Historias
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Historias

  1. 440 páginas
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Información del libro

Un destacado exponente del mundo cultural bizantino del siglo VI narra con talento literario campañas militares contemporáneas.Agatías (Mirina, Asia Menor, 531 - Constantinopla, 580 d.C.), abogado por profesión y poeta por dedicación (como lo atestigua su Ciclo de epigramas), escribió la Historia por una obligación moral que le movió a continuar las Guerras de Procopio (también publicadas en Biblioteca Clásica Gredos) para relatar las campañas militares de Justiniano en Italia y Lázica desde donde aquél las dejó, año 552, hasta el 559. En la vertiente histórica, la obra resulta imprescindible como fuente para los acontecimientos de esos años, y muy en especial por sus dos largos excursos sobre los francos y los persas. Desde el punto de vista literario, desplegó todas sus habilidades retóricas y estilísticas en abundantes digresiones y episodios marginales a la narración principal.

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Información

Editorial
Gredos
Año
2016
ISBN
9788424937454
LIBRO II
SINOPSIS
(Primavera 554 ) Narsés prepara a sus hombres durante el invierno (1, 1-2).
El final de Leotaris:
Campaña de pillaje de Leotaris y Butilino (1, 3-5). Saqueo de las iglesias por parte de los ejércitos bárbaros (1, 6-11). Leotaris regresa a casa (2, 1-2). Refriega en Pisauro (2, 3-3, 1). El ejército de Leotaris llega hasta Ceneta (3, 2-3). El ejército es atacado por una plaga (3, 4-5). Muerte de Leotaris y de sus hombres (3, 6-8).
El final de Butilino:
El ejército de Butilino enferma camino de Roma (4, 1-3). El ejército de Butilino acampa cerca de Capua (4, 4-10). Butilino anima a sus hombres (5, 1-2). Descripción del armamento franco (5, 3-9). El ejército de Narsés acampa cerca del enemigo (6, 1-2). Narsés planea evitar la rapiña enemiga (6, 3-4). Canaranges prende fuego al puesto enemigo en el río (6, 5-6). Los adivinos alamanes predicen la derrota (6, 7-9). Incidente con un varón hérulo (7, 1-4). Respuesta de los hérulos (7, 5-7). La batalla de Casulino: preparativos (8, 1-8); victoria del ejército romano (9, 1-10, 1); ejemplos de derrotas similares a la de los francos (10, 2-6); vencedores y vencidos tras la batalla (10, 7-9). (Otoño 554 ) Los romanos sobrevaloran su triunfo (11, 1-5). Discurso de Narsés (12, 1-10).
Sitio de Campsa:
Una partida de godos se refugia en Campsa (13, 1-3). (Primavera 555 ). Narsés asedia Campsa (13, 4-6). Ataque a Narsés por parte de Ragnaris y muerte de éste (14, 1-5). Rendición de los godos de Campsa (14, 6-7). Muerte de Teodebaldo (14, 8-11) (558 o 559 ).
Excursus sobre los terremotos:
Terremoto en el Mediterráneo (15, 1-4). El terremoto en Alejandría (15, 5-8). Explicación de los terremotos (15, 9-13). Otros desastres ocurridos entonces: el maremoto en Cos (16, 1-7); la historia de Queremón de Tralles (17, 1-9).
La guerra romano-persa:
(554 /555 ) Antecedentes (18, 1-3). La situación en Lázica (18, 4-8). Dificultades de Merméroes para llegar hasta el Fasis (19, 1-4). Merméroes planea un engaño (19, 5-7); se extiende la falsa noticia (19, 8-20, 2); Merméroes hace huir a los romanos (20, 3-6); Teodoro se queda en la retaguardia (20, 7-21, 3); el pánico invade las filas romanas (21, 4-7). La parasanga (21, 7-8). Descripción de la zona (21, 9-11). Merméroes refuerza Onoguris y regresa a Moqueresis (22, 1-3). Muerte de Merméroes (22, 4-6).
Primer «excursus» persa:
