Epítome de las Historias filipícas de Pompeyo Trogo. Prólogos. Fragmentos.
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Epítome de las Historias filipícas de Pompeyo Trogo. Prólogos. Fragmentos.

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Epítome de las Historias filipícas de Pompeyo Trogo. Prólogos. Fragmentos.

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La pérdida de la muy completa historia de Macedonia escrita por Pompeyo Trogo fue en buena parte subsanada por el compendio que de ella hizo el historiador romano Justino, muy leído durante la Edad Media como fuente para los reinos helenísticos.El historiador Pompeyo Trogo, de la época de Augusto y nacido en la Galia Narbonense, escribió una historia en cuarenta y cuatro libros, Historias filípicas, dedicada sobre todo a las evoluciones en Macedonia durante el reinado de Filipo II y a las partes del mundo conquistadas por Alejandro. La obra se ha perdido, pero conservamos el epítome que de ella escribió Justino, historiador romano del siglo II o III d.C. El compendio consiste en extractos, al parecer inalterados, unidos mediante resúmenes concisos, y es de suma utilidad para conocer la historia de Macedonia y de los reinos helenísticos.Trogo abordó los más variados temas y disciplinas gracias a sus extensos conocimientos. Escribió obras sobre la naturaleza, animales y plantas, y al parecer fue una fuente de primer orden para la Historia natural de Plinio el Viejo.

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Información

Editorial
Gredos
Año
2016
ISBN
9788424932398

PREFACIO

Puesto que muchos entre los romanos, ostentando incluso la dignidad consular 1 , habían redactado la historia romana en griego y por tanto en lengua extranjera, Trogo Pompeyo, hombre de rancia elocuencia, seducido, bien por el deseo de igualar su gloria, bien por la novedad y variedad de la obra, escribió en latín la historia de Grecia y de todo el orbe, para que las empresas de los griegos pudieran leerse también en nuestra lengua, ya que las nuestras podían leerse en griego, acometiendo en verdad una empresa que exigía gran capacidad intelectual y física. Y, puesto que a la mayoría de los autores que escriben la historia [2] de los distintos reyes o pueblos les parece que su obra exige un arduo esfuerzo, ¿no debe parecernos Pompeyo de una audacia propia de Hércules 2 cuando abarca el globo de la tierra, incluyendo en sus libros las vicisitudes de todos los tiempos, reyes, [3] naciones y pueblos? Y aquellos hechos que los historiadores griegos recogieron por separado, según el relato era del agrado de cada uno, después de pasar por alto los que no eran de provecho, Pompeyo Trogo los trató todos ellos disponiéndolos [4] por épocas y los ordenó encadenadamente. En los momentos de ocio que disfrutábamos en la ciudad, seleccioné los hechos más dignos de conocimiento de estos cuarenta y cuatro libros (pues publicó otros tantos) y, después de desechar aquellos que ni era grato conocer ni eran necesarios como ejemplo, hice, por así decir, un pequeño florilegio, para que quienes los habían conocido en griego tuvieran con qué recordarlos y quienes [5] no los habían conocido con qué aprenderlos. Te lo he enviado no tanto para que lo conozcas cuanto para que lo corrijas, al tiempo que también tengas ante tu vista una justificación de mi ocio 3 , del que también, según Catón, hay que presentar un resultado. [6] Pues por el momento me basta tu juicio, ya que entre las generaciones futuras tendré el reconocimiento de mi labor, una vez haya cedido la envidiosa maledicencia.
_____________________
1 Se llamaba consulares uiri a los excónsules. Se refiere aquí Justino a Quinto Fabio Píctor, senador al principio de la segunda guerra púnica (218-202 a. C.); Lucio Cincio Alimento (pretor en 210 a. C., escritor de anales entre 190-180 a. C.); Aulo Postumio Albino (cónsul en 151 a. C.); Gayo Acilio (senador alrededor del 150 a. C.) y Publio Cornelio Escipión Africano (hijo del vencedor de Zama).
2 Hércules, hijo de Zeus y Alcmena, sostuvo el mundo sobre sus hombros en uno de los doce «trabajos» que, por voluntad de su padre, le impuso el rey de Micenas, Euristeo, para que expiara el asesinato de los hijos que había tenido de Mégara.
3 Cicerón entendía el otium, «ocio», como el tiempo no consagrado a la actividad política; toda otra actividad se considera ocio y no se justifica nada más que si sirve a la comunidad. Para Salustio es también el tiempo no consagrado a la política; es un camino elegido libremente que mantiene lazos con la cosa pública. Séneca, por el contrario, entendía el «ocio» como el tiempo dedicado a la filosofía, actividad que, para él, está por encima de la política. La referencia a Marco Porcio Catón (censor en 184 a. C.), autor de la primera historia romana en latín (Origines), está recogida en CIC . Planc. 66: (Cato) in principio scripsit Originum suarum… clarorum uirorum atque magnorum non minus otii quam negotii rationem exstare oportere: «Catón, al principio de sus Orígenes escribe… que los hombres ilustres y grandes deben rendir cuentas no menos de su tiempo libre que de sus tareas públicas».

