El hermano Juan
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El hermano Juan

  1. 107 páginas
  2. Spanish
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El hermano Juan

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Índice
Citas

Información del libro

El hermano Juan es una obra de teatro de Miguel de Unamuno, en la que el autor retoma y hace suyo el mito del Don Juan, lanzando a su protagonista a un futuro crepuscular en el que su vida disipada le ha traído muchos sinsabores.-

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Información

Editorial
SAGA Egmont
Año
2021
ISBN
9788726598452
Categoría
Literatura

Acto Tercero

A la entrada de un convento. A un lado se ve la casa conventual y al otro la capilla.

Escena I

JUAN, de fraile, aleccionando a unos niños y niñas sentados en un banco.
JUAN: Ahora, hijitos de Dios, id con su gracia a jugar todos juntos en amor y compaña, y no riñáis, ¿eh? ¡Paz! ¡Paz! Jugad juntos, a comiditas, a casitas y también a mariditos y mujercitas, ¿por qué no? Pero no juguéis a fraileados y monjitas… (Le da un ahogo.) Eso lo haremos nosotros… Y ahora, ¡adiós, adiós, adiós! A buscaros la fiesta, el belén, santitos míos, que todo vuestro día es sábado de gloria, mejor aún que domingo de resurrección; mera esperanza, limpia de recuerdos… ¡A holgar! ¡A Dios! (Vanse los niños.) ¡Qué antiguos son los niños! ¡los antiguos dioses inmortales! ¡Adiós mi niñez, mi porvenir pasado, mi maravilla!, cuando al amparo de los ojos de mi madre crecía en el lindero florido en que se vela el sueño soñando la vela; cuando ignoraba que hay que apagarse un día —¡sin haber vivido acaso!—; cuando no había aun descubierto la senda pedregosa de la muerte… ¡Adiós niñez, maravillosa antigüedad del alma, su ley el milagro! ¿Volveré en la eternidad a encontrarte? ¿me renaceré?… ¿Qué buena nueva me trae, padre Teófilo? ¿albricias?

