Dilemas y confrontaciones del estudiante de último año frente a los contextos de práctica.

Fonseca Fonseca, Juan Carlos, Ramos Martín, Diana Ximena

• Editorial: Ediciones USTA
• Año: 2020
• ISBN:
  9789587823899
• Categoría: Pedagogía
• Categoría: Educación superior

La práctica profesional es un lugar de encuentro entre el docente, en cuanto supervisor, y el estudiante, en el rol de practicante. Para el estudiante de psicología, quien se prepara a lo largo del pregrado para afrontar de manera integral distintas realidades y necesidades de su contexto, es además un espacio de autorreconocimiento, donde confluyen tensiones y experiencias nuevas.Dilemas y confrontaciones del estudiante de último año frente a los contextos de práctica presenta distintas aproximaciones teóricas sobre los procesos autorreferenciales, el estrés y las acciones de autocuidado en este proceso de la formación del estudiante.

MÓDULO 1

Figura 1. Construcción y reconstrucción de las crisis en procesos de formación en prácticas

Fuente: Elaboración propia.

MÓDULO 1
Construcción y reconstrucción de las crisis en procesos de formación en prácticas

Desde una comprensión enmarcada en perspectivas sistémicas y narrativas, la crisis se entiende de manera relacional, por lo que no se ubica dentro del individuo, sino que se sitúa en la relación con los contextos en los que participa (que pueden incluir desde el psicólogo en formación hasta el supervisor).

La mirada sistémica enfocada en la comprensión sobre el ciclo vital plantea que las crisis corresponden con los momentos de transición entre una etapa y otra en el transcurso de la vida, agregando que las dificultades para cumplir con las tareas evolutivas de cada etapa hacen que los sistemas se vuelvan rígidos, dando paso a la aparición de síntomas que hacen parte de lo crítico de la situación (Minuchin, 1974; Hernández, 1997). Desde luego, se entiende que los miembros del sistema también están involucrados en dichas dificultades, por lo que la crisis no es únicamente de quien presenta el síntoma.

Claves para la supervisión

Las identidades no son estáticas, sino que están en constante actualización y transformación. Las personas transforman sus identidades en relación con los problemas, pero también lo hacen frente a las situaciones novedosas y posibilitadoras, siendo así identidades generativas.

Al llevar esta comprensión al desarrollo de las prácticas profesionales, puede plantearse que, a diferencia de los semestres anteriores, enfocados principalmente en procesos de tipo teórico-académico, el último año de la formación corresponde a una etapa distinta dado que se dirige a la articulación de la academia con las realidades de las poblaciones en contexto. Sumado a esto, la cercanía con el mundo laboral que suponen las prácticas invita al estudiante a dar un nuevo paso en el camino de la desvinculación (Cancrini y De la Rosa, 1996), por lo que cabe pensar que, en algunos casos, las dificultades para asumir algunas situaciones en tales prácticas puede relacionarse con la manera de asumir la propia autonomía, tanto por parte del joven estudiante como de la familia de origen.

De este modo, la crisis podría verse como una dificultad para realizar lecturas e intervenciones o incluso para asumir una postura profesional ante la población, todo lo cual se conecta con dificultades para asumir el papel que la propia vida invita a tomar.

Por su parte, la mirada narrativa propone que la identidad no es estática, sino continuamente cambiante y que en diferentes escenarios de relación emergen nuevas dimensiones del yo que no era posible visibilizar fuera de tales contextos.

Con base en lo anterior, es válido afirmar que las prácticas profesionales facilitan emergencias identitarias en los estudiantes, lo cual significa que asumir el papel de practicantes implica transformaciones en la forma en que se comprenden a sí mismos, aspecto que transforma también los modos de relación con los demás.

No es de extrañar que algunos estudiantes, en los primeros meses de práctica, expresen sentirse “desubicados” o incluso lleguen a cuestionar su “autenticidad” personal durante el ejercicio de sus tareas en los contextos. Es posible que esa emergencia de novedades identitarias implique un redescubrimiento del sí mismo, con su respectiva sorpresa por estar llevando a cabo acciones diferentes que implican un manejo distinto de las relaciones interpersonales y, por consiguiente, nuevas definiciones de sí que se experimentan como extrañas o ajenas.

Por otro lado, el trabajo realizado con las diferentes poblaciones implica, muchas veces, entrar en contacto con dilemas humanos que hacen resonancia con las historias personales de los psicólogos en formación y, por consiguiente, conllevan una carga emocional que puede resultar fuerte o perturbadora en el ejercicio de las prácticas.

En varias ocasiones, el psicólogo en formación acude con esta sobrecarga emocional al contexto de la supervisión, planteando dificultades en el ejercicio de sus tareas en la práctica, tanto por la complejidad de las situaciones humanas atendidas, como por los bloqueos en su desempeño provocados por las resonancias antes mencionadas.

