El Estado y el arte
eBook - ePub

El Estado y el arte

Historia de una relación simbiótica durante la España liberal (1833-1875)

  1. 296 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

El Estado y el arte

Historia de una relación simbiótica durante la España liberal (1833-1875)

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Como si de una exposición museística se tratara, esta obra se compone de tres grandes áreas temáticas que profundizan en las interconexiones entre el mundo de las bellas artes y las instrucciones estatales desde 1833 hasta 1875, realizando un recorrido político-cultural a través de la historia de la construcción del Estado liberal en España durante el siglo XIX. "Las colecciones del Estado", "La sala de los paisajes" y "La galería de retratos" son los tres grandes escenarios a partir de los que se analiza la formulación de las representaciones, los imaginarios y los símbolos con los que se nutrió el Estado español decimonónico, algunos de los cuales se mantendrán en la memoria colectiva hasta la actualidad, como el simbolismo del Museo Nacional del Prado o del Congreso de los Diputados. Esta metafórica exposición nos adentra en la relación simbiótica entre el campo artístico y las instituciones estatales por medio de pinturas, litografías, guías de viaje, estampas y caricaturas. Al final del camino se entenderá cómo las normativas museísticas, la cultura visual y los agentes participantes de los organismos estatales se combinaron para configurar uno de los engranajes de la maquinaria del Estado español.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a El Estado y el arte de Ainhoa Gilarranz Ibáñez en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Art y Art général. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Edición
1
Categoría
Art
Categoría
Art général

