ARISTÓTELES
CONSTITUCIÓN DE LOS ATENIENSES
INTRODUCCIÓN
Escritos políticos del autor: influencia de Platón
De los escritos políticos de Aristóteles nos han llegado la Política y la mayor parte de la Constitución de los atenienses. Y no podemos considerarlos aislados: son unos testimonios más de su preocupación por la ciencia política y del proceso de su desarrollo intelectual en general. Por medio de ellos y de los fragmentos y noticias que tenemos de otras obras suyas de tema político, se pueden seguir los pasos dados por Aristóteles en su teoría política, desde sus comienzos en la Academia de Platón hasta su vejez. Teoría política que está entroncada con su pensamiento ético y metafísico que vemos cristalizado, especialmente, en la Ética a Nicómaco y en su «filosofía primera» o Metafísica: subyacen siempre en su pensamiento la idea de naturaleza humana y la idea de finalidad que le llevan a una consideración teleológica de la comunidad política.
Los autores antiguos conocían otros escritos 1 de Aristóteles que pertenecían a su primera época de producción, en la que su actitud intelectual parece que iba pareja con el platonismo. Es el período de los escritos, principalmente, en forma de diálogo, inspirados por la obra de Platón. Según su biógrafo Diógenes Laercio, Aristóteles tenía diecisiete años cuando entra en la Academia de Platón 2 , y a la muerte de su maestro él es un miembro de ella. Permanece dentro, por tanto, entre 368/7 y 348/7 a. C. Cuando Aristóteles se marcha, estaba cerca de los cuarenta años. Es importante hacer hincapié en este dato temporal, ya que nos permite situar el momento en que se encontraba el desarrollo del platonismo, cuando Aristóteles entra en contacto con él 3 , y nos deja intuir también la enorme influencia que tuvo que ejercer en el estagirita la permanencia al lado de Platón, desde los diecisiete a los cuarenta años de su vida.
La filosofía de Platón estaba muy lejos ya, en contenido y en método, de los problemas socráticos que había planteado en el Fedón, el Gorgias, la República y el Banquete. Las doctrinas clásicas mantenidas en ellos sobre el alma, sobre el placer y el dolor, sobre el Estado, sobre las Ideas, sobre la unidad y la multiplicidad eran sometidas a debate, defendidas y refutadas a través de profundos exámenes en torno a su validez lógica. La discusión de conceptos era el principio esencial de la Academia. Platón, durante aquellos años, escribía el Teeteto, el Sofista, el Político, el Parménides y el Filebo. Predominaba el pensamiento abstracto y el desarrollo de la dialéctica. La pura especulación sobre conceptos le llevaría a desarrollar el método de la división, tan importante para el estudio empírico posterior de Aristóteles.
En el Teeteto tenemos el modelo del filósofo antisocrático. Aparece el nuevo concepto de la vida teorética. El alma del filósofo se desentiende de la vida real y se eleva a las alturas, le interesa la geometría y la astronomía. Los contactos de Platón con los científicos de aquella época son continuos: las relaciones con matemáticos, como Teeteto, y con los pitagóricos de Tarento, con astrónomos, como Eudoxo de Cnido, quien traslada su escuela a Atenas para discutir con Platón y sus discípulos los problemas que les interesaban, con médicos, como Filistión de Sicilia, permiten deducir que la Academia de los últimos años de Platón manejaba gran cantidad de material e intercambiaba ideas con especialistas de todos los campos. Es más, incluso se llegó a considerar como ocupación peculiar y característica de la Academia, las clasificaciones (de plantas, etc.). Evidentemente, el interés no era por los objetos mismos, sino para comprender las relaciones lógicas entre los conceptos y llegar al ser transcendental. Pues Platón, no lo olvidemos, se interesaba por el ser, por la unidad y por lo suprasensible.
Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que, en la Academia de aquella época, se daba una estrecha relación entre lo empírico y lo teórico. Convivían la investigación del mundo real y concreto y la que lleva a la teoría y a la abstracción. Este ambiente es el que hace posible que Aristóteles siente unas bases metodológicas firmes. En él adquiere el hábito de abstraer y analizar que llevará al mundo de los individuos: al estudio de las plantas y de los animales y al mundo de la cultura. Y, en otras ocasiones, ese mismo hábito de analizar y abstraer lo conducirá a la investigación teórica pura.
