REPASO DE LAS TRADICIONES TEOLÓGICAS DE LOS GRIEGOS1
1. El Cielo (Ouranós), hijo2, abarca en círculo la tierra, el mar y todo lo que se halla sobre la tierra y en el mar. Y por ello se le dio esta denominación, pues es límite (oûros) superior de todas las cosas y delimita (horízōn) la naturaleza. Algunos [2] afirman que se le llama cielo a partir del cuidar (ōreîn) o cuidarse (ōreúein) de las cosas que existen, esto es, de velar por ellas; de la misma raíz procede también el nombre del portero (thyrōrós) y el tener en gran estima (polyōreîn). Otros derivan su etimología de que se lo ve en lo alto (horâsthai ánō). En unión con todo lo que abarca recibe el nombre de cosmos (kósmos) porque está ordenado (diakekosmêsthai) de la manera más hermosa. Algunos de los poetas afirmaron que era hijo de Acmon3 (Ákmōnos), con lo que aludían al aspecto incansable (ákmēton) de su decurso, o bien, presuponiendo que es inmortal, proponen esto a través de la etimología, pues decimos que los muertos están exánimes (kekmēkénai).
Su esencia4 es ígnea, según resulta evidente a partir del Sol y los demás astros. De ahí que también se le llamó a la parte más externa del cosmos éter (aithḗr) porque arde (aíthesthai), si bien algunos dicen que tiene este nombre porque siempre corre (aeì theîn), esto es, por la celeridad con que se mueve. Y es que los astros (ástra) son, por así decirlo, inestables (ástata), como que nunca se detienen sino que están moviéndose siempre. Es razonable que también los dioses (theoús) reciban su denominación por la acción de correr (theúseōs); sucede que, en un principio, los antiguos suponían que eran dioses aquellos a quienes veían moverse sin interrupción, y los consideraban causantes [3] de los cambios del aire y de la preservación del universo. Y quizá podrían ser dioses (theoí) como factores (.thetêres) y creadores de lo que llega a ser5.
2. Al igual que nosotros somos regidos por un alma, así también el cosmos tiene un alma que lo mantiene unido. Se la llama Zeus (Zeús) a ésta, y vive (zôsa) de manera primigenia y continua, y para los seres vivos (zôsi) es causa del ser (zên). Por ello se dice también que Zeus reina sobre el universo, igual que también en nuestro caso se podría decir que el alma y la naturaleza reinan sobre nosotros. Lo llamamos Zeus (Día) porque por causa (diá) de él vienen a ser y se preservan todas las cosas. Entre algunos también se le llama Deus (Deús)6, quizá porque moja (deúein) la tierra o porque da a los seres vivos parte (metadidónai) en la humedad vital; [y el caso genitivo que surge de esta forma es Deós (Deós), paralelo, en cierta medida, a Dios (Diós)]. Se dice que habita en el cielo porque allí se halla la parte principal del alma del cosmos; es que también nuestras almas son fuego7.
3. Según la tradición es su esposa y hermana Hera (Hḗra), o sea el aire (aḗr). Sucede que al punto se le aferra y queda pegada a él mientras se levanta de la tierra en tanto que aquél la cubre. Y han surgido a partir de confluir (rhýseōs) en el mismo lugar, pues la esencia, al fluir (rhyeîsa) en el sentido de una mayor liviandad, produce tanto el fuego como el aire8. A partir de esta base contaron también el mito de que Rea (Rhéan) era su [4] madre y Crono (Krónon) su padre, sin duda porque éstos surgieron en plazos de tiempo (chrónou) establecidos9 o porque la división (diákrisin) en los elementos se cumplió conforme a la mezcla (sýnkrisin) y ebullición de la materia o porque —explicación la más convincente— se producen el éter y el aire cuando, por virtud del fuego, la naturaleza se ve impulsada a realizar (kraínein) y llevar a término los entes.
