Historia. Libros III-IV
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Historia. Libros III-IV

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Historia. Libros III-IV

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La genialidad de Heródoto consistió en aunar una larga tradición –relatos genealógicos, narraciones fundacionales, noticias de periplos, especulaciones geográficas y relatos etnográficos– para poner al ser humano en el centro de reflexión del nuevo género de la historiografía.El libro tercero de la Historia se ocupa de la triunfal campaña de Cambises en Egipto, con cuya dominación los persas pasan a ser dueños de toda el Asia conocida por los griegos, y, ya en plena África, contra Etiopía y el oasis de Sivah. Heródoto subraya la causa remota de las Guerras Médicas: el propósito persa de hacerse con un imperio universal y sus ansias de conquista que les llevarán al fatal enfrentamiento con los griegos. Se pone de manifiesto el carácter perverso de Cambises, que en Egipto arrasa con lo sagrado y lo profano. El resto del libro narra la conquista persa de la isla de Samos, la muerte accidental de Cambises, la entronización de su sucesor Darío y las primeras medidas organizadoras y represivas del nuevo monarca.En el libro cuarto prosigue el expansionismo persa: Darío ya expresa su deseo de atacar a Grecia, pero antes sojuzga a escitas y libios. En la descripción de ambas campañas Heródoto aplica una técnica ternaria, recurrente en todo el libro y ya en los libros segundo y tercero en el caso de Egipto, con arreglo a la cual se indican en primer lugar las causas de la campaña, se exponen después la etnografía y la geografía del país y se concluye con el desarrollo de las operaciones militares.

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Información

Editorial
Gredos
Año
2016
ISBN
9788424930523
LIBRO TERCERO
TALÍA

SINOPSIS

REINADO DE CAMBISES (1-60).
Causas ocasionales de la campaña de Cambises contra Egipto (1-4).
Preparativos de la expedición. Relaciones de Cambises con los árabes (4-9).
Derrota y sumisión de los egipcios —con sumisión también de cireneos y barceos, voluntariamente— (10-13).
Humillaciones infligidas a Psaménito. Muerte del monarca egipcio (14-15).
Represalias de Cambises contra la momia de Amasis (16).
Proyecto de atacar simultáneamente a cartagineses, amonios y etíopes (17-18).
Imposibilidad de llevar a cabo la expedición contra Cartago (19).
Misión exploratoria de los ictiófagos en Etiopía (20-24).
Expedición de los persas contra los etíopes (25).
Expedición contra los amonios (26).
Cambises regresa a Menfis. Muerte de Apis (27-29).
Agudización de la locura de Cambises (30-37).
Asesinato de Esmerdis (30).
Asesinato de una de sus hermanas (31-32).
Causas de su comportamiento (33).
Asesinato del hijo de Prexaspes y de varios nobles persas (34-35).
Intento de acabar con Creso, que logra salvar la vida (36).
Otros sacrilegios de Cambises (37).
Excurso sobre el poder de la costumbre en el mundo (38).
Acontecimientos contemporáneos en Grecia. Campaña de los lacedemonios contra Samos (39-60).
Presentación de Polícrates. Su carrera triunfal (39-43).
Causas de la guerra y de la intervención espartana (44-47).
Cooperación de Corinto en la expedición. Razones de ello (48-49).
Historia de Periandro, tirano de Corinto, y de su hijo Licofrón (50-53).
Fracaso de la expedición contra Samos (54-56).
Historia de los samios expulsados por Polícrates (57-59).
Principales maravillas de Samos (60).
SUBLEVACIÓN DE LOS MAGOS (61-87).
El falso Esmerdis usurpa el trono de Persia (61-63).
Arrepentimiento de Cambises por el fratricidio cometido contra el verdadero Esmerdis. Muerte de Cambises (64-66).
Reinado del mago (67).
Sospechas de Ótanes y descubrimiento de la impostura (68-69).
Canjuración triunfante de los siete (70-79).
Intervención y suicidio de Prexaspes (74-75).
Muerte de los magos (76-79).
Debate sobre el mejor régimen de gobierno (80-82).
Entronización de Darío (83-87).
REINADO DE DARÍO (88-160).
Imperio de Darío. Organización, etnografía, geografía y maravillas de las distintas partes del reino (88-117).
Las satrapías persas (88-97).
La India (98-106).
Expediciones de los indios para conseguir oro (102-105).
Arabia (107-113).
Etiopía (114).
Los confines del mundo occidental (115-116).
La llanura del río Aces (117).
Insolencia de Intafrenes y castigo de la misma por parte de Darío (118-119).
Muerte de Polícrates a manos de Oretes y cumplimiento de los malos augurios de Amasis (120-125).
Crímenes y castigo de Oretes (126-128).
Aventuras de Democedes, enviado por Darío a Grecia en misión de espionaje (129-138).
Historia de Silosonte, hermano de Polícrates (139-141).
Los persas conquistan Samos. Instauración de Silosonte en la tiranía (142-149).
Sublevación de Babilonia y reconquista de esta ciudad gracias al ardid del persa Zópiro (150-160).

