LOS CABALLEROS
PRÓLOGO
Representada en las Leneas, durante el arcontado de Estratocles (424 a. C.), concurrió con Los sátiros de Cratino, que obtuvieron el segundo premio, y con Los leñadores de Aristómenes, que quedaron en tercer lugar. Asombra que esta comedia, la tercera que compuso Aristófanes y la primera que hizo representar en su nombre 1 , fuera galardonada con el primer premio, pues, aparte de no ser una de sus más logradas piezas, desde el punto de vista político resultaba un tanto inoportuna. Los caballeros, en efecto, llevan el ataque a Cleón, iniciado con Los babilonios y Los acarnienses , a extremos sin parangón posible en la historia universal de la libertad de expresión. Y eso cuando el predicamento del político se hallaba en su apogeo, por haber logrado a finales del verano del 425 a. C. tomar Esfacteria y traerse prisioneros a Atenas los casi trescientos supervivientes espartanos que quedaron en la isla. Por añadidura, había conseguido, ese mismo año probablemente, elevar de dos a tres óbolos el salario de los heliastas, lo que fue posible gracias al brutal incremento del tributo de los aliados, aprobado a propuesta de Cleónimo, esbirro del demagogo y víctima favorita del poeta. La popularidad de Cleón entre las clases bajas de Atenas, por todo ello, era enorme y no pequeño el riesgo de toparse ante los tribunales con la contundente réplica del demagogo, sobre todo para quien, como Aristófanes, era ya reincidente. Y sin embargo el poeta arrostró el peligro, buscando las simpatías de los caballeros, un contingente militar de mil hombres, reclutado anualmente entre quienes podían permitirse el lujo de mantener un caballo, más vistosos quizás en los desfiles, como la procesión de las Panateneas inmortalizada en el friso del Partenón, que eficaces en el combate, pero que, a la sazón, gozaban de cierta popularidad por haber obtenido recientemente al mando de Nicias una victoria en Soligea.
Veamos, pues, cómo sucedieron los hechos 2 . En la primavera del 425, el general Demóstenes logró apoderarse de Pilo en la costa de Mesenia, donde puso una guarnición, prosiguiendo después su navegación costera. La proximidad de dicha localidad a Esparta, con la consiguiente amenaza para su seguridad, les obligó a los lacedemonios a retirarse del Ática y a ocupar la isla de Esfacteria, que cierra, salvo por dos pequeños estrechos, la bahía de Pilo (la actual Navarino), cercando a los atenienses por tierra y mar. De regreso, la flota ateniense puso en fuga a las naves espartanas y bloqueó la isla de Esfacteria, donde había quedado una guarnición espartana de cuatrocientos veinte hombres, ciento ochenta de los cuales pertenecían a las mejores familias de Esparta. Para conseguir su liberación los espartanos concluyeron un armisticio con Demóstenes, en tanto que sus emisarios negociaban en Atenas un convenio de paz. Sin embargo, las condiciones impuestas por los atenienses, soliviantados por el verbo demagógico de Cleón, fueron tan duras, que la embajada lacedemonia se fue sin haber concluido acuerdo alguno.
Al regreso de la legación el armisticio expiró y se reanudaron las hostilidades. Los espartanos atacaban por tierra la pequeña península de Pilo, muy fácil de defender por su emplazamiento, en tanto que las naves atenienes continuaban bloqueando Esfacteria, cuyo avituallamiento sólo podía realizarse por mar y con gran riesgo, cuando el estado de éste les impedía patrullar a las trirremes de Atenas. Con la proximidad del invierno, la situación de uno y otro bando se hizo crítica al escasear los víveres y Demóstenes, alarmado por la gravedad de las circunstancias, urgía a dar el asalto definitivo a Esfacteria, facilitado por un incendio que había destruido buena parte de los bosques que cubrían la isla. Pero para ello le eran precisos refuerzos. Las noticias que llegaban a Atenas del peligro que corrían sus tropas aumentaban el descontento contra Cleón, por cuya culpa se habían rechazado las propuestas de paz del enemigo. Los planes de Demóstenes, por otra parte, eran considerados por muchos como una insensatez. Así las cosas, se produjo un violento debate en la Asamblea, en el que Cleón se mostró partidario de satisfacer las demandas de Demóstenes, tachando de alarmistas las noticias procedentes de Pilo y oponiéndose al propio tiempo al envío de una comisión para examinar la situación in situ, por ser el momento de obrar y no de hacer indagaciones. Y en el acaloramiento del debate llegó a decir que, si los generales (entre los cuales estaba Nicias, su rival político) fueran hombres, se darían a la mar inmediatamente con los refuerzos pedidos para sacar de apuros a los suyos; que él personalmente, si fuera general, así lo haría. Tomóle entonces Nicias la palabra y se ofreció a resignar el mando de la expedición en su persona. La Asamblea, entre divertida y complacida, aceptó la propuesta poniendo a Cleón en el aprieto de asumir el compromiso, so pena de arruinar su carrera política. Y así lo hizo, con la jactanciosa promesa además de traer en veinte días vivos o muertos a los espartanos de Esfacteria.
Llegados a Pilo con g...