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Tarjeta negra
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Información del libro
Hay momentos en la vida política de los países en que todo parece acelerarse. Entre septiembre y noviembre de 2014, la política española vivió una inusual acumulación de tensiones y contradicciones. La candente situación de Cataluña se cruzó con una nueva cadena de escándalos que colmaría el vaso de la irritación social. El caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid adquirió un carácter simbólico. Esas tarjetas negras eran una suerte de señal arbitral: ¡hasta aquí hemos llegado!En poco tiempo se gestaron preocupaciones, desgastes y deseos de cambio destinados a cristalizar en un año 2015 decisivo por las convocatorias electorales y las previsiones económicas.
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Categoría
PolíticaSIS D’OCTUBRE
Ochenta años después, la fracasada rebelión catalana de 1934 —no separatista— sigue ofreciendo lecciones de interés
Hoy se cumplen 80 años de la efímera proclamación, del «Estado catalán de la República Federal Española». Un pronunciamiento que formó parte de la ofensiva general de la izquierda política y sindical española contra la deriva «derechista» de la República, tras la caída del Gobierno Samper y la formación de un nuevo ejecutivo, presidido por Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, con ministros de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).
La tentativa revolucionaria se expresó en forma de huelga general en Madrid y otras ciudades españolas, y cristalizó fuertemente en Asturias, donde la insurrección derivó en una guerra abierta entre un ejército obrero formado por treinta mil hombres contra veintisiete batallones de infantería, cinco escuadrones de caballería y nueves baterías de artillería del Ejército de la República, con el apoyo de centenares de agentes de la Guardia Civil, de la Guardia de Asalto y del Cuerpo de Carabineros. Asturias vivió un drama revolucionario. Cataluña, una tragicomedia pequeñoburguesa. El Sis d’Octubre es uno de los episodios más controvertidos de la historia política del catalanismo, cuyo aniversario adquiere, este año, una especial reverberación.
El Sis d’Octubre es presentado en no pocas ocasiones como una intentona separatista que fracasó por falta de coraje de sus principales protagonistas. En primer lugar hay que precisar que no fue una rebelión de carácter específicamente separatista, pese a que algunos de sus promotores así lo deseaban.
EL GIRO A LA DERECHA DE LA REPÚBLICA
Antes que nada, hay que intentar situar las cosas en su contexto. Primera mitad de los años treinta. Toda Europa está siendo barrida por los efectos del crac financiero de 1929 y por las graves secuelas políticas, económicas y sociales de la gigantesca carnicería de la Primera Guerra Mundial. La Revolución Rusa se ha transformado en un potente faro para todos los partidos y sindicatos obreros —un faro que no todos siguen de igual manera, pero que provoca una fascinación general—, mientras las fuerzas industriales y burguesas se sienten muy tentadas por las respuestas de carácter nacional-autoritario, que tienen como principal referencia el régimen fascista italiano y el Partido Nacional-Socialista alemán. En 1934, Adolf Hitler ya lleva un año en el poder. Benito Mussolini, con atribuciones de dictador, ya controla totalmente el Parlamento italiano. En casi todos los países existen partidos con milicias uniformadas. Se han puesto de moda las camisas de colores como distintivo político. Camisas de colores, pantalones abombados y botas militares.
En España, después de la implantación del voto femenino, la República está girando a la derecha. Las segundas elecciones legislativas republicanas se han saldado en 1933 con una victoria relativa de la CEDA —ciento quince diputados sobre un total de cuatrocientos setenta y dos escaños— que necesita el apoyo del Partido Republicano Radical (ciento cuatro diputados) y otras formaciones menores de carácter conservador. La CEDA es una heterogénea coalición de derechas regionales y católicas, encabezada por José María Gil-Robles, al que sus partidarios aclaman aquellos años con el grito de «Jefe, jefe». Gil-Robles, católico, conservador y monárquico, desbordado años después por los postulados más radicales de José Calvo Sotelo, nunca fue fascista. Ni siquiera un franquista acérrimo. En 1962 participó en el denominado «contubernio de Múnich» contra el régimen de Franco y acabó actuando como abogado defensor de los líderes de Comisiones Obreras en el denominado proceso 1001. Intentó, sin éxito, tener un relevante papel en la Transición, como líder de la Democracia Cristiana española, proyecto que no llegó a cuajar.
