PENSAMIENTO CRÍTICO
(APC)
E L V I E J O TO P O
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© De cada texto, su autor
Edición propiedad de Ediciones de Intervención Cultural/El Viejo Topo Diseño: Elisa Nuria Cabot
ISBN: 978-84-942097-0-3
Déposito Legal: B.5303-2014
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PRESENTACIÓN
Los días 16 a 19 de julio de 2013 tuvo lugar en la Universidad de Valencia el II Curso de Verano de la Academia de Pensamiento Crítico (APC), que tenía por título: Claves para construir el socialismo del siglo XXI.
El Curso contó con ponentes del País, del resto del Estado e internacionales: Cristina Carrasco, Claudio Katz, Carlos Fernández Liria, Andrés Pi -
que ras, Antonio Hernández. Se escuchó, además, la explicación del so cialismo del Buen Vivir tal como se desarrolla en Ecuador, a cargo de Irene León, y se contó también con la participación del Bloco de Esquerda portugués. A ellos se sumaron los debates que dirigieron José Torres, por un lado, y el Foro de Debate Marxista y Marx desde Cero, por otro.
El Curso no sólo pretendía un reencuentro con el socialismo como proyecto y como necesidad histórica, sino que quería dialogar, a través de ello, con el feminismo y el ecologismo. Pretendíamos repasar desencuentros, enriquecer teorías y praxis y calibrar posibilidades de caminar juntas.
Algunos de esos ponentes nos facilitaron posteriormente un trabajo por escrito relacionado con su ponencia. Gracias a la ayuda inestimable de El Viejo Topo, colaborador del Curso, pueden hoy ver la luz en forma de libro.
Sirva, por tanto, el mismo, como muestra de lo expresado allí.
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En el Anexo II del Apéndice se trasmiten algunas de las propuestas y reflexiones tratadas en el II Curso de Verano de la APC para empezar a accionar desde ahora mismo.
Deseamos que el Curso haya servido para la formación, la reflexión, el debate y también para la motivación de cara a organizarse, para fortalecer la praxis social y la política colectiva. No son otros los objetivos de la Academia de Pensamiento Crítico.
APC
Valencia, septiembre de 2013
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Capítulo 1
PREPARANDO EL POSCAPITALISMO
VÍAS, PROBLEMAS y POSIBILIDADES de LA TRANSICIÓN
SOCIALISTA
ANDRÉS PIQUERAS
APC
Universitat Jaume I de Castelló
«El comunismo no tiene por qué ser ni un estadio ni una meta, ni siquiera un ‘modo de producción’, sino el propio y constante movimiento emancipador, autoconsciente de la Humanidad».
(Karl Marx)
1. Capitalismo degenerativo
Al comenzar el siglo XXI el capitalismo se encuentra cada vez más empan-tanado en sus propios límites. La Gran Depresión inicio-secular bien puede constituirse en la mayor y más grave de todas las que este sistema histórico ha atravesado, con probabilidad de convertirse en indicadora de su fase senil degenerativa.
De las dos Grandes Depresiones o Depresiones Largas capitalistas, la comenzada hacia 1873 acabó en un periodo bélico inter-imperialista de unos 30 años (las llamadas Guerras Mundiales); el mayor crack bursátil y colapso financiero conocido hasta 2007; la mutación más grave experimentada por 9
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el propio capitalismo hacia un capitalismo híbrido, social, asistido permanentemente por el Departamento III o de servicios sociales, encargado de absorber la plusvalía que los otros dos (el de producción de bienes de equipo y el de producción de bienes de consumo no podían reinvertir de cara a la acumulación); y también la desconexión más importante sufrida por el capitalismo histórico: la Revolución Soviética. Esta última marcaría una nueva dinámica de luchas de clase y de reparto del valor a escala mundial, permi-tiendo tanto el “capitalismo social” en las formaciones centrales, como los procesos de descolonización y desarrollo de las periféricas.
El shock financiero-bancario de los años dos mil es el resultado del fracaso en los intentos de escapar de la segunda Gran Depresión, comenzada hacia 1973 y sólo parcialmente esquivada mediante la nueva mutación capitalista hacia un capitalismo híbrido, pero ahora basado en la exclusión, la guerra y la crisis como maneras de gestionar la relación Capital-Trabajo y, en general, la vida de las poblaciones, así como de convertir la Política en administración, eliminando toda la dimensión social (“keynesiana”) del capitalismo híbrido anterior. El empecinamiento en utilizar las mismas medidas que condujeron a esta nueva crisis para salir de ella, es sintomático de la creciente incapacidad del capitalismo histórico para realizar con vigor su acumulación.
