Antología Palatina I
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Antología Palatina I

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Entre los autores españoles, la huella de la Antología Palatina se deja sentir, entre otros, en Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Lope de Vega y Quevedo.Desde época helenística y durante toda la Antigüedad, el epigrama fue muy cultivado como género poético refinado y erudito. Pronto se hicieron antologías y recopilaciones de los poetas que lo utilizaron. Dos de las más importantes, la Guirnalda compilada por Meleagro en los primeros años del siglo I a.C. y la Guirnalda de Filipo de Tesalónica, compilada hacia el 40 d.C., junto con otros textos y a través de diversas colecciones, han llegado hasta nosotros gracias a la Antología Palatina, obra de un compilador anónimo del siglo X y así llamada por el manuscrito que la contiene, encontrado en Heidelberg, capital del Palatinado. La Guirnalda de Meleagro, junto con otros epigramas helenísticos, forma el primer volumen de la Antología Palatina en esta colección.En conjunto advertimos la enorme riqueza de esta modalidad: poemas de amor, de nostalgias, sepulcrales o eruditos, de maldición o de lamento; hay epitafios, dedicatorias, loas a poetas y a artistas, a la naturaleza... Poesía de una gran fuerza literaria, el epigrama ejerció una gran influencia en toda la literatura posterior.

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Información

Editorial
Gredos
Año
2016
ISBN
9788424930431

FILITAS

Aunque 1 y 2 son atribuidos en el lema a un nativo de Samos, la gran isla vecina a Asia Menor, es posible que estos cuatro epigramas procedan del cálamo del bien conocido Filitas o Filetas de Cos, isla del S. del mar Egeo, gran poeta a juzgar por lo que de él se cuenta, pues no es mucho lo conservado; inspirador de toda la escuela poética alejandrina, autor de elegías y epigramas; filólogo también y maestro de Zenódoto de Éfeso, la gran ciudad de Asia Menor; primero de los bibliotecarios de la Alejandría egipcia y, en fin, preceptor de Ptolemeo II Filadelfo, es de suponer que en su madurez, pues el rey nació en 308 y reinó entre 285 y 246 y las fuentes nos presentan a Filitas escribiendo ya en las épocas de Filipo II de Macedonia (359-336) y Alejandro III el Magno (336-323). Los epigramas aquí recogidos no son sensacionales, pero merecen elogio por su limpia sencillez.
1 (VI 210)
Llegada la edad del retiro, una cortesana ofrenda a Afrodita, llamada como tantas otras veces Cipris con alusión a su culto en Chipre, los utensilios de su oficio, entre ellos un espejo y tal vez un falo artificial.
Al cumplir por lo menos cincuenta la dulce Niciade,
en el templo de Cipris colgó como ofrenda
sus sandalias, sus bucles postizos, un límpido bronce
que no ha perdido nada de sus fieles reflejos,
su faja preciosa y aquello que un hombre no debe
nombrar y que aquí ves con las artes de Cipris.
2 (VII 481)
Primera de las muchas alusiones al Hades, morada del dios infernal.
La estela afligida nos cuenta: —Llevóse a la niña
Teódota, de tan cortos años, el Hades.
Mas ella le dice a su padre: —Contén tu tristeza,
Teódoto: es de humanos el sufrir desdichas.
3 (Estob. IV 56, 11)
No te lloro, mi amigo querido, que muchos momentos
felices gozaste con tu porción de penas.
4 (Estob. IV 17, 5)
El poema, breve y posiblemente incompleto, admite dos interpretaciones: la que hemos aceptado, en la que un marinero, desolado ante la inmensidad del mar desierto, desea ardientemente ver tierra, u otra posible en que alguien profetizaría que de las aguas va a brotar una isla.
Algún día veremos la tierra por obra divina;
ahora el mar es un circo para el saltar del viento.

HEGEMÓN

El epigrama que sigue, uno más de entre los muchos que se dedicaron al tema, es atribuido en el lema a Hegemón, y sabemos que un autor de ese nombre, natural de Alejandría, ciudad de la región asiática de la Tróade, escribió, no sabemos cuántos años después del 371, un poema épico sobre la batalla de Leuctra, dada en dicha fecha.
5 (VII 436)
Epigrama dedicado al heroísmo de los Espartiatas muertos en la batalla de las Termópilas frente a Jerjes (480). Las cifras están exageradas en ambos sentidos: el ejército persa, evaluado por Heródoto (VII 186) en más de cinco millones de hombres, difícilmente pudo superar los 200.000 o aun menos; los Griegos se oponían a la invasión con unos 7.000 hombres, de ellos trescientos Espartiatas, de raza Dórica, que murieron con su rey Leónidas.
Que, pasando junto a este sepulcro, con llanto el viandante
diga: —Aquí contuvieron mil hombres de Esparta
a ochenta miriadas del Persa arrogante muriendo
sin volver la espalda, con disciplina doria.