PARTE II
LA SALA DE LOS PAISAJES

LOS UNIVERSOS SIMBÓLICOS DEL ESTADO LIBERAL

Desde finales del siglo XVIII se consolidó un lenguaje visual extendido por toda Europa mediante un mercado común de imágenes.1 Estas ilustraciones se vendían sueltas o insertadas en los populares relatos de viajes y llegaron a publicarse verdaderas obras de arte: catálogos, guías y colecciones litográficas en las que se intentaba condensar la esencia de los parajes y las culturas visitadas. Voyage pittoresque et historique de l’Espagne del reconocido Alexandre de Laborde, Views in Spain, de Edward Locker, y Picturesque sketches in Spain taken during of years 1832 & 1833, del ilustrador David Roberts, se convirtieron en ventanales portables desde los que disfrutar de un paseo por España.2 Se trataba de un viaje distorsionado, edulcorado e influido por el pintoresquismo y el romanticismo. Este conjunto de panorámicas paisajísticas y urbanas se popularizaron por toda Europa y se convirtieron en la imagen de presentación de la España romántica.3 Junto a ellas, el creciente uso de la cámara oscura difundió un modelo de mirada y de registro de la Europa dieciochesca llevado a la práctica en la comercialización de vistas ópticas en las que se retrataban espacios urbanos y monumentales.
El éxito de este género está ligado al desarrollo de la cultura viajera desde mediados del siglo XVIII. Texto e imagen quedaron plenamente vinculados en publicaciones y guías de viaje en las que se reconstruyó un lenguaje simbólico desde el que el gran público interpretaba la realidad de su tiempo. Estos vestigios del pasado componen un fondo documental a partir del que rastrear los modelos de representación y difusión del conocimiento con los que se construyó una cultura visual común.4 En el caso del estudio urbano, la combinación de diversas fuentes –planos, estampas, litografías, relatos de viaje– componen el paisaje político de una ciudad, entendido como la transformación de un paraje natural por la sociedad que impulsa ese cambio. Así, las ciudades son obra de modificaciones legislativas, culturales y sociales fruto de la autorrepresentación ciudadana.5
El análisis de estas fuentes históricas desde la historia sociocultural permite la aproximación de los investigadores al complejo mundo del campo cultural, a sus códigos y a sus significados. Una tipología de estudios en donde la cultura es comprendida como una herramienta esencial a la hora de descodificar el universo simbólico de la sociedad.6 El concepto de representación se convierte en un instrumento fundamental en esta tipología analítica y permite indagar en la identidad de grupo, de la nación y de la cultura política. Describir en unas líneas la evolución de este concepto desde la historia de las mentalidades hasta la actualidad es imposible; aunque dentro de esta complejidad deben destacarse las investigaciones de Roger Chartier y Peter Burke que influyen especialmente en este trabajo.7 Junto a ellos, la metodología utilizada también bebe del análisis de imaginarios y representaciones nacionales del siglo XIX promovidos por la historiografía española y francesa.8
A pesar de las dificultades que presenta su concreción, se han llegado a consensuar tres postulados esenciales sobre la conceptualización de la representación: los individuos perciben su realidad influidos por las representaciones colectivas, los códigos simbólicos que conforman estas representaciones se difunden públicamente por diversos medios como las imágenes o las ceremonias y, por último, la consolidación de las representaciones llega con la institucionalización de sus códigos.9
Gracias a estos postulados, se puso el foco en el estudio de las relaciones sociales a través del análisis de las prácticas –políticas, sociales, culturales–, lo cual permitió la aproximación a los espacios de mediación entre los discursos emitidos por las esferas de poder y la recepción de estos por parte de los grupos destinatarios.10 Con ello, se abrieron las puertas a los historiadores para reflexionar tanto sobre la temporalidad de la historia como sobre sus espacios.11
El análisis de los espacios está estrechamente ligado a la aparición de la sociabilidad como objeto de estudio histórico. Concepto introducido en España por Maurice Agulhon con el que los historiadores se adentraron en el análisis de la sociabilidad cultural.12 Los casinos, liceos, cafés y teatros fueron los primeros escenarios analizados en este ámbito. Este listado se ha ampliado desde los años noventa, cuando se incluyeron las plazas, las calles, los paseos y las avenidas en el análisis de las prácticas sociales espontáneas. Al mismo tiempo que la sociología, la historia urbana se aproximó a la sociabilidad y a sus escenarios. Esa vía de análisis se introdujo en los estudios culturales, como fue en el caso de los trabajos de Anaclet Pons y Justo Serna. Ambos historiadores trataron de conocer el espacio en el que se envolvía la burguesía urbana y la importancia de la ciudad con el estudio de redes.13 Desde estas perspectivas, el espacio urbano se entiende como un producto sociocultural creado por la combinación de procesos socioeconómicos, políticos y de prácticas ciudadanas. Las transformaciones en el paisaje urbano son un reflejo de los cambios de una sociedad.14 La aparición de ensanches, la creación de estructuras –mercado, bolsa, zona industrial– se concibe como las respuestas ante la transformación social.
El interés creciente en la sociabilidad informal y sus escenarios incentivó los trabajos dedicados a los espacios urbanos y públicos, este último bastante presente en las teorías sociológicas desde hace tiempo.15 Frente a la sociabilidad formal, más sencilla de rastrear a causa de su institucionalización, la informal plantea serias dificultades para su estudio, especialmente en el rastreo de fuentes.16 A pesar de los problemas iniciales, la historiografía contemporánea se ha aproximado a esos escenarios en los que esta sociabilidad espontánea se desarrolla. A pesar de los avances, aún queda por profundizar en la interacción de los diversos discursos simbólicos que aparecen en las avenidas, las calles y las plazas –consideradas la «máxima expresión del espacio público»–.17 En definitiva, estos espacios públicos constituyen un escenario de mediación entre la ciudadanía y las instituciones cuyas narrativas simbólicas deben ser conocidas y estudiadas. Dentro de esta concepción del paisaje urbano, los museos han comenzado a ser estudiados como un elemento esencial en la construcción del espacio público. La aparición de distritos culturales, a partir de los que se emiten valores ideológicos y cívicos, configuró un espacio idílico trasladado al imaginario social por medio de estampas, litografías y grabados.18