Claves para la supervisión

Las crisis no siempre tienen que significarse de manera negativa, ya que muchas veces pueden funcionar como catalizadoras de procesos de cambio. De hecho, las crisis pueden dar cuenta de la necesidad de hacer ajustes en la vida.

Algunas veces, estas dificultades en el manejo del trabajo con las poblaciones no han sido abordadas más que desde una mirada profesionalizante, según la cual el cumplimiento del deber tiene que primar sobre las cuestiones personales, lo que lleva al practicante a sobreadaptarse a sus funciones, manifestando confusiones y cuestionamientos sobre su papel y su proceso formativo.

Como lo plantea McNamee (1996), las crisis, al ser construidas socialmente en las prácticas discursivas, tienen implicaciones en las construcciones identitarias, por lo que las personas, al narrarse en crisis, pueden dar cuenta de versiones empobrecidas de sí mismas, coherentes con estar inmersas en historias que se salen de lo canónico. Se trata pues, de un proceso de “saturación” de la identidad (White y Epston, 1993) que dificulta la articulación de capacidades y recursos personales para el manejo de la situación vista como crítica.

En relación con lo planteado anteriormente, puede verse cómo los psicólogos en formación, al enfrentarse a esta diversidad de crisis, pueden hacer renegociaciones de sus identidades como profesionales, haciéndolas ralas o pobres (Payne, 2002), aspecto que se manifiesta en experiencias de incapacidad frente al manejo de los dilemas humanos abordados, como si no se contara con las competencias disciplinares para cumplir con las tareas de la práctica.

Desde luego, esta comprensión no desconoce el proceso paulatino de aprendizaje y emergencia de competencias que implica la práctica misma, desde el cual se asume que no saber cómo obrar en relación con algunos dilemas humanos hace parte del proceso coevolutivo de la práctica y del contexto de la supervisión. Estas comprensiones se esquematizan en la figura 2.

Figura 2. Configuración de posibles crisis durante la práctica y papel de la supervisión en los procesos de transformación identitaria

Fuente: Elaboración propia.

El miedo: ¿motor u obstáculo en la práctica?

Muchos estudiantes, cuando llegan a noveno nivel, manifiestan sentirse atemorizados frente a las implicaciones de su nuevo papel como practicantes; a esto se suman las jornadas de inducción a las prácticas, propias de algunos proyectos docentes o de los contextos en los que se desarrollan, las cuales suelen ser percibidas como abrumadoras debido a la cantidad de información que reciben, ya sea sobre el contexto o sobre las acciones a desarrollar. Todo esto crea un panorama que confronta al estudiante con lo que considera haber aprendido en los semestres anteriores, así como con su construcción respecto a sí mismo en términos personales.

Posteriormente, enfrentarse con la realización de las tareas propias del escenario de prácticas puede implicar también temor y dudas sobre el desempeño, aspecto que suscita los cuestionamientos acerca de la identidad por la nueva dimensión que se despliega en este nuevo momento de la formación.

Por esta razón, se hace necesario recomprender el miedo como parte del proceso formativo, transmitiendo la idea en la supervisión de que es posible contar con su presencia, añadiendo además que el mismo puede verse como un recurso en el desarrollo de la práctica. Esta idea se desarrolla en el Taller 1.

Los escenarios conversacionales reflexivos como estrategias de supervisión

En estos escenarios no se pretende aludir a una única realidad, sino realizar una negociación de nuevos significados (Estupiñán, González y Serna, 2006), a modo de emergencias narrativas en contextos dialógicos. Por esta razón, constituyen espacios para la co-construcción, no solo de conocimientos, sino de versiones novedosas y generativas que reorganizan las experiencias.

Algunos estilos o momentos de las supervisiones pueden funcionar a manera de escenarios conversacionales reflexivos, en donde el docente supervisor trabaja como un orientador/facilitador de nuevas prácticas discursivas, desde una postura de co-participación, en la que, desde luego, no es neutral, dado que asume continuamente autorreferencias como forma de conexión respetuosa con los psicólogos en formación.

Según Estupiñán, González y Serna (2006), los escenarios conversacionales reflexivos se organizan con base en objetivos, preguntas orientadoras y focos. Además, se estructuran en escenas o momentos, que a su vez cuentan con niveles de observación....

Índice

• Cubierta
• Portadilla
• Página legal
• Contenido
• Presentación
• Introducción
• Contextualización
• Objetivos
• MÓDULO 1
• MÓDULO 2
• MÓDULO 3
• MÓDULO 4
• Conclusiones
• Referencias
• Sobre los autores
• Cubierta posterior