FALECO

Este poeta, procedente quizá de la Fócide, región de Grecia central, donde tal onomástico suele encontrarse, debió de actuar en la época de Alejandro Magno (cf. intr. a Filitas) a juzgar por la fecha de 8. La tradición ha dado su nombre, falecio, a un tipo de verso más utilizado en latín que en griego y que él empleó con preferencia.
6 (Aten. 440 d )
Una hetera, satisfecha ante el éxito obtenido, ofrenda a Dioniso un bello quitón o túnica interior. Evidentemente, el epigrama puede ser satírico y no responder a ningún hecho real; pero Eliano (Var. hist . II 41) habla de concursos de bebida y de una tal Cleo famosa en ellos.
De Dioniso a la imagen en torno un quitón ha ceñido
de color de azafrán con bordados en oro
Cleo, que mucho brilló en el banquete; y no pudo
competir hombre alguno con ella en la bebida.
7 (XIII 5)
Quizá sería la inscripción real o supuesta de una estatua o relieve en que están representados cuatro atletas hijos de Clino. Un caminante se detiene ante ellos. Hablan por orden los cuatro (Timodemo el corredor, Crete el luchador, Creteo el especialista en pentatlo y Diocles el púgil) y cada cual le va describiendo sus triunfos. El viandante pregunta el nombre al primero; le contestan sucesivamente todos. Vuelve a interrogar a Timodemo sobre su padre; le responde él y luego todos a coro. La nueva interrogación se dirige también al mismo Timodemo, que explica dónde venció; ante otra pregunta a Crete, éste contesta también. Deben de faltar las cuestiones y respuestas relacionadas con las victorias de los otros dos hermanos. La prueba en que ganó Timodemo es el doble recorrido del estadio, un total de aproximadamente 360 metros; al final se mencionan los juegos del istmo de Corinto y de Némea, santuario famoso de la Argólide, y algún certamen menor consagrado a Hera.
—Gané en la doble.—Pues yo en la palestra.
—Pero yo en el pentatlo.—Yo cual púgil.
—¿Quién eres?—Timodemo.—Yo soy Crete.
—Y yo Creteo.—Diocles es mi nombre.
—¿Y el de tu padre?—Clino.—Que lo es nuestro.
—¿Y tú venciste en…?—El Istmo.—¿Tu triunfo?
—Fue en el prado nemeo, al lado de Hera.
8 (XIII 6)
Epitafio del comediante Licón, muy célebre y sociable, que tomó parte en las ceremonias de las bodas poligámicas que en Susa celebró Alejandro Magno el 324. No se sabe quién es el que habla, autor de la erección de una estatua del actor en su tumba. Nótense la alusión a la yedra, planta consagrada a Dioniso y símbolo del triunfo escénico, y a los ditirambos, piezas teatrales de algún modo relacionadas con el dios.
Yo he erigido esta estatua extraordinaria
por que fuera un recuerdo de Licón,
comediante y autor de ditirambos
con guirnaldas de yedra aquí ataviado.
Memorial será, pues, para que sepan
los venideros cómo fue en la vida
un hombre que brilló por su gracioso
trato en tantas tertulias y banquetes.
9 (XIII 27)
Para el cenotafio de un náufrago que fue víctima del Noto o viento Sur.
Foco en tierra extranjera murió, pues las lúgubres olas su navío
combatir no pudo ni salvarse de ellas,
mas hundióse en los grandes abismos del piélago egeo
cuando el fondo del mar revolvía el Noto.
Vacío quedó su paterno sepulcro, a los pies del cual su madre
Prométide, como triste ave, lamenta
día tras día, ¡ay, ay, ay!, el destino de su hijo
llorando su muerte como prematura.
10 (VII 650)
Rehuye la brega marina y empuña la esteva
si ver quieres el fìn de una longeva vida;
en tierra los años son largos y, en cambio, no es fácil
hallar canas cabezas entre los marineros.

ESPEUSIPO

Sobrino de Platón y su seguidor en la dirección de su escuela filosófica, la Academia, que murió en el 340 ó 339 y dedicó a su tío, al parecer, el epigrama que recogemos.
11 (XVI 31)
De Platón los despojos la tierra en su seno recubre,
pero su alma divina se halla ya entre los dioses.