Así, la historia sociocultural proporciona herramientas que permiten plantear nuevos objetivos en los estudios sobre la política. La historia política ya no se limita al análisis de estructuras, de la esfera institucional y de los discursos explícitos. Su objeto de estudio se ha ampliado y es posible aproximarse a las prácticas, a los imaginarios y a las representaciones del mundo político a través del estudio de las conmemoraciones, las festividades, los ritos y la memoria.19
En esta línea de actuación, la construcción simbólica de la nación ha sido el área más frecuentada por la aproximación cultural a la historia política. En palabras de Jordi Roca Vernet, existen dos tipos de estudio que indagan en la construcción simbólica de la nación. El primero de ellos se centra en los organizadores de las prácticas nacionalizadoras: quiénes eran, por qué y cómo desarrollaban su proyecto simbólico. Mientras que el segundo se adentra en el análisis de la recepción y aceptación de ese discurso construido. Ahora bien, al igual que los investigadores pueden aproximarse a la construcción nacional por medio de los discursos simbólicos. ¿Se podría consolidar una cultura de Estado a través de representaciones, imaginarios y prácticas sociales? La respuesta a esta pregunta es el objetivo principal del siguiente apartado. Concretamente, en las siguientes páginas se rastrean varios fenómenos culturales, que utilizaron especialmente el lenguaje iconográfico, y se indaga en la representación de un modelo –o modelos– de Estado nacional, cómo se construyó este discurso iconográfico, y si se asimilaba a la narrativa oficial de los museos y sus colecciones.
Las fuentes iconográficas se han revalorizado en las últimas décadas, junto con la literatura, en los estudios sobre la construcción de las identidades nacionales. La pintura de historia fue el género por excelencia estudiado para este objeto. No obstante, existen una variedad fuentes pictóricas que ayudan a comprender la construcción cultural del Estado y, en este caso, el estudio se focaliza en el análisis de las vistas monumentales y urbanas difundidas desde la primera mitad del siglo XIX hasta la Restauración.
En el caso del paisaje monumental, los investigadores se han aproximado a su producción y a su identificación como representación simbólica de la nación tal y como se difundía desde el romanticismo de la época.20 El paisaje fue revalorizado a partir de la segunda mitad de la centuria. La popularidad de pintores paisajistas como Carlos de Haes y el interés de los miembros del Instituto Libre de Enseñanza vincularon su mensaje a una idea de España representada en campos de Castilla.21
Las vistas urbanas quedaron relegadas a ejercicios pictóricos, populares entre la élite urbana, a través de las que se ofrecía la modernidad de las capitales europeas por medio de la transformación de sus infraestructuras desde la mitad del siglo. ¿Cómo estas fuentes pueden aproximarnos al estudio del Estado? Por sí solas sería imposible, hay que conocer el proceso comunicativo puesto en marcha en cada una de ellas, ya que todas se adhieren a una cultura visual creada desde diferentes vías: la oficial y la extraoficial.
1. Jesusa Vega: Ciencia, arte e ilusión en la España ilustrada, Madrid, CSIC, 2010, esp. p. 409.
2. Alexandre de Laborde: Voyage pittoresque et historique de l’Espagne, París, De l’imprimerié de Pierre Didot, 1806-1820; Edward Hawke Locker: Views in Spain, Londres, John Murray, 1824; David Roberts: Picturesque sketches in Spain taken during of years 1832 & 1833, Londres, Hodcson & Graves, 1837.
3. Esther Ortas Durand: «La España de los viajeros (1755-1846): imágenes reales, literaturizadas, soñadas», en P. Almarcegui Elduayen y L. Romero Tobar (coords.): Los libros de viaje: realidad vivida y género literario, Madrid, Akal, 2005, pp. 48-91 (esp. 87-91).
4. Jesusa Vega: «Monumentalizar la ciudad y registrarla, una contribución moderna al conocimiento», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 1, 2011, pp. 229-240.
5. Pilar López Paz: «La tierra y los hombres: paisaje político, paisaje histórico», Studia histórica. Historia antigua 13-14, 1995-1996, pp. 39-60 (esp. pp. 55-56).
6. Justo Serna y Anaclet Pons: Historia cultural: autores, obras y lugares, Madrid, Akal, 2005; Clifford Geertz: La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 1995, p. 20.
7. Peter Burke: «Cómo interrogar a los testimonios visuales», en Joan Lluís Palos i Peñarroya y Diana Carrió Invernizzi: La historia imaginada: construcciones visuales del pasado en la Época Moderna, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica, 2008, pp. 29-40; ibíd.: Visto y no visto: el uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Crítica, 2001; Roger Chartier: El mundo como representación: estudios sobre historia cultural, Barcelona, Gedisa, 1992.
8. Alejandro Quiroga y Ferran Archiles: Ondear la nación: nacionalismo banal en España, Granada, Comares, 2018; Marie-Angèle Orobon: «La carne de la política: ruptura democrática y simbología», Ayer 112, 2018, pp. 73-98; Carlos Reyero Hermosilla: Monarquía y romanticismo: el hechizo de la imagen regia, 1829-1873, Madrid, Siglo XXI, 2015.
9. Roger Chartier: «De la Historia Social de la Cultura a la Historia Cultural de lo Social», Historia Social 17, 1993, pp. 96-103 (esp. p. 101).
10. Emiliano Gastón Sánchez: «Reflexiones en torno al concepto de representación y su uso en la historia cultural», Questión 42, 2014, pp. 228-241 (esp. p. 235).
11. Karl Schlögel: En el espacio leemos el tiempo. Sobre la historia de la civilización y la geopolítica, Madrid, Siruela, 2007, pp. 13-...

Índice

  1. Cubierta
  2. Anteportada
  3. Portada
  4. Página de derechos de autor
  5. Dedicación
  6. Índice
  7. PRÓLOGO
  8. INTRODUCCIÓN
  9. PRIMERA PARTE: LAS COLECCIONES DEL ESTADO
  10. SEGUNDA PARTE: LA SALA DE LOS PAISAJES
  11. TERCERA PARTE: LA GALERÍA DE RETRATOS
  12. LA SIMBIOSIS ARTÍSTICO-INSTITUCIONAL
  13. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA