Breve historia de la Corona de Castilla
eBook - ePub

Breve historia de la Corona de Castilla

  1. 304 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Breve historia de la Corona de Castilla

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Descubra la primera civilización que surgió en la Tierra: los primeros ingenieros de caminos, de minas y agrícolas, los primeros arquitectos, matemáticos, médicos, farmacéuticos y astrónomos… La increíble historia de un pueblo pionero en conocimientos, pero que realizaba sacrificios humanos

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Breve historia de la Corona de Castilla de Ignacio José Ortega Cervigón en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de History y European History. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2019
ISBN
9788499676616
Categoría
History

1

Mitos, leyendas, historia

VISIGODOS ANTES QUE CASTELLANOS

En el territorio que conocemos como Castilla se asentaron previamente hispanorromanos, visigodos y musulmanes. Aunque las raíces castellanas se hunden en un contexto de relaciones feudales dentro de un marco cronológico medieval, vamos a esbozar unas pinceladas sobre la situación política previa durante el dominio visigodo. De esta forma, comprenderemos el afán de los primeros reyes cristianos que combatieron a los musulmanes por entroncar, aunque fuera de forma simbólica, con la monarquía visigoda. El reino visigodo tuvo una vigencia de apenas doscientos años, lo que supone un laboratorio histórico ideal para abanderar la lenta transición de la época antigua a la medieval, una civilización gozne con reminiscencias político-institucionales de la antigüedad pero que tiene el germen de características plenamente medievales.
La paulatina desintegración del Imperio romano, debida a la presencia cada vez más frecuente de pueblos germánicos dentro de sus fronteras y a las disensiones políticas internas, provocó la irrupción y el asentamiento de suevos, vándalos y alanos en la península Ibérica hacia el siglo V. Estos pueblos germánicos habían migrado desde el centro del continente europeo hasta los territorios del Imperio romano y se organizaban alrededor de estirpes familiares. Después, los visigodos procedentes de la Galia se asentaron en las provincias de Hispania desde finales del siglo V en calidad de pueblo federado –habían firmado un foedus o pacto militar con los dirigentes romanos– para combatir a los suevos, instalados en la zona noroeste, a los vándalos y a los alanos.
El reino visigodo del siglo VI alcanzó gran esplendor entre las monarquías germánicas, cuyo principio de sucesión electiva propiciaba la elección del candidato más idóneo o más valeroso. Los visigodos habían abrazado el cristianismo en la versión del arrianismo, una herejía cristiana que incidía en la imposibilidad de concebir la naturaleza divina en tres personas. Territorialmente, la fragmentación de la Hispania visigoda fue muy acusada: suevos al noroeste, bizantinos al sur –en un intento vano del emperador Justiniano I de renovar el esplendor del Imperio romano–, vascones y cántabros al norte y poderes autónomos de origen tardorromano, hostiles a los visigodos.
Las bases de la realeza visigoda tienen su punto de partida con Eurico, que rompió con la ficción imperial romana al ser destronado el último emperador de Occidente. La consolidación se alcanzó con Leovigildo, realzando su dignidad al tomar atributos romanos y sustituir el pavés germánico por el trono y la unción real, que sólo desde el siglo VIII se dio en la monarquía franca. El monarca visigodo gozaba de amplios poderes como jefe militar, legislador, juez supremo y jefe del aparato administrativo, si bien en la práctica faltaba un sistema sucesorio estable, aunque los dos sucesores de Leovigildo lo mantuvieron hereditario. San Isidoro de Sevilla, que vivió en el siglo VI, estableció la diferenciación entre el rey y el tirano; si obraba inicuamente, perdía su condición de monarca: «Rex eris si recte facies, si non facies non eris». Es decir, «serás rey si actúas rectamente, si no obras así, no lo serás».
Recaredo, con su conversión al catolicismo durante el III Concilio de Toledo en el 589, que tuvo un arraigo superficial en una sociedad hispanovisigoda con atisbos aún de paganismo, se apoyó en la decisiva influencia de la Iglesia al aplacar la constante inestabilidad política del siglo VII. Recesvinto fue el monarca que recogió en el Liber Iudiciorum las leyes de plena vigencia en el reino visigodo. La crisis final del período visigodo se encuadra en el contexto del ascenso de clanes familiares y los conflictos sucesorios, en unos parámetros que algunos autores han destacado como protofeudales, por la consolidación de la alta nobleza y las luchas endémicas por acceder al poder real, con alternancia de períodos de represión y de amnistía, en los que se realizaba la devolución de las propiedades y bienes confiscados.
Mientras, a comienzos del siglo VII, el profeta Mahoma predicaba en la desértica península arábiga la aparición de una nueva fe, el islam, que se expandió rápida y poderosamente hacia Oriente, hasta el río Indo, y por todo el norte de África. Unos miles de musulmanes árabes y bereberes –tribus norteafricanas– cruzaron el estrecho de Gibraltar para intervenir en una última sublevación frente al rey Rodrigo, auspiciada por la nobleza que, favorecida por el anterior rey Witiza, aupaban al poder al hijo de este, Akhila, lo que acabó con los cimientos del reino visigodo. La masa rural de campesinos asistió indiferente a este cambio, sometidos a la aristocracia, pagadores de crecientes impuestos, inactivos políticamente, sin instrucción ni firmes convicciones religiosas, y aceptó el dominio musulmán, que ofrecía mejoras sociales y económicas a aquellos que se convirtieron a la fe de Alá.
1.1.Codice_albeldense.tif
Ilustración del Códice Albeldense o Codex Conciliorum Albeldensis seu Vigilanus, fol. 428, ms. del 881 del monasterio riojano de San Martín de Albelda, en el que aparecen algunos reyes –como Chindasvinto, Recesvinto o Égica– y personajes de época visigoda, brillante en la organización territorial, la labor legislativa y el desarrollo cultural. Esta crónica recoge pasajes de la Hispania romana, de la monarquía visigoda y de los primeros reyes asturianos.
La entrega de tierras por donación a cambio de un servicio militar de clientela, según algún sector historiográfico, describe el carácter protofeudal de la monarquía visigoda, que cede facetas de su poder, en especial, las de carácter judicial. La producción de la gran propiedad era la división en pars dominicata (reserva con trabajos de siervos) y pars indominicata (mansos con renta), una tendencia a aparcelar la tierra que se aprecia en siglos posteriores en la Europa feudal. La institución del patrocinium, de época tardorromana, era la base del poder socioeconómico y político de la aristocracia fundiaria laica y eclesiástica. Antiguos campesinos libres se convertían en dependientes en el seno de la gran propiedad agraria de tipo señorial. Los dirigentes visigodos promovieron las clientelas armadas de soldados privados, los bucelarios, a quienes mantenían y armaban, a cambio de sus servicios de policía y defensa. Los bucelarios tenían movilidad social y podían ennoblecerse, además de desempeñar un papel esencial en las fortunas o desgracias de sus patronos. En la segunda mitad del siglo VII se había formado una auténtica jerarquía vasallática que abarca todo el grupo dirigente: el monarca modelado a imitación tardorromana y con influjo eclesiástico por la unción real; los potentes, altos funcionarios de la administración como los duces y los comtes; los gardingos, altos dignatarios palatinos y los grandes propietarios fundiarios. Entre los grupos inferiores, se distinguía jurídicamente a los hombres libres de los de condición servil o libertos. Además, se fue conformando una base homogénea de campesinos dependientes; estos vendían sus propias tierras debido a sus rendimientos escasos, la presión de los poderosos y la elevada fiscalidad estatal.

