Poder y política en el mundo contemporáneo
eBook - ePub

Poder y política en el mundo contemporáneo

  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Poder y política en el mundo contemporáneo

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

El presente estudio, compañero de Poder y política en los estudios internacionales tiene como temas centrales las relaciones entre Estados Unidos e Iberoamérica en el sistema política mexicano; los diversos modelos que sirven de sustento a la política de ayuda internacional; los debates teóricos sobre la integración europea; el estado actual de los estudios de administración pública; las trayectorias de México y China en términos de su desarrollo económico; y los cambios recientes en la vida electoral de los países centroamericanos. Dos ejes orientan el libro: uno es la dimensión múltiple del poder, al que se entiende no únicamente como la capacidad de dominio que somete ciertos estados a la voluntad de otro, sino como ejercicio de potencia, capacidad para determinar la agenda, orientar, educar, moldear las preferencias de los actores. El segundo es la interacción entre los estados y el sistema internacional.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Poder y política en el mundo contemporáneo de Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz, Gustavo Vega Cánovas en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Política y relaciones internacionales y Relaciones internacionales. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA, 1960-2010: DE LA PRETENSIÓN HEGEMÓNICA A LAS RELACIONES DIVERSAS Y COMPLEJAS
Abraham F. Lowenthal[1]
EN LOS ÚLTIMOS CINCUENTA AÑOS, cambios de gran trascendencia en América Latina y el Caribe, así como transformaciones igualmente destacadas en el interior de Estados Unidos y a todo lo largo de la arena internacional, han mudado de manera significativa las relaciones interamericanas.[2] Durante los años ochenta (conocidos como “la década perdida”), el declive económico de la región, junto con las reorientaciones más importantes de las políticas públicas, redujeron algunos aspectos de esa redefinición, mientras que aceleraron otros. Algo similar ocurrió tras el colapso de la Unión Soviética a principios de los años noventa, hecho que dejó a Estados Unidos como la única superpotencia en el mundo. Algunas de las tendencias subyacentes que ya habían comenzado a remodelar las relaciones entre Estados Unidos y América Latina durante la década de los setenta se intensificaron nuevamente a partir de mediados de los noventa, reforzadas por nuevas tendencias, entre las que vale la pena mencionar importantes desarrollos en la estructura y funcionamiento de la economía mundial al igual que el ascenso de China.
El presente ensayo discute cómo la preeminencia de Estados Unidos en Latinoamérica ha sido reemplazada al paso del tiempo por patrones variados y complejos de interdependencia, cooperación y conflicto. En un primer momento destaca el extraordinario grado de dominio ejercido por los estadounidenses en casi todo el subcontinente durante la década de los cincuenta y los sesenta, para después discutir cómo y por qué comenzó a desvanecerse esa superioridad durante la década de los setenta. En seguida, se revisan las sucesivas respuestas, en ocasiones contradictorias, que ofrecieron los gobiernos en turno (desde el de John F. Kennedy hasta el de Barack Obama) al declive gradual de la influencia estadounidense en el mundo. El texto subraya tanto las continuidades más importantes como los cambios más significativos en las relaciones entre la superpotencia y el subcontinente a lo largo de medio siglo. En la última parte se desagregan los patrones cada vez más divergentes de las relaciones de Estados Unidos con varios países y subregiones, además de especular brevemente sobre su posible evolución futura. Si bien el análisis adopta una perspectiva estadounidense, también toma en cuenta los cambiantes intereses y percepciones de los países latinoamericanos.[3] Aunque el estudio se concentra en las relaciones intergubernamentales, reconoce el creciente papel de los actores no gubernamentales.
ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA EN LOS AÑOS CINCUENTA Y SESENTA: DOMINIO EXTRAORDINARIO
En 1950, la presencia internacional de Estados Unidos estaba en su punto más alto. Apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, antes de la recuperación de Europa y Japón, Estados Unidos representaba por sí mismo más de un tercio tanto de la producción económica mundial como de las exportaciones internacionales; casi la mitad de la producción industrial y más de un tercio del gasto también del gasto total en defensa. Asimismo, el país aún poseía el monopolio, al menos virtual, de las armas nucleares, además de estar en el centro de un conjunto de alianzas militares vinculantes.[4] Bajo el liderazgo norteamericano se establecieron e institucionalizaron el comercio global y los regímenes monetarios; el dólar había reemplazado al oro como la unidad de reserva internacional más importante. La recién creada Organización de las Naciones Unidas ubicó sus oficinas centrales en Nueva York, mientras que el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo –el Banco Mundial–, al igual que el Fondo Monetario Internacional, hicieron lo propio en Washington, como reconocimiento inequívoco de la preeminencia estadounidense.
