LA PSICOLOGÍA DE LOS COLORES
La ciencia ha probado y todos percibimos de forma intuitiva que los distintos colores son capaces de influirnos tanto sobre las funciones físicas como sobre las psíquicas.
Los estudios científicos sobre esta influencia se desarrollaron sobre todo a partir de finales del siglo XIX, cuando por primera vez se amplió el uso de los colores en todos los aspectos de la vida cotidiana. Antes del siglo XX, de hecho, se conocían pocos tipos de colorantes y de pigmentos, la mayoría de origen orgánico, por lo que la producción de telas u objetos de color era muy costosa y sólo se lo podían permitir las clases pudientes.
Se utilizaron cientos de miles de moluscos, por ejemplo, para elaborar el púrpura de Tiro con el que se teñía la túnica de los emperadores romanos, mientras sus súbditos tenían que conformarse con algodón, lino o lana bastos. En cambio en la actualidad, gracias al descubrimiento y a la utilización de la síntesis de los colorantes de anilina, de los derivados del alquitrán de carbón fósil y de los óxidos de los metales, sólo pocas de las cosas que se fabrican se dejan en su color original. El modelo cromático de referencia, además, ya no es el de la naturaleza, como el azul del cielo, el rojo del ocaso o el verde de los árboles, sino más bien el de los nuevos colores artificiales del neón, de la televisión o de las pantallas de los ordenadores.
Precisamente esta evidente capacidad de llamar la atención de los consumidores que tienen los colores ha llevado a los productores y a los profesionales del marketing a crear una nueva rama científica: la psicología de los colores. Actualmente, el productor de azúcar sabe que no tiene que vender su producto encerrado en un envoltorio verde; igual que todo el mundo sabe que un buen producto de belleza se arriesga a no venderse si se utiliza un envoltorio marrón. Los colores, de hecho, ejercen tal influencia sobre nosotros a nivel inconsciente que condicionan nuestras compras.
Existen compañías aéreas que, además de invertir en seguridad y eficacia, recurren a consultores para la elección de los colores de la decoración de los aparatos, conscientes de que existen algunos, como el rojo, que provocan tensión y excitación en el hombre, mientras que otros tienen un efecto relajante. Por el contrario, aperitivos y bebidas de sabor amargo y de efecto estimulante son normalmente rojas, para subrayar su carácter decidido y marcado. El verde musgo evoca sensaciones de suavidad, protección y calor, y está particularmente adaptado para telas suaves y cálidas o para la decoración de ambientes íntimos y recogidos.
La influencia del color en nuestra vida es por lo tanto más fuerte y profunda de lo que imaginamos. Los colores son capaces de influir en nuestra emotividad, nuestra percepción del ambiente, el gusto, el tacto, la temperatura corporal y, como han puesto en evidencia algunos experimentos, incluso en los movimientos. En una prueba repetida sobre una gran número de personas, se hicieron tocar algunas superficies de distinto color; de forma sorprendente, se descubrió que el amarillo provocaba en los que lo tocaban movimientos amplios, circulares, de amplitud, mientras que el azul tendía a producir movimientos más cerrados, de recogimiento.
Además, de tales experimentos se ha obtenido un corolario de considerable importancia, y es que la emoción suscitada por cada color es «objetiva y universal», válida para todas las personas y en todas las culturas, mientras que es subjetiva la actitud que una persona o cultura asumen frente a determinadas situaciones de la vida. El ejemplo más evidente se refiere a los colores relacionados con el luto: negro en el mundo occidental y blanco en oriente. En este caso, lo que varía no es la emoción, el significado relacionado con el color, sino la actitud frente al acontecimiento. El negro refleja la posición que nuestra civilización tiene ante la muerte, vista como fin de todas las actividades, como pérdida. En cambio, en otros contextos la muerte se vive como liberación de los padecimientos terrenales, y se simboliza con el color blanco. Por lo tanto, las emociones y los significados atribuidos al negro y al blanco permanecen invariables: es la actitud hacia la muerte la que cambia de cultura a cultura.
De la misma forma, el rojo es excitante y el azul tranquilizante tanto para quien ama estos colores como para quien los detesta. La situación personal del sujeto modifica las preferencias cromáticas, no el significado del color.
