1. LAS PROYECCIONES DE LA POBLACIÓN HASTA LA MITAD DEL SIGLO XXI
Manuel Ordorica[1]
El arte de la predicción es extraordinariamente difícil, sobre todo cuando se trata de predecir el futuro.
Proverbio chino
El presente es el pasado que va naciendo. El pasado es lo que existe, lo histórico. El futuro es una posibilidad, aunque rigurosamente posible. Apoyándonos en el pasado, estamos en condiciones de atisbar el porvenir. Sí, lo podemos prever: vislumbrarlo antes que volteándose sobre la ola presente, se haga a su vez pasado. Pero ahora, ¿qué es?, ¿una hipótesis, una fantasía?
RAÚL PRIETO, Los 80: el futuro nos visita, Conacyt, 1981
INTRODUCCIÓN
Según los astrofísicos, en unos 5 000 millones de años el Sol morirá y el planeta Tierra perecerá con él. Aproximadamente en el mismo tiempo, la galaxia de Andrómeda, que ya se acerca a nosotros, colisionará con la Vía Láctea, por lo que en el muy largo plazo parecería que se encuentra escrito el futuro de la Tierra y la vida en ella (Lippincott, 2000). Los demógrafos no podemos aproximarnos a un futuro tan lejano como lo pueden hacer los astrofísicos.
No obstante este cierto destino, desde que por primera vez los seres humanos aparecieron sobre la faz de la Tierra han tratado de atisbar lo que el futuro les tiene reservado, ya sea mediante la ciencia o mediante el uso de la magia. Al menos lo intuyen para así adelantarse a los acontecimientos, sobre todo si son de corto o mediano plazo. La tarea no es nada fácil, aunque hay quienes se han ganado la vida, por cierto muy bien, adivinando el futuro.
Algunos de los grandes visionarios han tenido poca puntería en sus pronósticos. Por ejemplo, Bill Gates, fundador de Microsoft, en 1981 mencionó que 640 kb debía ser suficiente para cualquiera; Lord Kelvin, presidente de la Royal Society, afirmaba en 1895 que maquinas más pesadas que el aire no podrían volar, y Thomas Watson, presidente de IBM, señaló en 1943 que en su opinión habría un mercado mundial para unas cinco computadoras. Asimismo, en 1927, H.M. Warner, quien fundó Warner Brothers, se preguntaba: ¿para qué diablos se quiere escuchar que los actores hablen? (Smith et al., 2001). Como podemos apreciar con estos ejemplos, el deseo de ver el futuro es insaciable aunque a veces poco exitoso.
Para practicar este arte en la Edad Media los adivinos se valían de la astrología y sus principales herramientas de proyección consistían en bolas de cristal y mapas zodiacales. Quienes nos dedicamos hoy a realizar pronósticos nos valemos de una ciencia llamada “futurología”, disponemos de poderosas computadoras, de inmensas series de datos y de complejas fórmulas matemáticas que permiten la predicción de tendencias.
La demografía no escapa al interés de aproximarse al conocimiento del porvenir en algo que preocupa mucho a los individuos: la vida, la muerte y su movilidad. En la elaboración de pronósticos en este campo se tiene una ventaja: debido a que las poblaciones tienen su propia inercia, como resultado de su estructura por edades, es muy probable que las perspectivas demográficas a unos cuantos lustros se hagan realidad. Por eso la demografía traza proyecciones para 50 o 100 años. La idea es prever para actuar. ¿Hay que actuar para cambiar la dinámica demográfica en curso o para adaptarnos a sus consecuencias inevitables?
La población tiene oculto el impulso de su crecimiento en la estructura por edades. Con una población como la de México, el número de padres y madres potenciales va en aumento porque esas generaciones ya han nacido. La inercia o momentum demográfico dará lugar a importantes incrementos de población durante los próximos 25 a 50 años. Un descenso de la tasa de fecundidad no produce una desaceleración inmediata del crecimiento demográfico. Aunque la fecundidad se estabilice[2] en el nivel de reemplazo —uno o dos hijos por pareja que reemplazarían la generación de los padres—, la población continuaría aumentando durante algún tiempo. Este fenómeno es más prolongado cuanto más joven es la estructura de edad de la población. Cuando la proporción de mujeres en edad de procrear es elevada, el número de nacimientos puede permanecer constante o incluso aumentar mientras desciende la tasa de fecundidad.
