CORIOLANO – ALCIBÍADES GAYO MARCIO CORIOLANO
Familia, infancia y naturaleza
La casa de los Marcios en Roma, [1 ] perteneciente a los patricios, proporcionó muchos hombres famosos; entre ellos estaba Anco Marcio 1 , nieto de Numa por parte de madre, que sucedió como rey a Tulo Hostilio 2 . Marcios eran también Publio y Quinto, que trajeron a Roma agua más abundante y mejor 3 , y Censorino a quien el pueblo de los romanos designó dos veces censor; luego, persuadido por él, votó y dictó una ley que prohibía a cualquiera desempeñar ese cargo [2] dos veces 4 . Gayo Marcio 5 , sobre el que versa esta obra, al haber sido criado por su madre, huérfano de padre, demostró que la orfandad, aunque encierra otros males, no es obstáculo para convertirse en un hombre importante y superior a la mayoría y que, sin razón, sirve de pretexto a la gente vulgar para echarle la culpa y criticarla como responsable [3] de su corrupción por falta de cuidados. Este mismo varón sirvió de prueba a quienes creen que la naturaleza, cuando es noble y buena, si está falta de educación, produce muchas cosas malas mezcladas con las buenas, igual que, en la agricultura, [4] un buen campo cuando no se cultiva. En efecto, la solidez y fortaleza de su decisión en cualquier trance producía grandes impulsos cuyo resultado eran nobles acciones; pero, a su vez, como se movía por violentas pasiones y enconadas rivalidades, hacía su trato con las personas nada fácil e inadecuado; sin embargo, la gente admiraba su impasibilidad en el placer y el sufrimiento y ante las riquezas, a la que daban los nombres de templanza, justicia y fortaleza; en cambio, en las relaciones públicas, les molestaba, como [5] desagradable, ruda y propia de un oligarca. Y es que ningún otro fruto mayor sacan los hombres del favor de las musas que el atemperamiento por la razón y la enseñanza de la naturaleza, que se somete así a la moderación y pierde el exceso 6 . Pues bien, en general entonces Roma, de la virtud, primaba [6] lo relativo a las acciones de guerra y militares y así lo demuestra el hecho de que se refieren a la virtud con el mismo nombre que al valor y que el término común es precisamente aquél con que designaban en concreto al valor 7 .
Vocación de Marcio
Marcio, que era más apasionado [2 ] que otros en los combates de guerra, ya desde niño tenía entre manos las armas y, pensando que de nada le sirven las de fuera a quienes no tienen en forma y preparada el arma natural y congénita, ejercitó de tal modo su cuerpo para toda clase de combate, que en la carrera era ágil y en el contacto y cuerpo a cuerpo con el enemigo tenía una robustez invencible. Al menos, quienes [2] siempre contendían con él en coraje y valor, cuando eran vencidos, echaban la culpa a su fuerza física, que era infatigable y no cedía a ningún esfuerzo.
Primeras campañas
Tomó parte en su primera expedición [3 ] siendo todavía un adolescente, cuando a Tarquinio, el que había reinado en Roma, después de muchos combates y derrotas y de echar, por así decirlo, sus últimos dados, se unieron la mayoría de los latinos y muchos de los demás italiotas y juntos atacaron Roma, no tanto por complacerlo como por miedo, tratando de hundir la creciente potencia de los romanos, y por envidia. [2] En esta batalla 8 , que presentaba muchos cambios en ambos sentidos, Marcio estaba combatiendo con fuerza; entonces, ante los ojos del dictador 9 , vio caer a su lado a un soldado romano y, en vez de despreocuparse de él, se puso delante y lo defendió, matando a cualquier enemigo que pretendía [3] atacarlo. Por ello, tras la victoria, el general lo coronó entre los primeros con una corona de encina 10 .
Y es que la ley concede esta corona a quien salva a un ciudadano, ya sea quizá para honrar la encina por los arcadios, pues en un oráculo el dios los llamó ‘comedores de bellotas’ 11 , o porque enseguida y por todas partes encuentran abundancia de encinas en las expediciones, o bien porque, al estar consagrada a Zeus Polieo 12 , consideraba que la corona de encina era la más adecuada que se podía conceder por [4] salvar a un ciudadano. Es la encina el árbol silvestre de mejores frutos y el más robusto de los cultivados. De él se obtenía como comida la bellota y como bebida el hidromiel y proporcionaba como vianda la mayoría de las aves, al llevar el muérdago, que se utilizaba para la caza 13 .
En aquella batalla dicen que se aparecieron también los [5] Dioscuros 14 y que, inmediatamente después de la batalla, se les vio con sus caballos chorreando de sudor anunciar la victoria en el foro, donde ahora está, junto a la fuente, el templo levantado en su honor. Por eso aquel victorioso día, [6] que fue el de los Idus del mes de julio 15 , lo han consagrado a los Dioscuros.