Un conjunto de procesos inequívocos e inobviables pueden dar testimo-nio de la vertiente degenerativa que ha emprendido el sistema1, por cuanto éste evidencia una:
● Pérdida de capacidad para impulsar y mantener el crecimiento 1. No hay espacio aquí ni es el lugar para desarrollar estos enunciados, que he explicado en La opción reformista: entre el despotismo y la revolución. Una explicación del capitalismo histórico a través de las luchas de clase. (En prensa).
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● Decreciente capacidad de convertir el dinero en capital [D-M-D’]
● Decreciente capacidad de asalarización
● Dificultad para encontrar un nuevo motor para la acumulación
● Extenuación de las fuentes energéticas básicas del capitalismo El conjunto de procesos descritos conducen a un dramático atolladero al sistema capitalista, que entra en una espiral degenerativa en sus formaciones centrales, con tendencia a extenderse en el corto plazo al resto de formaciones.
Hay una creciente posibilidad de una crisis civilizacional (crisis estructural y sistémica, que afecta a la totalidad del complejo social), como suma -
torio del conjunto de crisis que golpean al capitalismo degenerativo.
A la crisis energético-ecológica, a la obturación de la dinámica de reproducción ampliada y a los cada vez más frecuentes cortocircuitos de sobreacumulación, se suma la crisis de la división internacional del trabajo y de la hegemonía dentro del sistema, con el consiguiente aumento de la inestabilidad mundial (nueva carrera armamentística nuclear, creciente militariza-ción de las relaciones internacionales, desafío del liderazgo estadounidense).
Sus nuevos intentos de salida, como el capitalismo cognitivo o el capitalismo verde, resultan hartamente dudosos2. Mientras que la derivación de 2. La hipótesis del “capitalismo cognitivo” requeriría de una inmensa innovación institucional que, para empezar, permitiera dirigir una parte importante de los beneficios a garantizar una tasa creciente de productividad social (ampliación y mejora sustancial de los sistemas públicos de educación, innovación, fomento masivo de la creatividad, la realización individual…). Esto implicaría fuertes medidas redistributivas, nuevas formas de medir la riqueza, cambios sustanciales en la forma del Estado, etc. Al decir de algunos crí-11
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la acumulación hacia China, lista para constituirse en breve en nuevo centro de acumulación del sistema, resulta comprometida por su acoplamiento (con una escasa demanda interna difícil de corregir hasta el momento –entre otras cosas porque su competitividad en el mundo global se ha basado hasta ahora precisamente en su baratísima mano de obra). Esto es, China está ligada a los tres motores de la globalización, EE.UU., Japón y la UE, lo que ticos, a la postre resultaría antitético con el capitalismo: el capitalismo cognitivo deviene un anticapitalismo. Todo ello compaginado con un enorme grado de extorsión y explotación del cerebro colectivo.
Efectivamente, dado el carácter intrínsecamente intelectual, interactivo y afectivo de las actividades del capitalismo cognitivo, cada vez resulta más difícil separar al ser humano de su subjetividad y creatividad (su intelecto). Al ser el producto cada vez más inseparable del acto productor, resulta más difícil subsumirlo a la racionalidad productiva del capital, es decir, convertirlo en mercancía (cada nuevo conocimiento genera más conocimiento).
Por eso intentar apropiarse de él mediante patentes o derechos de copia, con miras a limitar y acotar el intelecto social (invertir la lógica de los servicios colectivos de educación, formación e investigación, de los que depende la “cognición” colectiva), para hacer del conocimiento un beneficio rentista, es cada vez más arduo para el Capital y menos entendido por la sociedad. Por eso igualmente la ley del valor del capital se evidencia hoy como un serio obstáculo o freno al libre desarrollo de las potencialidades humanas en la creación de riqueza social (que históricamente fue la mayor legitimación del capitalismo). Efectiva -
mente, si la riqueza depende de la abundancia, en el sentido de cantidad disponible de bienes considerados en su valor de uso, según se desarrolla la tecnología la riqueza se hace inversamente proporcional al valor (tiempo o dificultad de producir las mecancías), ya que éste va disminuyendo, por lo que el capital debe, por un lado, a través de las patentes y monopolios, crear escasez artificial para intentar que suba su precio; y por otro, frenar la potencialidad colectiva de generar riqueza. Ver al respecto Vercellone (2010).
