Vacunas ¿Sí o no?
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Vacunas ¿Sí o no?

Preguntas (y respuestas) más frecuentes

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Vacunas ¿Sí o no?

Preguntas (y respuestas) más frecuentes

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Índice
Citas

Información del libro

¿Son necesarias las vacunas? ¿Son obligatorias? ¿Es peligroso no vacunarse? ¿Cuáles pueden ser los efectos secundarios? ¿Qué dicen los que las rechazan? ¿Qué opina la comunidad científica? ¿Qué son los virus emergentes? ¿Cuáles son realmente los intereses de la industria farmacéutica? Estas son, entre otras, las preguntas que se responden en este libro de forma clara y sencilla.

Preguntas frecuentes

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Información

Editorial
El Viejo Topo
Año
2015
ISBN
9788416288588
Edición
1
Categoría
Sociologie

al servicio de la ciudadanía

El día 1 de febrero de 1894, Roux, el del tó rax estrecho, cara de halcón y gorro negro, entraba en la sala de diftéricos del hospital de niños llevando frascos de su suero ambarino y milagroso. En el despacho del Instituto de la calle Dutot, con un brillo en los ojos que hacía olvidar a sus deudos que estaba condenado a muerte, permanecía sentado un hombre pa -
ra lítico que quería saber, antes de morir, si uno de sus discípulos había conseguido extir-par otra plaga; era Pasteur, en espera de noti-cias de Roux. Y en todo París, los padres y las madres de los niños atacados rezaban para que Roux se diese prisa, conociendo ya las curas maravillosas del doctor Behring, que al decir de las gentes casi resucitaba a los niños, y Roux se imaginaba a todas aquellas personas elevando hacia él sus manos implorantes.
Paul de Kruif (1890-1971)
ÍNDICE
Presentación

13

1. ¿Qué son y qué representan las enfermedades transmisibles?

22

2. ¿Qué es una vacuna?

29

3. ¿Cómo se obtuvieron las primeras vacunas? 35
4. ¿La comunidad científica presenta opiniones divergentes o hay un acuerdo generalizado en este tema?

43

5. ¿Para qué son efectivas las vacunas?

48

6. ¿Son obligatorias las vacunas?

52

7. ¿Son las ciencias de la salud “Ciencia Oficial”? 55
8. ¿Cuál es la finalidad real de la industria farmacéutica: los negocios o la salud de las personas?

59

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9. ¿Pueden las vacunas producir autismo? 63
10. ¿Son más eficaces los insecticidas o las vacunas para luchar contra los agentes infecciosos? 69
11. ¿Se ha erredicado la viruela del mundo? 72
12. ¿Es posible la cooperación entre países pobres en temas relacionados con
la vacunación? 75
13. ¿Es peligrosa la difteria?

80

14. ¿Qué es el ébola?

87

15. ¿Quiénes formaron parte de los primeros movimientos antivacunas?

92

16. ¿Cómo defienden su posición las personas contrarias a las vacunas y a la vacunación? 95
17. ¿Qué son los virus emergentes? 101
18. ¿Cuál es la cronología del descubrimiento de las vacunas?

