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Liderar con la palabra. Las diez claves para convencer y triunfar
Información del libro
Gran parte de los problemas de las empresas derivan de una mala comunicación. Y gran parte del fracaso de las personas en el plano individual se debe a su poco carisma trasladando ideas, convenciendo o vendiéndose a sí mismos. Evitan miradas, hablan dubitativos, se apoyan en abundantes "ehhh" y "ummm", sus gestos reflejan tensión, se sacan defectos a sí mismos… El resultado es inevitable: no se cree en ellos como proyecto. Ningún jefe ascenderá a un empleado que se expresa así ante él; ningún cliente comprará un producto o servicio a un comercial que se lo presente de esta manera; nadie sentirá atracción por nosotros en el terreno personal. A todos nos seducen las personas con magnetismo. El éxito de tu mensaje depende siempre de cómo te vean los demás, lo que, a su vez, depende de dos factores: la pasión que sientas y la seguridad que tengas en tu mensaje y en ti mismo.Este libro te va a permitir llegar adonde te propongas. La base: controlar la palabra, los gestos, las miradas, los silencios; en definitiva, la comunicación, porque de nada te sirve ser muy valioso si no convences de ello. El talento, sin comunicación, se diluye en un universo de ideas y trabajos. La buena noticia es que aún estás a tiempo de vencer tu timidez, los miedos, esa vergüenza al qué pensarán, a si se reirán. Y, si sigues los enunciados de este libro, lo vas a conseguir. María Zabay aumentará tu autoestima y hará que esa seguridad se traduzca en credibilidad. Te proporcionará las claves para conseguir una exposición clara y efectiva que te lleve a alcanzar el éxito en lo que quiera que emprendas, personal o profesional, en público o en privado."Liderar con la palabra" desgrana también las claves de la comunicación escrita y el lenguaje necesario en redes sociales, sean audiovisuales o escritas. Porque la mayor parte de la comunicación personal y corporativa es hoy digital.
Preguntas frecuentes
Información
El poder de escuchar
Esta reflexión del filósofo griego lo dice todo. Es una verdadera lección de sabiduría que deberíamos tener presente en nuestro día a día, ya estemos en el trabajo o en nuestra vida personal. La gente que escucha, cae bien. La explicación es muy sencilla, la hemos visto hace un momento: escuchar equivale a decir «me interesas».
- Empatía: Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de entender sus motivos y meternos en su papel. Es escuchar sus sentimientos y hacerle saber que le entendemos. No se trata de mostrar alegría, ni siquiera de ser simpáticos. Simplemente debemos traslucir que somos capaces de ponernos en su lugar, empalidecer o mostrar angustia si nos cuenta algo triste; abrir los ojos y dejar que se dibuje una sonrisa si, en cambio, nos está contando algo motivo de alegría. Esta empatía no significa estar de acuerdo con la posición del otro; sólo concentración en su narración. El poder de esta arma es incalculable. La persona que habla y se siente comprendida, nos considerará de su confianza, nos dará más claves sobre ella para lanzarle nuestro mensaje de la forma más adecuada y, lo que es mejor, con una actitud plena por su parte para recibir esa información con absoluta predisposición.
- Verificar repitiendo con tus propias palabras lo que acaba de decir el emisor. Es muy importante porque te ayudará a comprender lo que el otro está diciendo y te permitirá comprobar si realmente lo estás entendiendo bien.
- Emitir palabras de refuerzo, cumplidos u onomatopeyas. Pueden definirse como verbalizaciones que suponen un halago para la otra persona o refuerzan su discurso al transmitir que uno aprueba, está de acuerdo o comprende lo que se acaba de decir.
- Los movimientos de cabeza: Si la persona asiente o disiente está metida en la conversación. Si ladea la cabeza, implica atención y ternura.
- Mirar a los ojos y seguirle con la mirada en aquellos recorridos que nuestro interlocutor pueda hacer con su narración, es decir, si dice que alguien se fue y dirige sus ojos hacia la puerta, acompañarle con la mirada a esa puerta.
- La sonrisa. Una cara amable hace que nos apetezca escuchar.
- La claridad.
- Aporta valor. Habla de ideas, no de personas, salvo que sea para poner un ejemplo relevante.
- La autenticidad, que se perciba que somos honestos.
- La voz, el tono que utilicemos y el timbre que tengamos. Se puede trabajar en él. Margaret Thatcher lo hizo. Comenzó con un timbre agudo que resultaba un tanto desagradable y lo moduló hasta que mejoró considerablemente.
- La velocidad a la que hablemos. Evita hablar muy rápido o muy despacio. Ambas velocidades estresan.
- Poner énfasis y transmitir ilusión. El entusiasmo se contagia. Si en cambio utilizas un tono monótono, aunque tu mensaje sea brillante, pocos te escucharán.
- Haz reír. Cualquier conversación es más interesante y memorizable cuando hay momentos cómicos. Tú también serás bien recordado.
- Utilizas muletillas.
- Tienes algún tic nervioso.
- Repites mucho la misma frase.
- Hablas con un tono monótono...
Índice
- Introducción
- Claves
- Clave 1 El poder de escuchar
- Clave 2 El mensaje
- Clave 3 Ordena tus ideas
- Clave 4 Persuade con la voz:El poder del tono
- Clave 5 La seducción de la mirada
- Clave 6 La magia de la posición corporal y de los gestos
- Clave 7 Analízate
- Clave 8 Fuera muletillas
- Clave 9 Deshazte de la timidez y la vergüenza
- Clave 10 Toca el corazón
- Puntos que también importan