano derecha, bastándose con la izquierda para tener sostenido al padre; pero al otro, un esfuerzo más previsor con el sexo más débil, le recoge los dos antebrazos en un nudo. No vayas a descuidar tampoco, [20] pasando por alto con tu mirada, lo que lograron las silenciosas manos del artista; pues, aunque figuras semejantes representan a los dos hermanos, sin embargo uno es modelado más semejante a la madre, el otro al padre. La habilidad de su arte marca convenientemente la diferencia de edad. Cada uno de los padres se reproduce en [25] el rostro de uno...

Índice

  1. Anteportada
  2. Portada
  3. Página de derechos de autor
  4. CONTRA EUTROPIO
  5. SOBRE EL CONSULADO DE ESTILICÓN
  6. GUERRA CONTRA LOS GETAS
  7. PANEGÍRICO AL SEXTO CONSULADO DEL EMPERADOR HONORIO
  8. RAPTO DE PROSÉRPINA
  9. POEMAS MENORES
  10. APÉNDICE: POEMAS ESPURIOS O DUDOSOS
  11. POEMAS GRIEGOS
  12. ÍNDICE GENERAL