Costumbres funerarias de los persas (23, 1-3). Exposición de los enfermos (23, 4-7): origen de esta costumbre (23, 8-10). Relaciones consanguíneas entre los persas (24, 1-4). Los persas actuales han cambiado sus creencias (24, 5-7): creencias de los persas antiguos (24, 8); creencias y ritos actuales de los persas (24, 9-25, 3). Cronografía persa: los asirios (25, 4-5); dominio de los medos (25, 5-6); etapa persa (25, 6-7); Alejandro conquista Persia (25, 8); los partos se hacen con el poder (25, 9-10); comienzo del Imperio sasánida (26, 1-2); Artajares encumbra a los magos (26, 3-5): nacimiento de Artajares (27, 1-5); proyecto de cronología de los reyes sasánidas (27, 6-8). Reinado actual de Cosroes (27, 9); Cosroes y su gran cultura (28, 1-6): la historia de Uranio (29, 1-2): los falsos intelectuales (29, 3-5), manera de actuar de Uranio (29, 6-8), Uranio se presenta ante Cosroes (29, 9-30, 2); los filósofos griegos parten hacia la corte de Cosroes (30, 3-4): la vida real en Persia (30, 5-31, 1), regreso de los filósofos (31, 2-4), episodio con el cadáver (31, 5-9); regreso de Uranio (32, 1-5).
NARSÉS PREPARA A SUS HOMBRES DURANTE EL INVIERNO
[1 ] Cuando llegó la primavera 151 , se habían reunido las fuerzas en Roma según lo dispuesto y todo el ejército se encontraba allí congregado. Narsés les había ordenado un duro entrenamiento [2] militar que fortaleciese su ánimo en la instrucción diaria: les obligaba a hacer largas marchas, a practicar ejercicios regulares sobre los caballos, a bailar al modo del compás de una danza guerrera 152 y a quedarse sordos con el resonante estruendo de las trompetas de guerra, para que pasar el invierno sin obligación alguna no les hiciera olvidarse de la guerra y les incapacitara para el momento del combate.
EL FINAL DE LEOTARIS
Campaña de pillaje de Leotaris y Butilino
Mientras tanto, los bárbaros marchaban tranquilamente, [3] arrasando y destruyendo todo lo que encontraban a su paso. Avanzaban por la ruta más interior evitando Roma y todo su territorio, con el mar Tirreno a la derecha y las riberas del mar Jónico a su izquierda. Cuando llegaron a la zona llamada Samnio 153 , [4] se dividieron para seguir dos rutas distintas. Butilino, con la sección más numerosa y más fuerte del ejército, siguió la costa tirrena, saqueó la mayor parte de Campania y entró en Lucania, invadió Brettia 154 y llegó hasta el estrecho que separa Sicilia y la punta de Italia 155 . A Leotaris, que comandaba el resto del [5] ejército, le tocó arrasar Apulia y Calabria 156 y llegó hasta la ciudad de Hidrunte 157 , que está situada en la costa del Adriático, donde empieza el mar Jónico.
Saqueo de las iglesias por parte de los ejércitos bárbaros
[6] Los que eran verdaderos francos se comportaban, en los templos, con mucho respeto y reverencia, como seguidores que son de la ortodoxia en las leyes relativas al Todopoderoso, pues, así lo he dicho ya 158 , son muy parecidos a los romanos en sus ritos [7] religiosos. Pero el conjunto de los alamanes (muy distintos en estos aspectos) saqueaban y expoliaban los templos sin ningún respeto: muchas urnas sagradas, muchos pebeteros de oro puro, abundantes cálices y cestillos 159 y todos los objetos que se usan en los santos misterios 160 , todo lo robaban y lo utilizaban [8] para fines profanos. Pero no se conformaban con esto, sino que echaban abajo los techos de los santuarios y les arrancaban los cimientos, rodeaban con sangre los lugares sagrados y contaminaban los campos, sembrados de cadáveres insepultos.