Para finales de la década de 1950, algunos de los aspectos más sobresalientes de ese dominio comenzaron a difuminarse, si bien Estados Unidos siguió siendo, por mucho, el Estado más poderoso del mundo en casi todas las categorías. La fuerza de su posición era más evidente en América Latina: Washington extendió a todo lo largo de la región la sobresaliente presencia que tenía en los países de su frontera inmediata –México y las naciones centroamericanas y caribeñas.
Desde el punto de vista económico, prácticamente todo el subcontinente se movía en la órbita estadounidense. La porción de las exportaciones latinoamericanas que se enviaba a Estados Unidos alcanzó un máximo de 45% en 1958, tras crecer de manera sostenida desde un nivel de 12% en 1910. Por su parte, la cuota de importaciones provenientes del país del norte hacia los mercados del subcontinente llegó a 50% en 1950; diez años después aún era de 40%. En el sentido inverso, los bienes y servicios de países latinoamericanos representaron 37% de las importaciones totales de Estados Unidos en 1957, un incremento de 50% respecto del periodo anterior a la segunda conflagración mundial. En veinte años a partir de 1945, la inversión privada estadounidense se quintuplicó en la región; ya para 1950 sumaba más de un tercio de toda la inversión privada directa estadounidense en el mundo. Las compañías de aquel país, desplazando a los competidores europeos, buscaban oportunidades en los sectores de manufactura y servicios para completar sus grandes inversiones en agricultura, extracción de recursos naturales y provisión de servicios públicos.[5]
La influencia política de la superpotencia también se extendió. Se creó un “sistema interamericano” que institucionalizaba de facto la supremacía estadounidense. En 1948 se fundó la Organización de Estados Americanos (OEA) a partir de la experiencia previa de la Unión Panamericana; la nueva y fortalecida institución estableció sus oficinas centrales en Washington, medida que reconocía y facilitaba el liderazgo estadounidense. El Tratado de Río de 1947 (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) formalizó una estrecha cooperación en materia de seguridad entre los países de América Latina. Una gran cantidad de mecanismos varios –programas escolares y de capacitación, consejos de defensa, ejercicios conjuntos, transferencias de armamento y similares– aseguraron una profunda influencia de Estados Unidos en asuntos de seguridad.[6] Mediante la labor realizada en varios programas gubernamentales de asistencia económica y técnica a las actividades de las empresas, los sindicatos, las organizaciones religiosas y las instituciones, Estados Unidos moldeó el desarrollo educativo, agrícola e industrial de América Latina, al igual que la política económica de muchos países.[7]
En los años posteriores a 1945, buena parte de los Estados latinoamericanos y caribeños siguieron el ejemplo de Estados Unidos en sus relaciones con el resto del mundo. Washington obtuvo el apoyo decisivo de la región en el establecimiento y organización de la ONU, en tiempos en los que las naciones del subcontinente comprendían cerca de dos quintas partes de los miembros (veinte de cincuenta y uno) de la Asamblea General del organismo. Los gobiernos latinoamericanos se sumaron a Estados Unidos en la oposición al expansionismo soviético, en el apoyo a la creación de Israel, en la incorporación a “unidos por la paz” para malograr la invasión de Corea del Norte de la parte sur de la península en 1950 y en la suspensión del reconocimiento internacional a la República Popular China.[8] Muchos líderes y clases dirigentes de la zona compartieron, o al menos apoyaron, las preocupaciones de Washington derivadas de la Guerra Fría y de los desafíos que la Unión Soviética planteaba, todo esto durante los años cincuenta y sesenta. Varios países establecieron relaciones diplomáticas con la URSS bajo presión estadounidense –como parte de los esfuerzos posteriores al conflicto armado mundial–; por esa misma razón aquellas mismas naciones rompieron esos vínculos durante la Guerra Fría. Para 1960, la Unión Soviética disponía de sólo tres embajadores en todo el subcontinente. Excepto por los territorios caribeños que mantenían sus vínculos primeros con las potencias coloniales europeas, ningún país latinoamericano sostenía relación internacional alguna comparable en trascendencia a sus vínculos con Washington.