4. Por esta causa dijeron también los antiguos que Posidón era hijo de Crono y Rea: es que el agua también surge de la citada mutación. Posidón (Poseidôn) es el poder eficiente del elemento líquido que se encuentra en la tierra y en torno a la tierra, sea que recibe este nombre por la acción de beber (póseōs) y proporcionar bebida, sea que es la razón en función de la cual suda (idíei) la naturaleza [de los cuerpos que por naturaleza sudan (physiidíōn)], sea que ha recibido su nombre en tanto que es «agitador del suelo» (pedoseíōn), de acuerdo con la peculiaridad suya que se mostrará10.
5. Se dice también que Hades es hermano de ellos11. Éste es el aire compuesto de las partículas más densas y el más próximo [5] a la tierra. Es que surge él también junto con ellos cuando la naturaleza comienza a fluir y realizar los entes conforme a los principios inherentes a ella. Se lo llama Hades (Háidēs) o porque por sí mismo es invisible (aóratos) —de ahí que, poniendo diéresis, le llamen también Haídes (Aídēn)12— o, en sentido contrario, como si fuera el que nos complace (handánōn). pues se piensa que nuestras almas marchan a su lado en el momento de la muerte y la muerte es lo que menos nos complace. Se le llamó también Plutón porque, como todo es corruptible, no hay nada que no acabe bajo su poder y se transforme en posesión suya13.
6. Al dársele a Rea (Rhéas) una figura a partir del mencionado flujo (rhýsin)14, a partir de ese momento le atribuyeron también de manera lógica la causa de las lluvias; y, puesto que habitualmente vienen a producirse con acompañamiento de truenos y relámpagos, la presentaron también a ésta gozándose con los timbales, los címbalos, el estruendo de los cuernos y las procesiones de antorchas. Y, como las lluvias descargan desde arriba y en muchas ocasiones dan también la impresión de que proceden de los montes, [al principio la llamaron Ida (Ídēn), monte elevado y que se puede ver (ideîn) a gran distancia,]15 le dieron el sobrenombre de «montaraz» y la presentaron guiando con riendas a los animales más nobles que habitan en los montes, [6] los leones; quizá también porque las tormentas tienen cierto aspecto salvaje16. Lleva en torno a la cabeza una corona de torres17, sin duda porque en un principio se establecían las ciudades en lo alto de los montes por seguridad, o porque es soberana de la ciudad primera y ejemplar, el cosmos. Le consagran el capullo de amapola18, dando a entender que ésta fue causa del nacimiento de los seres vivos; de acuerdo con esto disponen también en torno a su pecho otras figuras diferentes, en tanto que la variedad de los entes y todas las cosas surgieron a través de ella.
Da la impresión de que ésta es también la Atargatis de los sirios, a la cual honran absteniéndose de comer paloma y pescado, con lo que indican que lo que más da idea de la fluidez de la esencia son el aire y el agua19. Recibe específicamente el nombre de Frigia porque entre los frigios es adorada de forma destacadísima. Entre éstos fue también habitual la cofradía de los galos20, que quizá venía a indicar algo semejante a lo que cuenta entre los griegos el mito acerca de la castración del Cielo21.
Es que, en primer lugar, se dice que Crono (Krónos) se tragaba [7] los hijos que le nacían de Rea, lo cual ha sido asumido así de forma muy lógica,22 puesto que, cuanto llega a ser conforme al citado principio del movimiento, vuelve a desaparecer, de acuerdo con el mismo principio, al completarse su ciclo; y el tiempo (chrónos) es algo de tales características, pues consume lo que llega a ser dentro de él. Afirman que luego Rea, cuando engendró a Zeus, le presentó a Crono en lugar del niño una piedra envuelta en pañales, y le dijo que éste era al que había dado a luz. Aquella piedra él se la tragó, dicen, y por su parte Zeus, tras criarse en secreto, llegó a reinar en el cosmos. Aquí, pues, lo de que se tragaba a los niños ha sido entend...