Pioneros de la psicosis
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Pioneros de la psicosis

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Pioneros de la psicosis

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Con su habitual brillantez expositiva y analítica, Vicente Palomera aborda en este libro las apasionantes historias particulares de esos pioneros y sus pacientes psicóticos, no solo remontándose a los orígenes del psicoanálisis sino también, y sobre todo, demostrando fehacientemente la vigencia y actualidad de la disciplina.Del mismo modo que los primeros cartógrafos recorrían territorios ignotos para conocerlos y poder representarlos en los mapas, los pioneros que decidieron afrontar el tratamiento de la psicosis se adentraron por caminos desconocidos sin pretender nunca llegar a inexistentes destinos concretos, sino simplemente seguir adelante, progresando para ir un poco más allá. Esas rutas exploradas a veces tienen un trazado más claro y otras más borroso, y para avanzar por ellas hay que tener en cuenta que no están regidas por la "razón pura" kantiana, sino por la razón descubierta por Freud, una razón que incluye el inconsciente y el goce.

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Información

Editorial
Gredos
Año
2018
ISBN
9788424938116
Categoría
Psychology
Categoría
Psychoanalysis

1

ANTINOMIAS EN EL TRATAMIENTO DE LAS PSICOSIS

En su tesis doctoral, De la psicosis paranoica en su relación con la personalidad, Lacan dio cuenta en 1932 del interés de los pioneros del psicoanálisis por la psicosis, de cómo se instruían en ella tomando al psicótico como objeto de cuestionamiento y llegaban a someter su práctica a la prueba de la psicosis hasta el punto en que esa práctica parecía renunciar. Sobre este punto de renuncia nos quedan aún las marcas que ellos nos dejaron en los caminos abiertos.
Es conocida la posición de Freud en el Compendio del psicoanálisis (1938) cuando declara «la necesidad de renunciar a la aplicación de nuestro plan terapéutico en el psicótico, renuncia que quizá sea definitiva, o quizá solo transitoria, hasta que hayamos encontrado otro plan más apropiado para este propósito».1 La posición de Freud respondía al hecho de que el psicótico, o bien no tiene otro objeto que sí mismo, o bien, cuando hay una restauración de la relación de objeto, la trasferencia se efectúa bajo un modo persecutorio.
Seis años antes, un Lacan joven se expresaba en un sentido que no era de renuncia, que mostraba una confianza, no exenta de prudencia, al escribir sobre las posibilidades de una acción psicoterapéutica eficaz en los casos de psicosis.2
Sobre «las indicaciones que se pueden proponer para el tratamiento de la psicosis», Lacan señala lo siguiente: «Desde luego, es el psicoanálisis el que nos parece que viene en primer lugar. Sin embargo, observemos la prudencia extrema con que proceden los psicoanalistas mismos, particularmente en el estadio de psicosis confirmada. De acuerdo con la confesión de los maestros, la técnica psicoanalítica conveniente para estos casos no está madura aún. Es este el problema más actual del psicoanálisis, y es de esperar que encuentre pronto su solución, pues un estancamiento de los resultados técnicos en su alcance actual no tardaría en acarrear consigo el decaimiento de la doctrina. Algunos casos, sin embargo, sí han sido analizados. Se han obtenido resultados netamente favorables, y algunos de los análisis se han publicado con detalles. Subrayemos con elogio la extremada reserva que expresan los autores mismos acerca de los resultados felices. No dejan de atribuirlos a coyunturas particularmente propicias, y siempre hacen persistir grandes reservas en cuanto al porvenir».3
A renglón seguido, Lacan cita varios casos de psicosis analizados y donde se habían obtenido resultados favorables, entre otros el caso de «paranoia crónica», de Poul Bjerre (1912), y el análisis de un delirio paranoico de celos, de Ruth Mack-Brunswick (1928);4 por otro lado, observa que el problema más espinoso planteado por la técnica psicoanalítica es el de «la absoluta necesidad de corregir las tendencias narcisistas del sujeto mediante una transferencia tan prolongada como sea posible». Esta sería la primera antinomia, es decir, la primera contradicción a resolver.
Lacan señala una segunda antinomia: «La transferencia sobre el analista, al despertar la pulsión homosexual, tiende a producir en estos sujetos una represión en la cual la doctrina misma nos hace ver el mecanismo más importante de la eclosión de la psicosis. Este hecho puede poner al psicoanalista en una posición delicada. Lo menos que puede ocurrir es el abandono rápido del tratamiento por parte del paciente».5 Puede ocurrir, también, que «la reacción agresiva se oriente con mucha frecuencia contra el psicoanalista mismo, y persista durante largo tiempo, incluso después de la reducción de síntomas importantes, y con gran asombro del enfermo mismo».
Lacan observa también que algunos psicoanalistas proponen, como condición primera, la cura de estos casos en clínicas cerradas, como hacen Ernst Simmel, en la clínica Schloss-Tegel, a las afueras de Berlín,6 o Istvan Hollós en la «Casa Amarilla» de Budapest.7 En suma, esta antinomia implica que «la acción del tratamiento debe implicar la buena voluntad de los enfermos como primera condición».
Una tercera antinomia, consecuencia de lo que Lacan define como una propiedad del inconsciente, es que «el delirio mismo expresa a veces de manera tan adivinatoria la realidad inconsciente, que el enfermo puede integrarle de golpe, como otras tantas armas nuevas, las revelaciones que el psicoanalista aporta sobre esta realidad». Cita, a continuación, un párrafo de «Algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad»,8 en el que se refiere a los apoyos que un paciente celoso hallaba en cada una de las interpretaciones del psicoanalista.