COMPANYS, ENTRE EL OBRERISMO Y EL CATALANISMO
Volvamos a 1934. En Cataluña se ensaya la autonomía, conquistada políticamente en 1931 y formalizada por el Estatut de 1932. El coronel Francesc Macià, primer presidente de la Generalitat moderna, ha muerto el 25 de diciembre de 1933, después de dos años en el cargo. El abogado republicano Lluís Companys ha sido elegido nuevo presidente. Es un tipo especial. Abogado de sindicalistas, periodista, republicano reformista, se ha integrado en la heterogénea Esquerra Republicana de Catalunya en 1931. Abogado de la Unió de Rabassaires, el sindicato principal del campo catalán, en lucha por un nuevo contrato de arrendamiento agrícola, es bien considerado por los sindicatos obreros, tiene buenos amigos en la CNT, en la Unió Socialista de Catalunya y en los pequeños partidos de inspiración marxista que intentan disputarle la hegemonía a los anarquistas. Podríamos decir que Companys encarna el alma más socializante de ERC, frente al ala más nacionalista, proveniente de Estat Català, el partido fundado por Macià. Companys es un gran orador. Inflamado, retórico, apasionado. Es también un hombre de arranques. Un hombre de tribuna, más que de despacho. Gusta vestir traje cruzado, con un pañuelo blanco bien visible en el bolsillo superior de la chaqueta.
El Govern de la Generalitat lo integran, en 1934, ERC, en clara posición dominante, con una representación minoritaria de los socialistas catalanistas de la Unió Socialista, más Acció Catalana Republicana, un partido catalanista de corte liberal, con influencia en la intelectualidad barcelonesa, popularmente conocido como la «Lligueta», ya que algunos de sus fundadores provenían de la Lliga. Era un gobierno sustentado socialmente por una parte del obrerismo, por la menestralía, por los nuevos oficios urbanos (oficinistas, empleados de comercio, viajantes...) y por los rabassaires.
ERC ENTRE DOS FUEGOS: LA OPOSICIÓN DE LA LLIGA Y LA VIOLENCIA DE LA FAI
Es un gobierno con dos fuertes adversarios: el mundo burgués de la Lliga, perdedor políticamente con el advenimiento de la República, y el ala más radical del obrerismo, encarnada por la FAI (Federación Anarquista Ibérica). La Lliga teme y odia la revolución. La FAI quiere la revolución cuanto antes. Y el gobierno autónomo de Cataluña, radical, catalanista, socializante y pequeñoburgués, se halla en medio. Está en medio y tiene en sus manos una potente herramienta de gobierno: el orden público. El conseller de Governació de la Generalitat ocupa el puesto del gobernador civil de Barcelona, en virtud del Estatut. De la Conselleria de Governació dependen todas las fuerzas de policía de Cataluña: la policía secreta, la Guardia de Asalto, la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra (entonces con muchos menos efectivos que en la actualidad). La Conselleria de Governació era un potente Ministerio del Interior catalán. Los diferentes cuerpos policiales eran articulados por el Comissariat d’Ordre Públic.
En octubre de 1934, el conseller de Governació es el médico Josep Dencàs, dirigente de ERC, provinente de Estat Català. Independentista y tutor de los escamots, unas milicias civiles creadas en tiempos de Macià, que a partir de 1932 efectuaron varios desfiles por Barcelona con atuendo paramilitar. Camisas de color verde. Aires fascistas. Acérrimo enemigo de los anarquistas, Dencàs sentía una evidente simpatía por el régimen de Mussolini, hasta el extremo de proponer a las autoridades italianas el siguiente plan: favorecer desde Roma una Cataluña independiente, como estado «tapón» entre Francia y España, en el marco de un nuevo orden mediterráneo bajo hegemonía italiana. (Entrevista de Dencàs con el vicecónsul italiano en Barcelona, Alessandro Majeroni, en junio de 1934.)