En los hombres jóvenes, el lustre y los honores cuando [4 ] llegan antes de tiempo apagan las naturalezas poco ambiciosas y satisfacen enseguida su ardiente sed y los llenan de inapetencia; pero a los caracteres fuertes y sólidos los estimulan los honores y los hacen brillar, como empujados por un viento hacia la belleza que se les ofrece. Pues no como si [2] los recibieran en pago, sino como si se les dieran a cuenta, se avergüenzan de no estar a la altura de su gloria y no superarse [3] con las nuevas hazañas. Con esta sensación, Marcio se propuso a sí mismo como modelo de valor 16 , deseando siempre renovarse en las acciones, e iba ligando premios con premios y añadía despojos a despojos; y a los jefes del día siguiente siempre los tenía rivalizando en aventajar a los del día anterior en honores y muestras de reconocimiento [4] hacia él. Pese a que entonces los romanos celebraron muchos combates y guerras 17 , de ninguna regresó sin corona ni [5] premio. Para los demás la gloria era la meta de su virtud, pero para aquél la meta de la gloria era la alegría de su madre. Pues que aquélla oyera las alabanzas que se le rendían y lo viera coronado y lo abrazara llorando de placer, pensaba que [6] lo colmaba de honores y felicidad 18 . Este mismo sentimiento lo confesó también, según dicen, Epaminondas: que consideraba su mayor dicha el que su padre y su madre vieron [7] todavía en vida su expedición y victoria en Leuctra 19 . Pero aquél disfrutó de que sus dos progenitores compartieran su felicidad y su éxito, mientras que Marcio creía que a la madre le debía también la gratitud a su padre y por ello no se cansaba de dar alegrías y honrar a Volumnia 20 , sino que incluso se casó con la mujer que aquélla deseaba y le propuso y siguió compartiendo su casa con la madre cuando tuvieron hijos.
Retirada de la plebe al Monte Sagrado
Cuando ya era grande la gloria e [5 ] influencia que tenía en la ciudad por su virtud, el Senado se puso a favor de los ricos y provocó una revuelta contra el pueblo, que se consideraba víctima de muchos malos tratos por parte de los usureros. Pues a los que tenían una pequeña fortuna los despojaban de [2] su hacienda con las fianzas y las ventas y a los que eran completamente pobres, los llevaban a juicio y metían en prisión sus cuerpos llenos de cicatrices por las muchas heridas recibidas y los sufrimientos que habían pasado en las expediciones por la patria. La última fue contra los sabinos, en la que aceptaron participar, ante la promesa de moderación de los ricos y el voto del Senado apoyando las garantías que les daba el dictador Manio Valerio 21 . Pero cuando, pese a su [3] arrojo en la batalla y a la victoria sobre los enemigos no se les trató con ninguna indulgencia por los usureros, tampoco el Senado daba la impresión de recordar lo convenido, sino que le importaba poco que volvieran a ser apresados y tomados en fianza; por ello había alborotos y penosas sediciones en la ciudad; y no se ocultó a los enemigos que el pueblo andaba revuelto, sino que invadieron y prendieron fuego a los campos. Y cuando los magistrados llamaron a las armas a quienes estaban en edad militar, nadie obedeció. Entonces se volvieron a dividir las opiniones de los gobernantes: [4] unos pensaban que había que ceder a los pobres y suavizar el exceso de disciplina y legalidad; en cambio algunos se oponían y entre ellos estaba Marcio 22 , que no daba mucha importancia al asunto del dinero, sino que aconsejaba, si eran sensatos, poner fin y apagar lo que era principio y ensayo de insolencia y temeridad de la plebe al levantarse contra las leyes.
[6 ] El Senado se reunió muchas veces en poco tiempo para tratar esta cuestión, pero no tomó ninguna decisión definitiva; entre tanto, se agruparon de pronto los pobres y, animándose unos a otros, abandonaron la ciudad y se establecieron a orillas del río Anio, ocupando el monte que ahora se llama Sagrado 23 ; lo hicieron sin violencia alguna ni en actitud provocativa, sino gritando que ya hacía tiempo que habían sido expulsados de la ciudad por los ricos, que Italia les proporcionaría aire, agua y un lugar para ser enterrados donde quiera que fuese, a ellos que no tenían más que eso viviendo en Roma, salvo ser heridos y morir luchando por los ricos. El Senado tuvo miedo de esto y envió a los más [2] moderados y favorables al pueblo de sus miembros más ancianos. Habló en nombre de ellos Menenio Agripa 24 , que...