107

19. ¿Qué datos tenemos de la vacunación en España?
110
A modo de epílogo

113

—12—
Presentación
A mediados de 2015, el médico internista de Barcelona Fernando Cereto Castro escribió al Minis -
te rio español de Sanidad y al Congreso de Di-pu tados. Reflexionaba en su escrito sobre el calendario vacunal de los niños. En su opinión, debía ser de obligado cumplimiento. Pedía apoyos ciudadanos para conseguirlo. Vea mos sus argumentos.
Recientemente, recordaba, un menor de 6 años había sido diagnosticado de difteria en Olot (pro-vincia de Gerona) e ingresado en la UCI del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona en estado muy grave (falleció el 27 de junio1, pocos días después de la datación de la carta de Cereto). Fue el pri-1. En otros niños, compañeros suyos de colegio, se detectó la presencia del bacilo diftérico. Pero no enfermaron al estar vacunados.
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mer caso de difteria en España en tres décadas2, una situación que pudo “haberse evitado si el menor hubiera recibido la vacuna contra esta enfermedad cuando le correspondía”. Sus padres no le vacu naron; estaban en contra de las vacunas.
Pudieron hacerlo porque el calendario está reco-mendado por el Ministerio de Sanidad, pero no es obligatorio. Debido a ello, sostenía FCC, el porcentaje de niños vacunados había disminuido progresivamente, al tiempo que habían irrumpi -
do campañas de colectivos contrarios a la vacu -
nación que además de no vacunar a sus hijos in tentaban –y conseguían algunas veces– influir en la opinión pública, especialmente en determinados grupos sociales proclives a la aceptación y difusión de hipótesis y terapias que llevan anexas la etiqueta “medicina alternativa”.
Cereto enfatiza en su escrito que el incumplimiento del calendario por una parte muy pequeña de la sociedad supone un grave riesgo para la salud de todos (y, por supuesto, para el propio colectivo disidente). Si la cobertura vacunal de una población desciende por debajo del 92%, 2. El primer caso detectado en Catalunya en 32 años.
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porcentaje que de promedio otorga inmunidad de grupo3, existe una probabilidad en absoluto despreciable de aparición de brotes de la enfer -
me dad. Así ha ocurrido en el caso de varias en fer -
me dades que estaban en vías de ser erra dicadas en España. El sa rampión y la tosferina están re-surgiendo y cualquier brecha abre la posibilidad de repetir situaciones como las del menor conta-giado de difteria.
Por otra parte, el consenso entre la profesión mé -
dica es prácticamente unánime en este pun to: “las vacunas han tenido un impacto muy positivo en la salud pública y no seguir el calendario reco-mendado es una irresponsabilidad”. Por todo ello, Fernando Cereto pedía al Ministerio de Sani -
dad, al Congreso de Diputados y a las Comu ni da -
des Autónomas que trabajaran conjuntamente para alcanzar la obligatoriedad de la vacunación entre los menores de edad.
Pocos días después de la publicación y difusión de la carta de Cereto, Eduard Antequera, presi-dente de la Asociación Ambientalista Ensalut, es-cribía en páginas de la red contra el llamamiento.
3. El porcentaje concreto depende del tipo de enfermedad y del vector transmisor.
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Lo consideraba inadmisible. ATENCIÓN, señalaba en mayúsculas, “NO FIRMÉIS ESTA PETICIÓN”.
Desde su punto de vista el escrito era un intento desesperado por parte de la industria farmacéuti -
ca, en colusión con los gobiernos, “para conseguir implantar la vacunación de manera obligatoria”, una excelente oportunidad para hacer nego cio4. La escasa efectividad de las vacunas y los grandes riesgos pa ra la salud humana, asegu-raba Antequera, eran “bien conocidos por muchos cientí ficos y mé di cos exentos de conflictos de intereses con la industria farmacéutica”. Sólo tenemos que informarnos bien y añadía: “Teresa Forcades, por ejemplo, es una buena conocedora de esta problemática”. Sin indicar sus fuentes, Antequera destacaba en su comentario que “el 80% de los casos de autismo” habían sido provocados por las vacunas, por la triple vírica (MMR), por la fracción antisarampionosa.
Pedía Antequera que sus lectores hicieran la máxima difusión de su advertencia. La buena infor -
4. Nos referiremos posteriormente a este tema. A fecha de hoy –la situación puede cambiar en el futuro– las vacu nas están lejos de representar un porcentaje destacado en la facturación mundial de la industria farmacéutica.
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mación y tener criterios adecuados eran, en su opi nión, “las bases sobre las que construir nuestra libertad”. Información adecuada y criterios válidos para saber a qué atenerse, una magnífica atalaya para tomar decisiones responsables que, por supuesto, hacemos nuestra.
No es la voz de Antequera una voz que clame ais-lada y sin apenas audición en el desierto. El actor Jim Carrey obró de modo muy parecido por esas fechas. A finales de junio de 2015, el gobernador de California decretó la ilegalidad de que los padres o tu tores de alumnos de colegios públicos pudieran negarse a que sus hijos fueran vacunados. La vacunación pasaba a ser condición obligatoria para la escolarización pública. Carrey estalló con ira un día después del decreto en su cuenta de twitter con decenas de mensajes repletos de exclamaciones, numerosas mayúsculas e informaciones muy alejadas de la experiencia y conocimiento compartidos por muchos padres y madres de numerosos países del mundo. El actor norteamericano hablaba del fascismo corporativo de EEUU y vinculó una vez más, como había hecho en su escrito Eduard Antequera, las vacunas con el autismo.
Es muy probable, si bien por otros motivos, que
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Carrey tenga buenas razones para alertarnos de las dimensiones y peligros de la primera de sus afirmaciones, la del fascismo corporativo en EEUU. Sin embargo, dudamos que tenga buenos argumentos e informaciones ajustadas pa ra justificar la segunda relación, la vinculación vacunas-autismo, asunto sobre el que el cuidado y rigor de nuestras opiniones debería ser el mayor de los posibles si pensamos ante todo, como así debemos hacer, en las personas y familias afectadas. Los efectos colaterales de no hacerlo son conocidos: la desacreditación injustificada de la triple vírica provocó en 2003 en el Reino Unido un descenso del porcentaje de vacunación por debajo del umbral recomenda do por los responsables y trabajadores sanitarios para mantener la inmunidad comunitaria.
La nada infrecuente acusación de que un elevado número de médicos en todo el mundo, especialmente en los países más desarrollados económi-camente, están centralmente preocupados por sus propios intereses y no por la salud de todos, por la verdad (que ocultan y tergiversan sistemá-ticamente en opinión de estos críticos) y por la equidad y, sobre todo, al ser vicio generosamente recompensando de la cuen ta de resultados de las
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grandes compañías farmacéuticas, se enfrenta a numerosas falsaciones. Entre ellas, los valores efectivamente asumidos, la honestidad y las actuaciones prácticas del día a día de un enorme número de trabajadores sanitarios en todo el mundo. Por otra parte, el enorme gasto que ten-drían que realizar las corporaciones del sector para comprar, directa o indirectamente y de manera no puntual, un número tan enorme de vo -
lun tades haría que sus beneficios empresariales se resintieran de manera muy sustantiva. No es el caso, no se ha detectado hasta el momento ninguna preocupación en las empresas del sector.
En este marco intervenimos. El objetivo de este libro sobre vacunas es ayudar, ayudarnos entre todos, a situar adecuadamente un tema importante en un ágora informada, no dogmática, crítica, y abierta a la reconsideración de las propias opiniones. Para ello pretendemos transmitir informaciones contrastadas con la finalidad de defender la salud pública (es decir, la salud de todos nosotros), y especialmente, la salud de nuestros menores, sin que ello conlleve negar, anular o cuestionar nuestra capacidad responsable y social de decisión. Todo lo contrario: como no podía ser de otro modo, nuestras actuaciones fam...

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