EL CONFLICTO AGRARIO CATALÁN LLEGA A MADRID
El Govern de la Generalitat tiene abierto en 1934 un potente litigio con los propietarios agrarios, agrupados en el Institut Agrícola Català de Sant Isidre y apoyados políticamente por la Lliga. El Parlament ha aprobado una nueva ley de contratos favorable a los rabassaires —Llei de Contractes de Conreu—, que los propietarios han recurrido ante el Tribunal de Garantías Constitucionales de la República. ¡Escándalo! La derecha catalana no duda en recurrir en Madrid una ley de la Generalitat cuando ve sus...
Índice
- Portada
- Créditos
- Dedicatoria
- Del once del nueve al nueve del once
- Código 11-9-11
- Andorra entra en la historia de España
- El nuevo eslogan: soberanismo es corrupción
- «Y si gana Esquerra, mejor»
- Una inesperada reunión en Moncloa
- La imposible coalición antisoberanista
- El pacto que lo habría cambiado todo
- Londres relanza la tercera vía
- Escuece Escocia
- El paso atrás de los Aznar
- Las dos banderas de la calle Sant Rafael
- ¿Cuándo dirá Rajoy: «Vosotros los catalanes»?
- Vitamina V para la España inquieta
- La Assemblea de Catalunya, reencarnada
- En defensa de Pasqual Maragall
- El combate de judo CDC-ERC
- La culpa es de John Smith
- Enric Miralles preside Escocia
- Escocia: Cuando dices que nos vamos, la gente va y vota
- Un no silencioso se impone en Escocia
- Una lección, una gran lección
- Devolución
- El derecho a decidir a los sesenta y cinco años
- Nessun dorma en Pekín
- Los principios de Arriola
- Soraya en Roma
- El rey y el catalán
- El cráter
- El Partido Alfa, en la almena
- La Brigada Aranzadi
- Atención a los dos tercios
- El balcón embrujado
- Qué hacer
- Avisos, advertencias y desafíos
- Iglesia y soberanismo
- Kompromat
- Sis d'Octubre
- El arte de la retirada
- Pedro Sánchez, ¿un segundo Zapatero?
- Lo de España no tiene nombre
- Junqueras y Rodríguez de la Borbolla, azar en Sevilla
- Aires de motín en el Palacio de Cristal
- Generales y municipales en mayo, una hipótesis
- Recuerdo de un Doce de Octubre
- Cataluña y el principio de realidad
- Little Italy
- La hora de Madrid
- Los neumáticos adherentes
- Papeles de Suresnes: El PSOE autodeterminado
- Informe al Comité Central
- Lío en Génova
- La jerga catalana
- Podemos y Cataluña
- Avanza el tercerismo
- El cráter Pujol; el cráter Aznar
- Mediterráneo con gas
- Carne trémula
- Todo comenzó con los irmandiños
- La quiebra moral
- En caso de urgencia, agite Cataluña
- Octubre
- Weidmann alucina
- Una inquietante sucesión de errores
- Conversación con Pablo Iglesias
- La presión que viene de abajo
- Europa nos observa
- El alfiler y el elefante
- Pedro Arriola tiene un problema
- La zona de ruptura
- Paralelas que convergen
- Los vivos y los muertos
- Protesta General Catalana
- El contragolpe
- Una derecha asustada
- Empapelando
- La querella que Maquiavelo no suscribiría
- Llueve ceniza
- El cuatrimestre negro de Rajoy
- Podemos, décimo pasajero de la nave catalana
- Momento catalán
- Los relojes blandos del año 15
- Agradecimientos