VARIANTES RESPECTO A LA EDICIÓN OXONIENSIS DE HUDE

Causas ocasionales de la campaña de Cambises contra Egipto
Pues bien 1 , contra el tal Amasis 2 [1] fue contra quien entró en guerra Cambises, hijo de Ciro, llevando consigo, entre otros de sus súbditos, contingentes griegos de jonios y eolios 3 ; e inició las hostilidades por el siguiente motivo 4 . Cambises había despachado un heraldo a Egipto para pedirle a Amasis la mano de una de sus hijas; y le hizo esta petición por consejo de un egipcio, que obró así por el rencor que sentía contra Amasis, ya que, de entre todos los médicos de Egipto, lo había puesto a él a disposición 5 de los persas, separándolo de su mujer y de sus hijos, en cierta ocasión en que Ciro despachó emisarios a la corte de Amasis en demanda del mejor oculista que hubiera en Egipto 6 . Sumamente [2] resentido, pues, por ello, el egipcio instigaba, con sus consejos, a Cambises tratando de convencerlo para que le pidiera a Amasis la mano de una de sus hijas, a fin de que este último se sintiera apesadumbrado si la entregaba, o incurriera en el odio de Cambises si no lo hacía 7 . Por su parte Amasis, atribulado y temeroso ante el poderío de los persas, no tenía valor para entregar a su hija —pues sabía perfectamente que Cambises no iba a hacerla su esposa, sino su concubina 8 —, [3] pero tampoco para negarse a ello. Así que, teniendo bien en cuenta estas consideraciones, hizo lo que sigue. Había una hija de Apries, el monarca anterior, muy esbelta y agraciada, que era la única superviviente de su familia y cuyo nombre era Nitetis 9 . Pues bien, Amasis hizo ataviar a esa muchacha con galas y alhajas de oro y la envió a Persia como si se tratara de su propia hija. Pero, al cabo de cierto tiempo, en vista de que [4] Cambises, cuando la saludaba, se dirigía a ella llamándola por su patronímico 10 , la muchacha le dijo: «Majestad, no te das cuenta de que has sido engañado por Amasis, que me envió ante ti con pomposas galas como si te entregara a su propia hija, cuando en realidad lo soy de Apries, a quien ese sujeto asesinó, pese a que era su señor, con ocasión de un levantamiento que los egipcios secundaron 11 ». Como es natural, esta revelación [5] y la propia acusación inherente a ella irritaron sobremanera a Cambises, hijo de Ciro, y le indujeron a marchar contra Egipto. Esto es, en suma, lo que cuentan los persas 12 .
[2] Los egipcios, sin embargo, consideran a Cambises de su raza, asegurando que nació precisamente de esa hija de Apries, ya que, según ellos, fue Ciro, y no Cambises, quien despachó emisarios a la corte de Amasis [2] a solicitar la mano de su hija 13 . Ahora bien, en esto que dicen no tienen razón; es más, en primer lugar no se les oculta (pues si hay personas que conocen las costumbres de los persas, ésas son los egipcios 14 ) que entre aquéllos no rige la norma de que un bastardo ocupe el trono cuando existe un hijo legítimo; y, por otra parte, no ignoran que Cambises era hijo de Casandane, hija de Farnaspes 15 —un aqueménida—, y no de la egipcia. Sin embargo, tergiversan la historia en su pretensión de estar emparentados con la estirpe de Ciro. Y así están las cosas.
Por cierto que también se cuenta la siguiente historia, [3] que a mí me resulta inverosímil: una mujer persa fue a visitar a las mujeres de Ciro y, al ver que junto a Casandane se hallaban unos niños guapos y espigados, vivamente impresionada, los colmó de elogios. Pero Casandane, que era esposa de Ciro 16 , le dijo lo siguiente: [2] «Pues, pese a que soy madre de unos hijos como éstos, Ciro, sin embargo, me tiene relegada, mientras que mantiene en un puesto de privilegio a esa que se agenció en Egipto». Esto fue lo que dijo, molesta como estaba con Nitetis; y entonces Cambises, el mayor de [3] sus hijos 17 , exclamó: «Pues bien, madre, a fe que, cuando yo sea un hombre, pondré todo Egipto patas arriba 18 ». Eso fue lo que dijo Cambises cuando aproximadamente tenía unos diez años de edad, por lo que las mujeres se quedaron estupefactas. Pero él, conservando un cabal recuerdo de sus palabras, cuando se hizo hombre y tomó posesión del trono, llevó a cabo la expedición contra Egipto.