[9] Pero no tardó la culpa en caer sobre ellos 161 : unos murieron en la guerra, otros por enfermedad y ninguno llegó a ver cumplidas sus iniciales esperanzas. Y es que la maldad y el desprecio de Dios, siempre dañinos, han de evitarse sobre todo en tiempos de guerra o de preparativos bélicos. Ayudar a la patria, [10] defender las leyes ancestrales y no dar tregua alguna persiguiendo con toda la energía a los que las quieren destruir, esto sí sería sagrado y honroso en extremo. Pero aquellos que por codicia y por odio irracional, sin mediar causa justa alguna, invaden la tierra de otros que nada criminal han hecho contra ellos, esos son unos seres malvados y soberbios que desconocen lo que es la justicia y que menosprecian la indignación de la divinidad ante sus acciones 162 . Por eso cayeron sobre ellos castigos [11] rigurosos y lo que creyeron bonanza en un momento se les convirtió en una terrible desgracia, como lo que sucedió a los bárbaros que estaban con Leotaris y Butilino.
Leotaris regresa a casa
Después de llevar a cabo todas estas acciones y apropiarse [2 ] de una gran cantidad de botín, acabó la primavera y llegó el verano. Leotaris, uno de los generales, deseoso de volver a casa y disfrutar allí de su dicha, mandó mensajeros a su hermano, pidiéndole que también él regresara rápidamente y dijera adiós a la guerra y a un incierto porvenir. Pero Butilino había jurado a [2] los godos que les prestaría ayuda en su enfrentamiento con los romanos; además, éstos lo llenaban de halagos y lo vitoreaban ruidosamente como su futuro rey 163 . Le pareció, así, que había que seguir y terminar lo que se había convenido. Por ello se quedó, preparándose para la guerra.
Refriega en Pisauro
[3] Leotaris, por su parte, se marchó inmediatamente con sus tropas, en la idea de que, una vez en casa y con el botín a salvo, le mandaría el ejército a su hermano para ayudarle. Pero al final los hechos no fueron como él los había planeado y no pudo [4] socorrer a su hermano. Volvió por el mismo camino hasta el Campo Piceno 164 sin encontrar resistencia alguna. Durante su avance por la zona, acampó en los alrededores de Fano 165 e inmediatamente envió, como es costumbre, una avanzada de exploradores, unos tres mil, no sólo para estudiar el territorio que tenían delante sino también para defenderles en el caso de que apareciese [5] el enemigo. Artabanes y Uldac el huno, que habían juntado sus tropas, romanas y hunas 166 , en la ciudad de Pisauro 167 , se encontraban vigilando aquella ruta; cuando vieron avanzar a esta vanguardia por el litoral y las playas del mar Jónico, salieron de la fortaleza y se lanzaron sobre ellos en una formación muy bien organizada: mataron a muchos con la espada y los pocos que habían subido a lo alto de los abruptos acantilados murieron al ser [6] arrojados de cabeza al mar, que quedó lleno de cadáveres. Pues allí se levanta un acantilado, a modo de peñasco, inaccesible por casi todos sus lados; pero los que consiguen alcanzar la cima aún lo tienen más difícil en la bajada, porque es completamente resbaladiza y está llena de grietas, que llevan directamente a lo más profundo del mar embravecido. Así perecieron la mayoría de los [7] hombres y, cuando el resto se dio cuenta, huyeron en desbandada. Llegaron al campamento en un coro de lamentos y gemidos que llenó todo de zozobra y pánico a que en cualquier momento pudiera caerles encima el ejército romano. Ante esto, Leotaris en [8] persona dirigió la formación y todo el ejército se puso en movimiento. Tomaron sus armas para alinearse y formar una falange compacta. Una vez dispuestos de este modo, nada tenían en men...

Índice

  1. Anteportada
  2. Portada
  3. Página de derechos de autor
  4. INTRODUCCIÓN
  5. RELACIÓN DE FUENTES ANTIGUAS CITADAS, POSTERIORES AL 500
  6. BIBLIOGRAFÍA
  7. PROEMIO
  8. LIBRO I
  9. LIBRO II
  10. LIBRO III
  11. LIBRO IV
  12. LIBRO V
  13. APÉNDICES
  14. ÍNDICE GENERAL