LIBRO I

SINOPSIS

El imperio asirio desde Nino a Semíramis (1). Engrandecimiento de los asirios bajo la reina Semíramis, que es matada por su hijo Ninias. Reinado de Ninias (2). Reinado de Sardanápalo y comienzos del reinado de Arbacto [Árbaces], prefecto de los medos, con lo que el imperio pasó de los asirios a los medos (3). Reinado de Astíages, que casa a su hija con el persa Cambises. Astíages pretende deshacerse de su nieto por medio de Hárpago, pero éste lo entrega a un pastor del rey (4). Ciro llega a conocer los intentos asesinos de su abuelo (5), y se levanta contra él, con lo que el imperio pasa de los medos a los persas (6). Las ciudades tributarias de Persia se rebelan, pero Ciro somete a los babilonios y derrota a Creso, rey de los lidios (7). Ciro lleva la guerra contra los escitas, pero es vencido por ellos y muerto (8). Reinado de Cambises, que se anexiona Egipto. A su muerte, su hermano Mergis [Bardiya], que debía sucederle, es matado por el mago Cometes, que coloca en el trono a su hermano Oropasta. Los nobles conspiran contra los magos y matan a Oropasta (9). Darío recibe el reino de Persia y casa con la hija de Ciro. Los asirios se sublevan contra Persia, pero son sometidos. Darío dirige la guerra contra los escitas (10) .
[1 ] En los comienzos de la historia, el poder sobre los pueblos y las naciones estaba en manos de los reyes, a quienes elevaba a la cima de este honor no su solicitación del favor popular, [2] sino su moderación, conocida entre los hombres de bien. El pueblo no era gobernado por ninguna ley y el lugar de ésta lo [3] ocupaba la voluntad de los nobles. Era costumbre defender las fronteras de la soberanía más que ampliarlas. El poder de cada [4] rey tenía sus límites dentro de su propia patria. Fue Nino 4 , rey de los asirios, el primero que cambió esa antigua y casi ancestral costumbre de los pueblos por una desconocida ambición [5] de poder. Fue el primero que hizo la guerra a sus vecinos y que sometió a los pueblos, todavía inexpertos en la resistencia, [6] hasta las fronteras de Libia 5 . Hubo sin duda otros anteriores en el tiempo, el egipcio Vezosis 6 y Tánao 7 , rey de Escitia 8 , de los que uno llegó hasta el Ponto 9 y el otro hasta Egipto. Pero [7] hacían guerras no en territorios fronterizos, sino en países lejanos, y no buscaban poder para sí, sino gloria para sus pueblos y, satisfechos con la victoria, renunciaban a su dominio. Nino consolidó con una posesión duradera la grandeza del poder conquistado. Así pues, dominadas las naciones vecinas, pasaba [8] a otras fortalecido por el aumento de sus fuerzas, y la última victoria era siempre el medio para la siguiente, sometiendo a todos los pueblos del Oriente. La última guerra la sostuvo [9] con el rey de los bactrianos, Zoroastres 10 , que fue el primero, se dice, en descubrir las artes mágicas y examinar con la mayor atención el origen del mundo y el movimiento de las estrellas. Tras haber dado muerte a éste, murió el propio Nino, [10] dejando un hijo todavía impúber, Ninias, y a su esposa Samíramis 11 .
Ésta, no atreviéndose a entregar el poder al muchacho, demasiado [2 ] joven, ni a ejercerlo ella abiertamente, pues tantos y tan grandes pueblos, los cuales apenas habían obedecido con resignación a su esposo Nino, menos aún obedecerían a una mujer, finge que es el hijo de Nino en vez de su esposa, un muchacho en vez de una mujer. Pues la estatura de ambos era mediana, [2] su voz igualmente delicada y parecida la naturaleza de [3] las facciones en madre e hijo. Entonces cubre sus brazos y sus piernas con prendas ceñidas y su cabeza con una tiara 12 . Y para que no pareciera que con su nueva indumentaria ocultaba algo, manda que el pueblo se vista de esta misma forma, costumbre [4] que desde entonces todo el mundo tiene. Así se creyó desde el principio, al ocultar su sexo, que era un muchacho. [5] Después llevó a cabo grandes empresas y, cuando considera que la fama de éstas ha vencido a la envidia, confiesa quién es [6] y por quién se había hecho pasar. Y esto no la privó de su dignidad real, sino que aumentó la admiración hacia ella, puesto que, siendo mujer, no sólo había superado en valor a las mujeres, [7] sino también a los hombres. Fundó Babilonia 13 y rodeó la ciudad con una muralla de ladrillos, unidos, en vez de arena, con betún, material que se