No cabe duda alguna de que el predominio estadounidense provocó en ocasiones reacciones negativas. Más de treinta intervenciones militares en los países de la cuenca del Caribe durante las tres primeras décadas del siglo XX dejaron como legado un sentimiento de animadversión hacia Estados Unidos; sensación que exacerbaron tanto la creciente presencia de la iniciativa privada norteamericana en la región, a finales de los años cuarenta y durante los cincuenta, como las actitudes dominantes por parte de expatriados y funcionarios (estadounidenses).[9] A los habitantes de la región tampoco les gustó la tendencia estadounidense de posguerra, que consistía en dar por sentado el control sobre el hemisferio occidental. Durante y después de la Guerra de Corea, muchos latinoamericanos argüían que la política económica de Washington desatendía las necesidades de la región, al tiempo que minaba sus perspectivas de desarrollo.
Dado que los países latinoamericanos habían provisto a Estados Unidos de minerales estratégicos a bajo costo, apoyo diplomático e incluso en algunos casos de tropas –durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea–, Washington buscó un apoyo similar para su estrategia global de “contención” de la Unión Soviética. Por ejemplo, los miembros de la OEA, reunidos en Caracas en abril de 1954, adoptaron una resolución impulsada por Estados Unidos que proscribía al comunismo internacional del hemisferio. El gobierno norteamericano buscaba la aprobación de la resolución para legitimar la operación secreta que organizaría y ejecutaría dos mees después, y cuyo objetivo era derrocar al gobierno democráticamente electo y de inclinación izquierdista de Jacobo Árbenz, en Guatemala.[10]
Sin embargo, las prioridades propias del subcontinente ocupaban aún un lugar bastante bajo en la agenda de Washington. Tras aprobar la declaración ya referida en contra del comunismo en el seno de la OEA en 1954, los delegados latinoamericanos urgieron a Estados Unidos a considerar un “Plan Marshall” para la región. Empero, el secretario de Estado, John Foster Dulles, no se quedó en la reunión de Caracas el tiempo suficiente para escuchar esas propuestas, una vez que la propuesta anticomunista fuera aprobada, lo que provocó reacciones de ira en el subcontinente. Cuando Raúl Prebisch, director de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), dependiente de la ONU, presentó en la reunión anual del Consejo Económico y Social Interamericano de la OEA, celebrada en Washington en 1954, los alegatos de la zona para recibir más ayuda, créditos y estabilidad en los precios de las materias primas, así como la iniciativa para crear el Banco Interamericano de Desarrollo, el gobierno estadounidense desestimó y rechazó esas ideas.[11] La clase política norteamericana tampoco prestó mucha atención a una propuesta que formulara en 1958 el presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek, para instituir un programa de desarrollo hemisférico que él mismo denominó “Operação Panamericana”. De hecho, varios funcionarios en Washington operaron tras bambalinas para bloquear cualquier consideración del plan de Kubitschek.[12]
El creciente resentimiento contra Estados Unidos –en un principio concentrado en los círculos políticos, intelectuales y estudiantiles– s...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLAS Y PÁGINA LEGAL
  3. ÍNDICE
  4. INTRODUCCIÓN
  5. ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA, 1960-2010: DE LA PRETENSIÓN HEGEMÓNICA A LAS RELACIONES DIVERSAS Y COMPLEJAS
  6. LA POLÍTICA DE ACOMODO DE MÉXICO A LA SUPERPOTENCIA. DOS EPISODIOS DE CAMBIO DE RÉGIMEN: 1944-1948 Y 1989-1994
  7. ESTRATEGIAS Y TÁCTICAS MEXICANAS EN LA CONDUCCIÓN DE SUS RELACIONES CON ESTADOS UNIDOS (1945-1970)
  8. DESARROLLO ESTATAL, CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO Y AYUDA EXTERNA
  9. LA EXPERIENCIA DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA Y EL POTENCIAL PARA LA INTEGRACIÓN EN OTRA REGIÓN
  10. CINCUENTA AÑOS DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
  11. CHINA Y MÉXICO EN LA ECONOMÍA GLOBAL: TRAYECTORIAS DE DESARROLLO DIVERGENTES EN UNA ERA DE CRISIS ECONÓMICA*
  12. LAS ÚLTIMAS ELECCIONES EN AMÉRICA CENTRAL: ¿EL QUIEBRE DE LA TERCERA OLA DE DEMOCRATIZACIONES?
  13. SOBRE LOS AUTORES
  14. COLOFÓN
  15. CONTRAPORTADA