Los primeros escritos 4 de Aristóteles con tema predominantemente político pertenecen a las obras exotéricas, es decir, aquellas dedicadas a un público amplio y que fueron publicadas por Aristóteles mismo. Su forma literaria y contenido están directamente inspiradas en su maestro y debieron ser escritas durante la estancia de Aristóteles en la Academia. Su forma literaria de diálogo y los mismos títulos, el Sofista, el Banquete, el Político, permiten deducir el carácter y la inspiración platónicos. De la mayoría de estas obras sólo conocemos el título y su cronología probable. No obstante, su pérdida está, en parte, atenuada por las citas textuales y referencia que hay de algunas 5 .
El Protréptico es una de las que se ha podido reconstruir el contenido, gracias a esa información fragmentaria. Su conocimiento aumentó sensiblemente al mostrar I. Bywater 6 que amplios extractos del Protréptico de Aristóteles se encontraban en la obra del mismo nombre del neoplatónico Jámblico. La primera cuestión que se plantea es la relativa a la forma. Según Jaeger era un discurso propagandístico en pro de la escuela de Platón. Otros autores 7 defienden la forma de diálogo, ya que Cicerón lo imita en su Hortensio que tiene tal forma. No parece éste un argumento convincente y, en todo caso, es dudosa la utilización del Protréptico en el Hortensio 8 . Pudo ser un discurso seguido de estilo epistolar. Está dirigido a Temisón, un príncipe de Chipre. Le exhorta a dedicarse al conocimiento filosófico, y proclama el ideal de la vida puramente filosófica que Platón exigía del hombre de acción. La forma es típica de la época: se hace notar la influencia de los pasajes protrépticos del Eutidemo platónico; y al modo de Isócrates, en su A Nicocles, se dirige Aristóteles a un magnate de Chipre con el ánimo de ejercer su influencia sobre él. Tales exhortaciones tienen como fin dar normas a los gobernantes sobre los mejores principios para un gobierno justo.
Aristóteles, ante el problema de las dos vidas, la del sabio y la del político, hace el elogio de la vida contemplativa como la única digna de ser vivida. El hombre es ante todo un alma unida a un cuerpo, y el alma es el intelecto cuya substancia está emparentada con la de las Ideas eternas que contempla 9 . De esta contemplación teórica el sabio deduce la norma político-moral de su actividad ordenadora práctica. Así, muestra a Temisón que tiene como deber el gobierno de los hombres y que, si no puede dedicarse únicamente a la filosofía, ésta le será muy útil para conducir rectamente la vida práctica y política. Aristóteles es fiel a su maestro. El concepto de sabiduría (phrónēsis) y la justificación de la filosofía y su lugar en la vida del hombre están muy dentro del platonismo. Se trata de un saber teórico y práctico a la vez. Aristóteles señala que sólo cuando la política se estudie a base de principios filosóficos quedará libre de su presente infecundidad e inestabilidad. Y sigue refutando a los simples empíricos que actúan imitando las constituciones de los lacedemonios, de los cretenses, o de cualquier otro pueblo 10 . Con estas indicaciones, Aristóteles parece aludir a Isócrates y a la teoría sofística del Estado, y critica la acumulación de conocimientos fragmentarios. La política, según Aristóteles, tiene necesidad de fundamentos filosóficos, es decir, sólo el conocimiento «de la naturaleza misma y de la verdad» (apò tês phýseōs autês kaì tês alētheías) 11 da al hombre de Estado las normas absolutas a partir de las cuales juzga lo que es justo, bueno y ventajoso y regula así su acción política. Esta concepción del hombre de Estado filósofo es próxima a la del Político de Platón.
Es conocido el diálogo Sobre la Justicia, en cuatro libros, gracias a la reconstrucción cuidadosa de P. Moraux 12 . Debía de tener gran semejanza con la República de Platón, pues Crisipo, el estoico, atacaba los dos al mismo tiempo y Cicerón los citaba a la vez 13 . Moraux, partiendo de una indicación que el mismo Aristóteles da en la...