DIÁLOGOS PÍTICOS INTRODUCCIÓN
La agrupación de los tres diálogos, La E de Delfos (E ap. Delph.), Los oráculos de la Pitia (Pyth. or.) y La desaparición de los oráculos (Def. orac.) , bajo el epígrafe de «Diálogos Píticos», que ha adquirido carta de naturaleza entre los editores más o menos recientes de Moralia a partir de su edición separada por Paton en 1893, no tenemos constancia de que proceda del propio Plutarco. En el corpus medieval de las obras de Plutarco establecido por Planudes, el diálogo Pyth. or . aparece separado de los otros dos por más de un título; y, por otra parte, en el llamado Catálogo de Lamprias se nos ha transmitido algún otro título posiblemente délfico que no ha llegado hasta nosotros 1 . Que Plutarco, sin embargo, se propuso dedicar varias obras a la temática délfica se deduce de sus propias palabras en la dedicatoria de E ap. Delph ., «... al enviarte... algunos de mis diálogos píticos a modo de primicias» (384E). Por otra parte, que los tres diálogos, por su contenido, pueden haber formado perfectamente parte del proyecto de Plutarco es algo de lo que no cabe la menor duda si se comparan con otros como Ser. num. vind . o incluso con algunas de las Quaestiones convivales , que simplemente se sitúan en Delfos. De modo que la cuestión tal vez pueda reducirse a un «si no están todos los que son, sí son todos los que están».
El templo de Apolo en Delfos contenía ofrendas e inscripciones cuyo significado, al cabo de los siglos, distaba de ser obvio. El santuario délfico estaba lleno de monumentos cuyo origen, aspecto o simbología despertaban la curiosidad de los visitantes. El ritual previo a la consulta del oráculo comprendía acciones específicas y el culto délfico se repartía entre Apolo y Dioniso y contenía ritos extraños y de sentido sumamente oscuro. El oráculo de Delfos, tras un pasado esplendoroso y mítico de expresión en verso, había sustituido éste por la prosa en la mayoría de sus respuestas. La Pitia era una ciudadana salida del pueblo que sin embargo era capaz de transmitir el pensamiento del dios siempre que ella y sus consultantes cumplieran con el ritual correspondiente. En todo caso, si no el délfico, un gran número de oráculos griegos habían cesado en su actividad en época de Plutarco. ¿Cómo todas estas cuestiones, cuyas respuestas concernían, de la historia a la religión, de las ciencias naturales a la literatura, de las matemáticas, la astronomía y la música a la filosofía y a la teología, iban a dejar de interesar al erudito universal que ejerció durante buena parte de su vida como sacerdote de Apolo en Delfos?
Los tres diálogos proceden, en efecto, de la época en que Plutarco se hallaba al servicio del santuario, según se manifiesta en E ap. Delph . explícitamente y en Pyth. or . y Def. orac . se deja fácilmente adivinar. El escenario en el cual transcurre la conversación es Delfos en los tres casos; en E ap. Delph . y en Pyth. or . concretamente las escaleras del ala Sur del templo de Apolo; en Def. orac . el grupo parte de allí para unirse a otros amigos un poco más allá, en la Lesque de Cnido. En Pyth. or ., además, la Vía Sagrada del santuario con sus diversos monumentos desempeña un papel absolutamente protagonista en la composición y en parte de la temática del diálogo.
La temática de los tres diálogos, desde diferentes ángulos y con distintos desarrollos, es netamente délfica: la explicación de la ofrenda en forma de dicha letra en E ap. Delph ., la evolución formal de las respuestas oraculares en el marco del culto, el rito y el ornato monumental de Delfos en Pyth. or ., la decadencia de las sedes oraculares en relación con el fenómeno de la mántica y su manifestación concreta en Delfos en Def. orac . Los argumentos manejados, particularmente en el caso de este último diálogo, pueden llegar a alejarse considerablemente del objeto de indagación inicial; sin embargo una idea presente con mayor o menor intensidad en las tres obras es la exaltación de la institución délfica y de su dios titular Apolo, ya sea en su esencia como divinidad absoluta (E ap. Delph.) ya sea en su acción como autoridad oracular y providente (Pyth or . y, en menor medida, Def. orac.) 2 . Si el mensaje propagandístico del centro oracular es insertado por Plutarco con la suficiente delicadeza como para tener que entreverlo a través de una aparente objetividad en la exposición de los hechos, lo que en cambio el autor no se resiste a omitir es el elogio de su propia actividad y sobre todo la del patronazgo imperial en este sentido (Pyth. or . 408B-C).
