Caminantes

Raúl García-Durán

• Editorial: RBA Libros
• Año: 2020
• ISBN:
  9788491876397
• Categoría: Ciencias biológicas
• Categoría: Ecología

Desde el Neolítico hasta hoy, las comunidades humanas han transitado por muy diferentes caminos para alcanzar sus formas de organización social. De muchos de estos modelos de convivencia pueden extraerse valiosas enseñanzas para examinarlas y acometer una cada vez más necesaria transformación económica y social que rompa el marco del capitalismo actual, y se ajuste a la ética y al respeto por los recursos del planeta.Este es un libro que se aparta de las líneas maestras de la historia y la economía más clásicas para realizar una crítica nada complaciente de un presente que está lejos de ser ideal, por culpa de la creciente desigualdad tanto entre ciudadanos como entre países. A través de un pormenorizado análisis del pasado, Raúl García-Durán ofrece unas sólidas propuestas para avanzar hacia un futuro que todavía está por escribir.

SEGUNDA PARTE

PRESENTE

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EL CAPITALISMO O EL REINO DE LA ECONOMÍA

Las sociedades occidentales presentan al resto del mundo una imagen opuesta, la de las sociedades en las que reina un vacío total de significación. En ellas el único valor es el dinero, la notoriedad mediática o el poder, en el sentido más vulgar y más despreciable del término. En ellas las comunidades son destruidas, la solidaridad se reduce a algunas disposiciones administrativas. [...] Asimismo, en el Occidente contemporáneo, el individuo libre, soberano, autárquico, sustancial, apenas es ya, en la gran mayoría de los casos, más que una marioneta que realiza espasmódicamente los gestos que le impone el campo social-histórico: hacer dinero, consumir y «gozar» (si puede...).

CORNELIUS CASTORIADIS,

El ascenso de la insignificancia

CARACTERÍSTICAS

¿Qué es el capitalismo? Veamos sus principales características como modo de explotación y su evolución, así conoceremos sus consecuencias.

a) Características:

1.ª La ya vista producción de mercancías por medio de mercancías.

2.ª Propiedad privada de los medios de producción solo por un grupo social concreto: la burguesía. Hemos expuesto el tránsito del feudalismo al capitalismo como proceso de desposesión de los trabajadores de sus medios de producción. El siervo debía pagar el tributo fruto de la servidumbre, pero era dueño de un trozo de tierra y de instrumentos para trabajarla. Tras la revolución industrial, quien podrá organizar la producción será solo quien tenga capital para fundar una fábrica o bien pueda conseguirlo prestado del capital financiero.

3.ª Trabajo asalariado. Es la característica fundamental, la base de la forma capitalista de producción y apropiación del excedente. El trabajador, sin medios de subsistencia, ha quedado, como todo, convertido en mercancía y tiene que vender su fuerza de trabajo, su capacidad de trabajar. El capitalista ejerce la disciplina en la fábrica sobre la misma maquinaria, algunos trabajadores algo mejor pagados (técnicos y capataces) y lo que se ha dado en llamar «organización científica del trabajo»18 con el objetivo de conseguir que el trabajo del obrero produzca bienes con más valor que la fuerza de trabajo utilizada, que es lo que él paga (salario). De aquí la diferencia D’-D, que es la plusvalía (el producto aumenta de valor por la diferencia entre el valor del trabajo realizado y el de la fuerza de trabajo). Plusvalía que es beneficio del empresario porque el D’ es el valor de la mercancía, suya, y que será ahora el motor del sistema en vez de la satisfacción de necesidades.19

Es de la inversión de parte de la plusvalía de donde surgirá el impresionante crecimiento económico propio del capitalismo. Conviene distinguir entre plusvalía absoluta, la obtenida mediante un salario muy bajo o jornadas muy largas, y relativa, la obtenida mediante la reducción del tiempo de trabajo necesario para producir el valor de la fuerza de trabajo; y diferenciar entre producción de la plusvalía, en el trabajo en la empresa, y realización de esa plusvalía, en el mercado, con la venta del producto. Veremos las consecuencias de estas distinciones en el capitalismo moderno.

4.ª El excedente se realiza de forma monetaria, prácticamente todo queda reducido a su valor en dinero, a su precio, de forma que la base material es, como ya hemos señalado, estrictamente económica, es el reino de la economía el que organiza toda la sociedad en función del beneficio económico.

5.ª Eficacia en el crecimiento estrictamente económico. Al contrario que a la aristocracia, a la burguesía nadie le paga un tributo, de forma que no puede apropiarse de excedente si no lo utiliza productivamente, si no lo invierte, creando con ello más riqueza. Una riqueza de origen productivo que revierte en interés del capitalista, no en provecho de la sociedad. Hoy el capital se basa en dos actividades negativas a nivel social: la producción de armamento y la especulación financiera.

Con todo esto el capitalismo, al reducir la racionalidad a la racionalidad económica, se hace plenamente irracional:

De nuevo nos encontramos ante uno de los aspectos más perturbadores de la civilización industrial avanzada: el carácter racional de su irracionalidad. Su productividad y eficiencia, su capacidad de incrementar y difundir las comodidades, de convertir lo superfluo en necesidad y la destrucción en construcción, el grado en que esta civilización transforma el mundo-objeto en extensión de la mente y el cuerpo del hombre hace cuestionable hasta la noción misma de alienación. La gente se reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su aparato de alta fidelidad, su casa, su equipo de cocina. El mecanismo que une al individuo a su sociedad ha cambiado, y el control social se ha incrustado en las nuevas necesidades que ha producido. (Marcuse, 1969).

El capitalismo presume de haber desarrollado la libertad individual, la democracia. Lo que ha desarrollado es el individualismo, el egoísmo, que nos priva, nos aliena, de nuestro componente social. La revolución burguesa crea de entrada en los ciudadanos, desprovistos de sus medios de producción, de sus costumbres y de la, con todo, protectora estructura feudal, un gran vacío cultural. No deja de ser curioso que la «democracia», de que tanto se presume, sea más bien un instrumento de defensa del ciudadano respecto al Estado (la antigua representación de la comunidad), una forma de evitar que este se imponga sobre la libertad de cada uno de los ciudadanos. Si tan peligroso es el Estado, que lo es, ¿no sería mejor suprimirlo en vez de intentar controlarlo? Es falso que no haya otro medio de organizar los asuntos públicos, toda la historia hasta el capitalismo, siglos y siglos, lo demuestra (el mis...

Índice

• PORTADA
• PORTADILLA
• CRÉDITOS
• DEDICATORIA
• INTRODUCCIÓN
• PRIMERA PARTE. PASADO
• SEGUNDA PARTE. PRESENTE
• TERCERA PARTE. HACIA EL FUTURO
• CUARTA PARTE. FUTURO
• NOTAS