Aunque sabemos que no se debe utilizar un concepto de las ciencias físicas en las ciencias sociales, a veces permite aclarar conceptos teóricos. Por ejemplo, supóngase un barco de 100 000 toneladas que viaja a 20 nudos por hora, ¿qué ocurre si lo queremos detener? A partir del momento en que paramos las máquinas comienza a perder velocidad, pero por la ley de la inercia sigue avanzando. Con el crecimiento demográfico se presenta un fenómeno similar. Aunque detengamos dicho crecimiento, la población sigue incrementándose. Sólo después de muchos años la población podrá estabilizarse. También significa que si quisiéramos aumentar la tasa de crecimiento de la población no lo podríamos hacer, puesto que resulta muy difícil revertir procesos sociales de este tipo.
Otro ejemplo que puede aclarar este concepto es la dinámica de la población europea, la cual ha envejecido hasta tal punto que comenzará a disminuir aunque la natalidad aumente. Esto se debe a que las mujeres están retrasando cada vez más el momento de empezar a tener a sus hijos. En Europa las generaciones ancianas son más numerosas que las jóvenes, por lo que las generaciones posteriores tienen menos madres potenciales, de modo que aunque las mujeres tuvieran más hijos no se podría compensar la tendencia descendente, además de que el número de hijos por mujer es menor a dos. El otro hecho que está contribuyendo a este proceso es que la edad a la que se tiene el primer hijo ha ido aumentando con el tiempo, lo que reduce el número de niños que nacen anualmente.
Este fenómeno permite aproximarnos al porvenir, ya que si la demografía no tuviera la capacidad para predecir el futuro, no tendría razón de ser. Las explicaciones que solamente quedan en el pasado, sin la menor posibilidad de pasar la línea del presente, quedan irremediablemente amputadas y representan un mero ejercicio analítico de descripción de hechos.
LA POBLACIÓN DEL MUNDO Y SUS PERSPECTIVAS
En algún momento de los años 2011 o 2012 el mundo llegará a tener 7 000 millones de personas. Podríamos decir que esto ya no es un pronóstico, sino más bien un hecho. Los primeros 1 000 millones de habitantes se alcanzaron en el planeta Tierra en 1850; los siguientes 1 000 millones llegaron menos de un siglo más tarde, en 1930, y los 3 000 millones se registraron en 1960. El ritmo de crecimiento demográfico se mantuvo acelerado y los siguientes 1 000 millones se alcanzaron en 1974. En 1987 el yugoslavo Gaspar Matej fue el habitante 5 000 millones. Ya sobrepasa los 20 años. ¿Qué será de él? Doce años más tarde, en 1999, la población mundial llegó a 6 000 millones. Podemos decir que el siglo XX fue la centuria del acelerado aumento demográfico y marcará la dinámica de la población del siglo XXI. Realizando una extrapolación de la hipótesis media de las proyecciones de Naciones Unidas publicadas en 2005, en poco más de 50 años tendremos que construir otro mundo similar al de 1987; en ese entonces la población del mundo sería de 10 000 millones de habitantes. Todo lo que se ha construido y hecho a lo largo de la historia de la humanidad tendrá que volver a realizarse en unas pocas décadas.
Como resultado del descenso en los niveles de fecundidad y del alargamiento de la esperanza de vida en gran parte del mundo, un hecho que habrá de observarse a lo largo del siglo XXI es el rápido incremento de la población en edades avanzadas. El siglo XX puede llamarse el siglo del crecimiento demográfico, mientras que el XXI podría calificarse como el siglo del envejecimiento de la población. Éste, sin duda alguna, será uno de lo principales retos sociales a los que habrán de enfrentarse los seres humanos.
UTILIDAD DE LAS PROYECCIONES
Las proyecciones de población representan un instrumento fundamental para todas las acciones y programas de la administración pública, en la medida que permiten anticiparnos a las demandas sociales. Constituyen el sustento de la política de población, ya que posibilitan evaluar las diferentes trayectorias que se derivarían de afectarse o mantenerse las tendencias actuales de las variables que inciden en el monto, estructura y dinámica demográfica. Hace medio siglo, los pronósticos demográficos se hacían como un mero ejercicio técnico, hoy han pasado a ser una herramienta fundamental en la planeación social y económica del país.
¿Cuándo empezaron a realizarse proyecciones de población en el mundo y de qué tipo eran?
Las primeras proyecciones fueron las de la población total, pues no se co...