Por su parte, el autodenominado “capitalismo verde” precisaría igualmente de instancias de regulación y coordinación a escala mundial, tanto de las entidades estatales como de los capitales individuales. Tendría la obligación de incorporar los costes ocultos (energéticos y de recursos) en el sistema de precios, dentro de una concentración corporativa de grandes monopolios globales. Todo ello requeriría, además de la transformación visceral de la economía y la sociedad, un Estado mundial o al menos un Gobierno global.
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no hace prever posibilidades de que reemplace a las formaciones centrales en el crecimiento y demanda global a corto plazo, de seguir insertada como hasta ahora en el Sistema Mundial. Para hacerlo precisaría subir enormemente la capacidad de demanda de su población, lo que nos vuelve a poner frente a los límites ecológicos; pero también estructurales, en cuanto que pronto la economía asiática generaría su propio ciclo de sobreacumulación, pues ya no hay nuevos espacios geográficos que incorporar para descargar los costos de producción3.
2. Perspectivas de futuro inmediato
El conjunto de factores descritos, sin embargo, carece del complemento último indispensable para que supongan el fin del capitalismo histórico: el factor humano. Esto es, el sujeto colectivo capaz de aprovechar la decadencia sistémica para levantar un nuevo conjunto de relaciones sociales (o lo que es lo mismo, de hacer que todos esos procesos desemboquen en una acción de masas intencional hacia otro modo de producción).
A falta de ese “sepulturero” histórico encargado de proporcionarle el golpe final, ese conjunto de procesos degenerativos, lejos de provocar el derrumbe del capitalismo, es susceptible de conducir a una larga fase de caos sistémico de incierto desenlace.
Las claves estructurales son bastante traslúcidas al respecto. Si la dinámica degenerativa del capital se va confirmando en los próximos años, aumenta-rán enormemente las posibilidades de bifurcación sistémica (esto es, de apertura o de transformación de todo el metabolismo sistémico).
3. Sobre esto último tengo que remitir de nuevo a mi libro citado. Asimismo, para los límites específicos de China, mi artículo “Contradicciones y desafíos del capitalismo del siglo XXI” (en prensa). También ver Wallerstein (2004) para las exiguas posibilidades de acumulación capitalista en un “mundo lleno”, en el que ya se ha ocupado todo él por la ley del valor del capital.
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También se favorecería que las “desconexiones” con respecto al sistema cobrasen mayor posibilidad tanto de producirse como de mantenerse, e incluso que pudieran ser albaceas de nuevos órdenes. Al final del texto reto-maremos esta consideración para hablar sobre sus posibilidades.
Para sopesar ahora ciertas respuestas a lo planteado hasta aquí, vamos a proponer algunas hipótesis que nos ayuden también a calibrar tendencias a partir de este momento de encrucijada histórica, de decadencia sistémica, en que los clásicos dicen que lo viejo no termina de morir ni lo nuevo de nacer4.
La primera hipótesis, de alta probabilidad en función de las condiciones sociopolíticas actuales en el mundo, es la siguiente: Hipótesis 1. El capitalismo (y con él la civilización industrial) estira su declinar hasta la primera mitad del siglo XXII, mediante formas despóticas para la mayor parte de la humanidad.
Se abre paso así la posibilidad de una suerte de capitalismo tributario, siguiendo el modelo chino actual5. El capitalismo podría sobrevivir por es-4. En esos momentos, si las dos principales clases en pugna no decantan el decurso sistémico hacia un lado u otro, pueden anularse o aniquilarse mutuamente, dando paso a otro orden incierto y diferente.
“Opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada a veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o en el hundimiento de las clases en pugna”
(Manifiesto del Partido Comunista) .
5. En cada momento histórico es la entidad socio-estatal en la que se produce la mayor proporción de excedente, o aquella a la que fluye la mayor parte del excedente producido en otr...