Resulta llamativo el empleo del término «adivinatorio» en este contexto. Lacan piensa en el inconsciente como un sistema formal en el que se alojaría un saber que sobrepasa cualquier cálculo. Efectivamente, el término «adivinatorio» se encuentra en algunas tradiciones religiosas donde la adivinación constituye un medio para obtener un signo de Dios. En otras palabras, Lacan entiende que el inconsciente produce un cierto tipo de certeza, y que en la psicosis el inconsciente advertiría al sujeto anticipando una certeza, o mejor dicho, produciendo una respuesta o una solución prematura que se anticiparía a la pregunta.9
Por todo esto, Lacan concluye que «el problema terapéutico de las psicosis hace más necesario un psicoanálisis del yo que un psicoanálisis del inconsciente, lo cual significa que habría que encontrar soluciones técnicas en un mejor estudio de las resistencias del sujeto y en una experiencia nueva de su modo de operar», observación que no estaba muy alejada de las posiciones de Paul Federn y otros psicoanalistas que se enfrentaban con casos de psicosis.10
EVITAR EL MAL ENCUENTRO CON LA INTERPRETACIÓN
Las tres antinomias mencionadas tienen la virtud de poner de relieve aquellos puntos donde la «renuncia» freudiana al tratamiento de la psicosis abría una brecha en el saber analítico, y cuya no resolución —como señalaba Lacan— supondría un decaimiento de la doctrina.
Robert Wälder se interesa por las razones de la estabilización de Schreber e indicará que las consecuencias de los procesos curativos espontáneos abren una posibilidad ahí donde parecen presentarse límites a la aplicación terapéutica del psicoanálisis a la psicosis.11 Wälder cuestiona la premisa de Freud según la cual la transferencia es imposible en la psicosis presentando el caso de un matemático esquizoide en el que se había obtenido un éxito razonable por medio de la sublimación de la libido narcisista. Wälder tiene la impresión de que podía existir una articulación entre la libido narcisista y la libido objetal que haría posible la transferencia en la psicosis. Seguramente Freud había leído el artículo de Wälder, porque, en un párrafo de «Neurosis y psicosis», en 1924, es decir, el mismo año en que Wälder publicó su artículo, decía escribir «en conexión con una línea de pensamiento surgida de otras procedencias concerniente al origen y prevención de la psicosis».12
Era mucho lo que los discípulos de Freud esperaban aprender de los mecanismos en juego en los procesos espontáneos de recuperación y las diversas formas de estabilización, pero ¿cómo hacer entrar a la psicosis en el tipo de vínculo social de discurso que implica el tratamiento analítico? ¿Cómo puede el Otro perseguidor del paranoico ser compatible con el psicoanálisis? Si el Otro es transparente, si lo sabe ya todo, ¿no puede ser este el síntoma que prepare el terreno para su transformación en la certeza de que «el psicoanalista lo sabe ya todo»?
La cuestión es saber qué dirección dar al tratamiento una vez se toma al psicótico en análisis. ¿Qué puede producir dicha aceptación? Es la cuestión formulada por Edoardo Weiss en el momento de abordar el problema del diagnóstico temprano de la psicosis,13 así como por Paul Federn al dedicar varios trabajos a esta cuestión.
Veremos cómo, pasado el entusiasmo interpretativo de la «Escuela de Zúrich», el problema se centrará fundamentalmente en el manejo de la interpretación en la psicosis. Karl Landauer, un especialista en la esquizofrenia, lo señala de un modo destacado. También lo encontramos en una carta de Freud a Herbert Binswanger, en 1935,14 en la que declaraba haberse tenido que abstener de introducir una confesión del paciente en el curso del tratamiento debido a que se trataba de una psicosis. Con enorme lucidez, Freud evita el encuentro con la interpretación que hubiera podido desencadenar un episodio psicótico. En resumen, la operatividad de la interpretación depende del mecanismo de la represión, y en la psicosis esta no está presente.
EL ANALISTA-BRICOLEUR
Algunos casos de psicosis que se hallaban más allá de la influencia terapéutica hacían que la ubicación de Freud en el tratamiento de sujetos psicóticos se asemejase a esa forma de «autohacer» propia de la figura del bricoleur, a la cual Claude Lévi-Strauss hacía referencia.15 ¿Cómo definir este tipo de operación que no tiene ni la forma reflexiva, ni la expresión formalizada, ni la progresividad rigurosa de los saberes transmisibles? Para definirla, Lévi-Strauss introdujo la imagen del pensador «primitivo» como artista-bricoleur que utiliza lo que tiene a mano para realizar todo tipo de odd-jobs, es decir, de apaños dentro de un inventario determinado de materiales o enseres domésticos.
El bricolaje no procede ni de un proyecto coherente —para el bricoleur se trata siempre de una intervención puntual y ocasional—, ni de un saber específico —el bricoleur reutiliza los materiales que encuentra y que estaban destinados a otros empleos: los resultados son inciertos, nunca son idénticos y, por lo tanto, son difícilmente reproducibles. Lo esencial es que los objetos que poseen un significado en el lenguaje normalizado pueden obtener un nuevo significado, ser objeto de nuevos usos—. Por todo ello, la posición de Freud en el tratamiento del delirio sugiere al bricoleur y siempre en la lógica del caso por caso. Un ejemplo paradigmático lo podemos ver en uno de los casos que Sandor Ferenczi controla con Freud, el «caso Marton». Freud se muestra pesimista porque la paciente se situaba más allá de los límites de la influencia del dispositivo analítico y señala que, a pesar de todo, se podía hacer un tratamiento discrecional, indicando que el caso podía instruir al psicoanálisis: «Para hospitalizarla convendría utilizar de nuevo la ficción que ya fue puesta en funcionamiento: el enfermo es el marido que ella también observa. Al cabo de dos meses se le podría anunciar que su ma...