Por lo tanto, cada color es una señal emotiva comprendida de modo inconsciente y constituye un lenguaje que tiene un significado universal y un valor unívoco. Preferencias y rechazos por los colores proporcionan de esta forma informaciones relativas a lo experimentado por una persona en un determinado momento, a la naturaleza de las frustraciones sufridas, a las estrategias adoptadas para enfrentarse a ellas, etcétera.
La interpretación del mandala basado sobre los colores es por lo tanto un precioso instrumento de conocimiento de los demás pero sobre todo de autoconsciencia.
Contraposición del negro con otros colores
El negro es el color más ambiguo y fascinante porque evoca la oscuridad, el misterio, lo irreconocible, la muerte pero también el vacío del universo, el punto de origen, el útero materno, el caos de la creación. Está en contraposición directa con el blanco, entendido como vida y luz, con el que produce el mayor contraste cromático[13].
Incluso en culturas muy distintas entre sí el negro representa el estado inicial antes de la creación, la génesis de todas las cosas. En este hecho se encuentra, por lo tanto, la relación con la divinidad entendida como misteriosa fuente de energía pero también como figura inquietante, huidiza.
Por esta incognoscibilidad, el sentido transcendente puede pasar fácilmente de fuerza divina a presencia demoniaca. Muchas historias, sobre todo del pasado, animan los lugares oscuros y lóbregos con fuerzas malignas, presencias espirituales y ultraterrenas. Por lo tanto, en este sentido el negro puede representar las fuerzas oscuras dentro y fuera de nosotros.
Además, la ausencia de luz en el color sugiere el final de los sentimientos, acciones, emociones y la muerte como conclusión de cada cosa. En esta visión el negro se asocia a lo invisible, a lo desconocido, a nuestro inconsciente. El negro representa también la pérdida de consciencia, el desvanecimiento, el rechazo del Yo como lugar de consciencia, sobre todo durante un acontecimiento traumático, como el dolor causado por la pérdida de una persona querida. Por lo tanto, en nuestra cultura, eso indica depresión. Expresiones como por ejemplo «verlo todo negro» ponen en evidencia estos estados mentales.
El negro representa también la antítesis de todo lo que es práctica habitual, modelo de referencia de la vida actual. Por esta razón se expresa con el negro las ganas de huir de las convenciones sociales, como en la cultura punk o dark, cuyos miembros visten de negro; o como representación directa de una forma radicalmente distinta de entender la realidad: es suficiente notar cómo el negro se adopta a menudo en las manifestaciones arrogantes de poder. Muchas dictaduras escogen el negro como color de representación y también las bandas juveniles que quieren imponer con violencia las propias leyes visten de oscuro. Pero la ambigüedad de este color no se detiene aquí. También se asocia a experiencias y emociones completamente diversas. Se trata del color de la muerte, pero también de la solemnidad, la elegancia y la seducción. En la interpretación del color negro es también importante tener en cuenta la edad de la persona que ha realizado el mandala. En algunos momentos de nuestra vida, sobre todo en edad avanzada, los pensamientos entran necesariamente en contacto con las sombras de nuestra existencia, con la imagen de nuestra muerte o la de los seres queridos. En esta fase el significado del color negro lo impregna todo.
Lo importante es que no domine, que no tome la delantera sobre todos los demás transformándose en fuerza envolvente, destructora de cualquier forma de emoción.
Un mandala en el que el negro domine, contamine o rodee a cualquier otro color indica un estado emotivo negativo que tiende a tomar la delantera, anulando las demás emociones.
Pertenecen normalmente a personas que quieren renunciar a todo como forma de protesta por la situación existente; casi siempre se rebelan contra el destino, contra el mundo entero. El mayor peligro para ellos está representado por la impulsividad, que los lleva a actuar de forma precipitada y a seguir su revolución.
Pero no siempre el negro está relacionado con estados depresivos o destructivos. El color negro evoca también el misterio del útero del que nace la vida, la tierra fértil y profunda, la ilimitada creatividad del inconsciente o el reclamo de lo desconocido. Por lo...