Otros motivos menores abordados en común por los tres o por dos de los diálogos son: la cuestión de la identificación del Sol con Apolo, la cual, si bien en ocasiones es defendida por determinados personajes, es negada con el mismo argumento en los tres diálogos por personajes que desempeñan un papel protagonista (E ap. Delph . 393C-D) o al menos central (Pyth. or . 400D, Def. orac . 433D-E); dentro de la explicación del fenómeno mántico, el cual es un tema que reviste especial importancia no sólo en Def. orac . sino también en Pyth. or ., el argumento, común a ambos diálogos, de que el dios no se introduce en el cuerpo de los profetas para hacerse oír por su boca (Pyth or . 404B, Def. orac . 414E), sino que es su alma a la que utiliza como instrumento; en relación con este mismo tema, la negación en ambos diálogos de la máxima atribuida a Eurípides «El hombre hábil en conjeturas es el mejor adivino» (Pyth. or . 399, donde en realidad la defiende un epicúreo que es rebatido; Def. orac . 432C); la cuestión del significado de la E consagrada en Delfos, en E ap. Delph., y la alusión al mismo motivo en Def. orac . 426E en relación con el valor del número cinco, que es una de las explicaciones propuestas en E ap. Delph .
Algunos de los personajes que intervienen en los diálogos son comunes a E ap. Delph . y a cada uno de los otros dos diálogos, si bien no hay ninguno común a Pyth. or . y Def. orac. E ap. Delph . tiene dos personajes, Sarapión y Teón, en común con Pyth. or . y otros dos, Lamprias y Amonio, en común con Def. orac ., aunque todos ellos intervienen, o al menos son mencionados, en algunos otros diálogos. Se trata además, excepto en el caso del primero, de los personajes protagonistas en los respectivos diálogos, o bien el protagonista de cada uno de los tres diálogos desempeña un papel de cierta entidad en otro: el de E ap. Delph ., Amonio, en Def. orac .; el de Pyth. or ., Teón, en E ap. Delph .; el de Def. orac ., Lamprias, en E ap. Delph . En particular E ap. Delph . y Def. orac . intercambian protagonista por secundario en cada caso.
Como veremos al tratar de la datación, en la introducción a cada uno de los diálogos, no faltan razones para pensar que en el orden de su producción el diálogo Def. orac . pudo haber precedido a los otros dos. Una de ellas la constituye asimismo el hecho de que en el Catálogo de Lamprias esta pieza figura con el número 88, correspondiendo el número 116 a Pyth. or . y el 117 a E ap. Delph . Algún traductor, en concreto M. Cavalli y G. Lozza (Milán, 1983), presenta los diálogos en el orden Def. orac., E ap. Delph., Pyth. or . Esta misma es la opinión defendida por Hirzel 3 y por Flacelière 4 (aunque no seguida por éste en la práctica). En el corpus planudeo de Plutarco, sin embargo, el diálogo E ap. Delph . (núm. 68) es seguido por Def. orac . (núm. 69) y éste separado por dos títulos de Pyth. or . (núm. 72). De otra parte, la edición plutarquea de Stephanus (Ginebra, 1572, reeditada en Francfort en 1599), que ha fijado la numeración tradicional por páginas y parágrafos de las obras, presenta los diálogos, incluido Is. et Os ., en el orden adoptado por nosotros, que es el seguido por los modernos editores en general.
Transmisión textual
Con respecto al texto, con frecuencia lagunoso y corrupto, de los Diálogos Píticos, puesto que ni es asunto fácil ni aquí procede llevar a cabo una descripción del stemma mencionaremos brevemente los diversos grupos de manuscritos y su importancia para cada uno de los diálogos siguiendo las pautas de la clasificación establecida por Paton y ligeramente modificada por Sieveking y luego por Flacelière, así como por Schröder y Valgiglio en la parte que les concierne 5 . Aparte del ms. E (Par. Gr. 1672), durante largo tiempo atribuido al comienzo del s. XIV y hoy retrasado en casi cincuenta años 6 , procedente del corpus planudeo de las obras de Plutarco y que contiene la totalidad de las conservadas, los tratados E ap. Delph. y Def. orac . han sido transmitidos además conjuntamente por los mss. F (Par. Gr. 1957), de finales del s. XI , D (Par. Gr. 1956), de entre los ss. XI -XII , y el muy importante m...