Índice

  1. PRESENTACIÓN
  2. PIONEROS DE LA PSICOSIS
  3. AGRADECIMIENTOS
  4. ÍNCIPIT
  5. 1. ANTINOMIAS EN EL TRATAMIENTO DE LAS PSICOSIS
  6. 2. «AMAN SU DELIRIO COMO A SÍ MISMOS»
  7. 3. «FREUD NOS HA MOSTRADO UN MUNDO NUEVO»
  8. 4. EL ASUNTO OTTO GROSS
  9. 5. IN LOCO, IN ALTERO
  10. 6. UN CASO DE «PARANOIA» FEMENINA
  11. 7. EL MARAVILLOSO SCHREBER
  12. 8. CLÍNICA DE LA PSICOSIS BAJO TRANSFERENCIA
  13. 9. SUTURAS DELIRANTES: DOS CASOS
  14. 10. PSICOSIS Y NARCISISMO
  15. 11. LA CURA ESPONTÁNEA DE UNA CATATONIA
  16. 12. LOS OJOS TORCIDOS
  17. 13. EL APARATO DE INFLUIR
  18. 14. EL PACIENTE AMERICANO
  19. 15. UN CRIMINAL «NEURÓTICO»
  20. 16. UN CASO DE ASMA NERVIOSA
  21. 17. «COMO SI»
  22. 18. PSICOLOGÍA DE LOS ESTADOS MANÍACO-DEPRESIVOS
  23. BIBLIOGRAFÍA GENERAL
  24. NOTAS