[4] Y también contribuyó a la realización de esta campaña otro hecho que, poco más o menos, fue el siguiente: entre los mercenarios de Amasis había un individuo natural de Halicarnaso, cuyo nombre era Fanes 19 , bastante sagaz a la par que decidido en el campo de batalla. El tal Fanes, molesto por lo que fuera con Amasis [2], huyó de Egipto en un navío con el propósito de entrar en contacto con Cambises. Pero, como gozaba de no poco prestigio entre los mercenarios y tenía un conocimiento muy preciso de la situación de Egipto, Amasis lo hizo perseguir poniendo un gran empeño en su captura: en concreto encargó su persecución al más leal de sus eunucos 20 (a quien envió tras los pasos de Fanes en un tirreme 21 ), que lo agarró en Licia. Pero, a pesar de haberlo capturado, no logró conducirlo a Egipto, pues Fanes lo burló con astucia. En efecto, embriagó [3] a sus guardianes y se escapó a Persia.
Preparativos de la expedición. Relaciones de Cambises con los árabes
Y cuando Cambises estaba ya dispuesto a marchar contra Egipto, si bien albergaba sus dudas sobre la ruta a seguir para atravesar el desierto 22 , se presentó Fanes, quien le puso al corriente de la situación de Amasis y, entre otras cosas, le indicó la ruta a seguir, aconsejándole a este respecto que despachara emisarios al rey de los árabes 23 , para solicitar que le garantizara seguridad en el recorrido 24 .
Pues el caso es que sólo por esa zona 25 se ofrece [5] una vía de acceso a Egipto. En efecto, desde Fenicia hasta los aledaños de la ciudad de Caditis el territorio pertenece a los sirios llamados palestinos 26 ; desde Caditis [2] —una ciudad que, en mi opinión, no es mucho menor que Sardes 27 —, desde esa ciudad, digo, hasta la de Yaniso 28 , los emporios marítimos pertenecen al rey de los árabes 29 , mientras que, desde Yaniso, el territorio vuelve a ser de los sirios hasta el lago Serbónide, a orillas del cual, como es sabido 30 , se alza, en dirección al mar, [3] el monte Casio. Y a partir del lago Serbónide, en el que, según cuentan, está oculto Tifón, a partir, repito, de dicho lago empieza ya Egipto 31 . Pues bien, el espacio comprendido entre la ciudad de Yaniso, de un lado, y el monte Casio y el lago Serbónide, de otro —zona ésta que no es de reducidas dimensiones, sino que supone unos tres días de camino aproximadamente—, es terriblemente árido.
Y voy a explicar ahora algo que pocas personas de [6] las que se dirigen por mar a Egipto han advertido 32 . Todos los años 33 se importan a Egipto, procedentes de toda Grecia y, asimismo, de Fenicia 34 , cántaros llenos de vino, y, sin embargo, por regla general no puede verse vacío ni un solo recipiente de los muchos que [2] han contenido vino. ¿Con qué finalidad —se me podría objetar— los aprovechan entonces? Eso precisamente es lo que voy a explicar. Cada demarca tiene orden 35 de recoger todos los cántaros de su ciudad y de llevarlos a Menfis 36 ; y, por su parte, los de Menfis la tienen de llenarlos de agua y de transportarlos a esas zonas desérticas de Siria que he mencionado 37 . Así, todos los cántaros que llegan periódicamente y que se vacían en Egipto van a pa...

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