Escena II

JUAN y el P. TEÓFILO
P. TEÓFILO: Ahí espera, hermano Juan, una pastorcita desolada y desalada, que viene por su so corro…
JUAN: ¿Por mi ayuda, Padre Teófilo?
P. TEÓFILO: ¡Por su ayuda, sí! ¡Ha cobrado ya tal re nombre el hermano en la comarca! Nadie como él para concertar a desavenidos, urdir noviazgos y arreglar reyertas conyugales; con el tiempo hará concurrencia a nuestro bendito padre San Antonio.
JUAN: Lástima que esto va a durar muy poco, pero muy poco, porque yo, Padre Teófilo, me voy a chorros… me siento morir de veras… ¡Cada vez me estrecha más, y en una de es tas… me atasco!
P. TEÓFILO: Bendiga a Dios, que hay quien persigue a la muerte sin conseguir gustarla…
JUAN: Al despedir a esos niños a quienes para adoctrinarme se me encargó adoctrinar —¡y lo que me mortifica!—, no me atreví a decirles que es la última… que desfallezco…
P. TEÓFILO: Nada de escenas con los niños; no le des cubran a uno…
JUAN: Temí entristecerlos…
P. TEÓFILO: Se iban triscando, brincando, de regocijo…
JUAN: Su juego es serio, sustancioso… El Niño de la Bola juega a la pelota con este pícaro mundo y es… la sonrisa de Dios. Somos sus divinos juguetes… sus muñecos…
P. TEÓFILO: ¿Divinos?
JUAN: Sí, pues nada menos que todo un Dios de Am or se entretiene, digo, se re-crea en jugar con nosotros… Y a las veces nos despanzurra —¡qué retortijones de remordimiento!— a ver qué llevamos dentro…
P. TEÓFILO: ¡Podredumbre!
JUAN: O estopa… o serrín, ¿quién sabe? ¡Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen! Fuí no más que un grandísimo badulaque. No hice sino atracarme de espuma hasta reventar…
P. TEÓFILO: ¿No será nuestro deber, hermano, dejar nos ser juguetes?
JUAN: Más aún: jugar nuestro papel, hacer de títeres. Y dejarnos querer…
Me siento morir… me siento morir en esta apartada orilla
P. TEÓFILO: Después de haber vivido… ¡bien va!
JUAN: ¿Lo cree el padre? ¿Vivir en aquel matorral?
P. TEÓFILO: ¿Recuerda cuando le encontré en el par que de Loredo con una… de tantas?
JUAN: ¡Que si lo recuerdo!…
P. TEÓFILO: ¿Y que le dije que no se juega con la vida? Lo tomó a broma…
JUAN: Tomé en serio la broma…, y en pago de ello el Señor ha enderezado mis pies a camino de paz (Luc., I, 79).
P. TEÓFILO: ¡Tenía ya el hermano un cartel!…
JUAN: Comadreos de barrio… nombradla que le hacen a uno…
P. TEÓFILO: ¡Se le decía irresistible! Solteras, casadas, viudas…
JUAN: ¿Viudas? No me miente a la tarasca… Las viudas traen la sombra del difunto. «¡Un padrenuestro por el alma de tu predecesor!»… que le hacía decir aquella viuda a su segundo consorte al rezar el rosario… Y tiene razón el padre: no se debe jugar con la vida, digo, con las vidas…
P. TEÓFILO: Menos con las muertes… Y me temo que el hermano quiere jugar con la muerte, jugar a la muerte… ¿Es que se apresta para la postrer escena?
JUAN: Y diga, aquí, en secreto, entre los dos, sin que nos oigan los santos de la capilla…
P. TEÓFILO: Son de palo; sordos…
JUAN: Diga, en secreto: fuera del juego, fuera del teatro, ¿qué hay?…
¿No responde? Fuera del teatro, ¿qué hay?
P. TEÓFILO: (Señalando al techo, al que mira JUAN.) ¡La empresa y el empresario… de la Divina Comedia!
JUAN: ¡Comedia… comedia… divina comedia! El Dante ese tenía talento, ¿no?
P. TEÓFILO: Pero sólo a un chiflado le pasa por la mollera el irse de gira al Paraíso como turista y… ¡con Beatriz!
JUAN: Y el padre, ¿cómo vino de gira acá?
P. TEÓFILO: No vine, me trajeron…
JUAN: ¡Lo de todo dios! Y me parece que no ha encontrado lo que buscaba al acoquinarse en este remanso…
P. TEÓFILO: ¿Lo encuentra el hermano? ¿encuentra el descanso?
JUAN: ¿Descanso? ¡Pasión, pasión, pasión!
P. TEÓFILO: Eso es nuestro descanso: ¡pasión, pasión, pasión! De ella hemos de gozar. Y rece, her mano, busque reposo en la oración…
JUAN: ¿En la oración? El acto más dramático, más activo, de más acción, de la pasión de Cristo, el Verbo, la Palabra hecha carne, fué la oración del huerto, sin gesticulaciones… Ni encuentro el olvido… A l entrar aquí senté la cabeza de chorlito; ahora tengo que sentar en tierra, claustro materno, el corazón de palomo…
P. TEÓFILO: A lo que no se resigna el hermano es no a olvidar, sino a que le olviden ellas… el mujerío…
JUAN: ¡Ellas! ¡ellas!
P. TEÓFILO: Aunque hemos dejado el mundo, el mundo no nos ha dejado… ¡cada resabio!… cuesta tanto desasirse…
JUAN: No; nos lo hemos traído, maltrechos, con nosotros, y el demonio y la carne, encima. Olemos aún a jara. Trasegamos acá nuestros pecados…
P. TEÓFILO: No blasfeme así, hermano…
JUAN: Es que estamos solos; ¿no ve?
P. TEÓFILO: Dios nos está oyendo…
JUAN: ¡Bah! oye mejor nuestro silencio… Una en la frente para que nos libre de los malos pensamientos… Y éstos nos asaltan en el silencio de la soledad…
P. TEÓFILO: Aquí se viene, hermano, a prepararse una buena muerte…
JUAN: ¿Aquí? ¡A representarla… y es igual!
P. TEÓFILO: ¡Cosa difícil!
JUAN: ¡Más difícil representar que se la representa! Para ello sirven los ejercicios espirituales…
P. TEÓFILO: ¿Paradojas tenemos? Sin duda las aprendió en Unamuno…
JUAN: ¿Paradojas dice? Ahora el padre habla por boca de ganso. ¡Y tan de ganso! ¡y de tan ganso!
P. TEÓFILO: ¿Ha oído de aquel Padre Sotero, que murió en olor de santidad y se pasó años, allá arriba, solo, mortificándose, en una ermita, des pegado de todo?
JUAN: Sí, el que representaba, junto al alcornoque, el papel de anacoreta…
P. TEÓFILO: ¿Representar? ¿En desierto?
JUAN: San Antón reunía en el yermo su público de bichos, fieras, endriagos, pajarracos, sabandijas y alimañas de toda laya… entre ellas el cerdo. Pero dejemos en paz a San Antón y al Padre Sotero sin hurgar en sus rescoldos…
P. TEÓFILO: Pero diga el hermano, ¿es cierto que cree, como dicen, en encarnaciones anteriores? ¿en que fue ya otro en otros tiempos? ¿que tuvo otras vidas?
JUAN: Mi...

Índice

  1. El hermano Juan
  2. Copyright
  3. Other
  4. Prólogo
  5. Personajes
  6. Acto Primero
  7. Acto Segundo
  8. Acto Tercero
  9. Miguel de Unamuno
  10. Sobre El hermano Juan