encuentra en aquellos lugares por [8] todas partes procedente de la tierra recalentada. Otras muchas fueron las empresas famosas de esta reina, puesto que, no contenta con defender las fronteras del reino conseguido por su [9] marido, añadió también Etiopía a su dominio. Pero además llevó la guerra a los indios, en cuyos territorios nadie entró, [10] salvo ella y Alejandro Magno. Finalmente, cuando pretendía compartir lecho con su hijo, fue matada por éste, tras haber reinado [11] durante treinta y dos años después de Nino 14 . Su hijo Ninias 15 , contentándose con el imperio conseguido por sus padres, abandonó esta pasión por la guerra y, como si hubiese cambiado el sexo con su madre, rara vez se dejó ver por hombres, muriendo de viejo en medio de un grupo de mujeres. También sus descendientes, siguiendo este ejemplo, daban sus [12] órdenes a los pueblos a través de intermediarios. Los asirios, [13] que después fueron llamados sirios, conservaron el imperio mil trescientos años.
Finalmente entre ellos reinó Sardanápalo 16 , hombre más [3 ] corrupto que una mujer. Arbacto 17 , prefecto suyo puesto al [2] frente de los medos, después de haber conseguido a duras penas con gran empeño ser admitido a su presencia (cosa que a nadie antes había sido permitida), lo encontró en medio de un rebaño de rameras, mientras hilaba púrpura con la rueca y mientras vestido de mujer, aventajando a todas las mujeres por la molicie de su cuerpo y por la lascivia de sus ojos, repartía entre las doncellas la lana para hilar. Cuando vio esto, indignándose [3] de que tantos hombres estuvieran sujetos a semejante mujerzuela y de que quienes tenían espadas y armas obedecieran a quien tejía la lana, se dirige a sus compañeros y les refiere lo que ha visto; dice que no puede obedecer a uno que prefiere [4] ser mujer a ser hombre. Por tanto se produce una conjura y se declara la guerra a Sardanápalo. Éste, al enterarse, no se dispuso a defender su reino como un hombre, sino que primero, como suelen hacer las mujeres por miedo a la muerte, busca a su alrededor un escondite y después marcha a la guerra [5] con un puñado de hombres en desorden. Vencido, se refugió en palacio, en donde levantó una pira y, después de prenderle fuego, con sus riquezas se arroja a las llamas, imitando a un [6] hombre en esto sólo. Tras él fue designado rey el autor de su muerte, Arbacto, que había sido prefecto de los medos. Éste transfiere el poder de los asirios a los medos.
[4 ] Tras muchos reyes después de él, por orden de sucesión el [2] reino llega a manos de Astíages 18 . Éste vio en sueños que de los órganos genitales de su hija, la única que tenía, había nacido una vid, bajo cuyos pámpanos se cubría de sombra toda [3] Asia. Consultados los adivinos, respondieron que de esta hija tendría un nieto, cuya grandeza se vaticinaba, y que para él se [4] presagiaba la pérdida del reino. Aterrado por esta respuesta, no casó a su hija ni con un hombre ilustre ni con un conciudadano, no fuera que la nobleza de su padre y de su madre despertara la ambición de su nieto, sino con un hombre modesto, [5] Cambises 19 , de los persas, pueblo entonces desconocido. Y no viéndose libre, ni siquiera así, del temor que le había inspirado el sueño, llamó a su lado a su hija cuando estaba embarazada, para que ante todo el fruto de su parto fuera asesinado a [6] la vista del abuelo. El recién nacido es entregado a Hárpago 20 , que compartía los secretos del rey, para que lo mate. Éste, temiendo que la hija, si el poder pasaba a ella a la muerte [7] del rey, dado que Astíages no había engendrado ningún descendiente varón, tomara venganza de su ministro por la muerte de su hijo, ya que no podía tomarla de su padre, entrega el niño a un pastor del rebaño del rey para que lo expusiera. Por casualidad, justo al mismo tiempo también le había nacido [8] un hijo al pastor. Por tanto su esposa, tras conocer el [9] abandono de la regia criatura, suplica insistentemente que le lleve al niño y se lo muestre. El pastor, cansado de sus ruegos, [10] vuelve al bosque y encuentra junto al recién nacido una perra que ofrecía sus ubres al pequeño y lo defendía...

Índice

  1. Anteportada
  2. Portada
  3. Página de derechos de autor
  4. Introducción
  5. JUSTINO: EPÍTOME
  6. ANÓNIMO: PRÓLOGOS
  7. POMPEYO TROGO: FRAGMENTOS
  8. ÍNDICE GENERAL