LA ESCARAMUZA DE COVADONGA

La llegada de los musulmanes a la península ibérica supuso la prolongación europea de la civilización islámica. La derrota del rey Rodrigo el año 711 frente a las tropas de Tariq en el río Guadalete marca el inicio de la Edad Media hispánica, aunque a veces es complejo discernir si el período visigodo es epílogo de la Antigüedad o prólogo del Medievo. En cualquier caso, las cenizas del reino visigodo quedaron recluidas en las montañas septentrionales de la península ante el empuje militar de los conquistadores musulmanes resuelto sin apenas resistencia con inusitada rapidez y sencillez.
La historia de Castilla parece nacer de una gruta, mistérica, en las montañas de Asturias, donde estaban arrinconados los últimos visigodos al mando del caudillo Pelayo. La batalla de Covadonga en el año 722 en la que se enfrentaron el ejército de don Pelayo y las tropas de al-Ándalus –entre las que se encontraba el obispo toledano Oppas–, que fueron derrotadas supone el nacimiento de un mito poliédrico: de una parte, la universal compartimentación maniquea del nosotros, los legítimos herederos del reino visigodo cristiano, frente a los otros, los infieles que con una civilización exótica y lejana se han asentado en el solar, simple escaramuza según rezan las fuentes más fiables como la Crónica de Alfonso III, un episodio miraculoso pues habla de la intercesión de la Virgen, la cueva de la donna, de la señora, que hizo huir a los caldeos montaña abajo.
Las consecuencias de tal suceso, partiendo de esta interpretación providencialista, fueron ni más ni menos que el umbral de un proceso etiquetado por la historiografía nacionalista como Reconquista, un período de lucha intermitente entre cristianos y musulmanes por el dominio del territorio de la península ibérica.

DOS VISIONES HISTORIOGRÁFICAS SOBRE COVADONGA

Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Auseva y el ejército de Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva […]. Alqama mandó comenzar el combate y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llega...

Índice

  1. Portada
  2. Créditos
  3. Introducción
  4. 1. Mitos, leyendas, historia
  5. 2. Castilla en los siglos XI y XII
  6. 3. La conquista de la Meseta sur
  7. 4. Tiempos de crisis
  8. 5. Potencia ibérica en el umbral de la modernidad
  9. 6. Auge de la Monarquía Hispánica
  10. 7. …y caída de la Monarquía Hispánica
  11. 8. La cultura en la Corona de Castilla
  12. Genealogía de los monarcas en Castilla
  13. Glosario
  14. Bibliografía
  15. Índice
  16. Contraportada