DEMÓSTENES

El famoso orador y defensor de la libertad griega frente a Filipo y Alejandro Magno (cf. el 8 de Faleco), que vivió entre el 384 y el 322.
12 (Plut. Vita dec. or . 847 a )
Al parecer, el orador dejó redactado su epitafio.
Si hubieras tenido, Demóstenes, fuerza pareja
a tu alma, en Grecia el Ares macedón no imperara.

ARISTÓTELES

El célebre filósofo, nacido y muerto en los mismos años que Demóstenes.
13 (Dióg. Laerc. V 5)
Aristóteles erigió en Delfos un cenotafio a su amigo Hermias, muerto a traición por Artajerjes III, que en vida fue tirano de la ciudad de Atarneo, en la Tróade (cf. intr. a Hegemón); filósofo y protector de filósofos, y además tío de la esposa del gran pensador.
A quien jamás ofendiera a la pura justicia
divina mató el rey de los Persas arqueros,
no abiertamente con lanza en sangriento combate,
mas mediante un traidor que engañarle supiera.

TEÓCRITO DE QUÍOS

Se trata de un sofista y político del siglo IV , natural de la isla de Quíos, del mar Egeo, y alumno de su paisano Metrodoro, que a su vez lo era del retor Isócrates.
14 (Dióg. Laerc. V 11)
La posición política de Teócrito era hostil a los Macedonios y, por tanto, a Aristóteles, preceptor de Alejandro y amigo de muchos de ellos. En el único epigrama que de él tenemos, cuya conservación se debe no sólo a la fuente indicada, sino a otras como Eusebio (Praep. ev . XV 2, 12), vemos una crítica del gran filósofo, a quien tilda de glotonería y avaricia que, cuando podía haber seguido formando parte, en Atenas, de la Academia platónica (cf. intr. a Espeusipo), le llevaron a la capital de Macedonia, Pela, donde había un riachuelo cuyo nombre (Bórboro) puede significar algo así como cloaca; y también le censura el hecho a que dio lugar el epigra...

Índice

  1. Anteportada
  2. Portada
  3. Página de derechos de autor
  4. Introducción
  5. Filitas (1-4)
  6. Hegemón (5)
  7. Faleco (6-10)
  8. Espeusipo (11)
  9. Demóstenes (12)
  10. Aristóteles (13)
  11. Teócrito de Quíos (14)
  12. Afareo (15)
  13. Mamerco (16)
  14. Perses (17-25)
  15. Escrión (26)
  16. Menandro (27)
  17. Ánite (28-51)
  18. Antágoras (52-53)
  19. Teeteto (54-59)
  20. Alejandro (60-61)
  21. Mero (62-63)
  22. Nóside (64-75)
  23. Duris (76)
  24. Nicias (77-84)
  25. Leónidas (85-187)
  26. Damóstrato (188)
  27. Arato (189-190)
  28. Arcesilao (191-192)
  29. Asclepíades (193-239)
  30. Fédimo (240-243)
  31. Posidipo (244-273)
  32. Heraclito (274)
  33. Calímaco (275-344)
  34. Apolonio (345)
  35. Diotimo (346-355)
  36. Carfílides (356-357)
  37. Simias (358-364)
  38. Teócrito (365-387)
  39. Erina (388-390)
  40. Mnasalces (391-408)
  41. Pánfilo (409-410)
  42. Páncrates (411-413)
  43. Hegesipo (414-421)
  44. Aristódico (422-423)
  45. Teodóridas (424-443)
  46. Teodoro (444)
  47. Nicandro (445-446)
  48. Euforión (447-448)
  49. Hédilo (449-460)
  50. Faeno (461-462)
  51. Filóxeno (463)
  52. Glauco (464-466)
  53. Nicéneto (467-471)
  54. Menécrates (472-474)
  55. Riano (475-484)
  56. Dioscórides (485-524)
  57. Nicarco (525-528)
  58. Aristón (529-531)
  59. Timocles (532)
  60. Heródico (533)
  61. Alceo (534-556)
  62. Filipo (557-558)
  63. Damageto (559-570)
  64. Hermocreonte (571-572)
  65. Samio (573-574)
  66. Crates (575)
  67. Timnes (576-582)
  68. Agis (583)
  69. Queremón (584-586)
  70. Fanias (587-594)
  71. Artemón (595-596)
  72. Mosco (597)
  73. Antípatro (598-668)
  74. Hermodoro (669)
  75. Nicómaco (670)
  76. Amintas (671-672)
  77. Polístrato (673-674)
  78. Zenódoto (675-677)
  79. Antístenes (678)
  80. Dionisio (679-686)
  81. «Simónides» (687-691)
  82. Anónimos (692-775)
  83. Meleagro (776-907)
  84. Índice